1 - "The One Shot"

Penal Code
Historia Original de FictionFreak95/BellaFlan.

Traducido por: Carla Liñan
Beta: Jocelynne Ulloa.


Edward POV

—Tengo una ASP (1) en la mira; voy a continuar y hacer una captura.

Reí bajito para mí mismo mientras lo decía. Esto de acostumbrarme a estar de encubierto iba a tomar algo de tiempo. Siendo policía por unos cuantos años, no era novedad la carga de trabajo, pero recién había sido promovido y estaba siendo un poco optimista, por así decirlo.

—Sabes, podrías solamente decir prostituta, Edward.

Alice. Mi hermana. Y para nada aburrida. Recientemente había obtenido su maestría en justicia criminal. Bien pudo haber tomado el examen hace años, como yo lo había hecho, pero era una perfeccionista. A diferencia de mí.

— ¿Y eso qué clase de oportunidad de aprendizaje te dejará? Tienes que saber tus siglas para tu examen de la siguiente semana.

—Eres un terco. ¿Nunca dejas de hablar de negocios?

—Ser un oficial de policía es un privilegio, Alice. Estoy honrado de hablar de negocios veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

Pero no.

Digo, no es que no me encante mi trabajo. En realidad amo mi trabajo. Es solo que… ya sabes, a veces es difícil conocer gente cuando trabajas dobles turnos para llegar a fin de mes.

Otra razón por la cual la promoción era algo bueno. Otra razón por la cual estaba demasiado emocionado por capturar a alguien esa tarde.

—Tienes razón. Lo siento —fingió lamentarlo—. Pero, vuelvo a lo mismo, tal vez si tuvieras sexo un poco más seguido, tendrías algo más de qué hablar.

Ugh. No de nuevo.

— ¿Sabes que es asqueroso, cierto? ¿Esta insana obsesión que tienes en mi vida sexual?

—Cállate. Para eso estamos las hermanas.

¿Es en serio?

—La gente va a empezar a pensar que tienes algún tipo de enfermo y retorcido enamoramiento hacia mí o algo.

Soltó un sonido de disgusto. —Edward.

—Y después habrá rumores sobre incesto… y después, ew.

—Edward Anthony Cullen.

Me reí. Era tan sencillo molestarla. —De acuerdo, de acuerdo. En serio me tengo que ir. Mi turno comienza en una hora, y quiero embolsarme a una perra antes de que termine la noche.

—Tal vez acepte tarjetas de crédito.

Rodé los ojos. —Me largo.

—Diez-cuatro.

Miré a mi delincuente mientras colgaba con mi pequeña hermanita. Definitivamente prostituta. Vestía todas las prendascorrectas, y me pregunté si existía alguna tienda en donde todas iban a comprar, o algo por el estilo. Ya sabes, algo solamente como para Parrandear en la Ciudad, o tal vez algún distribuidor subterráneo en línea como Vende Este Coño , o parecido.

Evalué el conjunto que vestía, imaginándome que ella había tenido que sacar algunos verdes en solo una noche.

Porque, honestamente, mostraba todos los atractivos correctos, en mi opinión.

Escote bajo, falda con dobladillo alto. Medias de red. Y no me hagas empezar con los tacones. Aunque mostraban esas dulces piernas que tenía. Debía tener cierta rutina de entrenamiento, porque unos músculos de la pantorrilla como esos, no se logran mientras estás acostada de espaldas con un pene en el coño.

¿Saben a lo que me refiero?

El maquillaje no era tan malo, tampoco, si el maquillaje es lo tuyo. Pero el cabello. Ay.

Por supuesto, no es que me importara un poco de acción desde arriba. Me podía imaginar total y completamente jalando de esa larga y follable colita de caballo que traía, sosteniendo sus rizos castaños.

De acuerdo, Cullen. Esto no es sobre eso.

Tal vez Alice tenía razón. Tal vez necesitaba tener sexo. Tal vez no estaría aquí sentado, fantaseando con prostitutas quienes probablemente han sido cogidas al menos por una docena de hombres. En el transcurso de la semana.

Me estremecí un poco.

Traer el nombre de Alice a la fantasía no ayudó a la situación. ¿Eso, combinado con lo que la había estado molestando acercadel incesto y la cantidad inapropiada de conocimiento que tenía sobre toda la acción que mi miembro había tenido últimamente? No era algo muy bueno. Sacudiéndome todos esos pensamientos de amoríos entre hermano-hermana, estacioné la patrulla en un parqueadero.

A veces, era muchísimo más sencillo acorralar a un Chulo (2) a pie, y ellos ni siquiera te veían venir.

Y no es un juego de palabras.

.

❤️

.

❤️

.

BELLA POV

Más temprano,ese día…

Me veía como una tienda de disfraces para prostitutas, lo cual era una descripción bastante cercana, pues había comprado el atuendo en una verdadera tienda de disfraces; pero, amigo…

—Voy a golpearte en las tetas, Alice.

— ¿Por qué? Te ves ardiente. Si no fuera porque tengo que trabajar hoy en la noche, definitivamente me vestiría como tu Chulo —ahuecó mis pechos—. No entres en pánico.

Mis manos formaron un puño y me lancé, pero sospechaba que ella podría atraparme. Y supongo que hablaba en serio y esas mierdas.

—Creo que necesitas cinta adhesiva de dos lados. Puedo ver algo rosa.

—Uh —no quería ser grosera o algo así, pero su mano seguía en mi pecho.

—Hey, ahora que estás soltera, ¿no te gustaría…?

—No me van las chicas —dije, lo más educada posible, retorciéndome para librarme de su pequeña, pero aún así, molesta mano exploradora.

—No hablaba de mí, tonta. Mi…

—No estoy lista para esto, Alice… salir en público, me refiero. Jake y yo acabamos de terminar la semana pasada. No lo siento correcto —la tome por la muñeca y la aparté de mi escote—. Y esta idea es estúpida. ¿Quién carajo tiene una fiesta temática de Párrocos y Zorras, de todas formas?

—Rose es Católica. También es un poquito extraña, si sabes a lo que me refiero —agitó las cejas como Groucho Marx (3)

Sí, sabía lo que quería decir.

Rosalie Hale era una de mis mejores amigas, lo cual mucha gente no entendía, pues mucha gente —gente que no me conocía— asumía erróneamente que yo era tímida, mientras que Rose era extrovertida y obstinada. Yo no era para nada tímida. De hecho, la gente que me conocía mejor sabía lo mucho que yo divagaba tontamente. También era muy obstinada… simplemente no veía el punto de compartir mi opinión con un montón de personas. Ya sabes, un cierto número de ellos de vez en cuando. Supongo que podrías decir que he perdido la fe en un montón de gente. Mierda, mi diálogo interno sonaba tan vulgar. Existía la posibilidad de que estuviera deprimida.

—No voy a ir. Dile a Rosalie que me enfermé o algo.

—Eso no es muy amable, Bella. Y no hay manera en que ella crea eso —Alice chasqueó la lengua. Rosalie decía que Alice cayó sobre ella una vez en la Universidad, y su lengua tenía habilidades natas en el arte del sexo oral. Tuve que tomarle la palabra. Todo lo que su lengua me había hecho era ese sonido de tsk.

—Deja de hacer esa cosa rara con la lengua. Aún así no voy a ir.

—Está bien, de acuerdo —cedió—. Te puedes quedar en casa y masturbarte con fotografías de Gordon Ramsay (4) mientras tu ex novio se coge a hombres de verdad.

—Con un carajo, hay tanta mentira en lo que has dicho —gimoteé, viendo hacia mis piernas. Huh. En un vestido con medias de red, mis rodillas deformes se veían casi candentes—. No me masturbo con fotos de Gordo… necesita estar gritándole a un chef, llamándolo un gusano rastrero, para que me haga venirme.

—Claro… porque eso es completamente normal —tuvo el valor de rodar los ojos, y su lengua todavía chasqueaba salvajemente.

—Es lo mío; no tienes que entenderlo —me encogí de hombros—. ¿Y tú crees que Jake ya se esté cogiendo hombres? Digo, recién salió del closet la semana pasada —eso apestaba. De verdad quería odiarlo, pero no podía. Pudo haber continuado con la charada de ser heterosexual por siempre si quería hacerme feliz… y él realmente quería hacerme feliz.

Era tiempo de superarlo, a pesar de todo. Quiero decir, lo había negado fervientemente, por supuesto, pero los tipos heterosexuales no hacían la mierda que hacía Jake —como ir de compras y escuchar Lo Mejor de Idina Menzelen Broadway, y blanquear su culo. Los tipos heterosexuales no checan a otros tipos heterosexuales cuando creen que sus novias heterosexuales no los están mirando. Los tipos heterosexuales no se asustan por tocar un coño, y Jake siempre miraba el mío con sospecha… como si fuera a morder o algo.

Literalmente me tomó a mí y a tres bomberos sacarlo de un armario en llamas… pero me estoy saliendo del tema.

—Yo ciertamente estaría flipando. Me refiero a que, solo imagina los diez años de frustración sexual reprimida que él soportó. No puedes culparlo en serio porque al menos trató de tener su caño encerado.

— ¡Gah, detente! —brinqué de la cama y abrí la puerta de mi cuarto para que pudiera verme en el espejo de cuerpo completo que había del otro lado. Mi cuerpo de hecho se veía bien en este vestido. A pesar de ello, mi cabello estaba de todas las maneras ridículas.

— ¡Casi perfecto! —chilló Alice.

—Casi… ¿puedes arreglarlo?

—No.

— ¿Por qué no? Tal vez si lo cepillas un poco.

Sacudió la cabeza. — El problema no está en tu cabello, Bella. Es tu psique. Ninguna cantidad de rímel va a llevarse todo ese dolor.

¡Oh, por Dios, qué perra!

No, en realidad no… odiaba cuando tenía razón, a pesar de todo. Y ella usualmente tenía razón.

.

❤️

.

❤️

.

Edward POV

— ¿Qué hay?

Decidí mantenerme tranquilo… ya sabes, seguirle la corriente, y después dejarle caer las esposas cuando preguntara por el dinero.

Excepto que… ella me ignoró.

Así que incrementé mi velocidad un poco y la intercepté. —Uhm… hooolaaaa.

Me miró chistoso. — ¿Seh?

— ¿Tienes prisa?

—Algo así… ¿hay algo que pueda hacer por ti?

—Depende. ¿Te ofreces a ayudarme o algo así?

—Uhm, en realidad no. ¡Oye, hay algo en tus pantalones! Una puta costosa, tal vez.

Espera… —En mis…

Mire hacia abajo. Mierda.

—Oh, mi Dios, ¿es esa una pistola?

—Depende de tu definición de pistola —le guiñé un ojo. Era como que linda. Tanto como una prostituta podía serlo, está claro.

—Bueno… ¿me puedes matar con esa cosa? ¿Tiene el tamaño reglamentario?

—Estoy bastante seguro de que reglamentario no es la palabra que usaría para eso. Y sobre matarte… trato de no lastimar a mujeres bonitas con gran cabello en estos días, a menos que tenga que hacerlo… o ellas me lo pidan… lo cual no es muy común.

— ¿Es muy grande, verdad? Sabía que el cabello era horrible. Dios, soy un asco.

Oh, mierda, ¿iba a llorar? ¿Las putas lloran? He capturado antes prostitutas en el acto, pero nunca lloraron… y esto eradiferente… se suponía que debía estar de encubierto y esas mierdas. ¿De todas formas, qué carajo estaba haciendo? —Oye, mira, no dije que no me gustara… es como que… muy a la Bea Arthur (5).

Oh, mi Dios. ¿Bea Arthur? ¿En serio?

—Era una mujer muy Hermosa.

—Realmente lo era.

¿Por qué estábamos hablando de Bea Arthur?

—Mira, estoy realmente nerviosa. No hago esto muy seguido…

Murmuré, —Eso nos hace dos.

—Sé que me veo ridícula. Como una furcia octogenaria.

— ¿Perdona… una qué?

Soltó una risita. —Vieja… como la muy hermosa Bea Arthur. Eres como que lindo, por cierto.

Tuve que reírme. No solo era una puta costosa, sino también lista, ingeniosa y… —También eres como que linda, sabes… —para ser una prostituta.

—¡Oh! No tienes que decir eso. Sé que me veo ridícula. Voy en camino a esta… cosa.

Aquí vamos. Lo siento, no puedo hablar ahora. Tengo que ir por unos cuantos clientes nocturnos.

— ¿Bueno, tal vez pueda acompañarte? Quiero decir, es como que peligroso este lado de la ciudad.

—Bueno, de hecho… no tengo que ir en realidad. Digo, si quieres hacer algo en lugar de eso… uh, soy una completa rara.

Amigo. Ya la tienes. Está cancelando citas por ti… aprovéchalo.

—Me anoto. ¿Quieres ir a… comer… algo?

Ay. Ahí es donde normalmente le preguntaría si quería ir a tomar un café conmigo. Estaba completamente fuera de mi elemento… ¿qué era lo que normalmente le pedirías hacer a una prostituta?

Oh.

Claro.

— ¡Claro! Quiero decir, no estoy vestida precisamente para El Plaza (6) o algo así, pero… ya sabes, mataría por un tazón de pudín.

¿Tazón de pudín? ¿Era algún código para putas para venirse en mi cara o algo así?

—Uhm… de acuerdo.

—Con crema.

Definitivamente era un código par acorrerse en mi cara.

—Bueno, está este… lugar… digo, mi lugar… no está lejos… y creo que tengo… pudín.

— ¡Sí! ¡Me encanta el pudín de cualquiera! Creo que has salvado mi noche.
Uhm… no sé tu nombre, perdón. —Frunció el ceño.

—Oh, es cierto —idiota.

Me contuve para mover mi mano porque, bueno, no sabía exactamente cómo las prostitutas y sus clientes se presentaban normalmente… y sonreí. — Edward. Soy Edward Cul… Masen.

Sin nombres reales, amigo. Probablemente no era propio del protocolo de los clientes.

— ¿Tu apellido es CulMasen?

—Masen, solamente Masen. Edward… Masen. Sep, ese soy yo. —Oh,por todos los cielos.

—Soy Bella cul-Swan —me guiñó el ojo. (7)

Me atraganté, y me reí. —No puedes hablar en serio.

—Nah, nunca me acuses de ser seria. Difícilmente sucede. Digo, solo mira lo que estoy usando.

Odiaba decirlo. Me refiero a que, nunca antes había conocido a una puta, pero me estaba empezando a agradar esta chica. Era realmente… divertida.

—Bueno, no te llamaré seria si me prometes no llamarme tu papi, —traté de bromear. Mierda, ¿por qué estaba tan nervioso de repente?

—Uhm, porque eso no es para nada raro. Dime, ¿te pongo nervioso CulMasen?

— ¿A mí? —Le sacudí la mano, restándole importancia. —Nah. Oh, mira, ahí está mi edificio.

Y, jódeme… ella iba a ver mi buzón cuando pasáramos por el vestíbulo. Y definitivamente no iba a decir Cul Masen ahí. Carajo, carajo, carajo, mil veces carajo.

—Genial. Uhm, deberías saber que normalmente no hago este tipo de cosas… es solo que, digo, he tenido un par de semanas bastante brutales, y realmente me gustaría algo de pudín.

Se veía un poco apagada… me refiero a que, cuando no gastaba bromas a mis costillas.

—Bueno, creo que mi pudín te puede animar un poquito—. La piqué con el codo ligeramente.
En serio.

¿Qué carajo iba a hacer con ella en mi apartamento? ¿Esperar a que ella me pida el dinero? ¿Arrestarla? Entonces su chuloiba a saber donde vivo. Y en seguida voy a recibir amenazas de muerte por el resto de mi carrera.
Voy a tener que mudarme después de esto.

—Tengo el presentimiento que así será. Gracias, por cierto…

— ¿Por?

—No sé. Mira, probablemente te habrás dado cuenta de que no estoy en el mejor lugar, emocionalmente, desde el momento en que invitaste a una completa extraña a tu casa. Es solo que… pareces ser tan amable y dulce, y realmente necesitaba no estar en el lugar al que iba esta noche. Perdona por ser tan críptica y divagar tanto. Simplemente aprecio realmente tu hospitalidad. —Se detuvo y tomó mi mano, viéndome a los ojos como si tuviera algo importante qué decir. —Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños—, dijo con acento sureño y después soltó una risita.
Y, hombre, cómo balbuceaba. Era como que la puta parlanchina… como el duende que viajaba, solo que… más sucia. (8)

No pude evitar mirarla como si estuviera loca, pero esperaba que mis palabras pudieran anular la rudeza. Asentí y le di mimejor imitación de un caballero sureño.

—Bueno, estoy feliz de complacer, Señorita Cul-Swan.

Abrí la puerta del vestíbulo por ella e hice esta cosa rarísima de mezclar los buzones, para después presionar el botón de mi piso en el elevador, y cuando los dos estuvimos ahí, silenciosamente, viendo todo excepto a nosotros durante todo el camino.
Eso fue hasta que Francis, el tira pedos, se subió en el quinto piso.

No es una maldita broma, ese tipo podía vaciar un cuarto como en tres punto siete segundos planos.

Dejó salir uno tan pronto como se subió, y Bella, la puta, y yo, hicimos nuestro mejor esfuerzo, pero no pudimos evitar sofocar las risitas ni el movimiento de nuestros hombros detrás del pobre de Francis.

Para cuando llegamos al octavo piso, mi costado me dolía por la silenciosa risa que no parecía estar en control, y cuando Francis finalmente se fue, hicimos lo mejor que pudimos para respirar en nuestro débil intento de ventilar el pequeño espacio.

En cuanto llegamos a mi piso, hasta arriba de todo, estaba nervioso. De nuevo.

No entendía cómo es que ella me estaba haciendo sentir de esta manera. ¿Tal vez era parte de lo suyo, sabes? ¿Dejando caer el encanto, para que los hombres quedaran con la guardia baja? No sabía. Pero, diablos, era buena. En mi puerta, deslicé la llave en la cerradura y la giré, tragando duro. Cuando iba a decirle algo, algo fuera de las líneas de esto en realidad no es normal para mí. ¿Traer prostitutas a mi apartamento para que así pudiera arrestarlas? ¿Sabes?
Ella me besó.

Fue tan de repente y directa, como si estuviera necesitada.
Muy, muy necesitada. Como si sus manos estuvieran sintiendo lugares que no habían tocado en un rato, y, para ser franco, estaba asustado de que un poco de pre-eyaculación apareciera.

Traté de separarnos. — ¿De… deberíamos negociar los términos? ¿O… algo antes de hacer esto? —Pregunté, esperando llegar a su precio para que yo pudiera salir de una situación extremadamente mala-para-mi-carrera, pero al mismo tiempo, una parte de mí no quería que sucediera nada de eso. Parte de mí estaba teniendo esta fantasía bizarra de Richard Gere y Julia Roberts(9), en mi mente, en donde la tomaba sobre mi piano y la salvaba de una vida de prostitución.

Solo que yo no era un tipo ridículamente rico como para hacer algo como eso.

No era como si no tuviera nada más que ofrecerle de lo que probablemente ella ya tuviera. Excepto, ya sabes, una vida libre de prostitución y todo eso.

— ¿Términos? —murmuró, mientras sus dedos jalaban el botón de mis vaqueros y palparon como si estuvieran buscando el juguete sorpresa de una caja de Cracker Jack (10) o algo así.

Y, de repente, estaba pensando en ¿términos?¿Términos de qué?

Le pagaría. Probablemente, iba a perder mi maldito trabajo por esto, pero le pagaría. Nada más por tener sus labios contra mi cuello, hacía que valiera la pena. Digo, si sus labios se sentían así de bien en ésa área, probablemente se sentirían como el jodido terciopelo en mi… —Miiiierda.
Su mano había encontrado mi miembro.

.

❤️

.

❤️

.

BELLA POV

¿Qué carajo va mal conmigo? En serio, yo no hago este tipo de cosas, pero mi mano tenía otros planes. Mi mano estaba actuando como una zorra, buscando la polla de Edward como una flor buscando luz de sol. Lo juro, tiene mente propia.
¡Oh! El Pequeño Edward estaba feliz de conocerme, tembló cuando lo saludé con un firme apretón de manos.
Espera, ¿qué diablos quería decir con términos?

— ¿Términos? —susurré en el hueco de su cuello, aún bombeando su formidable asta. — ¿Cómo de cariño?

—Ahhhhhhhh —contestó, y su cuerpo se volvió flojo contra mí.

—No necesitamos definir las cosas, si es a lo que te refieres —balbuceé. Mierda, estaba a punto de darle un oral.

No, no sexo oral.
Jake siempre decía que mi propenso balbuceo durante los juegos previos era

–abro comillas– dar un oral. Carajo, ¿por qué tengo que pensar en Jake en un momento como éste? Estaba en peligro de perder mi toque femenino. Ahora estaba balbuceando en mi propia cabeza –dándome a mí misma un oral, por así decirlo. Bastante impresionante.

—Quiero decir que no tenemos que discutir la terminología o algo así. No estoy precisamente en búsqueda de un novio.
Hizo un sonido de resoplido que tal vez pudo ser una risa. —No juegues.

—No es que me oponga a la idea del compromiso; es solo que no creo que debamos adelantarnos en definir… esto. —Mi otra mano se estaba volviendo impaciente con mi monólogo y tomé su trasero, presionando su firme mejilla con un entusiasmo que era espástico.

—Soy una zorra —gemí.
Su cuerpo se puso rígido. —No tienes que hacer esto.

Asentí, acurrucándome contra su pecho. —Sé que no tengo que hacerlo. Es que parecías necesitarlo realmente— ¡Gah! No quise decir eso.

—No tienes idea—. Suspiró, tomando mi rostro en sus manos. —Tal vez debamos, no sé, ¿hablar? ¿Acurrucarnos? ¿Ver una película?

Pensé que había murmurado algo después de eso. Algo como, "Qué maldito idiota". Asumí que se refería al comentario de acurrucarnos. Los chicos no solían acurrucarse.

¿Lo hacían?

Decidí cambiar de tema. — ¿Y qué hay del pudín?

— ¡No! —chilló—. Tú no… digo, no debemos.

—Oh —mi rostro cayó. —No tienes nada de pudín —diablos.

—Oh, de hecho, sí tengo pudín —gruñó, embistiendo mi mano.

— ¿Uhm… de acuerdo?

— ¡No! —dijo, tratando de apartarse, pero mi mano no parecía querer soltarlo. —Me agradas. No tienes que dejarme correr sobre tu cara.

—Eso es, uhm… ¿dulce? —¡Oh,mi Dios!

—Quiero decir –y no te sientas comprometida a soltar mi polla mientras digo esto- que podemos ser amigos. No tiene que ser sobre, er, negocios — besó mi mejilla.

—Cul Masen —arrastré las palabras tirando de él con más vigor ahora.

—Solo Masen.

— ¡No, Masen! Córrete en mi mano… no en mi cara.

—Oh, joder —gimió, dejando caer su cabeza en mi hombro, susurrando 'joder, joder, joder', una y otra vez mientras lo sacudía. Mis dos manos estaban ahora en su miembro, mi mano izquierda se puso más picante, escarbando por debajo de su falo para tomar sus bolas, mientras mi mano derecha tiraba de su entera longitud. Deseé tener algo de lubricante o algo. Esto no hubiera sido tan...
¡Oh! Ya no importa.

—Oh... mierda, ¡voy a perder mi trabajo! —chilló, con su verga palpitando. Apunté a mi estómago y lo vi explotar, su semen salpicándome en tres diferentes chorros.

—Eso fue candente. Digo, totalmente candente. No es que usualmente me guste ser manchada, pero que Edward me salpicara envió a mi coño a un ataque convulsivo, si entiendes lo que digo.

—Caraaaaaajo —maldijo de nuevo.

—Me gustas—, enrollé mis brazos alrededor de su cuello y le di un beso casto en la boca.

—Jesús, Bella... tú también me gustas —. Su cara enrojeció, y me pregunté si era por vergüenza o excitación. —Perdón por tu ropa.

—No te preocupes por ello, CulMasen. Este atuendo solo podía mejorar con tu esperma. ¿Tienes alguna playera o algo paraque pueda cambiarme?

— ¡Por supuesto! ¿En seguida regreso, de acuerdo? —Me besó de nuevo y apretó mi mano, la que no tenía su semilla embarrada. —Siéntete como en tu casa. Sírvete una bebida, si así lo quieres.

Abrochó sus pantalones y caminó hacia un pasillo, a donde presumo que era su habitación. Me gustaba su apartamento. Era grande para los estándares de Nueva York, y la cocina de hecho tenía una pequeña barra. Rebusqué en su refrigerador y me serví una lata de Guinness (11).

— ¿Tienes hambre? —lo escuché desde su habitación.

— ¡Completamente!

—Revisa en los armarios, o podemos ordenar una pizza, si quieres.

Pero había una sola cosa por lo cual me moría. —Aguanta, —grité, abriendo la puerta de la despensa junto al refrigerador.

Ahí estaban, pulcramente acomodados en el estante de arriba, junto a una caja de pan tostado.
¡Tazones de pudín!

— ¿Encontraste algo? —preguntó, mientras colocaba la caja en la barra.

— ¿Esto es para mí?

Su mandíbula cayó, y tomé la playera que sostenía bajo su brazo.

—Cuando dijiste... antes, que tú querías, uhm...

Levanté mi sucia blusa por encima de mi cabeza y miré a Edward mientras declaraba, —Me voy a comer tu pudín.


(1) ASP. Adult Sexual Provider.

(2) Peen Prompter. Encontré que Peen es una manera local para referirse al pene, y Prompter es como apuntador o promotor, así que pensé que tal vez Chulo le iría mejor.

(3) Groucho Marx. Comediante, actor y escritor estadounidense. Las gafas redondas, las cejas gruesas, el bigote y el habano eran sus puntos característicos.

(4) Gordon Ramsay. Es un chef, restaurador y presentador de televisión.

(5) Bea Arthur. Es el seudónimo de Beatrice Arthur; actriz, comediante y cantante estadounidense.

(6) Gran hotel, salón y restaurante en NY. Muy elegante y caro.

(7) Aquí hacen un juego de palabras. Edward se interrumpe cuando dice Cu y dice su apellido falso Masen. En inglés quedaríaCUMasen, y 'cum' es 'corrida'. En español no había manera de traducirlo literal, así que lo puse lo mejor posible.

(8) Travelling Gnome. Lo único que encontré al respecto es una broma en donde robas el adorno de duende de algún jardín y le tomas una foto en cualquier sitio turístico.

(9) Protagonistas de Mujer Bonita. Hombre rico se enamora de prostituta y le da una mejor vida.

(10) Cracker Jack. Dulce de caramelo, maíz y cacahuate.

(11) Guinness es un tipo de cerveza irlandés.


Hola volvimos a re -subir esta historia espero les guste, leerla de nuevo. ❤️😍