Hola. Esta historia pertenece al Proyecto New Writers de Cristy1994. Espero que les guste


―Y eso sería todo por hoy. Señor Finnigan, lo espero en mi oficina. Los demás ya pueden irse ―un suspiro colectivo inundó el aula segundos después de que McGonagall se retirara. Era viernes, el día más esperado por los estudiantes. Todos se apresuraron a recoger sus pertenencias y salir lo más pronto posible para descansar de la que era la última clase de la semana.

―Al fin. Estuve a punto de morir del aburrimiento.

―No digas eso, Ron. Yo creo que fue una de las clases más interesantes de Transformaciones que hemos tenido ―Hermione terminó de guardar sus libros para salir junto a Harry y Ron al pasillo en dirección al Gran Comedor.

―Sí, claro. Lo que digas ―hizo un gesto con su mano restándole importancia.

―De todas formas no prestaste atención a ni una palabra que mencionó, ni siquiera tú, Harry. Los dos estaban completamente distraídos.

―Lo siento, Hermione. Pero esta vez concuerdo con Ron, sí estuvo algo aburrido ―dijo tímidamente ante la mirada de su amiga.

Una vez en la mesa de Gryffindor, los tres tomaron asiento junto con sus demás compañeros, que en ese momento se encontraban charlando sobre los últimos meses que les quedaban en el colegio y su próxima graduación del séptimo año. Había una mezcla de emoción y expectativa así como de una profunda tristeza y nostalgia sobre lo rápido que había pasado el tiempo, aún recordaban los primeros días cuando llegaron a Hogwarts.

―Lo único bueno es que ya no habrá que hacer más tareas ―Neville sirvió un poco de agua en su copa antes de empezar a contarles sobre lo que haría en el verano―. Por eso le dije a mi abuela que quería irme de viaje a algún país de Europa, algo cercano. Tal vez Francia.

―Me alegro mucho por ti, Neville ―Harry aún no estaba seguro de lo que quería hacer; sabía que en la Madriguera lo recibirían siempre pero no quería quedarse allí como un parásito durante toda su vida. Entre sus planes estaban convertirse en Auror y comprar algún día una casa. También tenía la opción de mudarse a Grimmauld Place, pero eso significaría recordar a Sirius y aún sentía dolor cada vez que pensaba en él. Por ello prefería esperar un poco más para analizar todo eso, de igual modo aún faltaban unos meses, así que no había necesidad de apresurar las cosas.

―Tampoco se olviden de los ÉXTASIS, hay mucho que estudiar antes de ponerse a hacer planes para las vacaciones ―comentó Neville. Hermione por otra parte, ya tenía casi todo su futuro perfectamente organizado. Estaba segura de que quería trabajar en el Ministerio y sabía exactamente en qué área, también tenía claro que poco a poco ascendería hasta, probablemente, llegar a ser Ministra. Tal vez incluso se plantearía la idea de adoptar otro gato y viviría sola en una pequeña casa a las afueras de Londres. Sí, le gustaba la idea―. Y espero que ya hayan empezado, porque siempre lo dejan para el final.

―Por supuesto, alguien como yo nunca se olvidaría de los exámenes, por eso soy una sangresucia sabelotodo ―Hermione se dio vuelta al escuchar esa horrible imitación de su voz a sus espaldas. Y no podía ser otro que Malfoy, junto a los dos gorilas que siempre lo acompañaban.

―¿Qué es lo que quieres ahora, hurón? ―Hermione regresó a su posición original sin darle mucha importancia.

―Sólo vine a ver lo patéticos que son. Ya pronto podrán ver a sus mamis. Bueno, excepto tú, Potter.

―Cierra la boca, Malfoy ―Ron se levantó de su lugar apretando los puños.

―Mejor siéntate, Weasley, no vaya a ser que tu plato desaparezca. Deberías ir guardando la comida, te hará falta saliendo del colegio ―los Slytherin cercanos se echaron a reír al ver la expresión de Ron, quien tuvo que agarrarse de la mesa para no saltarle encima a Malfoy.

―No le hagas caso, Ron ―Harry puso la mano sobre su hombro en un intento de calmarlo.

―Eso es. Hazle caso a tu amiguito Potter ―Pansy comentó burlona posicionándose al lado de Draco.

―A ti nadie te habló, Parkinson —dijo Hermione llamando su atención, que se acercó amenazante hacia la castaña.

―¿Y tú quién te crees que eres para dirigirme la palabra, sangresucia? ―Hermione le iba a responder pero alguien jaló del brazo de Pansy alejándola de la mesa.

―Suéltame Zabini ―se retorcía intentando liberarse, pero el chico la sostenía con suficiente fuerza para inmovilizarla.

―¿Qué acaso quieres que te vuelvan a castigar? Recuerda lo que dijo Snape ―le murmuró, soltando su brazo. Pansy asintió a regañadientes―. Ya vámonos Malfoy o se nos hará tarde.

―Después nos veremos ―dijo Draco antes de marcharse con sus compañeros y empujando a dos niños que pasaron por su lado. Después de unos minutos ellos también decidieron retirarse. Los típicos y desagradables comentarios de Malfoy definitivamente lograban quitarle el hambre a cualquiera.

―Pero ya verá. Cuando menos se lo espere…

―Ya tranquilízate, Ron. Solo ignóralo, haciéndole caso lo único que haces es darle más importancia.

―Hermione tiene razón, además dentro de unos meses ya no lo volveremos a verlo, ni a él ni a ninguna de esas serpientes ―subieron el resto de las escaleras en silencio hasta llegar a la sala común, donde Ron se despidió de ellos para ir a su habitación. Harry y Hermione se quedaron un rato más en los sillones adelantando sus deberes, ya que al día siguiente sería la visita a Hogsmeade.

―¿Y cómo vas con Ginny? ―Hermione estaba sentada a su lado con la vista pegada a su propio libro incluso después de hacer la pregunta. Harry observó de reojo a la mencionada, que se encontraba más allá platicando con una compañera de su mismo grado.

―Pues el otro día salimos. Bueno, fuimos a pasear por los jardines, pero…

―¿Pero?

―No lo sé. Se sintió extraño. No se me ocurría nada que decirle o si lo hacía se me trababa la lengua ―se rascó la cabeza. No estaba muy acostumbrado a hablar de esos temas, y cuando lo hacía se ponía nervioso.

―Tal vez porque apenas están empezando. Harry, si en verdad te gusta, inténtalo. No pierdes nada ―Hermione sabía lo mucho que a Ginny le gustaba Harry, y también había visto cómo Harry demostraba sentimientos similares hacia ella, como sus celos hacia Dean Thomas.

Harry se quedó unos momentos pensativo. No quería arruinar su amistad con Ginny si esto no funcionaba. De Ron no se preocupaba demasiado. Después de tantos años juntos no había tenido más remedio que aceptar lo que fuera que estaba pasando entre él y su hermana.

―Creo que tienes razón. Más tarde hablaré con ella ―Hermione sonrió como respuesta y continuó con su lectura. Cuando ya pasaron las doce de la noche, bostezó y se levantó mientras dejaba el libro sobre una mesa cercana, dispuesta a irse a dormir.


Esa mañana amaneció particularmente fría a diferencia del resto de los días pasados. Todos los estudiantes que disponían del permiso firmado por sus padres se encaminaron al vestíbulo, donde esperarían a los profesores encargados para ir a Hogsmeade. Debido al tiempo atmosférico, la mayoría optó por vestir un suéter, aunque ninguno olvidó llevar algo de dinero por si encontraban algún caramelo de su gusto en Honeydukes o por si consideraban pedir alguna bebida en las Tres Escobas.

―Esta vez solamente compraré una cerveza de mantequilla. Estoy ahorrando para una nueva escoba― Harry y Hermione escuchaban a Ron mientras caminaban al punto de reunión, se les había hecho un poco tarde así que andaban apresuradamente.

―Siempre dices eso y nunca lo cumples, Ron― Hermione sonrió por las palabras de su amigo.

―Pues esta vez sí lo hare. La mía ya está fallando un poco.

―Ya te había advertido que no la azotaras demasiado, por eso luego no te duran nada —dijo Harry, provocando un resoplido en el pelirrojo.

Fue cuando se percataron de un círculo de alumnos en la entrada del castillo que se detuvieron abruptamente. Todos ellos murmuraban mientras palabras incomprensibles mientras parecían rodear algo que estaba en el suelo, pero que no podían ver desde la distancia en la que se encontraban.

―Tengo un mal presentimiento ―dijo Hermione cuando los murmullos se hicieron más fuertes, cuando incluso empezaron a escucharse algunos sollozos.

Al acercarse rápidamente, el mal presagio de Hermione se hizo realidad. Había alguien tirado en el suelo: una estudiante. Cualquiera hubiera dicho que había caído desmayada, ya que todo apuntaba a ello. Todo, excepto la fina marca de tonalidad violeta oscuro de su cuello y el rostro pálido que, incluso sin necesidad de tocarlo, se podía adivinar su fría temperatura.

―¡Que alguien llame a un profesor!

―Todos apártense de ella, soy prefecta ―Hermione trataba de alejar a los estudiantes que miraban el cuerpo inmóvil tendido en el suelo, aún consternados. El desconcierto se hizo latente en los rostros de todos ellos, algunos incluso experimentando un repentino sentimiento de angustia debido a lo que estaba ocurriendo.

― ¿Qué está ocurriendo? ¡Por Merlín! ―la primera en llegar fue la profesora McGonagall, que rápidamente se acercó a la chica en el suelo―. Todos vayan inmediatamente a sus dormitorios. ¡En este instante! ―se arrodilló frente a ella mientras los prefectos conducían a los alumnos a sus salas. Parecía buscando signos que le ayudaran a saber si aún seguía con vida, pero la respuesta se hizo evidente cuando una expresión horrorizada atravesó su rostro. Ya era tarde. Estaba muerta.

―¡No puede ser! ¡No, por favor no! ¡Padma! ―Parvati Patil llegó corriendo a donde estaba su hermana acostada. A pesar de los constantes intentos de la profesora por mantenerla alejada, Parvati logró esquivarla y lanzarse al suelo junto a ella, magullando sus rodillas en el proceso sin importarle. La abrazó fuertemente, dejando caer sus lágrimas sobre el cuerpo inerte y soltando pequeños gemidos. La escena era desgarradora, sobre todo por el hecho de que la chica se negara a soltar a su hermana.

En ese momento llegó el profesor Dumbledore junto con Madame Pomfrey, que llevaba una camilla y una manta doblada en sus manos.

―Señorita Patil, tenemos que llevarla a la enfermería ―la enfermera trataba de razonar con Parvati, que se mantenía adherida al brazo de su gemela rechazando cualquier intento por separarlas.

―No me importa. ¿Por qué tuvo que ocurrirle esto a ella? ―su llanto se hacía cada vez más desesperado y amargo, al igual que sus palabras. Tras varios minutos forcejeando, finalmente dejó que se llevaran el cadáver. Tomó su mano fuertemente y caminó junto a ella hacia la enfermería.

Para ese entonces ya se encontraban presentes la mayoría de los profesores discutiendo lo ocurrido.

―Tenemos que hablar con los chicos que la vieron. Debe haber sido de lo más traumático el encontrar de esa manera a una de sus compañeras ―la profesora Sprout se frotaba las manos, pero ya no sabía si por el frío o por el nerviosismo que la recorría en esos momentos.

―Tiene razón, profesora ―Dumbledore caminaba en círculos observando reflexivamente el suelo―. Pero antes tengo que enviar una carta a los padres de la chica informándoles del hecho. Por ahora necesitamos reunir a los prefectos y hacerles del conocimiento de esto.

― ¿Quién crees que pudo haberlo hecho, Albus? Parece que ni siquiera usó magia.

―No lo sé, Minerva. Pero no dudo de que los padres quieran hacer parte al Ministerio para investigar el caso. Después de todo ha sido un asesinato… y no pasaba algo así entre los límites del castillo desde el siglo pasado.


En la Torre de Gryffindor todos hablaban de lo ocurrido hacía apenas unos minutos.

―Es que yo la vi la noche anterior. Se veía normal, como siempre.

―Yo pensaba que se había desmayado, pero entonces ese chico de su casa, Boot, la volteó y fue cuando nos dimos cuenta.

―¿Quién habrá hecho algo tan horrible?

Harry no paraba de dar vueltas a la mesilla de al lado donde estaban parados. Aún no asimilaba la sorpresa de haber visto a Padma tirada en el suelo. Sin vida. Era demasiado irreal. No lo quería creer.

―Y pensar que fui con ella al baile de Navidad en cuarto año ―Ron se estremeció en su lugar.

―Pero es que no tiene sentido. Ni siquiera sabemos si quien lo hizo fue alguien del castillo o de fuera ―Hermione se mordía ansiosamente las uñas, trataba de pensar qué motivos tendría una persona para haber cometido ese crimen. En realidad nunca tuvo un contacto profundo con Padma Patil, a veces se saludaban cuando caminaban por los pasillos o coincidían en algún lugar, pero nada más que eso. No podía ni imaginarse lo que su hermana debía estar sintiendo en esos momentos, y sus padres… seguro que quedarían destrozados.

―Tenemos que averiguar qué sucedió. Como dijiste, no tiene sentido. Si alguien peligroso entró a Hogwarts debemos descubrir quién es, podría querer atacar a alguien más ―Harry se sentó en el sillón frotándose el cabello. Pasaría más tarde por el despacho de Dumbledore, tal vez podría decirle algo más. Por alguna razón tenía el presentimiento de que el culpable se encontraba entre ellos.

―¡Harry! ―sintió cómo lo zarandeaban, al parecer se había quedado completamente ensimismado en sus pensamientos―. Ahora volvemos. Nos han llamado a una reunión de emergencia a Ron y a mí. Creo que nos hablarán sobre lo que ocurrió, al rato te contamos lo que nos dijeron.

Solamente asintió con la cabeza, siguiendo con la vista a sus dos amigos hasta que cruzaron el retrato. Cerró los ojos intentando alejar sus pensamientos, aunque solo fuera por un momento. Se suponía que aquel iba a ser un día feliz de descanso. Resopló.

―Ya no te angusties. Verás que todo saldrá bien ―enfocó su vista en Ginny, que ahora estaba a su lado tomando una de sus manos, la cual acariciaba con suavidad.

―Es solo que no entiendo por qué Padma. No puedo evitar preguntarme si ella era el objetivo o fue completamente al azar.

Ginny recargó su cabeza sobre el hombro de él. Todo había sido demasiado impactante. Y tal vez hasta podía sentir un poco de miedo. Solo esperaba, como todos los demás, que pronto se supiera la verdad.


Pansy y Draco, al igual que Ron y Hermione, habían acudido al llamado de la subdirectora… pero en la sala común de Slytherin, los alumnos tampoco podían dejar de hablar de lo ocurrido. Se preguntaban quién pudo haber cometido aquel asesinato y cuáles podían haber sido sus motivaciones. Definitivamente todos coincidían en que no se trataba de un delito de odio, ya que todo el castillo sabía que Padma era sangre pura, y por lo general este tipo de ataques solía darse años atrás a los nacidos de muggles.

―Pues yo digo que ha sido mala suerte. Probablemente se encontró con el tipo en el lugar y momento equivocado ―Zabini encogió los hombros con desinterés. Él sí llegó a tratarla, después de todo en muchas ocasiones les tocó ser compañeros de trabajo en algunas clases, pero de ahí a entablar una amistad, eso distaba mucho para él.

―Tal vez ha sido un accidente.

―No seas idiota, Goyle. ¿Cómo pudo haber sido un accidente? ¿Qué acaso no viste la marca en su cuello?

―Igual deberíamos andarnos con cuidado. No sabemos si quien lo ha hecho volverá a repetirlo ―Theodore se levantó del sillón en el que se encontraba y se dirigió a su habitación.

―Ya regresamos ―Pansy entró a la sala seguida de Draco, que cruzado de brazos miraba seriamente a sus compañeros.

―¿Qué les dijeron? —Zabini se acercó curioso a la pelinegra, debió haber sido algo interesante a juzgar por la cara que traía su compañero de habitación.

―Pues solamente nos confirmaron lo que ya sabíamos, que Patil está muerta. También nos dieron algunas medidas de seguridad para los siguientes días, ya sabes, todas esas cosas. Sinceramente creí que soltarían más detalles, pero no. Qué aburridos.

―Vaya. ¿Y tú? ¿Por qué traes entonces esa cara? ―Draco, que no estaba prestando atención, observó a Blaise. Sin decirle nada siguió el caminó por el que antes había pasado Nott para ir a su habitación, ignorando los llamados de Pansy.

Cuando abrió la habitación se encontró con Theo mirando fijamente una de las esquinas del lugar. Draco recordaba las palabras que le había dicho su padre durante las vacaciones: "No andes por ahí solo, ahora las cosas han cambiado un poco para nosotros". No había entendido lo que trataba de decirle entonces… hasta ahora. No podía evitar sospechar que ese ataque había sido premeditado.

―¿La conociste? ―le preguntó directamente el rubio, acercándose a su escritorio.

―En realidad no. ¿Tú piensas que fue a propósito? ―el chico observó a Draco, que continuaba con la seriedad en su rostro.

―No lo sé, probablemente. De todas formas ya veremos qué pasa después. No creo que San Potter tarde mucho en querer hacer de héroe una vez más resolviendo el caso con el viejo loco. Además, seguro intervendrá el Ministerio, aunque querrán mantenerlo todo en secreto, como siempre ―Draco se dejó caer sobre su cama suspirando, no tenía sentido seguir pensando en ello, mientras no le afectara a él no había problema con lo que sucediera. Theo se acercó, sentándose en una silla.

―¿Y crees que se volverá fantasma o algo por el estilo? Ya sabes, como la llorona del baño de mujeres.

Draco no pudo reprimir un resoplido divertido ante la idea.

―Tal vez, espero que no. No me gustaría encontrármela cada vez que cruzo la entrada. Aunque si así fuera sabríamos qué sucedió.

―Sí, en eso tienes razón ―comentó Nott, pensativo.