• Disclaimers. APH © Hidekaz Himaruya | LH (Argentina) © Rowein.
• Aviso. Mención implícita de la crisis actual y acontecimientos anteriores.
• Advertencia. Prohibida la distribución de este fic en otras páginas.
Martín nunca se sorprende cuando lo ve llegar.
Antonio le hace acordar mucho a un perro callejero: vaga por quinientas calles diferentes, pero bien que no se olvida dónde queda la casa que le da de comer. Otros días se siente enjaulado porque no importa cuánto lo odie, para él nunca es una opción cerrarle la puerta aunque lo piensa (y lo piensa y lo piensa, hasta que la sangre le hierve de bronca y de impotencia). Pero justamente son esos los momentos en los que comprende que lo ama contra todo buen juicio: Martín no entiende el amor sin un poco de locura, sin algo de reproche y de obsesión.
También hay muchas veces que piensa demasiado; siempre llega a la conclusión de que al final es el único que nunca se liberó de España y entonces se odia a sí mismo; tanto que en sus peores pensamientos ha añorado la sangre de sus años revolucionarios o incluso, para su recalcitrante humor negro personal, tener el favor de la mortalidad. Pero todo eso es algo que se guarda para su intimidad, como tantas otras cosas que nunca ha compartido con nadie, ni siquiera con su propia sombra. Y no soporta sentirse tan estúpido, así que vuelve a recordar el odio que le tiene a Antonio y el círculo vuelve a empezar.
Por eso le da una nueva bocanada a su cigarrillo y mira a su viejo querido con la más afilada de sus miradas; total tuvo doscientos años para aprender a disimular cuando alguien le caía mal y nunca se interesó honestamente por rendir bien esa materia. Antonio no parece afectado por la ironía de la situación, porque a él nunca parece afectarle nada, pero Martín lo conoce lo suficiente para saber que no es tan así. Los músculos de su cara se resquebrajan un poco por la sonrisa forzada y todos sus pensamientos se agolpan de repente en su garganta cuando Antonio acepta la invitación de su gesto y lo abraza, porque es demasiado obvia la naturalidad con la que ambos encajan. Porque es aterrador lo fácil que sería perderse a sí mismo cada vez que él vuelve para reforzar (tal vez, tal vez sin darse cuenta) el esquema en que lo moldeó mientras contemplaba la marca de sus heridas en el espejo. A veces se pregunta si regresa porque los dos son igual de patéticos o si es que puede creer que Antonio lo quiere con la misma pasión que ni siquiera le importa ser tan, pero tan jodidamente hipócrita.
Martín se calla, como pocas veces lo ha hecho en su vida y vuelve a darse el beneficio de la duda.
• Referencias.
1. En el año 2010 apróximadamente, hubo una repentina ola discriminatoria en los aeropuertos españoles hacia los argentinos, poniendo trabas constantes en el papeleo de los trámites e incluso llegando a las agresiones verbales en varios casos. Si no me falla la memoria, la razón principal para la imposición de estos límites era la falta de trabajo que comenzaba a vivirse en España por aquel entonces. Todos los argentinos fueron tratados por igual, incluso aquellos que no iban con ninguna intención laboral a España.
2. Argentina oficialmente no tomó medidas recíprocas por esto. Si esto se cumplió a rajatabla o no, lo desconozco.
3. En los últimos años, cerca de 1200 españoles emigraron a la Argentina por mes buscando escapar de la crisis económica que se vive en su país.
