Este fanfic está participando en un concurso y a decir verdad me gustó como quedó, veamos que opinan los expertos de esta página.

Atte.

SakazaKi®

"Harry Potter y el príncipe Mestizo"

Capítulo 1: Tormentas

Un estruendoso ruido rompió todo silencio en la habitación y un rayo la iluminó por completo, despertando a un joven quien casi inmediatamente lanzó un grito que sobresaltó a la enorme ave nevada que hacía sólo un segundo estaba dormida.

-Lo siento, Hedwig – Murmuró Harry mirando a su lechuza y frotándose los ojos

Tanteó con la mano derecha en su mesita de noche en busca de sus lentes. Tan pronto tuvo visibilidad contempló su ventana. El clima estaba horrible desde que había vuelto de Hogwarts. No había parado de llover y la temperatura realmente merecía un buen juego de frazadas extra (viejas y gastadas, incluso cada una con un agujero en diferentes sectores) y una buena taza de té o algo caliente antes de acostarse.

Realmente el clima nunca le había importado en lo absoluto, él no iba a piscinas ni mucho menos, pero el hecho de que los Dursley no pudieran salir de casa era un tema bastante desagradable, aparte del mal humor con el que andaban sus tíos, más de una vez lo culparon de alguna manera por las frecuentes tormentas ya que su inicio coincidió perfectamente con la llegada de Harry a Privet Drive, y los berrinches de su primo por no tener permiso de salir a "pasear" con sus amigos y aunque pudiera no había nadie en la calle para golpear y humillar con este tiempo.

Otro factor realmente fastidioso para Harry era no poder comunicarse con sus amigos magos. Ron y Hermione debían estar al tanto del tiempo en su localidad o quizás donde se encontraban ellos estaba igual y no arriesgaban a lechuzas inocentes a someterse a semejante temporal.

A decir verdad las tormentas eran un símbolo del estado de ánimo de Harry, sus pesadillas durante las noches eran más frecuentes y nítidas. Veía perfectamente el momento en el que Sirius había atravesado el velo negro que lo llevó a la muerte, incluso, en una de las primeras pesadillas, escuchó claramente como su voz pedía ayuda desde el otro lado y en otra ocasión lo oía reírse y pedirle que lo acompañara hacia ese mundo. Dudley no dejaba de fastidiarlo con sobrenombres y recreaciones de sus llantos durante las noches, hasta cayó lo suficientemente bajo como para contarle a sus padres y pedirles que internaran a Harry en una casa de locos para que ahí gritara todo lo que quisiera llamando a sus padres y a ese Sirius y no siguiera despertándolo por las noches.

Por otra parte el chico de ojos verdes estaba preocupado no sólo por los sueños con su padrino, sino también por los que había tenido con sus amigos, en los cuales les ocurrían tragedias terribles a ambos juntos o por separado. Probablemente lo siguiente no fuera motivo de preocupación pero otra cosa que molestaba a Harry era que las pesadillas más numerosas eran con su mejor amiga, Hermione Granger.

Harry ya sabía que el cariño que ahora le tenía a ella no era igual que antes, había algo más, ahora estaba consciente de todo lo que había puesto en juego por él en estos, casi, 6 años. Hasta sus más profundas prioridades que eran no ser expulsada del colegio, no distraerse de sus estudios y Harry estaba totalmente seguro de que aquel día en que la conoció en el tren Hermione no habría tenido intención alguna de arriesgar su vida por el famoso niño que vivió.

Ya lo había deducido hacía días atrás, se había enamorado de su mejor amiga. ¡SU MEJOR AMIGA! Se sentía muy desdichado por esto ¿Cómo pudo llegar a tanto? ¿Cómo tenía cara para decirle semejante cosa siendo que el año anterior ella había sido la primera, junto con Ron, que se había enterado de su encuentro con Cho Chang en el salón de entrenamientos del Ejército de Dumbledore?

Un campanilleo en los oídos lo sacó de su ensimismamiento.

-Ese maldito teléfono – murmuró Harry entre dientes, el aparato seguía sonando y parece que ningún Dursley se había despertado o tenía intención de levantarse, bajar las escaleras y contestar

Harry pensó que seguramente lo regañarían por no contestar si se trataba de algo importante, se levantó de un salto y corrió a contestar malhumorado, bajó las escaleras de dos en dos y tomó el auricular en forma brusca.

- ¿Sabe qué hora es? – Contestó de forma descortés y reprimiendo las ganas de gritarle al grandísimo cu…

- ¿Harry?

Esto si había sido una sorpresa, una voz de chica extremadamente conocida respondió con voz casi inaudible al regaño del señor Potter.

- Her…Hermione – "Idiota" se insultó mentalmente – No…no sabes cuánto lo siento no imaginé que…perdona
- Ya ya tranquilo, perdóname a mí por llamarte tan temprano pero es que no puedo a otra hora porque voy a salir en un rato más- Dijo Hermione, había algo de interferencia- Y después de eso pienso ir a buscarte para que pases las vacaciones aquí en mi casa ¿Qué te parece?

- Pues me parece excelente…- Harry intentó, lo más que pudo, disimular el tono de felicidad en su voz

- Bueno…pues paso por ti a las 11:30, nos veremos, Adiós.

Hermione había cortado el teléfono tan rápidamente que no alcanzó a despedirse. Harry subió a su habitación "dando botes" como dicen en España, y comenzó a preparar su baúl aunque apenas ya eran las 8:00. Cuando terminó se recostó a leer por enésima vez su libro con las mejores piruetas de Quidditch de la historia.

El segundo campanilleo del día lo despertó, se sorprendió al abrir los ojos y no ver nada más que un grupo de letras…luego de unos segundos se dio cuenta que tenía en la cara el libro que había estado leyendo antes de quedarse dormido.

Harry se levantó y dio la segunda carrera de la mañana luego de ver el reloj que marcaba las 11:31 am, bajó las escaleras de tres en tres (vamos progresando jejeje) pero lamentablemente Tío Vernon fue quien abrió.

- ¿Sí? – Rugió bastante molesto a la persona que se encontraba fuera del umbral. Harry estiró un poco el cuello y comprobó que era a quien estaba esperando.

- Disculpe…me…me…me llamo – Tartamudeó Hermione al parecer intentando no revelar su identidad y arriesgarse a un portazo en las narices. Lo que ella no sabía es que Tío Vernon odiaba a la gente que no se expresaba con claridad.

Harry decidió intervenir

- Tío Vernon...- Susurró y le hizo una señal de que era él a quién buscaban

- ¿Vienes por el muchacho? – preguntó el tío con molestia poco fingida- Si es así llévatelo pronto y aléjate de mi familia, ¿Me entendiste tú…tú…tú…chiquilla a…aa…a ANORMAL?

A Harry se le revolvió el estómago al escuchar eso, seguramente este era el momento en el que más había odiado a Tío Vernon.

- Voy a buscar mis cosas – Le dijo a Hermione acercándose a la puerta. Ella se veía bastante apenada bajo un impermeable color celeste.

Se dio media vuelta y subió las escaleras, abrió la puerta de su habitación y casi sin quererlo la arrancó la manija incluso con la que iba por dentro. Entró, tomó su baúl y puso a Hedwig en su hombro, volvió a bajar tan rápido como se lo permitieron sus piernas, intentando, además, no romper alguna otra cosa de la casa.

Llegó a la puerta pasó casi derribando a tío Vernon y salió sin importarle lo que pudiera pensar.

Una vez afuera y ya caminando por la acera Harry decidió romper el hielo entre él y su amiga.

- Perdona, de verdad no… - No se atrevía a mirarla.

- Tranquilo, en serio – Lo tranquilizó Hermione en tono amistoso- No es contigo, lo que me sorprendió fue que, no sé, ¿Así te tratan a ti siempre?

- Siempre – Respondió Harry con una sonrisa melancólica. Cuándo decidió mirar a Hermione notó que sus lentes estaban tapados completamente por gotas de lluvia.

- Eres un tonto – Río la chica quitándole los lentes, pero se detuvo, al parecer recordó que no podía usar el hechizo Impervius fuera de Hogwarts.- Parece que no puedo hacer nada por ti ahora.

- Olvídalo – Rezongó Harry limpiando sus lentes con su chaqueta, se percató que estaba empapado.

Miró a Hermione que se estaba aguantando la risa y al notar que Harry ya la había visto comenzó a correr juguetonamente. Al llegar a la esquina de la calle Magnolia dio media vuelta y vio que no venía nadie detrás de ella, Harry había desaparecido. Hasta que sintió que unos brazos la rodeaban por detrás.

- Muy astuto ¿Verdad Sr. Potter? – Dijo Hermione sonriendo y volteando a mirarlo.

- Quizás – Harry sonrío también.

Este parecía un contacto fuera de lo común, Harry intentó aprovecharlo al máximo tratando de decirle a Hermione todo con la vista pero al parecer no se daba cuenta de nada, para ella esto sólo se trataba de un juego inocente.

- Te vas a resfriar – Interrumpió Hermione dándole unas palmadas en el hombro – ¿Sabes cómo podemos hacer que venga el Autobús Noctámbulo?

Espero que les haya gustado, muy pronto les tendré el próximo capítulo, lo estoy preparando, hasta entonces.

Dejen opiniones por favor…