Los personajes pertenecen a una serie de televisión estadounidense creada por Eric Kripke.
Producido por Wonderland Sound and Vision
Warner Bros. Television. Sólo los pido prestados sin fines de lucro.
Basada en el capítulo 10 temporada 12 en adelante.
Broma
Por Tlacuilo
Eran años de conocerse, salvar la vida del otro e incluso dejar de verse, por el bien de alguno de los dos. Por eso que Dean no pudiera ocultarle su depresión a Castiel era muy normal.
Sam tomó mejor el que su madre optará por alejarse, apenas con pocos días de haber regresado.
Por eso cuando Castiel les informó que iría a buscar a Lucifer, trató de no hacerles sentir que también los abandonaba.
Sam le advirtió que no confiara mucho en Crowley, a pesar de que Castiel sabía a que atenerse con su improvisado compañero de cacería.
El ángel se dirigió a avisarle al mayor de los hermanos Winchester, que sin dejar de beber una cerveza; le miró:
–Así que también nos dejas.
El Ángel respondió sereno.
–No siempre estoy con ustedes.
–Sabes a qué me refiero.
–… La verdad no. –Dean bufo molesto, sin embargo Castiel continuó– Debo buscar y encerrar a Lucifer.
–Lo sé.
–Me voy…
–Cas…
El ángel se giró y esperó a lo que diría Dean.
–Atribúyelo al alcohol, a lo que pasó con Sam y esa loca inglesa o a mi madre… –Castiel vio como Dean estiraba una mano en su dirección llamándolo– Sólo no quiero que te vayas está noche.
Castiel siguió los movimientos del de ojos verdes y se unió a este, sentándose en la cama, recargándose en la cabecera. No era diestro en comprender las emociones humanas, no obstante era el más adelantado entre los ángeles en esa cuestión, por eso no evitó, ni preguntó nada cuando sintió a Dean recargar la cabeza en su hombro.
–No eres el premio mayor, pero me… agrada que siempre estés ahí cuando te necesitamos.
–No se como sentirme al respecto, pues no se si fue insulto o halago.
–No lo pienses mucho. Tampoco sé cómo tomar que seas la relación más larga que he tenido, por supuesto a excepción de mi hermano; patético me viene a la mente. Aunque me consuela que los ángeles no tengan género y no seré juzgado por ello.
–Eso no te detuvo con Anna.
Dean se alejó para darle otro trago a su bebida.
–Para mí no hubo diferencia entre una humana y ella. –Castiel no ahondó más en el asunto– Ahora deja de presionarme y permite que descanse de todo, por un momento.
–Poseído no estás, sin embargo… estás muy raro.
Dean suspiró y bebió de nuevo.
–Quieres culpar por mi estado a estar poseído, puedes hacerlo, incluso a mi me serviría esa excusa, para justificar que te necesite así de cerca.
El ángel pelinegro, se quitó la gabardina y el saco, descalzándose también. Se acomodó en la cama y atrajo al castaño claro.
Como fuera, y a pesar de lo fuertes y determinados que eran los Winchester, todo el tiempo; seguían siendo humanos, simples humanos, con un trabajo muy difícil.
Castiel conocía bien a los hermanos, y sin intención, era más cercano a Dean; por lo que, que este se permitiera ser vulnerable una vez y solo con él, le era extrañamente grato.
A veces sólo se necesitaba a otro ser para hallarse sereno y con ganas de realizar una unión real. Eso consideró Dean, pues no encontraba otra explicación a sentirse de esa manera a lado de su amigo.
Era cierto, el recipiente de Castiel era un hombre; sin embargo como siempre lo hablaban; los ángeles eran asexuales. Por ese motivo, que la resistencia de Dean a sentir, basado en sus ideas heterosexuales tan arraigadas; se desdibujara, ante la tranquilidad que le proporcionaba estar con Castiel no era raro.
La verdadera lucha de ambos, consistió en no pasar más allá de esa muestra de íntima amistad.
Lucha que… perdieron, en cuanto el cazador sintió el deseo de posesión y que el ángel no supo interpretar y detener.
Dean rodeó con sus brazos la cintura de Castiel halándolo más cerca, teniéndolo de ese modo y viendo los ojos azules e incrédulos, solidificó la resolución de Dean para mantener al ángel con él. El castaño claro bajó la cabeza y tomó ligeramente los labios del pelinegro.
—Dean —susurró Castiel, dudando, antes de que el Winchester colocara la palma de su mano en la espalda del ángel, sosteniéndolo en su lugar mientras instaba a este a abrirse para él.
Dean no podía creer que aliento de Castiel fuera cálido y… correcto, tanto que hizo que su pene se engrosara y se alargara.
Sin embargo en ese momento y con sus manos trabajando en desnudar a los dos; el cazador no pensó en nada más.
Castiel comenzó a respirar con un ritmo rápido antes de separar – por inercia – sus labios, permitiendo a Dean deslizar la lengua dentro. La otra mano del Winchester, se movió hacia abajo hasta presionar la palma en la erección – recién descubierta del ángel. Este empujó su duro pene profundamente en la mano del humano. Dean tomó esa oportunidad y mordiendo el pecho del pelinegro, lo distrajo y comenzó a bajar la ropa interior del ángel, y deslizó sus dedos por la apretada entrada de este, masajeando la piel entre las bolas y el agujero.
–¡¿Que estás haciendo?! —dijo el de ojos azules jadeando. Pero el humano no hizo ningún intento de detenerse.
Dean lamió un largo camino desde el centro del estómago de Castiel a su pezón derecho, tomándolo, provocando la punta con la lengua y los dientes. —¿Y qué creés estoy haciendo? —Le preguntó antes de morderlo suavemente.
Dean se movió a cabecera de la cama y se sentó; atrajo al ángel a su regazo.
—No hay truco oculto, es tu decisión, seguir o salir por la puerta … –advirtió Dean, mientras movía su erección entre las nalgas de Castiel, a quien no creía que estuviera escuchando.
El guerrero del cielo, se inclinó ligeramente hacia atrás, sus caderas meciéndose contra el pene del cazador. La siguiente vez que el pelinegro se empujó hacia arriba, Dean colocó la cabeza de su pene en la entrada del ángel.
Luego agarró las caderas de Castiel y empezó a mover al neófito ángel, de arriba a abajo.
El placer que sintieron nubló todo pensamiento coherente o de duda.
Dean abrió más las piernas y dejó que sus manos se deslizaran hacia el trasero del ángel, sosteniéndolo en su lugar, mientras movía sus caderas hacia arriba, llevando su pene profundamente y llegando más y más cerca del borde del orgasmo.
El castaño claro, besó el centro del pecho del pelinegro y luego levantó la vista para ver a este observándolo.
Tal vez Dean no lo aceptaría, no obstante sintió un puente que se formaba entre ellos, que los conectaba de formas que no se romperían a menos que uno de ellos muriera y eso… ¿quién sabe? De lo que estaba seguro, es que no era, su más que conocida amistad.
Dean lo comprendió, y deseó que Castiel también lo entendiera; aunque eso se dudaba un poco.
El orgasmo los golpeó y con ello un breve momento de niebla mental, antes de que debieran regresar a su realidad.
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El plano en el que se hallaban era ajeno a tiempo y lugar; sin embargo Amara no esperaba que su hermano no ayudara a su creación, con esa amenaza que se cernía sobre ellos.
–No es algo, antinatural … según tus reglas, por supuesto. –mencionó la castaña.
–Tú lo has dicho, mis reglas.
–¿Tus otros soldados no lo notaran?
–No, yo lo evitaré.
–Combatirás fuego con fuego, muy propio de ti.
El de barba sólo sonrió; Amara optó por no ahondar más en el asunto.
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Los días que siguieron; contrario a lo que el Winchester mayor esperaba; su relación con Castiel no cambió o se volvió incomoda, como sucedía siempre –según su experiencia. Por lo que esa tarde, que el ángel entrara en su habitación y se sentara con actitud pensante; no lo preocupó … mucho.
–¿Que sucede?
–...
–¿Castiel?
El de ojos azules, lo miró.
–Hay algo raro.
–¿Donde? –cuestiono Dean sin saber con qué saldría Castiel.
–En mi cuerpo.
–Cas, eres un ángel y este no es… digamos humano. A lo mejor sólo es… gripe o…
–Los ángeles no enfermamos.
–¿Entonces?
Castiel se quedó de nuevo en silencio, antes de agregar:
–Siento algo dentro de mí, algo que no debería estar, algo que crece, día con día …
Dean esperó por más explicaciones, aún así agregó:
–¿Un tumor?
Castiel, negó.
–No. No es enfermedad, aunque… crece, lo siento.
Dean se acercó al ángel y lo observó; tocando las facciones de este.
–Pues no te ves diferente. Y tampoco pareces poseído.
–No…
El Winchester mayor, analizó todo lo dicho por Castiel y al final, preguntó con mucho miedo de la respuesta:
–¿Donde lo sientes…?
El de ojos azules, para indicar el lugar, acercó su mano derecha a…
Y Dean palideció, confirmando sus peores temores, al ver la mano del ángel tocando su… vientre.
–¡No jodas!
Castiel se asombró por la reacción adversa del humano.
–¿Que?
–¡Cas! ¡Cas! –exclamó el cazador.
–¿Que? Que?
–No tienes alas, ni mucho poder..., pero quien te reconstruyó debió ponerte algo más.
–…
Dean se alejó de Cas y caminó desesperado por la habitación, maldiciendo y mesándose el cabello.
El soldado de Dios se levantó y jaló al castaño claro.
–¡¿Que sucede?!
Dean negó.
–No puede ser; estoy pensando demasiado. –se dijo a si mismo Dean.
Castiel no comprendía y cuando el Winchester acercó una mano temblorosa hacia él, más precisamente a su estómago; esperó…
–¡Joder! –Fue la respuesta de Dean. Castiel siguió sin comprender– Se siente o es mi jodida imaginación.
–¿Que se siente?
Dean se rascó la cabeza, contestando:
–Una broma del destino, o una broma de tu jefe.
–…
–Esa… ocasión, tuvo consecuencias.
–Sigo sin comprender nada…
Dean tuvo que ser muy directo:
–Cas, tendrás un… Nephilim. El ángel negó categóricamente.
–No es posible. Mi recipiente, no es femenino.
–No me digas.
–De verdad.
–Lo sé Cas, era sarcasmo. Y no me retracto.
–¡¿Como?!
–Yo estoy entre culpar a tu jefe o culpar a una broma de Crowley.
–¿Que ellos lo colocaron?
Dean frunció el ceño, pues esa elección de palabras que usó Cas, no le agradó.
–No, ese fui yo, no hay duda; pero uno de ellos debió hacerlo posible. Si descubro que fue Crowley, juro que lo regresaré al infierno en calidad de bulto y si fue... Chuk, le pediré a Amara que lo encierre y tire la llave.
El ángel de ojos azules; pensó un poco y negó.
–A lo mejor estás exagerando. No lo hemos comprobado; y nadie de mis compañeros sintió nada y si en un remoto caso hubo… concepción; todos lo hubieran sabido.
Dean sintió algo extraño, pues hubo esperanza, pero también… decepción por lo dicho por Castiel.
Y no es que fuera algo que planearon y ni por error esperaron, sin embargo con la relación de camaradería que llevaban y conociendo muy bien al otro, cuidar de un niño entre los dos; no parecía tan complicado.
Dean se permitió pensar que si hubiera sido todo real; su madre y Sam se asombrarían, pero al final serían felices de tener otro Winchester; por muy Nephilim que fuera e innegablemente lo protegerían contra quien fuera.
…
Pensaba hacer un one-shot, pero no me alcanzó. Mi primer participación en este fandom.
Nos leemos en el siguiente y creo que último.
