Título: Rebellion (Rebelión)
Pareja: Shizaya
Fandom: Durarara!
Summary: No importa cuando duela, no llorare. No importa cuánto me suplique con esos ojos llenos de tristeza, no le daré esperanzas. Esperare hasta el momento, ese momento… donde por fin el volverá a transformarse en un ser humano y quizás…yo también lo haga. Colección de drabbles y oneshoots. Pareja: Shizaya.

N/A:

Yo solía rolear a Izaya cuando aún era furor el anime en el 2010 pero no después de unos meses de este mismo año me digne a tomar a Shizuo en serio; no estaba acostumbrada a rolear a personajes totalmente opuestos a mi como Shizuo, pero luego me di cuenta que somos más parecidos de lo que imagine.

Anyway, volviendo al fanfic este primer capítulo es un drabble que atesore al escribirlo en mi cuenta multimuse de rol en español en Tumblr pero yolo porque perdí la contra xD hahaha, será corto pero agregare algunas cosas para hacerlo más largo, iba dedicado a una amiga, es mi mami (?) no sé si llamarla mamazaya pero me da risa de solo escribirlo, ok ignórenme.

Habrá una historia larga basada en mi rol con mi novia pero aún está siendo escrito el primer cap, para más detalles visita mi perfil, ahora si pongo updates ahí, esta fanfic solo lo usare para desahogarme si necesito escribir Shizaya, subiré el rating cuando haya porn xD.

Puede que agregue historias de sus alternantes por lo que no se sorprenda que salgan ellos en alguna historia, los capítulos no estarán relacionados entre sí sino digo lo contrario.

Disclaimer: ninguno de los personajes de Durarara! me pertenecen, son creación de Ryohgo Narita.


Rebellion

Act 1

Esos ojos color carmesí.

Esos ojos los odiaba, su sonrisa lasciva llena de superioridad y arrogancia, de tan solo verlo hacia que su cuerpo automáticamente experimentara el impulso de erradicarlo de este mundo; destrozarlo, hacer lo imposible para borrar esa sonrisa de su rostro, sí, eso era lo que usualmente invadía los pensamientos de Heiwajima Shizuo cada vez que veía al informante desafiarlo, llamarlo con su cínica voz.

"Shizu-chan,"

Ese nombre, detestaba ese apodo, detestaba escuchar esa voz fina y escalofriante llamarle.

Él sabía que Izaya le odiaba de la misma forma, era el único lazo que compartían. Desde el día en que Shinra decidió presentarlos cuando aún asistían a la secundaria, esa sonrisa lasciva que se curvaba en los labios del pelinegro fue suficiente para comenzar a odiarle, sin agregar la cicatriz que se ganó en ese momento que quedara impregnada en su cuerpo para siempre.

Era una rutina la cual ambos aceptaron seguir manteniendo, aun cuando al ex bartender le desagradara aceptarlo, su vida estaba unida a la de Izaya en ese pequeño juego del gato y el ratón; sin importar cuantas veces le persiguiera nunca podía alcanzarle, y si lo hacía lo dejaba ir porque algo o alguien le impedía tomar su vida como siempre aclamaba conseguir.

"Te mataré maldita pulga."

Siempre lo escupía, con asco y odio. Izaya solo reía histéricamente en retorno mientras comenzaba una nueva casería por las calles de Ikebukuro. A veces esas caserías parecían interminables otras veces terminaban de forma sorpresiva siendo interrumpidas por otros sucesos, el rubio de ojos color miel a veces se preguntaba a si mismo cual era el propósito de hacer esta mierda; Izaya era un parasito y los parásitos eran difíciles de erradicar.

Hierba mala nunca muere, si, para el parecía ser una simple verdad a la cual Shizuo había asimilado para sí mismo como forma de reconfortarse hasta aquel día.

Ese día que creyó que nunca vendría, vino.

La noticia era poco creíble considerando cuantas veces la pulga había logrado escapar de infinidades de situaciones donde su vida estaba en riesgo, sabía que su trabajo implicaba riesgos pero nunca creyó que el pudiera terminar cayendo en alguno de ellos. La pulga siempre escapaba de el, siempre lograba salir ileso o recuperarse de las mínimas heridas que recibía por alguna maquina expendedora que caía con cariño sobre el a causa de la brutalidad del rubio.

Shizuo sabía que nada ni nadie podía matarlo, el informante era un maestro en parkour luego de largos años de ser perseguido por el mismísimo hombre más fuerte de la ciudad, pero si esta noticia provenía de Shinra significaba que era cierto ya que era el único amigo que tenía el pelinegro, el único al cual le haría sentirse mal y mostrar tristeza por su perdida.

"Izaya está muerto."

Esas simples palabras hicieron que sus ojos se achicharan, sus manos se convirtieran en puños y su cuerpo se sentara ¿Por qué le molestaba tanto escuchar esas palabras? Debería estar feliz de que por fin la pulga había desaparecido de la faz de la tierra, de que por fin nadie disturbara su ciudad, la paz que tanto anhelaba en su vida estaba retornando y al fin podría vivir sin sentirse abrumado e irritado por la mera presencia de su archienemigo.

Pero…por alguna razón no le hacía feliz, no había felicidad en sus ojos, sus cejas seguían fruncidas pero esta vez con más fuerza contra su entrecejo. Su cuerpo temblaba ligeramente y con rabia simplemente salió del departamento del médico y la jinete sin cabeza que estaba terriblemente preocupados por el pero decidieron que era mejor darle su espacio luego de la noticia.

Le molestaba recordar la última vez que lo vio por las calles corriendo mientras le perseguía, aún podía divisar esos ojos rojos y su sonrisa llena de confianza y altanería, por alguna razón la última vez que se habían encontrado había hecho al rubio sentirse más impaciente que de costumbre cada vez que empezaban sus corridas.

Quizás era cierto esa noche, el informante de Shinjuku sabía que algo iba a sucederle por eso el dijo aquellas palabras y también Shizuo intuyo que debía decirle algo en regreso

Pero nunca espero que fuera a llegar a un final, no de esta forma.

El rubio tomo un asiento en una banquilla, suspiro profundamente mientras sacaba una pequeña caja de cigarrillos que estaba dentro de su bolsillo y se dignó a prenderlo, el humo cancerígeno iba a aliviar su malestar al menos por un momento.

Miro hacia el suelo pensativo, cerrando los ojos con molestia.

Izaya siempre aclamaba que él era un monstruo, alguien que no podía razonar y usaba su fuerza a lo bruto. Un estúpido protozoo que no hacía más que romper cosas y ladrar.

Eso hacía reír al rubio, si fuera un monstruo ¿Por qué estaba furioso por su muerte?

Cuanto más quería sacárselo de la cabeza más difícil le resultaba pensar con lógica. Shizuo finalmente se levantó de su asiento y se acercó a un árbol del parque y sin decir nada comenzó a pegarle puños y patadas para desahogarse hasta por fin hacerlo caer, cansado comenzó a respirar profundamente para relajarse y luego con una mano se quedó frotando su cara.

"Quizás es cierto…nunca nadie va a poder amarme por ser lo que soy. Me ha costado aceptar que esta ira, furia que recorre mis venas es parte de quién soy." Murmuro para sí mismo mientras bajaba la mano que tapaba su cara.

"A pesar de saber que me usaba y que me odiaba, eras el único que regresaba a mi…" volvió a decir en un leve susurro, su voz aún sonaba molesta pero poco a poco parecía que iba a quebrarse.

"Me enferma saber que te güiste, me molesta demasiado saber que…no volverás para que te de tu maldito merecido."

Se rio un poco y miro hacia el cielo oscuro.

Podría sonar estúpido y egoísta pero no podía evitar sentirse frustrado y quizás… ¿Triste?

"Yo…debía matarte, ¿Por qué demonios dejaste que otro te matara?"

Parecía un chiste, un chiste de mal gusto pero decirlo en voz alta le ayudaba a relajarse, el enojo lentamente fue reemplazado por tristeza.

"Por qué demonios…"

Por lastima, por…

"Te fuiste Izaya… "

Humanidad.

X x X

"Eres un simple monstruo Shizu-chan, aclamas odiar la violencia cuando no puedes estar ni un segundo sin tirar objetos contundente a los demás, vives rodeado de ira ¿Por qué no admites de una vez por todas que nunca vivirás una vida normal? ¿Qué nunca serás capaz de proteger sin manchar esas manos con sangre?" su voz demostraba arrogancia y cierta ironía, mientras era casi acorralado por su monstruo, su juguete favorito.

Shizuo sonrió mirándolo con odio, tenía razón, ese maldito hijo de puta siempre tenía razón. Lo conocía tan bien que le daban ganas de vomitar de tan solo pensar que la persona que más odiaba tenía su punto.

La última vez que había visto esa sonrisa que nunca dejaba que esa mascara se cayera pero las palabras del rubio siempre hacían que se rompiera de a poco.

Esa última noche vio la sonrisa del pelinegro desvanecerse en cuanto dijo lo siguiente.

"Te odio, quiero matarte, quiero destruirte, solo siento odio cuando te persigo pero cuando estoy a punto de lograrlo es cuando llego a comprender mi propia naturaleza." Dijo tirando el poste que mantenía en sus puños al suelo y girarse para retirarse por el día, estaba cansado y no quería seguir jugando a los juegos mentales del pelinegro.

"Es cuando logro entender, que no matarte me hace humano."

Izaya lo miro decepcionado, su sonrisa ya había desaparecido y fue reemplazado por una expresión de furia.

Por eso lo odiaba, no podía leer su mente y no podía predecir qué era lo que iba a ser después pero sobre toda las cosas, Shizuo parecía entender estas cosas mejores que él, el que era considerado un Dios en esta estúpida ciudad, sus hermosos humanos debían hacer todo lo que él quería para divertirlo.

Comenzó a reírse de forma hueca, pero esa risa era diferente a las demás, al terminar se tapó la cara con una de sus manos, apoyando su espalda contra la pared fría de ladrillos de ese callejón, cuando el ex bartender estaba fuera de su rango de vista golpeo con su puño la pared varias veces lleno de frustración.

Como lo odiaba, esos ojos color miel que parecían tan vivos, brillaban llenos de emociones y sentimientos, como deseaba que esos ojos lo miraran diferente…

No con odio, el pelinegro rio otra vez quebrado de tan solo pensar en eso.

"Te odio tanto Shizu-chan, odio que seas así conmigo, odio que al final no hagas lo que quiero…" murmuro cansado, sintiendo sus piernas temblar y lentamente deslizarse por la pared que lo sostenía para por fin caer al frio cemento debajo de sus pies, su mano aun cubría su cara.

"Odio que al final del día logres ser más humano que yo…"

Volvió a reírse mientras el temblor de su cuerpo no podía parar hasta sentir una lagrima rodar por su mejilla.

Si yo muriera… ¿Me extrañarías?

Oh…supongo que no.

Pero creo que yo si lo haría qué estúpido, ne?

Es una lástima, Shizu-chan.