¡Hello!

Disclaimer:
Los personajes de "How to train a Dragon" no me pertenecen. La historia tiene algunos cambios respecto al "linaje" de los personajes, pero conservan su personalidad y viven en Berk.

Capitulo 1: Deseo hecho jamas deshecho

-¡Genial! ¡Estamos, como siempre, atrasados!- le grite a Patapez cruzando los brazos, siempre ocurría lo mismo, las últimas tres semanas habían sido sencillamente horribles, indeseables, extremadamente caóticas. Los dragones fueron, son y serán el tema central de caos en Berk, quizás lo serán para siempre. ¡Pero cuando hablamos de mi tema central de caos; estamos hablando de un enano, con cabello castaño y ojos verdes que no sabe hacer nada bien! ¡Hiccup III Horrendo Abadejo! ¡El hijo del jefe, el heredero al trono, el pescado parlanchín, bueno para nada, inútil de Hipo! ¡Todo lo hace mal ese vikingo!

-Tranquila, Astrid. Seguro le tomo tarde, o tuvo un accidente.- intentó de tranquilizarme Patapez.

-Es la sexta vez esta semana que llega tarde..- dije y me girsusurrécuchar pasos que parecían venir del bosque.

-¡Chicos! ¡Lo lamento! ¡Lo lamento, me atrase! Sé que Bocón dijo que si no llegábamos a las doce al entrenamiento no podríamos graduarnos de vikingos pero…- comenzó a excusarse el hijo del jefe tan pronto llego a donde estábamos.

-¿Lo lamentas? ¡El entrenamiento termino, Hiccup! No pudimos participar del entrenamiento, porque el tercer miembro de nuestro patético grupo no estaba.- le dije aún más enojada que antes.

¡El no merece estar en este entrenamiento! ¡El solo debería estar en la herrería ayudando a Bocón! ¡O encerrado en un cuarto donde simplemente no estorbe! ¡Argh! ¿Por qué no puede hacer nada bien?

-Lo siento, Astrid, no se repetirá.- me dijo bajando la mirada.

Bueno, quizás, quizás soy algo dura con el…incluso me ha hecho sentir como la peor vikinga al poner esa expresión de vikingo herido. ¡Pero no! ¡No conseguirá que deje de estar enojada! ¡O por lo menos no conseguirá hacerme cambiar de opinión, bueno…quizás…

-¡Astrid! ¿Llego tu mano derecha? ¡Bocón dijo que si vuelven a llegar incompletos los reprobará a todos!- se burlo Patán, consiguió que mi coraje aumentara aún más que al inicio.

-¡Si vuelves a perderte, Hipo…considérate vikingo muerto.- lo amenace con mi hacha antes de entrar al bosque.

¡Ser una vikinga oficialmente es todo lo que deseo en mi vida! ¡Cuando Bocón nos dijo que comenzaríamos con el entrenamiento fui la primera en llegar a la zona de entrenamiento, pero no contaba con que nos asignarían en grupos de tres! Y por desgracia Abadejo, por cosas del azar, le toco ser parte de mi grupo. Es obvió que la vergüenza andante de Berk solo está en el entrenamiento porque su padre es Estoico el Vasto, jefe de los berkianos, sino fuese por su linaje jamás hubiese entrado en el entrenamiento.

-¡Desearía que Hipo no fuese un berkiano! ¡No fuese de mi equipo! ¡No fuese nuestra vergüenza!- grite mientras caminaba en el bosque y arrojando mi hacha hacía los arboles.

-¿Lo deseas en realidad? – cuestionó una voz

-¿Qué?- pregunte girándome en todas direcciones.

-Un deseo por día, un deseo concedo, si en realidad lo deseas solo tienes que pedirlo.- dijo la voz nuevamente.

- ¿Quién está ahí?- cuestioné sacando mi hacha del tronco.

-¿Lo deseas o no?

-¿Quién eres?

-¿Sí o no?

-Sí, lo deseo.- susurré rendida, quizás era producto de mi subconsciente, realmente estoy algo agotada; entre el entrenamiento, los deberes de la casa, las noches en vela evaluando extraños pensamientos que pasan por mi mente en mis apenas 18 años.

-Un deseo por día, un deseo concedo, no hay devoluciones.

Tras esas palabras me sentí inmersa en una niebla profunda, de momento me sentí mareada y luego todo oscureció…me desvanecí. Poco a poco fui recobrando la consciencia, abrí los ojos encontrándome en una habitación que no conocía, era amplia, bonita, incluso tenía un peculiar arroma que me agradaba. ¡Auch! Susurre poniéndome en pie y tocando mi cabeza, me latía horriblemente.

-¡Astrid! ¡Baja a comer!- escuche la voz de mi madre, me acomode el cabello y salí rápidamente del cuarto me encontré con unas escaleras inmensas, definitivamente no estoy en casa. Me tomo algunos minutos llegar hasta donde mi madre estaba, parecía un comedor, pero no era como nuestro comedor, era otro, mas grande.

-Hola mama. ¿Remodelaciones?- pregunte rascándome la cabeza. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? ¿Cómo remodelaron la casa tan rápido? ¿Cuándo paso?

-¡Que graciosa, Astrid! Siéntate a comer.- me dijo colocando un plato delante de mí.

-¿No esperamos a mi padre? – pregunte confundida, no solemos comer sin él; dije rascándome la cabeza.

-Te levantaste chistosa hoy Hofferson.- me dijo mi madre riendo y sentándose junto a mí.

-¿Cómo?- pregunte confundida.

-Tu padre está resolviendo asuntos del pueblo, querida, como todos los días.

-¿Asuntos del pueblo? ¿Todos los días?

-Se que has estado muy presionada desde que te haces cargo del escuadrón apaga fuego, pero nunca olvides que eres la princesa de Berk querida, y que tu padre, como Rey, tiene sus compromisos. No sé donde tienes la cabeza últimamente, querida…espero que no estés enamorada de ningún vikingo.- me dijo guiñándome un ojo antes de seguir comiendo.

¡Espera! De momento me sentí petrificada, asfixiada, intoxicada, sentía que se me acababa el aire, que me ahogaba, que me moría (aunque no se cómo se siente morir ahora que lo pienso). ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué es todo esto? ¿Y Estoico? ¿Hipo?

-Espero que el tal… ¿Cómo se llamaba? ¡Claro! Espero que Patán Mocoso no haya conseguido al fin ganar tu corazón.- me dijo tomando su zumo.

-¡No! ¡Por supuesto que no!- no sé donde estoy, pero ni en este mundo, ni en otro, ni en el mío propio le haría caso a Patán Mocoso, primero muerta.

-¡Tranquila, está bien!- me dijo mi madre riendo.

-Voy…a salir un momento.- le dije levantándome.

-Claro, no olvides la reunión de hoy en la noche, los Desquiciados llegan, como buenos anfitriones tenemos que proporcionarles la mejor bienvenida.- me dijo mi madre levantándose a limpiar los platos.

-¿Los Desquiciados? – pregunte confundida.

-Si querida, ya te lo habíamos informado, avísale a tus amigos que no lleguen tarde.- me dijo mi madre y siguió limpiando.

Definitivamente…infartare. A todo esto… ¿Qué ha pasado aquí? ¡Tengo que encontrar a esa voz loca! Con ese pensamiento, salí corriendo hacia el bosque donde hace algunos ¿minutos? ¿Horas? ¿Días? Había escuchado aquella extraña voz.

-¿Donde estas? ¡No te escondas! ¡Tengo un nuevo deseo!- grite mientras caminaba por el bosque. Los espesos arboles desprendían su arroma de siempre, y la arena estaba húmeda lo que quiere decir que había estado cayendo una lluvia hace no mucho tiempo.

-Vamos voz extraña, necesito que aparezcas.- grite a pulmón abierto sin detener mis pasos.

-¡Deseo, deseo! ¡Hoy tengo un deseo! – insistí algo enfadada.

-¡Quiero deshacer mi deseo!- grite arrojando mi hacha hacía un árbol.

-Los deseos hechos no son deshechos.- volví a escuchar esa voz.

-¿Qué? Pero no hablaba enserio, no deseo que Hipo y Estoico desaparezcan. ¡Jamás dije eso!

-Este fue tu deseo: Que Hiccup Hadock Abadejo III no sea un berkiano. La única manera de hacerlo realidad es enviándolo a él y a todas sus generaciones lejos de Berk.

-¿Qué? ¡Pero no! ¡Yo no hablaba enserio! ¡Estaba enfadada! ¡Acababa de molestarme con el tonto de Hipo! ¡No quiero vivir un mundo sin que Hipo este ahí estorbando! ¡No quiero ser princesa de Berk! ¡Eso no era parte de mi deseo!

-Deseo hecho jamás deshecho.

-¡Deja de repetir eso!- grite volviendo a arrojar mi hacha a otro árbol.

-Si es todo lo que…

-¡Espera! ¿No hay forma de deshacerlo?

-Deseo hecho jamás deshecho…pero…recuerda una cosa jovencita…no importa donde estés…sigues siendo lo que eres...que cambies de lugar…no quiere decir que cambies de historia.

-¿Qué quiere decir eso?

-Gracias por pedir un deseo. Un deseo por día, un deseo concedo.

-¡Espera! ¿Sigues ahí?

Nada. Volví a estar sola en el bosque. No es como si antes no lo hubiese estado, pero ahora lo estoy aun más que antes. Hice mi camino hacia el pueblo de Berk rápidamente, me sentía miserable, me sentía la peor vikinga del mundo. ¡Como fui capaz de desear algo tan absurdo! En realidad, jamás pensé que se hiciera realidad. ¡Vamos siempre pensé que era un juego de mi mente! ¿Qué clase de mala broma es esta? Yo solo quiero ser la mejor vikinga de Berk. ¿Es mucho pedir?

Salí del bosque algo enfadada, conmigo, con la voz, con todo y con nada al mismo tiempo. Mi cólera no me había traído a buen sitio, así que no quiero estar enojada, solo quiero despertar y que todo esto sea un sueño. Deje salir un largo suspiro mientras hacia mi camino hacia el pueblo, todo estaba exactamente igual que antes. Casas nuevas…en un pueblo viejo…no había nada distinto aparentemente.

-¡Astrid! Te estábamos buscando.- dijo Patapez llegando a mi altura.

-¿A mí? ¿Para qué?

-Dijiste que nos reuniríamos a entrenar con los dragones de Bocón hoy.- me dijo Patán.

-¡Sí! Estamos listos para golpear algunos dragones.- dijo Brutacio riendo.

-¡Ah! ¡Claro! ¡Lo había olvidado!- dije haciéndome la desentendida.

-Pero creo que deberíamos dejarlo para mañana, hoy…deberías ir a arreglarte para nuestra velada.- me dijo Patán pasando un brazo por mis hombros.

-Ni lo pienses.- dije sujetándole la mano e inmovilizándolo.

-¡Auch! Pensé que…serias mi pareja…habían dicho que la hija del jefe debía tener pareja para la fiesta, recibiendo de esta noche.

-Si necesitase una pareja, cosa que no creó cierta, te aseguro…que no serias tu Mocoso.- le dije soltándolo.

-Pero Patán tiene razón Hofferson, deberías estar arreglándote, hoy no es cualquier día. Los Desquiciados llevan años sin venir a Berk. ¡Y vienen a reafirmar tratados de paz!- celebro Patapez.

-Que emocionante.- susurre aburrida. ¡Este mundo no sería igual sin los Abadejo! Es como si faltase algo, como…si me faltase algo…diría que…tengo lo que cualquier vikinga desearía… ¡Por Merlín, jamás pensé que sería la princesa de Berk!

-Anunciaron que vendrán los hijos de los dos jefes desquiciados.- dijo Brutilda acomodándose la enorme trenza.

-¿Y eso que tiene de emocionante? ¡Yo estoy aquí! ¡No hacen falta esos dos bobos!- se quejo Patán levantando los hombros y sacando pecho.

-Dicen que Dagur es el vikingo mas valeroso que una vikinga haya visto.- dijo Brutilda con aires soñadores; rodé los ojos algo exasperada. ¡Genial! ¡Esto cada vez se hace más interesante!

-¡También dicen que es…un demente, loco, sádico, obsesionado con pulverizar a los dragones!- dijo Brutacio cogiendo a Brutilda del cuello para hacer su demostración y ganándose golpes de parte de la vikinga.

-Ese Dagur, me da miedo.- susurro Patapez temblando. Vikingo cobarde, no importa cuántos cambios ocurran, el siempre será un cobarde. Espera…eso es lo que quiso decir la voz…somos lo que somos…entonces…quiere decir que…Hipo sigue siendo el mismo pescado parlanchín…pero… ¿Dónde estarán él y Estoico?

…..

Continuara

¿Qué os ha parecido? ¡Ira tomando forma mas adelante! ¿Algún comentario? ¿Sugerencia? ¿Dónde creéis que este Hipo? ¿Qué opináis de Astrid? ¿Qué creen que ocurrirá con la llegada de los Desquiciados? ¿Y Chimuelo?