Hola… junto con saludarlas paso a dejar la primera historia que me animo a escribir, soy novata en este tipo de cosas por lo que espero que con sus comentarios me ayuden a mejorar capitulo a capitulo. Toda critica, sugerencia o comentario son bien recibidas, esperando que de antemano disculpen las pequeñas imperfecciones que puedan existir, aunque me doy el trabajo de revisar muy bien el texto antes de publicarlo, pero bien se sabe, que algunos detalles pasan desapercibidos.

Advertencia: en esta historia relatare algunos sucesos muy violentos que pueden NO impresionar gratamente a personas muy sensibles, por lo que dejo a cada uno de sus criterios el decidir si leer o no. A lo largo de la historia relatare acontecimientos de extrema violencia donde si involucran grandes atropellos hacia la integridad física de las personas.

Los personajes de Sailor Moon, le pertenecen a Naoko Takeuchi.

El Congo

Summary: una guerra que no es contra de seres extraterrestres, donde los poderes sobrenaturales no sirven de nada y donde el poder y el dinero son el motivo por el cual se cometen aborrecibles crímenes en contra de la humanidad, pero que no son suficientes para corromper los corazones puros de algunos dispuestos a dar todo de si para ir en ayuda de quienes lo necesiten.

Prologo

"El Congo es un pueblo activamente crucificado"

JON SOBRINO

La Republica Democrática del Congo (RDC) es el tercer país más grande del continente negro y se ubica en la zona de los grandes lagos de África. Al estar situado en el centro del continente limita con varios países, donde Ruanda y Uganda destacan por la invasión, que a contar de 1996 patrocinada por Estados Unidos, mantienen en el país. Ambas naciones invasoras en 1998 tomaron a la fuerza regiones mineras estratégicas.

En las montañas orientales del Congo, más específicamente en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur abunda el oro, cobre, estaño y por sobre todo los diamantes y el coltán. Las empresas con capacidad tecnológica suficiente convierten al coltán en el codiciado tantalio en polvo, para revenderlo después a multinacionales de la tecnología como Nokia, Motorola, Compaq, Sony y demás fabricantes que lo utilizan en teléfonos móviles y otros productos electrónicos. Ruanda y Uganda mantienen un monopolio de la explotación y comercio del coltán, siendo la RDC la poseedora del 80% de la reserva mundial de preciado mineral. Existe una lluvia de informes sobre desenfrenados abusos de los derechos humanos en esa región minera y sobre la destrucción de la segunda área verde más importante del planeta.

Los niños, de entre siete y diez años, son grandes víctimas de la lucha por el coltán. Son terriblemente explotados, y se les "paga" 25 centavos de euro al día cuando en los mercados internacionales alcanza la cifra de 460 euros por kilogramo. El coltán lo extraen niños porque se encuentra en yacimientos a muy baja profundidad, y con sus pequeños cuerpos son los que caben mejor por los recovecos.

Capitulo I: "La nueva vida"

Kivu, Republica Democrática del Congo.

Las alarmas de alerta se habían activado en el hospital de campaña que estaba situado en la provincia de Kivu, un niño de siete años de edad había arribado con claros síntomas que hacían pensar de un inequívoco diagnostico de la temida enfermedad denominada Cólera. Rápidamente los dos médicos presentes activaron un plan de contingencia para evitar que los contagiados aumentaran, pero con el paso de las horas la tensión en el ambiente se fue relajando, es que los resultados de los análisis informaron que solo estaban frentes a una terrible infección estomacal muy mal cuidada. No es que los médicos fueran exagerados o alarmistas, ya que, ante la minima sospecha debían tomar todas las medidas necesarias para evitar que más personas resultaran afectadas por esta u otra temible enfermedad que al año le costaba a la vida a muchos africanos.

—Al perecer ese niño tuvo mucha suerte— dijo el joven medico, de nacionalidad inglesa, pelo castaño y ojos color miel, cuerpo atlético, muy guapo que sonreía galantemente a su acompañante.

—Así es— respondió la joven que lo acompañaba. Era una mujer preciosa, sus cabellos tan dorados como los mismísimos rayos del sol, rostro angelical, cuya piel era envidiada por la más fina de las porcelanas, y un cuerpo perfectamente bien proporcionado, cuyas curvas llamaban a la perdición. Era una mujer extremadamente bella y de porte elegante, de un metro setenta y cinco aproximadamente. Pero sin duda lo que más llamaba la atención de todas las personas eran los hermosos y expresivos ojos azules de la chica que lograban opacar hasta a la más resplandeciente estrella con su brillo. La mezcla perfecta entre inocencia y sensualidad era lo que volvía loco a cualquier hombre que tenia la dicha de mirarla.

—Es igual de afortunado que usted doctora Tsukino— expreso con seriedad.

— ¿A qué se refiere doctor Morgan?— pregunto enarcando una ceja.

—Bueno no todos tenemos la suerte de librarnos de terribles enfermedades como lo hizo ese niño y como lo hiciste tú— le respondió ahora con preocupación.

—Vamos Sean, no es para tanto…

—Sere, no puedes decir eso, te libraste de contagiarte de Ébola y VIH— le informa mientras la mira fijamente a los ojos, ella solo le sonríe para tratar de minimizar la preocupación del chico —ambas terribles enfermedades que no tienen cura y que le cuestan la vida a muchas personas.

—Tienes razón, creo que tengo un ángel guardián que ha sabido hacer muy bien su trabajo— contesto con melancolía, mientras dirigía su mirada a la luna que comenzaba a hacer su aparición en el cielo. A esa luna que muchos años atrás fue su hogar.

Sean Morgan y Serena Tsukino eran los médicos a cargo del hospital de campaña que por gestiones de la agrupación "médicos sin fronteras" habían situado en ese lugar. La chica era una excelente pediatra, mientras que el joven era un destacado epidemiólogo, ambos estaban en ese lugar llevados por el deseo de ayudar a quienes más lo necesitan, sus corazones nobles y bondadosos los llevaron a realizar labores humanitarias en el continente negro donde se conocieron y se hicieron grandes amigos en estos dos años que llevaban de estadía en el Congo, aunque Serena para Sean era más que una amiga, era la mujer de sus sueños, era el amor de su vida, según el mismo doctor, lamentablemente para él, Serena solo lo veía como un gran amigo, confidente y compañero, pero nunca como algo más.

Estos dos años en África le mostraron a la rubia la cruda realidad que vivían los habitantes de aquel continente, personas que sufrían por la guerra y la pobreza en las cuales estaban inmersas. En los años de estadía en ese lugar la chica ha sido testigo del sufrimiento producto de la muerte, las enfermedades y las violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo. Se ha visto relacionada con miles de mujeres y niñas que han sido cruelmente ultrajadas por militares extranjeros después de ver como mataban o reclutaban a los hombres de la familia, a niños convertidos en soldados y esclavos dispuestos a matar a cualquier persona que se interponga en sus objetivos, la vida en ese lugar era un infierno.

Ella que siempre había vivido en un ambiente lleno de amor y felicidad jamás pensó que las barbaridades que había visto se producían con tanta naturalidad y recurrencia en el mismo planeta que ella habitaba, pero tenia que ser fuerte y seguir adelante, por que existían personas que la necesitan y ella nunca le negaría la ayuda a nadie, a pesar de poner en riesgo su propia integridad tanto física como mental. Sin ir más allá, su vida había estado en peligro en diversas oportunidades al verse envuelta en algún fuego cruzado o al estar en contacto con letales enfermedades, una de ellas fue la que se había producido hace unos días atrás, donde un hombre la había atacado con el mismo escarpelo que ella utilizaba para la cirugía de un niño que resulto ser el primogénito del agresor, la herida no fue grave el problema era que el niño era portador de VIH y Ébola, ambos virus que son trasmitidos a través de fluidos corporales, la chica nunca supo a que se debió ese ataque, tampoco le importo mucho, ya que tenia en sus manos la vida de un niño, por lo que una vez curada la herida en su brazo continuo con la cirugía que consistía en tratar de cauterizar algunos vasos sanguíneos de las paredes del estomago que producían una terrible hemorragia al paciente, producto de la maldita enfermedad del Ébola, la cual no tiene cura y limita a los médicos a solo maniobrar para contener las múltiples perdidas de sangre y con esto evitar la muerte, cosa que es prácticamente imposible, muy pocos contagiados con la fiebre hemorrágica del Ébola logran sobrevivir. Afortunadamente para Serena los resultados de sus análisis habían llegado por la mañana dando a conocer que la joven pediatra no había resultado contagiada producto del ataque del trastornado padre regalándole a ella y a Sean una gran tranquilidad y felicidad.

Tokio, Japón.

—La encontramos— expresaba Haruka a cuatro chicas, un chico y dos gatos que se encontraban reunidos en uno de los salones del Templo Hikawua.

— ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?— preguntaron al mismo tiempo Lita, Luna y Rei.

—Eso no es lo importante— las reprendió el príncipe de la Tierra— vamos, digan de una buena vez lo que descubrieron— ordeno con molestia a las Outers.

—Tú no res nadie para darnos ordenes— contradijo Haruka con prepotencia. Era clara la antipatía que la Sailor de los vientos sostenía hacia Darien.

—Haruka— dijo Michiru para evitar un conflicto entre su eterna compañera y el soberano del planeta. Cuando Haruka se tranquilizo decidió seguir hablando —esta en el Congo.

La cara de sorpresa de todos los allí presentes fue súbita, de todos menos de las Outers, quienes cuando se enteraron de esto habían adquirido la misma expresión que las que una vez fueron sus compañeros de batalla, pero que ahora se mantenían cautas ante la información que darían a conocer.

— ¿Qué hace Serena en America?— pregunto con intriga Mina algo que todos se preguntaban pero que por una u otra razón no se atrevían a preguntar. Tras las palabras de la rubia todos los presentes entrecerraron los ojos y movieron la cabeza con resignación, habían cosas en la vida que jamás cambiarían y una de esas era Mina.

—Mina, la Republica Democrática del Congo no esta en America esta en África— le susurro Amy un poco avergonzada por la ignorancia de su amiga.

—Bueno da lo mismo, ambos empiezan con "A"— respondió despreocupadamente con su típica espontaneidad— lo importante aquí es por que Serena esta en ese lugar.

—descubrimos que la princesa termino sus estudios en Francia, se especializo en Pediatría graduándose con las mejores calificaciones…

— ¿Y eso que tiene que ver?— interrumpió Darien a Setsuna.

—Calma Chiba, si no fueras tan altanero ya lo sabrías— lo encaro Haruka con molestia.

—Ya basta chicos— una vez más Michiru actúa como conciliadora —Serena después de graduarse se unió a "médicos sin fronteras" y se fue al Congo a realizar labores humanitarias en un hospital de campaña.

—La princesa lleva dos años en ese lugar, estuvimos en lo que fue su departamento en Francia y gracias a una de las vecinas supimos que ella había estudiado en una de las más prestigiosas universidades de Paris y con eso comenzamos a investigar con lo que logramos dar con su paradero— terminó el relato la más pequeña de las Sailors, Hotaru.

— ¿Y que haremos?— cuestiono Lita a sus acompañantes.

—Yo iré a buscarla— dijo con determinación Rei que hasta el momento se había limitado a solo escuchar la plática.

—Nosotras— dijo Haruka refiriéndose a ella y Michiru —partimos la otra semana a ese lugar, serán bienvenidas las que quieran acompañarnos.

—Yo también iré— fue la respuesta del resto de las Sailors.

—Ninguna de ustedes ira, yo viajare y la traeré de vuelta— el tono autoritario de Darien hizo enfurecer aun más a Haruka.

—Que no se te olvide Darien que todo esto es por tu culpa, así que no estas en condiciones de ordenar nada— dijo la Sailor del viento mientras se acercaba amenazadoramente al pelinegro —por lo demás, nosotras debemos lealtad solo a la princesa de la luna no a ti, si te respetamos y protegimos en algunas ocasiones era solamente por ella, pero en vista que en estos momentos ustedes no mantienen ningún tipo de relación no debemos por que obedecer tus palabras.

— ¿Qué demonios te traes Tenouh?— cuestiono furioso Darien, poniéndose a la defensiva presagiando las intenciones de Haruka —siempre me culpas por la desaparición de Serena, que no se te olvide a ti que no era mi misión protegerla, era de todas y cada una de ustedes, así que si no supieron hacer su trabajo bien, no me culpes a mi— con esto ultimo Haruka exploto en rabia y se abalanzo sobre Darien quien no alcanzo a reaccionar a tiempo, cosa que le costo un fuerte golpe en el rostro. Las chicas rápidamente se interpusieron entre ambos evitando que el conflicto llegara a mayores —agradece que eres mujer Tenouh y que yo soy un caballero de lo contrario te rompería la cara— Darien sabia que a Haruka le irritaba que la menospreciaran por ser mujer y eso fue precisamente lo que hizo.

—Por lo de ser mujer no te detengas, que bien puedo defenderme— lo reto— y por lo de caballero no tienes la necesidad de fingir delante de nosotras ya sabemos muy bien que no lo eres, de lo contrario Serena estaría con nosotros ahora— el rostro dolido del pelinegro consiguió que una burlona sonrisa surcara el rostro de la guerrera del viento —Te dolió ¿verdad?— el aludido no contesto, solo se limito a mirar el suelo.

—Ya terminen de comportarse como perros rabiosos, iremos todos y se acabo— hablo Rei molesta por la terquedad de ambos— ahora lo importante es el viaje y todo lo que este conlleva— la mayoría de los ahí presente nunca han sabido el porque de la actitud de Haruka, aunque han tratado de averiguar jamás lo han conseguido por lo que pacientemente esperaban a que algún día alguno de ellos hablara, pero si encontraban a Serena esto ultimo ya no seria necesario.

La situación para todos era tensa, desde la partida de la princesa de la luna el grupo tan unido de amigas que se había formado poco a poco se fue separando, la convivencia entre ellas era escasa, solo se reunían con la finalidad de encontrar a Serena quien con su partida se llevo la alegría de los presentes con ella.

Mucho tiempo había pasado buscando una explicación, pero más tiempo paso reprochando, regañando e insultando al aire esperando de todo corazón que cada una de sus palabras llegaran hasta los oídos de su amiga, de su princesa. Nunca entendió porque los abandono de esa manera tan cruel, jamás pudo comprender la cobardía de su princesa que no se atrevió a verla a la cara y despedirse como corresponde. Ella hubiera aceptado el que Serena quisiera mirar hacia otros horizontes, la hubiera apoyado si Serena le hubiera dicho que se quería ir para cumplir sus sueño… pero el hubiera no existe y el que su princesa las hubiera abandonado sin siquiera dejar una nota no lo podría aceptar y perdonar nunca. Es que la angustia de no saber que fue lo que le paso fue una condena, mil hipótesis pasaron por su cabeza ¿estará bien?, ¿un nuevo enemigo?, ¿un secuestro?... ¿seguirá con vida? Eran algunas de las preguntas que se hacia ella y el resto de las chicas tras la desaparición de Serena, la buscaron por cielo, mar y tierra y ella simplemente no apareció… todos los días Rei se transformaba en Sailor Mars, sabia que el hecho de que la transformación se realizara era una prueba fehaciente de que su amiga seguía con vida, por eso durante todos los días de los siguientes siete meses después de su desaparición hacia el ritual de irse a la parte más desolada que encontraba en el templo de su abuelo y se transformaba, los segundos previos antes de convertirse en Sailor eran eternos, esos segundos eran una horrible espera donde su respiración se cortaba hasta que comprobaba que una vez más lo había logrado, se había transformado en Sailor Mars comprobando, al menos, por un día más que la princesa de la luna seguía con vida.

Los meses fueron pasando y con pesar ese tiempo les demostró que si su amiga no aparecía era porque ella así lo quería, el tiempo le hizo ver que la princesa de la luna los había abandonado por su propia voluntad y que solo la volvería ver cuando ella así lo decidiera, el corazón de cada una de las Sailors Scouts se rompió en mil dedazos, la persona más importante de sus vidas las había dejado solas, las había abandonado de la manera más cobarde y cruel que pudiera existir y con esto los otros cuestionamientos que se habían formulado fueron remplazados por una sola pregunta, por un solo par de palabras que decía y pedía mucho a la vez, por un solo cuestionamiento que ansiaban con todas sus fuerzas fuera contestado… ¿Por qué?, esa era la pregunta que pedía a gritos ser respondida, pero que la única persona que lo podía hacer ya no estaba y sinceramente no sabían si querían volver a verla. Rei y Mina sin duda fueron las Scouts que más sufrieron con la desaparición de su amiga, porque Serena era la única persona que las comprendía, era la única que toleraba el mal carácter de Rei y la única que aceptaba y participaba en todas las locuras de Mina. Amy por su parte, y aunque nunca lo reconociera, en su interior agradeció el que ya no tuviera que cuidar la espalda de su princesa, de esta forma tendría todo el tiempo del mundo para dedicarse a estudiar que era lo que más le importaba en la vida, claro que con el paso de los días la ausencia de Serena comenzó a formar un vacío en su interior que nunca más pudo llenar, ni con el amor de su actual novio Richard, ni con las miles de horas de estudio que la carrera de Medicina le demandaban y fue así como comprendió que Serena era la única que podía sacarla de la soledad. Lita, ella también sufrió, pero su fe y confianza ciega en Serena la hicieron resignarse con el pensamiento de que su amiga hacia lo correcto al alejarse de todas ellas. Lita pensaba con vehemencia que Serena tuvo una muy buena razón para abandonarlas y que esa razón justificaría cada una de sus lágrimas vertidas a raíz de su ausencia, de todas las scouts fue la única que nunca reprocho ni desconfío de Serena.

Pero si Rei y Mina sufrieron, Haruka no se quedaba atrás, por que ella y Michiru eran las únicas que sabían en parte la verdadera razón de la lejanía de Serena. Para Haruka la desaparición de su Gatita fue algo que ni en sus más terribles pesadillas se imagino, porque dependía enormemente de la felicidad que esa joven despreocupada irradiaba. Cuando la relación con Michiru termino Serena se convirtió en la persona más importante en la vida de la corredora, con sus constantes palabras de apoyo, con sus tiernas miradas y los largos minutos de compañía que le brindo cuando más lo necesitaba soportando su hostil carácter. Serena fue capaz de sacarla de la terrible depresión que su ruptura amorosa le provoco y por esto es que se había prometido no dejarla nunca, gran decepción se llevo cuando se entero que había sido la princesa quien la había dejado a ella, al tiempo después supo lo que probablemente había causado esa situación, aun así no estaba tranquila, quería saber de los propios labios de la rubia el por que y también quería asegurarse que ella donde estaba permanecía bien y era feliz. Michiru en su momento reacciono igual que Amy, ya no solo se desligaba del cuidado de esa niña como la llamaba, sino que había otra razón más intensa que le provocaba cierta felicidad por la ausencia de su princesa, cosa que cambio drásticamente con el paso de los días y que se convirtió en culpa y dolor. Setsuna y Hotaru si bien querían a Serena, estaban más preocupadas por el futuro que por el propio presente por lo que no lograron dimensionar la magnitud de la situación que vivían.

Kivu, Republica Democrática del Congo.

El lugar era imponente, rodeado por una cadena montañosa cubierta por un denso manto verde de vegetación, donde la abundancia de especies, tanto animal como vegetal, era abismante. El problema radicaba en que la explotación de los recursos naturales del lugar destruía cuanto ser vivo se presentara por delante, mermando las poblaciones de los individuos, que muchos de ellos, eran propios y únicos de ese país. El peligro de extinción era latente y que nadie podía o quería hacer algo para minimizar el impacto medio ambiental que se producía. Era una lastima ver semejante paraíso tan maltratado por el ser humano y todo gracias a la codicia y la ambición de algunos que se hacían llamar libertadores. La situación política del país durante toda su historia había sido compleja marcada por malos gobiernos que no han sabido mantener el patrimonio del Congo, cuyo resultado saltaba a la vista con guerras civiles y militares que no daban pie a la tregua. Donde militares mataban a civiles, civiles a militares, militares a militares y civiles a civiles, era un completo caos donde todos se mataban entre todos, donde unos pisoteaban a los otros sin el más mínimo remordimiento, pero aun así existían personas que se mantenían al margen de las guerrillas, pero que no podían evitar que las repercusiones los lastimaran también a ellos.

El hospital de campaña estaba situado en un lugar denominado "conflictivo" y era verdad, el estar a pocos kilómetros de la frontera de los países vecinos Uganda y Ruanda, ambos invasores, que de partida combatían entre ellos, contra el mismo ejercito de la Republica Democrática del Congo y contra los civiles que podían estar a favor o en contra de uno u otro ejercito causaba que el estar presente en esa zona un peligro inminente. Pero el hecho de que el hospital de campaña estuviera situado en ese lugar tan peligroso cobraba sentido al analizar que por los alrededores existían muchos campamentos de ciudadanos congoleños que por una u otra razón se habían negado a abandonar sus chozas para refugiarse en algún lugar más seguro. A pesar del estar envueltos en constantes atropellos a sus derechos la gente de ese lugar amaba su tierra y por el miedo a lo nuevo y desconocido o simplemente por ignorancia no salían de la boca del lobo aun después de ver como sus familiares o vecinos eran asesinados, mutilados, violados o reclutados para ser militares o esclavos cuando uno u otro ejercito asaltaba a los campamentos. Por esta gente es que Serena y todo el equipo que trabaja en el hospital de campaña, que dicho sea de paso no eran muchos, luchaban para mantener en pie el recinto, que no contaba con mucha tecnología ni elementos necesarios para dar una optima atención medica, pero si era una excelente medida para combatir algunos males que aquejaban a la población. Al no poseer los recursos necesarios el lema de los médicos era la prevención y la educación y con esto habían, en tan solo, dos años disminuido la tasa de muerte a causa de enfermedades contagiosas. El tratamiento por enfermedades "comunes" como resfriados, infecciones estomacales u otras, o la curación de heridas, esquinces y cosas por el estilo eran muy efectivos y se podía decir que contaban con los medicamentos apropiados para esto, también podían intervenir en casos más graves para dar tiempo suficiente a que el paciente pudiera recibir una mejor atención medica y en casos extremos y haciendo milagros habían podido realizar intervenciones que con los recursos que tenían podían resultar imposibles, como lo fue la cirugía que la joven doctora realizo al niño cuyo padre después la ataco con uno de los escarpelos. Los partos eran una cosa común, si algo podían hacer con plena libertad era atender a las futuras mamás, que si no presentaban alguna complicación extremadamente grave, eran tratadas en el mismo hospital. Era un servicio de salud bastante básico pero muy efectivo y que en su haber ya tenían muchas vidas salvadas, cosa que enorgullecía e incitaba a los médicos a seguir adelante.

—Serena— llamo una joven pelirroja a la rubia que caminaba hacia el lugar donde estaban dispuestas las tiendas que el equipo del hospital utilizaba para descansar.

—Mel, que gusto verte— le contesto con amabilidad, mientras se cercaba a la chica.

—Me contó Sean que el resultado de tus análisis habían sido negativos— expresó con extrema felicidad.

—Así es, por suerte casi todo salio bien.

— ¿Por qué lo dices? Acaso tienes otro problema— ambas caminaron hacia donde se encontraban unos troncos de árboles para tomar asiento.

—Lo que pasa es que el niño, el hijo del hombre que me ataco, esta muy mal, no creo que logre sobrevivir— el pesar en las palabras en la rubia era casi tangible, de verdad le dolía una enormidad no poder hacer nada para salvar la vida de un paciente.

—Vamos Sere, sabes que en este lugar y debido a la enfermedad del pequeño es muy difícil que se salve, no deberías culparte.

—Lo sé, pero siento que de todas maneras podría hacer algo más y no logro encontrar manera para hacerlo— Serena miro fijamente a los ojos a su amiga, mientras un suspiro de tristeza escapo por sus labios, la pelirroja la estrecho en un calido abrazo para reconfortarla.

—Has hecho mucho más de lo que cualquiera de nosotros podría haber hecho. Realizaste una cirugía sumamente compleja con el mínimo de condiciones necesarias y aun así fue un éxito, esto ya no esta en tus manos— le susurro al oído.

—No fue un éxito, si hubiera sido el niño ya estaría bien.

—Sabes que el Ébola no tiene cura, en nuestras manos solo esta el poder contener las hemorragias, pero si ese maldito bicho se niega a abandonar al paciente, no podemos hacer nada… vamos amiga, deja de atormentarte y levanta esos ánimos que mucha gente depende de ti— termino diciendo con una gran sonrisa.

—Gracias Mel, no sé que haría sin ti— la rubia le devolvió la sonrisa y ambas se fueron caminando hacia cada una de sus tiendas.

—deberías de una buena vez dejar de pensar en tantos problemas y darle una oportunidad a Sean, el te ama…

—Mel— expreso la rubia en tono de advertencia.

—Ya sé, ya sé "lo quiero pero como amigo"— dijo imitando la voz de Serena —eres una tonta, Sean es un excelente partido que además esta profundamente enamorado de ti. Yo en tu lugar ya lo hubiera aceptado— Serena no contesto nada, solo se limito a ingresar a su tienda y se dispuso a dormir. Mañana seria un largo día.

Melissa Smith, o Mel como la llamaba Serena, era una chica muy alegre y espontánea que a la hora de decir lo que pensaba no tenía ni la más minima consideración. Era de origen norteamericano y pocos meses después del arribo de Serena al Congo ella había llegado para hacerse cargo del área de Ginecología y Obstetricia del hospital. Ambas desde el comienzo hicieron un excelente equipo de trabajo lo que les facilito sembrar una gran amistad que les sirve para enfrentar de una manera más grata el terrible panorama que las rodea, ambas chicas y Sean han afianzado un lazo indestructible de amistad y compañerismo, pero inconcientemente también crearon un incomodo triangulo amoroso. Sean enamorado de Serena, Mel enamorada de Sean y Serena totalmente cerrada al amor, lo bueno del asunto es que este lío amoroso no empañaba la relación de amistad entre los tres por lo que disfrutaban de buenos momentos juntos cuando sus trabajos y labores se los permitían.

Los días pasaron y con ello también la fatídica noticia de que el niño aquejado por Ébola había fallecido producto de las incontrolables hemorragias. En promedio, en este tipo de casos, los pacientes no lograban sobrevivir más de siete días, Serena haciendo esfuerzos monumental logro mantener con vida al pequeño durante doce días, lo peor del caso es que el infante había presentado cierta mejoría al octavo día de hospitalización, cosa que ilusiono y esperanzó mucho a la joven doctora, que jamás pensó que una recaída tan severa le quitaría la vida a su paciente.

Serena estaba devastada, no era primera vez que veía morir a un niño pero esto no evitaba que le doliera. Lo peor fue comunicarle la noticia a la familia, que consistía solo en un padre y un pequeño hermano de dos años. Mismo padre que la había ataco y que termino disculpándose y expresándole su infinita gratitud por todos los esfuerzos que la rubia había realizó por salvar la vida del niño. Cuando Serena le comunico la noticia al padre, un señor llamado Nigel, se entero que hace unos seis meses la aldea donde habita fue asaltada por un grupo de rebeldes congoleños que incendiaron cada una de las chozas destruyendo por completo la pequeña aldea y como si esto fuera poco muchas mujeres, entre ellas la esposa de Nigel, fueron violadas y luego asesinadas frente a los ojos de sus hijos y esposos. Los rebeldes comenzaron a reclutar niños, los que a la postre son enviados a lugares mineros estratégicos de donde obtienen diamantes o coltán. Los niños son obligados a consumir sustancias alucinógenas altamente adictivas, de esta manera los mantienen sometidos a cambio de un poco de esa sustancia para satisfacer las necesidades que los propios rebeldes les internan a sus vidas. Otros niños son entrenados como soldados en base a manipulación psicológica y el mismo método de las adicciones los convencen de que están luchando por una causa justa y que al estar cercanos al grupo rebelde se convierten en seres excepcionales que deben aniquilar todo aquel que ose ponerse en su camino. El segundo hijo de Nigel fue reclutado y de él no saben nada, el pobre hombre vio como violaban y asesinaban a su esposa e hija, para luego llevarse a uno de sus hijos, el solo logro salvar a su primogénito y al más pequeño. Y ahora la desgracia volvía a golpearlo con la muerte del niño contagiado de Ébola y el VIH. Serena se enfrento al hombre con un poco de temor a ser de nuevo atacada, pero Nigel visiblemente arrepentido de su comportamiento le explico que su arrebato se produjo producto del temor que sentía de perder a su hijo, pero que con el paso de las horas comprendió que ella solo quería ayudar al niño aun sabiendo que esa terrible enfermedad era imposible de burlar. El hombre abrazo con efusividad a la rubia demostrando lo agradecido que estaba por la labor que ella cumplió, le entrego palabras de reconforte, era increíble, Nigel acababa de perder a su primogénito y al notar el dolor en la rubia hizo a un lado su propio sufrimiento para tratar de consolar a la doctora que sufría por la muerte de uno de sus pacientes. Después de despedirse tras la promesa del hombre negro de llevar a su pequeño hijo para un control medico Serena intento volver a sus labores, pero el dolor la tenia aturdida, por lo que Sean y Mel la obligaron a dejar sus obligaciones, la rubia al no tener más opciones acepto a regañadientes y dejo que sus amigos se encargaran de todo. Tenía un poco de tiempo libre y necesitaba con suma urgencia distraerse por lo que decidió ir a la pequeña ciudad provincial de Kivu del Norte llamada Goma, era una pequeña ciudad donde aun existía el comercio y se podía decir que la vida por momentos era relativamente normal. comenzó a caminar por las calles, sin rumbo fijo, ella solo caminaba mientras pensaba en todo lo vivido en los últimos años de su vida y en especial en el pequeño que esa mañana había dejado de existir, iba sumida en sus pensamientos recorriendo las calles cuando unos estruendosos ruidos, gritos y el rechinar de las llantas de una camioneta la sacaron de su ensimismamiento, alzo la vista y distinguió que a unos cuantos metros de su posición un grupo de niños acompañados de dos adultos descendían de la camioneta, eran unos diez niños que no superaban los doce años de edad, todos muy bien armados con rifles y ametralladoras, que comenzaban a disparar a diestra y siniestra sin importarles la presencia de niños y ancianos. Ante la vista de Serena los cuerpos impactados por las balas caían al suelo envueltos en un mar de sangre, pero eso era solo el comienzo, a las espaldas de Serena un contingente de hombres armados del Ejército Patriótico Ruandés (APR) llegaba para hacerle frente a los rebeldes que habían abierto el fuego en un comienzo. De pronto la situación en la que estaba envuelta golpeo sus pensamientos estaba en medio de un combate entre militares ruandeses y rebeldes congoleños, los dos grupos fuertemente armados y sin la minima preocupación por las personas ajenas al enfrentamiento. La rubia quedo en shock, donde miraba veía gente muerta o herida, a otros huyendo despavoridos y los combatientes matando a quien se cruzara en su camino, Serena corrió a refugiarse de las balas pero en su intento se topo con una mujer de unos cincuenta años que rogaba por ayuda, sin pensarlo dos veces la chica se acerco hasta la mujer divisando la herida a bala que esta tenia en su muslo izquierdo, con dificultad la levanto y arrastras la llevo hasta un lugar seguro donde comenzó a darle los primeros auxilios a la herida, no podía hacer mucho, por lo que se preocupo de contener la hemorragia y para esto rompió una parte de su blusa para usarla como torniquete, rodeo la pierna de la mujer con el genero y la amarró justo por encima de la herida mientras que obligaba a la mujer a presionar el lugar donde había recibido el impacto, una vez que el torniquete estuvo bien puesto en su lugar, retiro las manos de la mujer y comenzó a examinar la herida, aparentemente el proyectil había salido del cuerpo de la ciudadana al atravesar en su totalidad el muslo, por la cantidad de sangre que brotaba del pequeño orificio la rubia supuso con pesar que la arteria más importante de la pierna había sido dañada, era de suma importancia que la mujer fuera llevada al hospital para detener el sangrado, pero era imposible salir de ese lugar con las balas volando por todos lados, una vez más la rubia tenia en sus manos la vida de un ser humano y no podía hacer nada. La mujer la miro con ternura mientras que trataba en vano de alejar a la chica.

—Cariño, deber irte— le dijo la mujer— los soldados y rebeldes se acercan a este lugar y cuando nos encuentren nos mataran.

—No puedo dejarla aquí— expreso la rubia con desesperación. Ella también había distinguido la cercanía de los combatientes.

—Tienes que hacerlo, yo no puedo moverme y conmigo arrastras serias una presa fácil para ellos, por favor salva tu vida— la mujer acaricio con sus manos ensangrentadas el rostro de Serena, que se negaba a abandonarla.

—No, yo la ayudare, no puedo irme sola— la rubia hizo el amague de levantar a la mujer del suelo, pero unos fuertes brazos rodearon su cintura para levantarla a ella del suelo, Serena supuso que era un hombre el que la tenia apresada, por su cabeza la primera idea que cruzo fue que uno de los militares la había encontrado y que ahora iba de camino a ser violada y luego asesinada, o peor quizás la convertirían en una esclava sexual. Todos esos pensamientos fueron borrados de su mente cuando vio como un niño perteneciente a los rebeldes se acercaba a la mujer, que ella había ayudado, con claras intenciones de asesinarla, comenzó a moverse alborotadamente para zafarse del agarre de su captor, pero todos los intentos eran inútiles, el condenado hombre era demasiado fuerte. Por más golpes y gritos que le dio al hombre no consiguió nada, mientras se alejaban de la mujer Serena no lo quito los ojos de encima a ella, quien le sonrío y pronuncio un "gracias" antes de ser acribillada por el niño que tenia en frente, el llanto embargó a la rubia quien comenzó a gritar de forma más desesperada.

—Cállate de una buena vez, maldita loca, que si sigues así nos encontraran y mataran a ambos— le dijo con extrema rudeza el hombre que la cargaba mientras corría a gran velocidad. Serena dominada por el miedo decidió hacer caso y dejo de gritar, aunque no pudo reprimir los sollozos que emitía producto del miedo y el dolor emocional que sentía. El hombre llevo a Serena a un lugar desolado, donde se escondieron detrás de unos escombros para no ser vistos por los rebeldes o militares que rondaban la ciudad, una vez ahí el fuerte hombre dejo con brusquedad a la chica en el suelo, mientras esta masajeaba su adolorida cintura, que producto del poco delicado agarre del hombre había resultado lastimada.

—Eres un canalla, permitiste que la mataran— expreso histéricamente en alusión a la mujer que vio ser asesinada.

—deberías agradecerme que te salve la vida y dejar de una buena vez de chillar… "niñita"— le respondió el hombre con fastidio.

—No soy una niñita soy una mujer— la rubia no supo porque hizo esa aclaración, solo sabia que estaba furiosa por el comentario y la actitud arrogante de ese hombre.

— ¡JA! No hace falta que lo digas, lo estoy viendo por mi mismo— le dijo mientras lanzaba una muy poco discreta mirada al sensual escote de la rubia, quien se sonrojó al extremo al sentir la penetrante mirada del hombre. Serena trato, sin mucho éxito, de cubrir su escote cruzándose de brazos, pero al ver la mirada burlesca del hombre sintió como la ira la comenzaba a dominar, si antes estaba furiosa ahora estaba hecha una fiera.

—Mira grandísimo idiota yo…— la chica no alcanzo a terminar su berrinche porque el hombre se abalanzo hacia ella y con un ágil movimiento la tumbo en el suelo dejando caer su peso sobre ella pero procurando no hacerle daño. Un gemido de dolor producto del golpe no alcanzo a salir de los labios de la rubia ya que el hombre le tapo con una de sus manos la boca.

—Shhhii, guarda silencio estamos rodeados de militares— le susurro al oído. Serena agudizo su oído y pudo escuchar las pisadas y los murmullos de los hombres del Ejército Patriótico Ruandés, cuando los soldados comprobaron que el área estaba desierta, según ellos, se alejaron dejando a la pareja en la misma posición, él estaba sobre ella, tumbados en el frío suelo y con sus rostros a escasos centímetros. Serena por primera vez observo a su acompañante quien tenía el rostro cubierto por un pasamontañas que dejaba al descubierto unos hermosos ojos verdes, de mirada profunda y penetrante y unos labios que tenían tatuada la palabra "bésame". Sus cuerpos estaban tan juntos que el tacto de la rubia podía identificar claramente cada uno de los músculos del varonil y bien formado cuerpo del "idiota" que tenia encima. Un impulso que no pudo reprimir llevo a la rubia a dibujar con sus dedos las curvas que uno de los brazos del hombre tenia, mientras que el chico de forma muy delicada retiro unos cabellos rebeldes que se habían posicionado en el rostro de Serena, la sutil caricia hizo que un estremecimiento recorriera por completo el cuerpo de la joven doctora que motivada por la agradable sensación cerro sus ojos mientras se mordía el labio inferior inconcientemente— no te hagas ilusiones, que no me gustan las rubias— el comentario altanero del ojiverde desconcertó a la chica que abrió los ojos mientras el hombre se incorporaba, él como todo un caballero le tendió una mano para que se pusiera de pie, que ella con un gesto poco amable rechazo y se levanto sacudiéndose la tierra de la ropa. Estaba molesta pero no sabia si era porque detestada en demasía a ese hombre o porque le agradaba mucho su compañía, pero dejo de pensar en eso cuando divisaron que unos niños del grupo rebelde se acercaban al lugar donde ellos estaban, lograron identificar que tenían apresados a muchos ciudadanos comunes y corrientes.

—Tenemos que hacer algo— dijo Serena para incentivar a que el hombre la apoyara para ir en ayuda de las personas cautivas.

—No podemos, si lo hacemos nos mataran a nosotros también— las palabras del hombre fueron rotundas, por lo que Serena decidió no insistir, mejor pensaba en una manera de ayudar a esas personan ella misma.

A pocos metros de distancia se posicionaron los niños rebeldes con sus prisioneros, a los cuales hicieron formar una fila frente a un trozo de concreto que se había desprendido de una de las construcciones del lugar. Uno de los niños empujo al frente a un hombre que llevaban apresado y sin ninguna compasión le disparo a quemarropa entremedio de los ojos, Serena al ver esta cruel escena y comprobar que harían lo mismo con el resto decidió interferir pero el hombre a su lado se lo impidió sujetándola fuertemente de la cintura, apegando la espalda de la rubia contra su fornido pecho y tapándole la boca para que no hiciera ruido.

—Observa— murmuro en su oído— Serena fijo la vista en el grupo de personas y lo que vio la dejo sin habla. Uno de los hombres cautivos salio en defensa del resto de los prisioneros, acción que molesto de sobremanera a los rebeldes que a punta de golpes lo llevaron hasta el frente de todo el grupo.

—Elige— dijo una de los niños al hombre denominado por ellos mismo como el "defensor"— ¿tus manos o la vida?— pregunto mostrando una afilada hacha. El hombre padre de familia no lo dudo y decidió perder sus extremidades a dejar desamparado a su hogar. El niño que tenia en sus manos el hacha se acerco hasta el hombre y lo hizo posicionar sus manos sobre el trozo de concreto allí presente, en un violento movimiento impacto el arma contra una de las manos de el "defensor" y con un segundo impacto cercenó la segunda mano, el hombre lanzaba alaridos de dolor mientras se revolcaba en el suelo tratando de mitigar el cruel castigo, sin piedad alguna los rebeldes rieron con desenfreno, para luego abrir fuego en contra del hombre mutilado que termino siendo asesinado de igual manera. Serena ante la atrocidad que vio comenzó a llorar con desesperación pero en silencio. El acontecimiento del cual fue testigo privilegiada la dejo trastornada, no se explicaba como unos niños podían ser capases de hacer semejantes barbaridades y lo peor de todo era que se regocijaban con el dolor ajeno.

—Ves, por eso no podemos interferir, es tu vida o la de ellos— dijo el hombre de ojos verdes, mientras abrazaba posesivamente a la rubia para darle consuelo.

La chica no supo cuanto tiempo paso observando las atrocidades que los rebeldes realizaron a sus propios compatriotas, mientras era confortada en los fuertes brazos de su acompañante, cuando todo acabo y los niños se retiraron del lugar, Serena se dejo caer pesadamente al suelo mientras sus lagrimas continuaban recorriendo su angelical rostro, el chico con una ternura indescriptible se agacho para quedar a la altura de ella y con sus dedos seco cada una de las lagrimas de la rubia quien lo miro sorprendida pero a la vez agradecida, la mirada de ese hombre sobre sus ojos la hizo sentir reconfortada y logro sanar en parte el gran sufrimiento que la aquejaba. A pesar de ser un "idiota" ese hombre fue fundamental para ayudarla a manejar esa situación, de no ser por él ella muy probablemente estaría muerta.

—Muñeca, será mejor que te vallas de este lugar, pronto llegara el ejercito del Congo y te aseguro que no querrás estar aquí— le dijo con seriedad — deberías escoger lugares más seguros para vacacionar— sin más se dio media vuelta y se marcho de ese lugar dejando atrás a una estupefacta rubia que quiso insultarlo por llamarla "muñeca" y "turista" pero su aturdimiento no la dejo. Sacudió la cabeza y se levanto para ir a buscar la camioneta que trajo consigo para venir a Goma.

¿Muñeca? ¿Quién se cree ese idiota para llamarme así? además yo no estoy de vacaciones en este lugar para que insinúe que soy una simple turista, ¡Bah! es un engreído petulante, descortés, arrogante y sobre todo un idiota— pensó la rubia mientras manejaba de camino al lugar donde estaba apostado el hospital de campaña, la verdad es que ese hombre la hizo sentir cosas abruptamente opuestas que lo único que consiguió fue dejarla con un manojo de líos en su cabeza, no se explicaba como pudo dejarse llevar de esa forma cuando estaban tumbados en el suelo, el hombre, ese, pudo haber hecho lo que quisiera con ella y ella simplemente no hubiera puesto ni la más minima resistencia a pesar de que era un "idiota".

Cuando llego al hospital de campaña monumental alboroto se formo cuando la vieron llegar en esas condiciones, es que estar cubierta de sangre, con la ropa estropeada y un aspecto de zombi a cualquiera impresiona. Al poco tiempo ya estaba sobre una de las camillas siendo examinada por su amiga Mel, quien le curo las pocas y leves heridas que tenia y la interrogo acerca de lo que había pasado cuando estuvo conforme y segura de que la rubia estaba bien, Mel la dejo descansar en la misma camilla, la chica estaba algo mareada, lo más probable, producto del sistema nervioso. Serena comenzó a cerrar los ojos para descansar un poco antes de retirarse a su tienda, pero unas pequeñas manos acariciándole el rostro de manera suave la sacaron de su letargo, fijo la vista en el costado de su cama y se encontró con un niño de raza negra, con visible aspecto de desnutrición, de no mas de siete años que la miraba con preocupación y muy afligido.

— ¿Qué pasa pequeño?— pregunto la rubia con una sonrisa.

— ¿Estas bien?— fue lo único que dijo el niño.

—Claro que si, solo estoy un poco cansada pero nada grave— volvió a sonreírle al pequeño que tras las palabras de Serena se relajo y también le sonrío de manera tierna.

—Como tú me has cuidado desde que yo estoy aquí, ahora yo te cuidare a ti— dijo el niño mientras tocaba la frente de Serena e imitaba a la misma rubia cuando ella era la que lo examinaba. Esta acción conmovió de sobremanera a la joven doctora, ese niño era un pequeño que había llegado al hospital muy enfermo al borde de la muerte gracias a su desnutrición y una severa pulmonía que Serena supo mejorar con eficacia, ahora el niño estaba fuera de peligro, pero lo mantenían internado para revertir la terrible desnutrición que mantenía.

Por este tipo de niños era que Serena confirmaba que el estar en ese horrible lugar era un regalo, por gente como ese pequeño ella era capas de sacrificarse, porque sabia que se lo merecían a pesar de estar rodeada por la oscuridad siempre había un rayo de luz que la hacia seguir a delante, un rayo de luz como el pequeño niño que la estaba cuidando. Este día la rubia había vivido las dos caras que la Republica Democrática del Congo tenia por un lado las personas maltratadas y pisoteadas como Nigel y su familia, por otro lado los soldados y rebeldes que comenten los peores crímenes a la humanidad que a pesar de su maldad y aborrecibles crímenes no lograban opacar la bondad y el amor de las personas como Nigel, la mujer que ayudo en medio de la batalla y este pequeño niño que la observaba con ternura y admiración. Es por este tipo de personas que Serena estaba feliz de haber abandonado su antigua vida donde gozaba de la comodidad de su lujoso departamento en medio de la magnifica ciudad de Paris por esta nueva vida donde no tenia ni la más minima comodidad, donde era testigo de atrocidades repugnantes, pero donde aun existía, en algunos, el amor, la esperanza y el deseo de ser libres y felices, de tener una vida en paz y si ella, Serena Tsukino, podía contribuir con un granito de arena ella lo iba hacer. Este día comprendió que ella no era una diosa para poder salvar a todo el mundo, que los tiempos de ser Sailor Moon habían quedado atrás y que ahora era solo una doctora que lucharía por salvar y ayudar a las personas dando su máximo esfuerzo, sabia que era difícil y que en el camino se llevaría grandes decepciones, pero la dicha de salvar al menos a una persona la ayudaría a seguir adelante. Esta era su nueva vida y que no cambiaria por nada del mundo porque aquí ella realmente era importante y fundamental al menos para unos pocos.

Capitulo II: "El reencuentro"