Disclamer: Los personajes de KHR! no me pertenecen.
Advertencias: Yaoi, Male!Hana x Tsunayoshi.
Notas: Happy birthday, Tsu-chan .
14 de octubre, cumpleaños de Tsunayoshi.
Y Hana está a punto de arrancarse el cabello de la frustración. En un par de horas verá a su novio y ni siquiera tiene un regalo para él.
Y todos los "buenos regalos" que se le ocurren ya se los ha obsequiado él o sus guardianes en oportunidades pasadas.
Definitivamente no sabe qué hacer.
Al menos hasta que un recuerdo viene a su mente.
Era domingo, no había clases y Hana decidió tener una cita con su adorable Tsuna en el centro comercial.
El menor corría emocionado de tienda en tienda, jalando al pelinegro con una sonrisa en su rostro mientras observaba la cantidad de dulces, juegos y demás, tal como un niño pequeño, hecho que le causó ternura al mayor.
—¿Te gustaría comprar algo, Tsuna? —preguntó Hana cuando se detuvieron en frente de una tienda en donde un enorme león de peluche era exhibido. Tsuna negó.
—Gracias, pero no —sonrió el castaño—. Mejor vayamos por comida, muero de hambre.
El pelinegro asintió, guiando al Sawada hasta un local de comida rápida.
Una sonrisa aparece en su rostro. Se cambia de ropa y sale de su casa a paso apresurado, la sonrisa sin borrarse de su rostro.
Tsuna se mece en el columpio una y otra vez, tarareando una canción mientras espera pacientemente a su novio.
Hana aparece delante suyo con una sonrisa avergonzada y un ramo de rosas en una mano, mientras que esconde algo notablemente grande detrás de su espalda.
—Feliz cumpleaños, Tsuna.
El castaño sonríe, levantándose del columpio para recibir las flores y el beso apasionado de su pareja.
Al separarse, ambos sonríen.
—¿Qué tienes detrás de tu espalda, Hana-kun? —pregunta con curiosidad el menor.
El pelinegro le indica que deje el ramo de flores a un lado y que extienda sus brazos hacia adelante, petición que es acatada de inmediato por el Sawada.
—Cierra los ojos —susurra, depositando delicadamente el objeto gigante en brazos de su novio y arrancando la envoltura que lo oculta—. Ahora ábrelos.
Tsunayoshi contiene un chillido emocionado cuando sus ojos ven el regalo que sostiene entre brazos: el peluche gigante en forma de león que había visto hace un par de días atrás.
—¡Muchas gracias, Hana-kun! —grita, dando saltitos en su lugar mientras abraza su regalo.
Hana ríe, enternecido.
—De nada, amor.
