Pairing: InuYasha /Kagome

Género: Romance/ Drama

Palabras: 380

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen...ya quisiera, son de la grandiosa Rumiko Takahashi. Historia sin fines de lucro.

Aclaración: Si ven alguna de mis historias en otra página que no sea ésta, avísenme, se los agradecería.

Aviso: Este fic se lo dedico a una loca sessi llamada Moun. Mujer, te digo algo, la sensualidad es innata en ti. (?


MicAgatha:

Dímelo

#One-Shot para Moun ;)

|"Porque ya no puedo despegarme de ti. Cuanto más quiero escaparme, más me quedo"

Summary: Drabble. Inspirado en la canción 'Dímelo' de Enrique Iglesias. Tomó el skullcandy y se lo llevó a los oídos. ¡Carajo!, ni con música lograría olvidarlo, porque...sí, era cierto, Kikyō tenía todas las de ganar y ella, ella tenía solo un gran amor hacia él—no correspondido.

Kagome se llevó las manos a la cabeza y giró encima de la cama, pero—por más que intentaba—no lograba sacar esos pensamientos de su mente.

Por el suelo yacían –y aunque le diera vergüenza y asco de admitir—uno cuantos cabellos que dramáticamente se los había arrancado de la cabeza por la desesperación. Estaba arruinada.

Y no es que haya cruzado el pozo y no pudiera regresar (aunque una parte de ella quisiera eso), sino que era un algo que le hacía doler mucho.

Dobló una rodilla y luego la otra para después lanzar patadas contra el aire y mover frustradamente los brazos mientras rechinaba los dientes. Además, qué importaba si se estaba comportando como una niñita pequeña al hacer una dichosa pataleta. ¡Al carajo con eso!

Siguió con esa actitud paralelamente a que miles de lágrimas brotaban de sus ojos achocolatados ocasionando que su rostro se viera extremadamente acongojado.

Una almohada estaba cerca a sus pies, por eso decidió tomarla y llevarla a su rostro, pues debía hacer dos cosas: 1) Intentar limpiar su cara y, 2) ahogar un grito desgarrador.

De su boca solo se podían oír millones de insultos y todos contra la misma persona: InuYasha. ¿Por qué diablos tenía que haberse enamorado de él?

En el mundo existían incontables Hojōs; todos dedicados y amables. Y ella venía a fijarse en ese hanyō, aquel que prometió cuidarla y hacía su corazón añicos. Oh, qué bien lo hacía.

Se sentó sobre la cama y tomó su cabeza entre ambas manos. Le dolía tanto. Puta jaqueca.

Cerca, quizás a unos pasos, estaba su skullcandy. Si quería olvidarlo, al menos podía escuchar música e intentar calmarse un poco porque ya parecía una "magdalena".

Lo puso sobre sus orejas.

Dímelo, por qué estás fuera de mí

y al mismo tiempo estás muy dentro.

Dímelo sin hablar y hazme sentir

todo lo que yo ya siento.

Sus manos se posaron nuevamente en el aparato y se lo quitó rápidamente y lo dejó caer. Una vez en el suelo, lo pateó y frunció los labios esperando muchas nuevas lágrimas.

Ahora, gracias a Enrique, debía hacer dos nuevas cosas: 1) Dejar de arrancarse el cabello y, 2) putear a InuYasha hasta el cansancio junto con patearle las bolas en cuanto lo viera.


Gracias por leer, y ya saben, si quieren ser tan sessis como Moun, pues dejen un sessi review. Buh bye :D