Fan fic: Más allá de la muerte

Sinopsis: Cinco estudiantes de medicina, con la esperanza de desentrañar el misterio de lo que aguarda más allá de la muerte, comienzan un atrevido y peligroso experimento. Cada uno de ellos se presentan voluntarios para detener su corazón durante un breve lapso de tiempo, sufriendo una experiencia cercana a la muerte clínica. A medida que la investigación se vuelve cada vez más peligrosa, se verán obligados a afrontar los pecados de su pasado, además de vérselas con consecuencias paranormales derivadas de sus actos.

Adaptación de la película "Línea Mortal"

Rated M (+16)

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Capítulo 1

Mystic Falls

Meredith POV

–¡Cuidado! –Hope gritó agarrándose la cabeza, los vidrios reventaron a mi alrededor.

–Ahhhhhhhhhhhh –desperté de un horrible sueño.

Respiré agitada, me levanté rápido y caminé al baño –Tranquila –me dije a mi misma mojándome el rostro.

Salté al oír el teléfono sonar.

–Soy una idiota –susurré al ver la hora, Bella estaba llamándome –¡Estoy yendo!

–El Dr. Cullen aún no llegó, apresúrate –indicó colgando.

Tomé la ropa que tenía sobre el sofá y me la coloqué con rapidez.

Me olí la axila, tenía feo olor, necesitaba un baño.

–Ayyyy –gruñí furiosa por haberme quedado dormida.

Tomé las llaves del coche y corrí al elevador.

Cuando llegué al coche, lancé mi bolso en la parte trasera y aceleré.

Al cabo de quince minutos llegué al Hospital –¡Estoy! –exclamé acercándome a Bella –¿Cullen llegó?

–Aún no –negó.

–Bien, iré a los casilleros –palmeé su hombro derecho.

Empecé el día algo nerviosa.

–Señorita Fell –el Dr. Cullen me saludó cuando pasé a su lado.

Le sonreí.

–¿Algo grave hoy? –le pregunté a Jessica, enfermera a cargo del piso.

–Una señora llego en estado grave, tuvo un paro y tuvieron que revivirla, ahora está en la 33 –señaló.

–¿Despierta?

–Sí.

Corrí a la habitación 33 –¿Hola? –ingresé sigilosa.

Abrió los ojos –¿Sí? –preguntó ella, parecía agotada.

–Supe lo que pasó –hice una pausa –¿Cómo se siente?

–Algo cansada –respondió respirando hondo.

–¿Qué vio cuando…? –me puse algo nerviosa, sentía mucha curiosidad –¿Vio una luz? ¿Sintió algo?

–¿Perdiste a alguien, verdad mi niña? –la mujer me tomó la mano.

Tragué saliva.

–Tenemos que hacerle unos chequeos –ingresaron dos enfermeras –Sal, Fell –indicó una de ellas, echándome.

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Esa misma noche en la biblioteca

VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE; agarré el primer tomo de la sección paranormal, me senté en una de las mesas alejada de los demás y comencé a anotar información que llamaba mi atención en un cuaderno.

Levanté la vista al oír un llanto ¿Quién lloraba en la biblioteca?; pensé.

Observé a Bella unas cinco mesas más lejos de la mía, estaba golpeándose la frente con el puño y lloraba a cántaros.

Caminé hacia ella –Oye, ¿Qué sucede?

–Yo… es que… no –sus palabras no eran coherentes.

–Tranquilízate, Bells –me senté a su lado –¿Por qué estás así?

–¿Sabías que hay doce paredes de nervios dentro de la cabina craneal? –preguntó temblando.

Asentí.

–Bueno al parecer hay nueve que no logro retener ¡no puedo! ¡Es imposible! –clamó –ya no puedo retener más información, no lo logro.

–Shhhh –froté su hombro.

–No puedo dormir, no he dormido en días, me volveré loca, lo juro, estoy muy presionada –secó sus lágrimas con un pañuelo.

–Tú puedes, ya verás que podrás retenerlo, es cuestión de tiempo.

–Mi madre puso todos sus ahorros en mis estudios, no puedo hacerle esto, no puedo defraudarla –negó repetidas veces.

–¿Vamos a tomar un poco de aire? ¿Quieres? Creo que has estudiado suficiente por hoy –me levanté de la silla.

Caminamos una calle en silencio –¿Por qué ya no salimos? ¿Alguna vez te lo preguntaste? –indagó luego.

–No lo sé, supongo que el estudio no nos lo permite, ambas siempre hemos sido muy competitivas… y vivimos para esto –me encogí de hombros.

–Sí, eso es verdad. Yo admito ser competitiva –frunció la nariz riendo.

–¡Sí que lo eres! –le di un leve empujón.

–Aquí me quedo –Bella frenó frente a una bicicleta amarrada a un árbol –Serás increíble, Meredith, eres un genio, la medicina es lo tuyo –comentó.

–¿Sabes? –la detuve –Estoy trabajando en un proyecto… es algo extracurricular –hice una pausa –si lo deseas puedes darme una mano y quizás obtener algunos puntos extra ¿Qué dices?

–No lo sé –dudó –aunque me gustaría, necesito esos puntos extra.

–Mañana estaré haciendo una parte del trabajo –comuniqué –si te interesa, espero tu llamada.

–Oh –negó –yo no puedo mañana, debo estudiar, rindo en diez días y pues necesito concentrarme en eso por ahora, Meredith, lo siento, de verdad.

–Me ayudarías mucho, Bells, de verdad, espero que cambies de opinión –la saludé con un abrazo.

Edward POV

–¡Muchachote! –exclamé mirando a Damon bajar de su motocicleta.

Lanzó una carcajada –¿Cómo estás, Masen?

–Aquí listo para la reunión de la semana –puse mis ojos en blanco.

–Semana agotadora ¿no?

–Ufff –me limpié el sudor de la frente.

–¡Hola Damon! –una muchacha de cabello rubio lo saludo entusiasta.

–¿Y eso? –reí –¿Anoche hubo acción?

–Pues algo así –movió su cabeza a los lados, sonriendo pícaramente.

Ingresamos al salón y nos sentamos en una mesa doble.

–¿Están todos? –preguntó el Dr. Cullen.

–Así es –respondió otra alumna.

–Entonces comencemos –escribió en la pizarra el primer caso –Mujer de unos treinta años sana, que goza de buena salud, un día sufre afasia*, llega al sanatorio preocupada sin coordinar palabras, la atienden en urgencias.

Todos guardamos silencio.

–¿Teorías?

–¿Tumor cerebral? –preguntó Elena.

–¿Cómo se comprueba?

–¿Escaneo cerebral? –respondió ella algo insegura.

–¿Por qué no responde, en vez de preguntar, señorita Gilbert? –parecía irritado.

–Debería realizarse un escaneo cerebral para comprobarlo –dijo decidida.

–No es tumor cerebral –él negó.

–Aneurisma –respondió otro alumno.

–¿Y?

–Se comprueba con una resonancia magnética.

–Las pruebas salen negativas –responde el Dr. Cullen negando –¿Qué más?

–¿Repetir la prueba?

–¿Con que finalidad?

–Por si el procedimiento fue mal realizado.

–Bien, ¿entonces?

–Repetir la prueba para comprobar el aneurisma.

–La paciente sufre un paro respiratorio en la segunda prueba.

Comencé a analizar el caso en mi mente, antes de comentar cualquier burrada.

–¿Qué hacemos a continuación? –resonó su cuello –¿Salvatore? –miró a Damon que estaba jugando con su lápiz.

–Mmmm –se encogió de hombros.

–Por dios –el doctor miró al techo –Dime, Salvatore –se acercó a nuestra mesa –¿Cómo llegaste a este puesto?

–Su papá –tosió uno entre dientes.

Todos comenzaron a reír.

–Hay miles de estudiantes que desean esta oportunidad, Salvatore, comienza a poner la mente aquí o la perderás –señaló.

Él asintió.

Lo miré de reojo.

–¡Hinchazón en piernas, fatiga! ¡Los síntomas! –exclamó señalando la pizarra.

Bella revisó los libros –¡No revises los libros, Dwyer! ¿Lo harías frente al paciente muriéndose? ¡Son un desastre, joder! –Cullen golpeó su escritorio.

–Vasculitis –interrumpí –los síntomas generales de esta enfermedad inflamatoria suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso, afección del estado general, y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales como consecuencia de la disminución del flujo sanguíneo que se traduce en isquemia o infarto visceral por oclusión de los vasos sanguíneos –aclaré –Por eso la afasia, la hinchazón, la perdida de habla progresiva y el paro respiratorio. Los vasos sanguíneos se inflaman y se produce una disminución del flujo vascular o incluso una interrupción completa.

–¡Excelente, Masen! –palmeó mi hombro.

Bella me miraba llena de odio.

–Eres un puto genio, Masen –susurró Damon.

Damon POV

Por la tarde, en el campus había una fiesta, me ofrecí de barman.

–¿Por qué trabajas aquí, Damon? –Elena me miró confundida mientras limpiaba unas copas –Tú padre tiene millones y vives en un bote de alto lujo.

–Vine de pesca –reí.

–Eres un asco –repugnó.

–¿Y tú?

–Ahorrando ¿acaso creer que vengo a divertirme?

–Mira a esos doctores con sus palos de golf, que ridículos –lancé una carcajada.

–Así te verás tú en unos años –se burló de mí.

–¡Oye! Yo no pasaré cuarenta años haciendo análisis de próstata, ni loco.

–¿Y qué harás?

–Iré a Los Ángeles, allí tendré futuro –el celular de Elena comenzó a sonar, interrumpiendo nuestra conversación.

–Lo siento, es mi madre –atendió, parecía preocupada.

–¿Qué pasó?

–Nada –negó luego de colgar.

–Díselo a tu rostro –le pellizqué la mejilla derecha.

–Es que me molesta, vive pendiente de mí, de todo lo que hago, es una cargosa.

–La tuya pendiente de ti, él mío olvidándose de mí, que irónico –levanté mis cejas.

–¡Tu padre es genial, no digas eso!

–Oh, sí, es genial –respondí irónicamente.

–¡Gilbert! ¡Ve a ofrecer los tragos! –indicó el organizador –¿O te pago para socializar?

–¡Voy! –bufó.

–¿Qué haces tú aquí? –Meredith se acercó a la barra riendo.

–¿Quieres un trago?

–No, esta noche no –negó sonriéndome –¿Estás libre?

–¿Yo?

–Sí, tú, Salvatore –mordió su labio inferior.

–¿Estás coqueteando conmigo, Fell?

–¿Estás libre o no?

–Pues sí, eso creo, tengo guardia, pero puedo hacerme un tiempo –lamí la comisura de mi labio.

–Te veo a las doce de la noche en el sótano, subnivel C –acarició su escote.

Asentí –¿En el sótano, es enserio?

–¿Te da miedo?

–¡No, yo no le tengo miedo a nada!

–Donde está el viejo edificio, toma el elevador de servicio, no tiene cámaras de seguridad.

–Qué buena idea, Fell, no te creía tan sucia –peiné mi cabello hacia atrás.

Se alejó lentamente.

Cuando la fiesta terminó, debía hacer guardia en el hospital.

Me coloqué la bata y tomé el informe de pacientes.

–¿De verdad? ¿Examen de próstata? –bufé.

Me dirigí a la habitación catorce –Hola señor, debo hacerle la revisión, relájese –me acerqué lentamente.

–¿Qué estudio?

–Abra las piernas –metí mi mano bajó las sábanas.

–¿Qué mierda hace? –el hombre me empujó.

–Señor cálmese, por favor.

–¡No me toque, pervertido!

–Debo hacerle el examen de próstata, por favor quédese quieto, o vendrán más enfermeros para sostenerlo.

–¿Qué? ¡Usted está loco!

–¿Qué haces, Salvatore? –Jessica me pegó un grito desde la puerta.

–El examen de próstata –indiqué sosteniendo al paciente.

–¡Este hombre no necesita ningún examen de próstata! ¡Vete de aquí, ahora! –ordenó enfadada.

–¿Qué? –revisé el informe –Pero aquí decía… decía…

–¡Alguien te jugó una broma, idiota!

Me dirigí al box de Elena –¿Te pareció gracioso, Gilbert?

Comenzó a reír –¡No me digas que le hiciste el examen testicular!

–¡Eres una estúpida!

–No soportas una bromita ¿eh?

–¡Si Cullen hubiese estado aquí, me pegaba una patada en el trasero!

–Pero no está –sonrió pícaramente.

–¡A moverse! ¡Es una noche agitada! –Jessica se acercó a regañarnos.

Estaba cambiándole el suero a un paciente cuando noté la hora, eran casi las doce, tenía que ir a encontrarme con Meredith, me quité la bata, la colgué en el casillero, agarré perfume y me bañé en él, tomé un preservativo y lo guardé en el bolsillo del jean.

Bajé por el elevador de servicio hasta el subnivel C, caminé por un pasillo hasta ver una luz al final –¿Fell? –abrí la puerta y me encontré con Bella –¡Opa! ¿Es un trío? –acaricié su brazo.

–¿Qué? –Bella me miró atónita –¡No sé de qué mierda hablas, Damon! –me dio un golpe con su brazo –No entiendo nada –negó –¿Qué hace él aquí, Meredith?

–¿Creíste que iban a estar solitas? ¿Acaso eres lesbiana, Bella? –la miré confundido.

–¡No! ¡Idiota!

–¿Entonces? Yo estoy dispuesto a un trío –le guiñé un ojo.

–Lo llamé para que ayudara –Meredith comenzó a sacar cosas de unos cajones.

–¿Ayudar con qué? Creí que nosotros íbamos a hacer… pues ya sabes –moví mis manos en el aire –¿Me mentiste?

–Entendiste mal, Damon –Meredith negó.

–¿Qué es este lugar y para que hemos venido?

–Es un área restringida, un hospital funcional por si hay fallas eléctricas o un desastre natural. Pero por ahora está abandonado, nadie lo usa.

–¿Y entonces? –insistí.

–Investigo la región del cerebro que es responsable de las experiencias cercanas a la muerte.

–¿Qué? –Bella parecía incómoda –yo debería estar estudiando, no sé porque vine, no sé porque te escuché.

–Éstas –tomo unas placas –son placas post mortem de pacientes que han fallecido en este hospital.

–¿Las robaste? –pregunté aguantando la risa –¿De verdad, Fell? ¿Acaso enloqueciste?

–Si el cerebro es solo otro órgano, díganme ¿Por qué no se apaga al momento de morir? ¿Por qué sigue funcionando unos minutos más?

–No lo sé, Meredith, y no me interesa –Bella parecía irritada.

–¿Por qué las personas ven una luz, otros flotan en el aire? ¿Cómo funciona todo eso? Podemos estudiarlo, seríamos los primeros, innovando –indicó efusiva –¿Y si pudiéramos experimentar lo que nos pasa al morir?

–Deberíamos morir para eso, Meredith –respondió Bella.

–Tienes mi atención –dije intrigado por el tema.

–Además eso no es ciencia, eso es asunto paranormal, no lo sé, es peligroso, me largo de aquí –Bella se dirigió a la puerta.

–Necesito que ambos me revivan –Meredith la tomó de la mano –No te vayas, ayúdame, hagámoslo juntas.

–¿Revivirte? ¿De qué mierda hablas?

–Pararé mi corazón, bueno ustedes lo harán.

Abrí los ojos como una lechuza, no podía creer lo que oía.

–Esperan un minuto y luego me traen de vuelta, tengo todo el equipo aquí listo, estas pantallas van a grabar todo el funcionamiento de mi cerebro. Lo conectaré con estos electrodos aquí –señaló su cabeza.

–¡No lo haré! ¡Jamás haría algo así!

–Esto es propofol* –tomó una jeringa –con 50 miligramos me noquearán, luego me pondrán la manta para enfriar mi cuerpo a –36 grados y al cabo de eso, cuando ya esté dormida –tomo el desfibrilador –le darán un choque a mi corazón para frenarlo.

–Oh por dios, estás loca –Bella negaba horrorizada.

–Firmé una renuncia que los absuelve de la responsabilidad por si me pasa algo –mostró un papel certificado –pero soy joven, tengo buena salud, ambos podrán hacerlo, están entrenados para una situación así, saldrá todo bien.

–Lo haré –asentí.

–¿Qué? ¡Damon! –Bella me tomó de los hombros –¡No lo hagas! ¡Es una locura! ¡Va a morir!

–Si no quieres participar, vete Bella –Meredith la echó.

–¡Morirás, Meredith! ¡Detente por favor!

–Tenemos cuarenta minutos para hacer todo, luego un guardia va a recorrer esta sección como parte de su rutina diaria.

Bella tomó su bolsa y se fue.

–Bien, hagámoslo –se colocó los electrodos en la cabeza.

–¿Todo bien?

–Sí, repíteme el procedimiento, Damon.

–Te inyecto el propofol, luego la manta para bajar la temperatura, una vez dormida uso el desfibrador. Cuando tu corazón se detenga espero 60 segundos en los que se grabaran las imágenes, comienzo a subir la temperatura de la manta hasta los 40 grados, luego comienzo la resucitación y acabo con el desfibrador para revivirte.

Bella volvió a ingresar –¿Y si muere? ¿Qué haremos?

–La cortaremos en pedazos y la lanzaremos al río –ironicé.

–¡Imbécil! ¡Hablo enserio! –gritó –Podrías tener daño cerebral, no lo hagas –intentaba convencerla para que desistiera.

–Luego de los cuatro minutos hay riesgos de daño cerebral, no te preocupes, Bella, saldrá perfecto.

–¿Lo hacemos? –tomé la jeringa.

–¡No lo hagas!

–Sí –Meredith se recostó sobre una camilla debajo del escáner.

–¡Van a expulsarnos! ¡Perderemos todo!

Le inyecté el propofol –¡Lo hice! –indiqué.

–No, no, no.

La envolví en la manta fría, comenzó a temblar.

–Aún podemos detenernos, Damon –Bella estaba aterrada.

–La temperatura está bajando rápidamente –observé el monitor –Se quedó dormida –la pellizqué.

–¡Damon!

Cargué el desfibrador a doscientos.

–¡Despejen! –grité colocando las paletas en su pecho.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

El monitor indicaba que estaba muerta.

–¡Oh, no! –Bella se tapó la boca.

–¿Está grabando? ¡Fíjate! –señalé el monitor del ordenador que tenía los gráficos de su cerebro.

–Sí, sí –asintió con lágrimas en los ojos –La matamos, la matamos –repitió.

–Contando, 60, 59, 58, 57…

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*Afasia es un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica y se debe a lesiones cerebrales.

*Propofol es un agente anestésico intravenoso de corta duración.