Introducción.
Nunca imagine que aceptar la invitación de mí amiga latina, de ir a visitarla a Nueva York, iba a revolucionar mi vida completamente. Mi vida. Mi patética y estúpida vida. Supongo que por un lado me agradaba la idea de tener un poco de drama, emoción y aventura. Pero, por el otro no quería que esto quitara cada gramo de paz que desde hace varios años abundaba dentro de mí. ¿Quién lo diría? Quinn Fabray, La perra del instituto, líder de las Cheerios, hermosa pero a la vez explosiva, ya no era nada más ni nada menos que Quinn, alumna de Yale, relajada y tranquila y sin ningún propósito en la vida. Solo la literatura y la fotografía otorgaban a mi monótona rutina algo de emoción (de vez en cuando).
Porque eso fue lo que paso, me volví la mujer más pesimista y aburrida que puede existir en todo Estados Unidos. O al menos eso era lo que me decía Santana, con todas sus buenas intenciones y su carácter tan agradable. (Sí, estoy siendo sarcástica aquí)
Como sea, toda esta revolución empezó así…
-Quinnie…-Suplico la latina por decimoquinta vez- Por favor, juro que te lo compensare… además vendrán todos los chicos. Anda, es mi fiesta de cumpleaños. Nunca faltas a mi fiesta, Fabray.
-No lo se, Santana. Tengo que estudiar para- Pero mi patética excusa fue interrumpida por un bufido que salio de mi celular. Bufido lleno de impaciencia y frustración.
-Escúchame bien, Fabray, porque solo lo repetiré una vez.-Dijo Santana impacientándose por mi actitud retraída.-Este fin de semana espero que traigas tu trasero hasta NY porque de lo contrario yo misma iré a New Haven para meterte esos libros de estudio por tu jodido tra-Pero sea lo que sea que Santana iba a decir fue interrumpido por un ruido seco que provenía del otro lado de la línea. Luego de eso solo oí un imperceptible "El vocabulario, Santana" de una voz que reconocería a miles de millones de kilómetros.
Y aunque intente con todas mis fuerzas no reírme, me fue imposible contener la carcajada que se escapó de mi garganta. A cambio solo recibí una especie de gruñido.
-Así que te tienen domesticada, López…-Comente con tono de burla.
-Jódete.-Susurro para no ser oída por su acompañante-Sabes que, no tengo ganas de hablar contigo. Te pasare con alguien que si se muere por saludarte.-Dijo con un tono inocente, que yo muy bien conocía.
-Quinnie.-Escuche la dulce voz de Brittany. Sonreí automáticamente al reconocer la dulzura y delicadeza con la que hablaba.
-Hola mi Britt-Britt. ¿Cómo estás?- Pregunte cambiando mi tono de voz a uno más tranquilo y dulce. Britt siempre lograba sacar mi lado más tierno y compasivo.
-Estoy triste-Dijo con voz decaída y podría jurar que en ese momento estaba haciendo un tierno puchero, que derretiría hasta el estúpido iceberg que hundió el titanic.
-¿Por qué, pequeño unicornio?-Musite con una mueca de preocupación.
-Porque San me dijo que no vendrás a la fiesta…-Al oírla, deje escapar un suspiro. Santana sabia jugar sucio.-Y yo…te extraño-Dijo aun con esa voz triste que me erizaba la piel.
-Britt-Britt…está bien. Iré.-Dije rindiéndome ante el poder que tenía Brittany sobre mí.
Del otro lado de la línea solo pude escuchar un gritito de emoción. La imagine aplaudiendo y saltando de alegría. Sonreí. Ella jamás cambiaria.
-Gracias Quinnie.-Escuche la voz de Santana otra vez.
-Buena forma de manipularme, Santana. Sabes que a Britt no se le puede negar nada.-Respondí entre resignada y divertida por la absurda situación.
-¿Te veré este fin de semana?-Pregunto para asegurarse se mi respuesta.
-Claro.
-Quinn, uno de los enanos de Blanca Nieves se escapó de su guarida para saludarte.-Dijo divertida y sarcástica. Ya me imaginaba quien seria.
-¿Quinn?-Pregunto dubitativa.
-Berry- Respondí tranquilamente y con una sonrisa que inevitablemente se instaló en mi rostro.
-¿Es cierto que vendrás a la fiesta?-Pregunto con dulzura e ilusión impregnadas en sus palabras.
-Lo haré.
-Entonces te veré en un par de días.
-Claro que si…-Y por un momento, la línea quedo en silencio. Solo se oían nuestras respiraciones perfectamente sincronizadas.- Creo que debería irme a descansar. Hasta pronto.
-Hasta pronto, Quinn.-Saludo tranquilamente. Y antes de que colgara, volví a hablar.
-Ehh, Rach?
-Dime, Quinn.-Respondió.
-Dulces Sueños para ti, Berry.-Musite con una sonrisa genuina.
-Y para ti también, Fabray.
Luego de eso, la comunicación finalizo.
