Antes de la explosión.

Un manto de nevisca cubre aquel monte con el nombre de "plateado", donde infinidad de pokemons salvajes de un poderío elevado hacen su hogar, entre la maleza y los escarpados peñascos que caracterizan esta cordillera.

El sitio, prohibido por el profesor Oak para los entrenadores de bajo nivel y solo dejando a los considerados "Maestros pokemons" ingresar al mismo lugar, dándose los peligros que habitan en el, tanto en el aspecto natural, heladas ventiscas, climas extremos como en el aspecto pokemon, terribles Ursarings, despiadados Tyranitars, entre otros pokemons dañinos y peligrosos para los trainers menos experimentados.

Un sitio lleno de peligro, pero aun así un joven de cabellera negra, cubierta por una gorra blanca y roja, con una playera negra y por encima una camisa de las mismas coloraciones que su gorra, con unos pantalones vaqueros de tinte azulado y sus tenis de pigmentación negra y roja, aquellos ojos de un tono rojizo, los cuales veían hacia el horizonte mientras el aquel astro rey yacía en el zenit de la jícara celeste.

En su hombro posaba una criaturita amarilla con orejas largas terminadas en una punta negra, con rayas cafés en su espalda y en la base de su cola y sus chapitas rojas las cuales son polos eléctricos.

Ambos seres observaban hacia aquel firmamento como si esperaran que algo pasara, a la par de que el viento rozaba sus rostros haciendo que el cabello del chico se ondulara de un lado al otro mientras una tenue capa de nieve se depuraba del cielo, haciendo que los copos de nieve crearan con aquella iluminación del sol, pequeñas estelas de luz las cuales despedían de ellas una recreación de un pequeño arco iris, el cual hacia sonreír al chico de una manera alegre y vivaracha.

Y de tal forma se comienza a hundir en recuerdos, de cuando comenzó su viaje, de lo que esperaba de él, de lo difícil que ha sido y seguirá siendo. Recordando a la peli-amarilla que tanto lo sigue y sus amigos, Blue y Green. A su madre, que a pesar de todo lo ha apoya en todo a su hijo y en su sueño por más alocado y duro que se vea.

Aquel viento hacia que de igual manera, su chaqueta se ondulara de un lado a otro, mostrando las tres pokebolas de lado izquierdo y dos del lado derecho. En las cuales estaban todos sus fieles compañeros, los cuales representan a sus mejores amigos, siendo que dos de ellos fueron otorgados a él por sus camaradas. Y los demás siendo entrenados por su persona, y listos para aceptar cualquier desafío que se les pusiera enfrente. Eran un equipo…Los mejores. El era el campeón indiscutible, el era el más poderoso entrenador del mundo venció al alto mando, a pesar de todo, coronándose como el mejor.

Y siendo así escucha unos pasos y alcanza a divisar a un chico el cual traía unos googles encima de su gorra negra una sudadera de tonalidad naranja con unos bermudas de tinte negro, junto con unos tenis blancos y un copete saliendo de su gorra, con su mochila de color blanco atravesando de hombro a cintura.

El recién llegado alza su mirada hacia el peñasco donde se encuentra el campeón y lo señala.

-He venido desde muy lejos…a retarte- Dice esto mientras toma una pokebola.

-Preparate... para pelear…- dice el trainer recién llegado –yo Gold te derrotare…-

-…-

El campeón toma su pokebola y la lanza a la par que su rival con ello dando comienzo a una batalla de magna escala.