CAPITULO UNO: FAMILIA
¿Realmente podía pedir algo más que esto? Me ponía a pensar desde el balcón de mi cuarto, que a pesar de tener una maravillosa vista hacia la torre Eiffel, mis ojos solo podían ver hacia el jardín donde se encontraba Austin practicando un poco basquetbol. Mi pequeño había crecido tan rápido que ni si quiera sentí en que instante paso de ponerlo en mis piernas para darle de comer a practicar solo, un deporte que le gusto en cuanto vio a su padre encestar. Es increíble, lo apasionado que es, muy entregado y decidido, a su corta edad de siete años, de alguna manera ya sabía el sentido de comprometerse con algo.
- ¡Auch! – decía una pequeña voz que se paraba del jardín
- ¿Qué sucede, Elizabeth? – se acercaba Austin con apuro y algo preocupado
- Quería poner esta semilla en el jardín pero… me lastime… con las espinas…
- Debes usar guantes, como lo hace Sue – musito Austin para acercarse a ver el dedo de Elizabeth – no fue nada grave pero no te confíes
Se acercó a la mesa que estaba a menos de un metro y tomo unos guantes que había al alcance, color rosados.
- ¿Estos son tuyos, no? – musitaba mientras se los mostraba
- Si – contesto ella con determinación
- Úsalos, mamá y papá te compraron eso para que no te lastimes – comentaba al ayudarla ponerle los guantes
- Está bien… - estaba algo refunfuñona
Sin pensarlo, una leve risita se salió de mis labios. A mi pequeña no le gustaba que su hermano mayor, le regañara por algo que para ella es simple. Edward tenía razón, se parece mucho a mí. Con esos cabellos semi-pelirrojo y un hermoso color de ojos, Elizabeth nació un año después que mi hijo Ethan. Recuerdo que la noticia nos llegó de sorpresa, cuando estábamos a punto de viajar por negocios, el doctor no dejaba de timbrar a mi celular y no paro hasta que se contactara con Edward o conmigo. Esta vez, mi esposo fue el que se enteró primero…
- Amor… no creo que deberíamos viajar….
- Cariño no bromees con eso… - le comentaba mientras revisaba por enésima vez el boleto para ver si es correcto la puerta del embarque
- Es que… realmente creo que podemos enviar a alguien más… - decía para apegarse un poco más a mi
- No, no lo creo – comentaba, ignorando todo el gesto corporal que estaba teniendo
- Bells, mi vida… por esta vez hazme caso ¿Si? – sonreía de oreja a oreja y yo enarque una ceja
- ¿Realmente no estas bromeando? – hable apresuradamente porque veía que una señorita se acercaba a nosotros, seguro nos quería decir que el avión privado ya estaba listo. Esto lo hacían de ese modo; ya que a Edward no le gusta que estén revisando el avión cuando estamos adentro.
- No, no estoy bromeando es muy importante que no viajemos… podemos manejarlo desde casa… tu descansando y yo a tu lado… - estaba poniéndose insistente con el tema y me comenzaba a poner de mal humor
- Ya estamos a punto de embarcar, Edward
Deslice mi vista en cuanto la señorita se acercaba para saludarnos apropiadamente y también decirnos que podemos abordar.
- Bella, en serio, no vamos a bordar….
- ¿Por qué no? – comente al instante que cruzaba mis brazos
- Pero el avión ya está listo, señor – aseguraba la aeromoza – no se hará ninguna revisión mientras estén adentro.
- Señorita, en serio no vamos abordar – volvió asegurar mi esposo para tomar mi bolso – acompáñame a casa, allá te lo explico…
- Claro que no – puse mis brazos en forma de tetera – Edward Masen, me dices que está pasando ahora.
- Está bien – hizo un gesto como niño pequeño, dejo mi bolso en un asiento y entonces vio a la señorita que seguía parada en su mismo lugar, y basto una alzada de ceja para que se retirara con mucha velocidad.
- Me lo dirás – afirmaba al cruzar mis brazos y golpear el piso con mi taco
- Estamos… emb…
Susurro tan rápido, que no logre escucharlo.
- ¿Qué dices? – lo vi confundida ¿Desde cuanto Edward habla bajito?
- Que estamos… emb…
- No te entiendo nada – respondí porque volvió a decirme de la misma forma
- Emb…
- Ay, Edward en cuanto se te pase los juegos me avisas… o mejor mándamelo por un mensaje de texto
Mencione mientras tomaba mi bolso de mano y lo vi ladear la cabeza para luego encogerse de hombros para luego asentir. Negué con la cabeza y me di vuelta para solo dejarle ver mi espalda, que actitud tan infantil… entonces mi celular comenzó a sonar. Me detuve en seco para rebuscar en mi bolso hasta que lo encontré. Rápidamente desbloquee la pantalla y entonces un enorme mensaje apareció en toda la pantalla. Solo me tomo leerlo dos segundos y de pronto alce la vista, me había quedado petrificada. No podía dar crédito a lo que estaba viendo.
- ¿Bells? – la suavidad de su voz, me hizo reaccionar, voltee por completo con una cara de asombrada
- ¿Es cierto? – mi voz salía algo débil… más de lo que normalmente lo regulo
- Si – sonreía de oreja a oreja, al instante que me ensañaba al aire la notificación que corrobore lo que me escribo – el doctor me lo acaba de decir
- Nosotros… nosotros… - ¿Yo tartamudeando? – nosotros…
- Así es – estaba orgulloso mi esposo, eso lo podía notar – estamos…
- Embarazados – decía con un hilo de voz en cuanto sentí que mi cuerpo se iba por un lado mientras que mis ojos no dejaban de mostrar preocupación – no de nuevo…
- ¡Bella! ¡Bella!
Escuche gritar a mi esposo mi nombre pero yo ya me había desmayado. Claro que a los pocos minutos reaccione y me encontraba en brazos de Edward, con unos ojos de preocupación pero una vez que le asegure que estaba bien, su sonrisa fue la más deslumbrante.
Me he reído por un buen tiempo sobre esa anécdota. La verdad es algo que casi siempre cuenta Edward, lo titula la obstinada embarazada. Fue increíble todo lo que Elizabeth hizo cambiar nuestro mundo. Prácticamente había salido de dar a luz a Ethan, por lo tanto Edward tenia muchísimo más cuidado con las cosas que me mandaba hacer de la empresa, esta vez quería que trabajara desde casa… por un instante le iba a discutir pero el doctor llego a tiempo y prácticamente me obligo estar quieta.
Ahora, somos la familia que siempre quise que fuésemos, una risueña, tranquila y muy amorosa. Suspire en cuanto una brisa acaricio mi rostro… y entonces sonríe…
- Si mamá… también te extraño…
De alguna manera, siempre pensaba que Rene se comunicaba conmigo de esa forma… a ella le gustaba los espacios abiertos y suaves brisas refrescantes. Han pasado casi ocho años de lo sucedido, a pesar que ya he superado algunas cosas, no impide que extrañe a mamá y papá. Sé que se fueron intempestivamente pero estarán en mi corazón.
- ¿Sabías lo hermosa que eres cuando estas pensativa? – decía una voz a mi espalda. Voltee tan solo un poco para brindarle una sonrisa algo traviesa
- Si… claro que lo sé – conteste riéndome un poco, moviéndome un poco. Al instante que el atardecer jugaba con mi cabello cambiándole los matices acostumbrados de rojizos.
- Está muy presumida el día de hoy señora Masen – se acercó mi esposo para rodearme por la cintura y susurrarme al oído
- No tanto como usted señor Masen – mi mirada se centró en los niños que se concentraron en las actividades que tenían cada uno
- Gracias por darme unos hijos maravillosos – decía para contemplarlos una vez que puso su mentón en mi hombro
- Gracias a ti por darme un familia – conteste de inmediato para acariciar su mano
- Si… podemos seguir agrandándola – susurraba bajito para comerse una leve risita
- ¡Edward! – le dije llamándole falsamente la atención
Hace unos meses, Edward se quedó viendo a los niños desde el sillón, Ethan estaba enseñándole a Elizabeth como debía jugar el béisbol y de pronto alzo la mirada con determinación para decirme, una vez que puse mi mano en su hombro.
- Amor, quiero agrandar la familia… tengamos otro hijo
No olvidare ese rostro, esa mirada con tanto anhelo. Realmente me quede pensativa por el tema… no es que no tengamos una posición económica estable o que no tengamos los recursos como tiempo, amor y dinero pero… en mi cabeza todavía seguirá la duda… ¿Estamos a salvo?
- Sabes que quiero uno más… ¿Es tan difícil?
- No, claro que no… - decía para verlo y tratar de ocultar mi verdadero temor – pero ya Ethan va a cumplir siete años el mes que viene y Elizabeth acaba de cumplir seis… no crees que si tenemos otro… es comenzar de nuevo
El ladeo la cabeza por un instante está considerando mis palabras pero de pronto sonrió:
- Si es comenzar de nuevo pero somos jóvenes aun… tuvimos a Ethan cuando tenías 23 años y al año siguiente a Elizabeth. – comenzó a decirlo como si fuera ayer – nos casamos cuando solo cumplí los 25 años de edad… tú fuiste a penas…
- Una chica de 22 años, que estaba desorientada pero después cambie – musitaba rápidamente sin entender el punto
- Han pasado siete años cariño… y míranos seguimos teniendo la misma vitalidad, estas recién bordeando tus treinta años… y yo solo un poco más… - suspiro y tomo mis manos para sostener mi mirada con una profundidad absoluta – tenemos mucho tiempo para poder comenzar de nuevo…
De alguna manera sentía que trato de transmitirme algo más… entonces sostuve su rostro entre mis manos y le pregunte
- ¿Por qué quieres realmente tener otro hijo? – me inundaba la curiosidad
- En algún instante nosotros tendremos que partir y ellos solo van hacer dos contra el mundo que le estamos dejando – continuo para deslizar su mirada a nuestros hijos y luego retornar – no quisiera que alguno de ellos sintiera que tiene más responsabilidad que el otro… o que no pudieran cumplir el sueño que cada uno quisiera llevar… en pocas palabras
- No quieres que se sientan solo en este mundo – susurre para realmente sentir sus palabras en mi corazón
- Yo tuve a Rosalie como tú a Seth… - me contesto algo cabizbajo – nosotros dos hicimos todo lo que está a nuestro alcance para que estén bien y lo hemos logrado pero ¿Acaso no te hubiera gustado tener un apoyo más? ¿Un familiar más que estuviera apoyándote, que supiera como exactamente te sientes? Sabemos cómo es nuestro estilo de vida y de que hay que cuidarnos por eso tratamos que tengan, en un futuro, lo necesario pero…
Sus palabras me hacían recordar las cosas que pase con Seth, las difíciles noches en el hospital, la forma en buscar dinero para pagar la renta hasta los días que no tuve que comer. Suspire en el instante que me abrazaba fuertemente.
- No quiero que se sientan solos… ellos solo son dos y a veces ese número no es suficiente…
Termino por decir, sin duda cuando Edward quería transmitirme algo lo hacía con todas las palabras que tenía acumuladas. Mi cabeza solo podía retumbar las palabras que hace unos segundos había terminado en decir. Entonces, supe que tenía razón. Nuestra familia podía ser más grandes si así queríamos, no había impedimentos reales, salvo los típicos sentimientos de preocupación que podíamos tener. Suavemente asentí y conteste:
- De acuerdo… pero esta vez, va hacer por cesaría
Se quedó congelado. Quieto tal cual tempano de hielo. Sonríe en el instante que me separaba un poco para verlo. Su expresión me hacía reír tanto que no pude evitar llamar la atención de mis hijos
- Mamá, papá – hablo Austin fuertemente mientras alza el brazo para que lo viéramos – vengan para jugar un rato
Yo voltee y rápidamente le conteste antes que se dispusiera a venir hasta nuestra recamara. Edward no salía de su asombro.
- Tendrás que ayudarme en todo y estar pendientes de mis antojos… - reí fuertemente mientras el pestañeaba un poco – por ahora vamos Ethan nos llama
Me dispuse a caminar hacia la puerta y entonces Edward musito:
- Pero que ganas de decirlo así, sin ternura y algo burlona… la falta de consideración
Se quejó un poco mientras le ponía la entonación de juguetón que hacia cuando estábamos solos en la habitación.
.
.
.
- Los niños se divirtieron hoy – comentaba una vez más Sue al instante que Edward se acercaba para arroparlos.
Estaban completamente dormidos, después de jugar, mis hijos quedaron con mucho sueño, apenas lograron bañarse y cenar. Los veía desde la puerta, inspiraban ternura. Edward suavemente se retiró para no despertarlos. Suspiramos una vez estuvimos afuera de su habitación.
- Ethan ha comentado mucho sobre ir a Disney ¿no es así? – comentaba Sue al acompañarnos hasta la puerta de mi cuarto
- A pesar que es un niño muy maduro… pues no deja de gustarle los parques de diversiones – menciono mi esposo encogiéndose de hombros
- Eso y porque le prometiste en llevarlo – enarque una ceja para solo ver una leve sonrisa
- Me tomo en un instante de debilidad – decía muy seguro de si
- Tú también quieres subir a la montaña rusa Edward – le regaño Sue haciendo que mi risa saliera con fuerza
- Soy un niño también, al menos uno de corazón – contesto para hacer una sonrisa traviesa
- Sue, por favor prepara todo para mañana ir a Disney… también por algo hemos venido a vacacionar a Paris… después de eso ve a descansar ¿Si? – le indique cuando nos paramos frente a la puerta
- Claro, mi niña… buenas noches
- Buenas noches abuela – contesto Edward de lo más relajado y luego se metió rápido al cuarto antes que Sue pudiera cogerlo del brazo
- Ese niño inquieto, algún día lo voy jalar las orejas – resondraba Sue porque no le gustaba que le digan abuela…
- Yo me encargo de que lo entienda Sue – decía para darle un beso en la mejilla
Ella asintió y con una sonrisa en los labios se fue a terminar las cosas. Yo entre en la habitación y note que Edward ya se estaba poniendo el pijama.
- Tu eres un travieso de primera… le ganas a tus propios hijos
Me acerque a la cama para retirarme los aretes y dejarlos a un lado. Entonces cuando me iba a sacar las zapatillas, vi como Edward se acercó a mí para agacharse.
- ¿Qué haces? – pregunte con mucha intriga
- Sacándote las zapatillas, se nota que estás muy agotada… solo quiero ayudarte - al terminar simplemente las puso un lado y me alcanzo la pijama.
Solo me tomo cinco segundos cambiarme y meternos a la cama. Normalmente Edward siempre me brindaba su pecho para poder dormir cómoda pero… esta vez quería yo abrazarlo. De alguna manera nos ingeniamos para que mis brazos fueran su almohada y luego con mis manos acariciar sus cabellos.
- Es hora que descansemos mañana se viene un día algo ajetreado
- Si – mi voz salió animada porque iba hacer la primera vez que la familia Masen salía del país para poder celebrar unas vacaciones divertidas
- Buenas noches mi bella pequeña – susurraba un poco para acurrucarse a mi
- Buenas noches irresistible empresario
Me dio un apretón más y entonces se hecho a dormir. Su cuerpo se relajó mientras yo seguía disfrutando acariciar sus cabellos. La luna se podía observar por la ventana, haciéndome tener una vista espectacular. En ocasiones me ponía a pensar en todas las cosas que nos habían pasado… todas las decisiones que tomamos nos trajeron hasta aquí… las cuales estoy completamente agradecida pero realmente… el futuro que estamos construyendo ahora ¿Es seguro para la familia que tenemos? Sé que nosotros ya hemos dejado todos los problemas atrás pero… debo decir que siento la vaga preocupación que nos faltó resolver algo de suma importancia aquella vez que Edward y yo descubrimos que Esme había llegado a mi vida mucho antes que nosotros tengamos recuerdos de niñez. Solté un profundo suspiro que lo tenía guardo desde la tarde. Tengo que despejar mi mente… no puedo estar todo el tiempo preocupándome, nuestro estilo de vida es tal cual, y eso no podemos cambiarlo pero si puedo mejorarlo y adaptar a mi familia a los acontecimientos que más adelante podrían sucederles solo para que estén a salvo. Mis ojos comenzaron a cerrarse y entonces el sueño gano.
Hola lectores de todo el mundo aqui les traigo la secuela de Completamente Mía, Siempre Juntos. Espero que lo disfruten tanto como yo! Bueno chicas espero verlas más seguidos. Nos vemos en el próximo capítulo. Espero sus comentarios y conéctense al Facebook para darles más novedades por ahí el grupo se llama WORLD OF MAYITO. Hasta el proximo capitulo Bye bye, Au revoir y Addio :)
