Es la primera vez que escribo sobre ellos, mis personajes favoritos de ASOIAF. Puede que no sea la última vez que lo haga.
Recuerdos
a.
Jon la extrañaba, como a nadie o nada ha extrañado en su vida. Ella era todo lo que tenía en Invernalia, aparte de las luchas con Robb y los juegos con Bran. Sin embargo, ella era la única que lo comprendia a pesar de no ser del todo hermanos, pero a ella eso no le importaba, porque siempre estaría ahí, riéndo y terminando las frases al mismo tiempo. Ahora Jon ya era adulto, un hermano negro de la Guardia de la Noche, y quería que ella lo supiese. Ya no aguantaba más la distancia, ya las cartas perdían su valor, lo único que pedía era poder tenerla alli a su lado, hablando de cosas sin sentido mientras veían a Nymeria y Fantasma juguetear. Ella es todo para él, ella es...
-Arya- susurró Jon.
b.
Arya volvío a moverse como Syrio le habia enseñado. Rápida como una serpiente, le habia enseñado. Llevaba toda la mañana entrenando con el braavosi, y sentía que todo el cuerpo le dolía. Cuando terminaron se sentó para recuperar energías. Cerró los ojos por un momento y lo recordó. Memorizó su mirada una vez más, como todas las noches hacía. Su voz, su perfume, su sonrisa. Realmente lo necesitaba alli, seguro que estaría muy contento de verla progresar tan deprisa con la espada, y no veía el momento de poder estrenar a Aguja, esa espada que él le regaló, y que tanto ama. Abrió los ojos de golpe, y se lanzó con rapidez a la tela dónde la escondía. Siempre la llevaba encima, envuelta en una tela vieja y sucia para asi evitar que nadie se fijase en ella. La tocó con sus finos dedos y la empuño una vez más. Era una sensación fascinante, estaba completamente equilibrada y hecha para ella. Se la llevó a su regazo, recordó el dia que se la regaló y unas lágrimas brotaron de sus ojos.
-Jon- susurró Arya.
