Disclaimer: Ni los personajes originales ni el fanfic que estás por leer son de mi propiedad. Teen Titans pertenece a sus respectivos dueños y este fanfic fue escrito por FrivolousFlare, todos los créditos corresponden a dicho autor.


Le dolía verlos juntos. Verlos sentados acurrucados en los brazos del otro, abrazados en los pasillos, viendo el atardecer en la azotea. Era difícil mantener el control y tener que forzarse a mostrar esa sonrisa para que sus amigos pudieran ver que ella estaba bien.

Aunque no lo estaba.

Cada vez que los veía juntos, un monstruo de ojos verdes en la puta de su estómago gruñía y le rasgaba el corazón. Y dolía, le dolía más de lo que pudiera haber imaginado.

Sí, le dolía ver a Jericho y Raven juntos. Ver a Raven acomodándose en el regazo de Jericho o ver que él la abrazara de la nada. Pero Kole era fuerte y seguro podría superarlo pronto.

Al menos eso era lo que se decía a sí misma.

Pero todas las noches era perseguida por la misma pesadilla. Esa estúpida estúpida pelea. Ni siquiera podía recordar por qué había sido, tan tonto e irrelevante había sido. No podía decir quién había empezado, sólo que una vez que empezaron ya no pudieron parar.

¡Nunca te callas! –gesticuló Jericho muy enojado mirando a Kole desde el otro lado de la habitación– ¡Todo lo que haces es hablar, hablar y hablar!

— Bueno, ¡tal vez tengo mucho qué decir!

Tal vez dices demasiado.

— ¡Pues al menos trato de sacar conversación! ¡Todo lo que tú haces es tocar esa estúpida guitarra todo el día!

Kole entre cerró los ojos mirando el techo que tenía sobre su cama. Él le había dicho muchas cosas hirientes ese día, pero ella también lo había hecho. Si hubiera podido regresar en el tiempo, se habría retractado de todo.

— Como sea, Slade Jr –gritó Kole y Jericho abrió los ojos para luego fruncir el ceño con furia.

No metas al viejo en esto.

Kole se estremeció y suspiró, giró la cabeza y vio a Argenta entrar en la habitación. Ella sola se había dado cuenta de lo afectada que había estado por ese lío, pues siendo su compañera de habitación había escuchado sus sollozos y murmuros ahogados por las noches.

— ¿Estás bien, querida? –preguntó sentándose en la otra cama. Kole se sentó y sonrió con tristeza.

— Sí, estoy bien.

— ¿Sabes? Probablemente te sentirías mejor si sólo te disculparas con él –dijo Argenta luego de unos segundos de silencio.

— Lo sé –Kole suspiró–, pero siempre está con ella y no me siento cómoda hablando con él cerca de ella –admitió–. Y ya sé que es ridículo. Digo, Raven es mi amiga pero... No sé.

— Es prefectamente comprensible –le aseguró Argenta–. Te diré algo. Voy a tratar de separalo de Raven unos minutos para que puedas hablar con él.

— No, está bien –negó con la cabeza. Ambas chicas permanecieron en silencio unos miutos hasta que Kole volvió a hablar–. ¿Qué tal si... Si sigue molesto ya no quiere volver a hablar conmigo? O bueno, al menos dejarme hablar con él...

— Ten en cuenta que estamos hablando de Jericho, cariño. Seguramente se siente tan mal como tú, él no es de guardar rencor. ¿No recuerdas cuando Chico bestia le robó su guitarra? Ni siquiera permaneció enojado por mucho tiempo.

— Eso creo.

Kole se levantó y se alisó la falda antes de mostrarle una sonrisa débil a Argenta.

— Te veo luego, necesito un poco de aire fresco –dijo antes de salir de la habitación. Luego subió unos escalones hasta que llegó a la puerta que llevaba a la azotea.

La abrió despacio y echó un vistazo al rededor. Todo estaba en silencio. El sol estaba empezando a ocultarse tras el horizonte tiñendo las nubes de rosa dorado y enviando una onda anaranjada através del cielo.

Pero la vista de Kole de esa fantástica escena estaba bloqueada por la silueta de dos personas sentadas lado a lado. Al instante su corazón comenzó a golpearle el pecho y el monstruo de ojos verdes gruñó.

Raven le estaba hablando en voz baja a Jericho pero Kole no podía escuchar lo que estaba diciendo. Aguantó la respiración agudizando el oído para poder captar algo pero sólo pudo oír murmullos. De repente Raven dejó de hablar y Kole tuvo el más horrible presentimiento de que había sido descubierta y rápidamente retrocedió para esconderse.

Raven se giró pero no vio nada fuera de lo normal, así que pronto volvió a mirar al frente. Jericho miró sobre su hombro poco después de ella y notó algo que Raven no había notado.

La puerta no estaba como la habían dejado, alguien estaba ahí parado sin que pudieran verle. Él pensó que sabía de quién se trataba pero no alertó a Raven sobre eso. En lugar de ello sólo desvió la mirada y fingió no haber visto nada.

Cuando por fin pudo volver a escuchar los murmullos de Raven, Kole bajó las escaleras y no se detuvo hasta que bajó la torre hasta el primer piso y salió por la puerta del frente. Rodeó la torre para asegurarse de que estaba de lado contrario a la puesta de sol y se sentó en las rocas, luego se quitó las botas y dejó que el agua le acariciara gentilmente los pies.

Le gustaba estar afuera pues el aire libre la hacía sentir libre y le dejaba un sabor dulce en la boca. Inhaló profundamente y dejó salir el aire en un suspiro. Para entonces el sol ya se había ido por completo y la luna ya se reflejaba en el agua quieta y obscura como si fuera una hoja de cristal oscuro.

Tomando otro suspiro profundo, Kole pensó en lo mucho que ya había roto su corazón y todo el dolor y la tristeza que había tenido que soportar, en la rabia que estaba corriendo por sus venas y luego soltó el aire y lo soltó todo.

Dejó ir todas las emociones negativas que la habían dominado los últimos días y dejó ir al monstruo de ojos verdes que tenía en su interior. Y luego una sensación cálida llegó cuando por fin pudo dejarlo ir a él.