Los 3 Sellos

Por: Princess Lalaith



Prólogo.

"Ésta noche, sólo ésta noche, quisiera estar contigo."

Una hermosa joven de unos 17 años se encontraba sentada en el centro de una amplia habitación, tocando el piano suavemente, era una canción muy melancólica. Ella era realmente hermosa, llevaba un vestido beige.

-Después de pensar
después de ver a mi dolor andar
sobre el agua del mar
te vi por mi calle pasar
sin saber que hacer
si sentir o pensar
solo que aun hoy
sigo aun hoy
sigo atándome a ti. –cantaba la joven al ritmo del piano

Entonces ella dejó de tocar y cantar, y suspiró en voz baja, mientras pensaba en la letra de la canción. Era su canción favorita, y la hacía soñar; soñar que en algún lugar había alguien que realmente la amaba, y que deseaba estar siempre con ella. Es cierto que ella se había enamorado de alguien, pero esa persona ahora no estaba con ella...

-Y quizá nunca lo esté. –murmuró la joven en voz baja.

Con eso, ella se alejó del piano y se dirigió al baño, un par de minutos después salió vestida con un sencillo short y blusa de tirantes verde claro, ropa de dormir; encima se puso una bata semitransparente. Luego salió al balcón, y se quedó admirando las estrellas por largo rato.

-Aun hoy mi amor te doy
mi cuerpo con alma
se esconde del sol
de noche se escapa,
aun hoy te doy mi cuerpo con alma
aun hoy, aun hoy, aun hay. –la joven volvió a cantar aún sin el piano.

Mientras tanto, muy lejos de ahí, un guapo joven también observaba las estrellas, esperando ver reflejada en una de ellas el rostro de aquella a quien ama. Aquella a quien tuvo dos veces a su lado, y las dos veces dejó ir.

-Que torpe fui, -dijo él en voz baja. –Tal vez nunca vuelvas junto a mí.

De vuelta en casa de la chica, ella seguía cantando:

-Que esconder la noche va a guardar
entre nosotros dos
de sentir o pensar
si me lleno de dudas la noche
es por que yo vi nadar delfines en tu voz
y sentir sin pensar
solo que aun hoy sigo aun
aun hoy, sigo amándote a ti.

Dejó de cantar al ver una estrella fugaz cruzar el cielo.

-Deseo estar junto a ti, aunque sea sólo ésta noche. –deseó ella en voz baja.

Luego se dio la vuelta, y volvió a entrar a su habitación, se quitó la bata, y se metió en su cama de sábanas blancas, mientras se acomodaba volvía a cantar:

-Aun hoy, mi amor, aun hay,
dos cuerpos con alma se esconden del sol
de noche se escapan
de noche se dan, los cuerpos las almas,
aun hoy, aun hoy, aun hay...

Y con esas palabras se quedó dormida.

En su hogar el joven también vio la estrella fugaz.

-Sólo quisiera tener una oportunidad de demostrarte cuanto te amo. –deseó él en voz baja.

Entonces se giró para volver a su habitación, una vez dentro se quitó la especie de chaleco verde que llevaba, quedando con una playera y pantalón sencillos. Se acercó a su cama y apartó las cobijas, listo para acostarse, entonces se quedó quieto; y era que había alguien en su cama, siendo más específica, una chica.

Justo en ese momento ella despertó.

-¡Tú! –gritó la chica al verlo a él.

-Eres... –comenzó el chico, sin atreverse a pronunciar un nombre.

-¡Si! –gritó ella abrazándolo. -¡Mi deseo se cumplió! ¡Mi deseo se cumplió!

-¿Tu deseo? –preguntó el chico.

-Si, -dijo ella, se sonrojó un poco. –Desee estar junto a ti, aunque fuera sólo esta noche.

-Y yo desee tener una oportunidad para demostrarte cuánto te amo. –dijo él sonriendo.

Entonces él se acercó a ella, con una mano le apartó un mechón de cabello del rostro, y con la otra la tomó suavemente del mentón. Para después acercarse a ella y besarla suavemente. Beso al cuál ella correspondió sin dudarlo un instante. Entonces él se sentó en la cama, junto a ella, la rodeó por la cintura con sus fuertes brazos y la besó nuevamente; ella pasó sus brazos por el cuello de él y siguió correspondiendo a los besos de su amado. Poco a poco él comenzó a acariciar la espalda de ella, y a la vez ella comenzó a pasar sus dedos por el cabello de él. Así siguieron un par de minutos, entre besos y caricias, hasta que el pasó sus brazos al frente y desabrochó el primer botón de la pijama de ella, entonces dudó.

-¿Estás segura de esto? –preguntó él con inseguridad.

-Si, -dijo ella acercando las manos de él al siguiente botón de su blusa.

-Pero... –comenzó él.

-Aún cuando ésta fuera la única noche, aún si no volviéramos a estar juntos jamás, lo querría así. –dijo ella. –Te amo.

-Yo también te amo, -dijo él sonriéndole. –Y te prometo que ésta no será la única noche.

Dicho esto él siguió desabrochándole los botones de la blusa; después ella lo despojó de su playera, y así; poco a poco toda la ropa fue cayendo a los lados de la cama, hasta que lo único que los cubría eran las sábanas y sus propios cuerpos. Y así se demostraron todo el amor que sentían.

Al cabo de unas horas desde la ventana de la habitación se pudo ver cómo el alba aparecía en el horizonte. Ambos jóvenes yacían recostados en la cama.

-Pronto este sueño terminará. –murmuró la chica en voz baja.

-Pero no fue un sueño, -replicó él. –Y no terminará hoy.

Con esa afirmación él se quitó una cadena dorada que llevaba, tenía un dije ovalado dorado con el grabado de una paloma. Se lo puso en el cuello a su enamorada.

-¿Qué es? –preguntó ella tomándolo en su mano.

-Es la Paloma de la Esperanza, -dijo él –Se supone que tiene poderes mágicos.

-Gracias, -dijo ella oprimiendo el dije contra su pecho, -La cuidaré mucho.

-Te prometo que veré la manera de que volvamos a estar juntos. –le dijo él

-Y yo te prometo que nunca dejaré de amarte, -dijo ella.

Entonces el alba salió en todo su esplendor. Ambos enamorados se dieron un último beso. Y entonces ella empezó a desvanecerse.

-Sólo que aun hoy, sigo aun hoy, sigo amándote a ti... –cantó ella en voz baja antes de desaparecer por completo.

El sol salió por completo. Mientras una hermosa joven despertaba nuevamente en su cama. Pero no se sentía sola, pues sentía como si él aún estuviera junto a ella.

-Aun hoy, mi amor, aun hay, aun hay,
dos cuerpos un alma se esconden del sol,
de noche se escapan, de noche se dan,
los cuerpos las almas, aun hoy, aun hay, aun hay, aun hay... –canturreó ella en voz baja.

Entonces ella pasó una mano por sus labios, sonrió tímidamente, sonrojándose un poco.

-Sé que cumplirás tu promesa, -dijo ella en voz baja, mientras tomaba en su mano el dije que él le había dado. –Yo también cumpliré la mía.


Notas de la Autora: Finalmente decidí empezar con éste Fanfic; sólo una persona parece haber leído mi profile, y me dijo que de las tres opciones empezara con ésta, así que aquí está. Espero les guste.