Hola! Des al habla, mi primera historia, que emoción, se que nadie leerá esto en mucho tiempo, uff como cuesta conseguir lectoras hoy en día, en fin exijo review o si no las chantajearé con las publicaciones, he dicho! no , la verdad es que me encanta publicar, así que lo haré siempre, aunque el tiempo de espera puede variar, mmm chantajeando otra vez! no molesto más, lean lean lean! =)
Nada en la historia me pertenece, a excepción de unos cambios medios locos, los personajes de SM! y la historia ... se los digo al final!
Capitulo 1
-Has hecho un trabajo excelente- le dijo Félix Cavalieri al asesino, que se encontraba de pie en el otro extremo de la sala, al lado de la puerta.
O al hombre no le gustaba estar demasiado cerca de otros seres humanos, o no confiaba en Cavalieri y se estaba dando a sí mismo una oportunidad para escapar en caso de que la reunión se complicara – sí ese era el caso, era inteligente-. La gente que no se fiaba de Cavalieri solía vivir más que la que confiaba en él. A Bella Perttini, acurrucada al lado de Cavalieri no le importaba lo que el asesino pensara mientras se mantuviese a cierta distancia.
Le ponía la piel de gallina la manera en que parecía no pestañear nunca. Lo había visto otra vez, y en aquella reunión había resultado obvio que no le gustaba su presencia. Había clavado su mirada fija e inexpresiva en ella durante tanto tiempo que había empezado a preguntarse si tenía por costumbre eliminar a la gente que podría identificarlo – no a la gente que le pagaba, por supuesto, o quizás incluso también a ellos una vez tuviera el dinero en sus manos, o en su cuenta, o como quiera que los asesinos cobraban sus honorarios-. No tenía idea de su nombre ni quería saberlo, porque, aunque se supone que la verdad te hace libre, en este caso creía que ésta posiblemente podría resultar letal. Para ella, él era el asesino de Félix, aunque en realidad no formaba parte del equipo habitual de Félix; era independiente, cualquiera que pudiera permitírselo podía contratarlo. Por lo menos dos veces hasta el momento, que ella supiera, Félix había asumido el precio.
Para evitar mirar hacía él y quizá encontarse con esa mirada fija y turbadora de nuevo clavada en ella, se puso a examinar con desagrado el esmalte color magenta de las uñas de sus pies. Se las había pintado esa misma mañana, pensando que quedarían bien en contraste con el conjunto informal de seda color crema que llevaba puesto, pero los tonos púrpuras resultaban demasiado chillones. Debería haber utilizado un tono porcelana, algo delicado y casi transparente acorde con el conjunto, en lugar de contrastar con él. En fin, de los errores se aprende.
Cuando el asesino no contestó, cuando no se apresuró a responder a Félix que había sido un honor haber trabajado para él como solía hacer el resto, los dedos de Félix tamborilearon con impaciencia en su muslo. Era un tic nervioso que tenía cuando no se sentía a gusto, un pequeño pero elocuente gesto, al menos para Bella. Ella había estudiado cuidadosamente cada uno de sus estados de ánimo, cada uno de sus hábitos. No estaba precisamente asustado, pero él tampoco de fiaba, lo que significaba que en la sala ya había dos hombres inteligentes.
Me gustaría ofrecerte una prima*- dijo Félix- cien mil dólares más ¿Qué te parece?
Bella no levantó la vista, aunque rápidamente procesó la oferta y lo ésta significaba. Se tomaba muchas molestias para no demostrar nunca interés alguno en los negocios de Félix y cuando ocasionalmente él le había consultado sobre asuntos muy puntuales pero importantes, ella había fingido que no entendía lo que él quería decir. Por eso Félix no era tan cuidadoso delante de ella como lo hubiera sido de otro modo. Para él, ella no se interesaba por nada que no la afectase directamente, y en cierto modo era cierto, aunque no exactamente de la manera que Félix creía. Él suponía que a ella le traía sin cuidado a quién había matado en su lugar el asesino, qué sólo le interesaba lo que se ponía, cómo estaba su pelo y hacer que Félix tuviera buen aspecto convirtiéndolo en alguien tan sexy y glamoroso como ella misma.
Se preocupaba principalmente por esto último; fomentar la buena opinión de los demás sobre Félix haciendo que siempre mantuviera una forma de ser comunicativa y agradable. Bella examinó la tobillera de platino y diamantes que rodeaba su tobillo derecho, le gustaba la manera en que los diamantes colgantes brillaban a la luz del sol, la manera en que el platino resplandecía sobre su blanca piel. La tobillera había sido uno de los regalos de Félix le había hecho en uno de esos días en que estaba realmente contento por algo. Tenía la esperanza de que la satisfacción con el éxito del asesino lo pusiera de un humor igualmente propicio; no le importaba tener una pulsera a juego, aunque nunca lo había insinuado. Siempre tenía especial cuidado en no pedir nada a Félix y en maravillarse ante todo lo que le regalaba, aunque fuera horrible, por que incluso las porquerías horribles se podían vender.
No se hacía ilusiones sobre la perpetuidad de su posición en la vida de Félix. Ahora mismo se encontraba en la cresta de la ola, lo suficientemente madura para ser femenina, lo suficientemente joven para no tener que preocuparse por las canas o las arrugas. Pero dentro de dos o tres años ¿quién podría saberlo?
Félix acabaría cansándose de ella y, para cuando lo hiciese, quería tener a su disposición un pequeño colchón económico propio, principalmente en forma de joyas. Bella Perttini sabía lo que era ser pobre, y tenía la intención de no volver a serlo jamás. Había roto todos los lazos con la niña con la que había crecido, la basura blanca de Isabella Swan, blanco de bromas maliciosas por su nombre*, entre otras cosas, y se hizo a sí misma transformándose en Bella Perttini – que le sonaba a italiano.
A ella - dijo el asesino- la quiero a ella.
¿Quién era ella? Bella alzó la vista con interés… y le dio un vuelco el corazón. El asesino la estaba mirando fijamente de aquella manera fría, sin pestañar, que ella recordaba. El miedo le sobrevino como un maremoto; ella era la ella a la que él se refería. No había más mujeres en la habitación, no se podía referir a nadie más. Gélidos pinchazos de puro pánico le atravesaban la columna vertebral, pero entonces recobró su sentido común y se relajó. Gracias a Dios, Félix era un hombre posesivo, él nunca…
- Pídeme otra cosa – dijo Félix cansinamente, rodeándola con su brazo y acercándola a él puedo regalar mi amuleto de la suerte.- Le dio un beso en la frente y Bella le sonrío, casi sin fuerzas y con alivio, aunque había intentado disimular que por un momento se había sentido realmente asustada.
- No quiero quedármela – dijo el asesino con desdén, sin apartar la vista del rostro de Bella -. Sólo quiero tirármela. Una vez.
Tranquilizada por la inmediata negativa de Félix a la respuesta, y nuevamente confiada, Bella se río. Tenía una risa dulce, tan armoniosa como el repicar de las campanas, Félix le había dicho una vez que le recordaba a un ángel, con su cabello castaño claro* y ondulado, sus grandes ojos color chocolate y su risa de campanillas. Ella utilizaba su risa de forma deliberada como si fuera un arma, recordándole a Félix sin palabras que de hecho era su ángel, de la buena suerte.
Con el sonido, todo el cuerpo del asesino pareció ponerse en tensión. Su atención estaba tan centrada en ella que casi podía sentirla en su piel. Hasta entonces, si hubiera pensado en ello lo suficiente, Bella habría dicho que él ya estaba alerta, pero ahora de alguna manera lo estaba mucho más como si todos sus sentidos se hubieran agudizado, su mirada se había intensificado de tal manera que sentía como le quemaba la piel y su risa sonó tan brusca como si él le estuviera agarrando la garganta con la mano.
-Yo no comparto- dijo Félix, y una sombra de irritación subrayó la tranquilidad de su tono. El jefe nunca compartía a su mujer; si lo hacía, perdía una ventaja importante en la autoridad que ejercía sobre sus hombres. Seguramente el asesino lo sabía. Pero estaban solos en el ático, sin testigos de lo que Félix hiciera o dejara de hacer, tal vez por eso había pensado que podría obtener lo que quería.
El asesino volvió a quedarse callado, simplemente mirando y, aunque no se movió, había de repente algo letal cociéndose en la atmósfera entre ellos. Hecha un ovillo contra Félix como estaba, Bella sintió su casi imperceptible movimiento como si él también se hubiera dado cuenta del cambio.
-Vamos- dijo Félix con tono convincente. Pero Bella lo conocía bien; se dio cuenta de la desazón que tanto estaba intentando disimular y, como era algo que ella no estaba acostumbrada a ver en él, estuvo a punto de lanzarle una mirada punzante, antes de inclinarse sobre sí misma y ponerse a analizar sus uñas como si tuviera una astilla incrustada en el esmalte-. Es mucho dinero para tirarlo a la basura por una nimiedad. El sexo es barato, se puede comprar mucho con cien mil dólares-.
El asesino esperó, callado como una tumba. Había hecho su petición, y lo único que tenía que decidirse todavía era si Félix se la concedería o se la denegaría. Sin decir una palabra, dejó claro que no aceptaría el dinero que le habían ofrecido; en lugar de ello se iría y, como mucho, Félix no podría solicitar nunca más los servicios del asesino cuando los necesitara. En el peor de los casos… Bella no quería pensar sobre cuál podría ser el peor de los casos. Con un hombre como ése, todo era posible.
De repente, Félix miró a Bella con su oscura mirada fría y calculadora. Ella tomo aire, alarmada por la repentina frialdad, por la valoración ¿Estaba realmente considerando la idea, sopesando las consecuencias de continuar negándose?
-Por otra parte- musitó-, quizás me haya convencido a mi mismo. El sexo es barato y, yo también puedo tener mucho por cien mil dólares.- Retiró el brazo que rodeaba los hombros de Bella y se puso en pie, alisándose los pantalones con su estudiado movimiento que hizo que el dobladillo cayese sobre sus zapatos justo en el lugar correcto -. Has dicho una vez. Tengo negocios en la cuidad que me mantendrán ocupado durante unas cinco horas, lo que es más que suficiente.
Hizo una pausa y añadió a la ligera: - No le hagas daño-. Sin ni siquiera volver a mirarla, cruzó la sala de estar dirigiéndose a la puerta.
*Prima: Quizás algunas sepan lo que es, yo soy media lenta y en mi país esa palabra no se ocupa para describir un aumento del pago en dinero u otra cosa de valor.
*Swan = Cisne, Bella tuvo problemas por el hecho de ser poco agraciada y muy torpe (Patosa) Patito feo Swan, en la historia lo adapte de está forma ya que el apellido del personaje real es otro ( ho-rri-ble).
*El cabello claro (casi rubio) es por que Bella se lo tiñe, más adelante entenderán, por que no ocupe el color original de Bella, es decir castaño (café) chocolatoso!
Qué les pareció? Quién será el misterioso asesino? apuesto que no adivinan! =) Dejen review o si no les saldrán granos en el culo, no es suficiente amenaza? bueno entonces no habrá más capítulos! ahí si? las convencí? =P
