ADVERTENCIA 1: FIC DE CONTENIDO LEMON. SINO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO SEXUAL, NO SIGAS LEYENDO. SOBRE ADVERTENCIA NO HAY ENGAÑO.

ADVERTENCIA 2: LOS PERSONAJES MASCULINOS NO TIENEN NOMBRE, ESTUVO DISEÑADO ASÍ PARA QUE USTEDES PENSARÁN EN SU PERSONAJE PREDILECTO. NO BUSQUEN TRASFONDOS, NI SAQUEN CONCLUSIONES, SOLO DISFRUTEN LA LECTURA… SI ES QUE PASARON DE LA PRIMER ADVERTENCIA.

ANIMALS

Candy y yo acabábamos de casarnos y todo iba bien. Nuestra vida marital, incluyendo la sexual era increíble, Candy parecía insaciable en la cama. Nos gustaba aventurarnos en todo tipo de terrenos.

Aquella noche era lo que se llamaba una noche de chicas, ella saldría con sus amigas, Annie y Patty. Había elegido un escandaloso mini vestido rojo de tirantes, era obvio desde la luna que no llevaba sujetador. Gruñí, celoso de quien la mirara, su cabello suelto como una cascada dorada de rizos indomables. Me senté en el sillón de la sala mientras la veía pintarse los labios y delinearse los ojos.

No voy a negar que verla me prendió. Candy era consciente de cuan sexy era, quería que se quedará conmigo, que no saliera, pero ella se negó.

Odio la noche de chicas.

- Volveré más tarde – me dijo, dándome un atrevido beso, yo seguía sentado y ella de pie dándome la vista más espectacular de su escote, ¡Demonios! Tendría que consolarme sin ella.

- No vayas, Candy. Además ese vestido es muy provocativo para que salgas sin tu esposo – lloriquee cual niño pequeño al que se le niega su golosina favorita.

- Voy con Annie y con Patty, no te preocupes, nada me pasará – dijo, pero eso no me convenció en absoluto – Además tú saldrás hoy rumbo a la ciudad.

- Por eso quiero que te quedes, regresaré mañana en la noche y quiero estar con mi esposa.

- Volveré antes de que tengas que irte. Te amo, cariño.

- Yo también te amo, Candy.

/o.O/

Ahí estaba ella, con sus dos amigas. Siempre hacían lo mismo el último domingo del mes.

Vi como bailaron entre ellas. Casi siempre la morena y la rubia atraían miradas, pero la de lentes pasaba desapercibida, aun así verlas a las tres frotarse entre ellas mientras se movían al ritmo de la música era jodidamente excitante. Todo hombre en ese bar las miraba, babeando y con ojos lujuriosos.

Tomaron un descanso, estaban sentadas en la barra, yo estaba a su lado y les invité la siguiente ronda, era obvio que la rubia no lo tomó a bien e intentó ignorarme, aunque sus amigas agradecieron mi gesto.

Vi como la rubia echó para atrás su cabello, dejando al descubierto su cuello, me invadió el deseo de acercarme y besarla. Me calme, obligándome a relajar la excitación que se estaba haciendo visible en mi entrepierna.

Herví de rabia cuando un hombre se acercó a ella y la invitó a bailar, sus amigas la alentaron y la vi alejarse a la pista de baile con aquel desconocido calenturiento que la tomó de la cintura, aunque sus intentos fueron en balde, ella trataba de mantener la distancia entre su cuerpo y el de aquel bastardo, pero eso no mermaba los intentos del tipo y sus manos se movían tratando de lograr un roce con el perfecto cuerpo de la hermosa mujer.

Entre más bailaban más celoso me ponía, estuve a punto de irle a partir la cara a ese desgraciado, pero me relaje.

Después de una hora de espionaje, las vi con intenciones de retirarse, yo también me iría, sin ella nada más me retenía en aquel bar.

La vi salir a la calle y esperar un taxi bajo una de las pocas farolas que iluminaban la calle.

- ¡He olvidado mi bolso! – la escuché decir – Váyanse ustedes, tomaré el siguiente taxi.

- Candy, no es seguro dejarte sola – dijo la morena.

- Sí, te podría pasar algo.

- No se preocupen, solo iré y buscaré mi bolso.

- ¿Segura? – insistió la de lentes y yo desee con desesperación que le cayera un rayo.

¡Maldita sea, ya váyanse! Una oportunidad como esta no volvería a repetirse.

- Sí, nos veremos pronto – se alejó corriendo para volver a entrar, el lugar estaba por cerrar y todos los rezagados salían por el callejón.

Media hora después, cuando pensé que la suerte no me había sonreído, la vi salir y escuché el candado que el encargado hecho en la puerta, nadie más saldría.

Caminó por el estrecho y largo callejón, mirando hacia adelante. Estaba oscuro y sabía que podía escuchar mis pasos, aceleró un poco y yo lo hice también.

- Hola, bonita – le dije, tomándola por el codo. Se estremeció de miedo, se giró y descubrió que estaba pegado a ella.

- Hola – su mirada se relajó al recordarme con el chico de la ronda gratis.

- ¿Por qué tan sola? – no disimule el recorrido que hice por su cuerpo.

- Mis amigas me esperan – mintió.

- No lo creo, preciosa, no hay nadie en varios metros.

- Me tengo que ir – dijo, segura, se soltó de mi agarre y caminó deprisa. Sabía que me sentía detrás de ella - ¿qué demonios haces? – preguntó, exaltada.

- Simplemente te escoltó a la avenida – dije sonriendo – no es un lugar muy seguro, preciosa – nuevamente la tomé del codo.

- Descuida, sé el camino y nada me pasara – protesto, tratando de librarse nuevamente.

- Me sentiré más tranquilo – le lance una sonrisa.

Ignorándome, se detuvo y como pudo echó a correr. Gruñí y corrí tras ella, no fue difícil darle alcance. La atrape con mis brazos, apretando sus pechos, estoy seguro que retuvo un gemido.

- ¿Lo quieres de forma fácil o difícil, preciosa? – pregunté cerca de su oreja, besando su lóbulo – Sabes que lo quieres tanto como yo – me sonrió y susurró algo a mi oído, antes de echar a correr, lamió mi oreja y me dejo con un punzante dolor en la entrepierna.

Nena, voy a aprovecharme de ti esta noche
Te capturaré, te comeré viva
Como animales, animales
Como animales
Tal vez pienses que puedes esconderte
Puedo oler tu aroma a kilómetros
Como animales, animales
Como animales
Nena, voy a...

/o.O/

Creía que podía eludirme, pero yo sabía dónde vivía, llevaba semanas acosándola. Entré a su casa como si fuera la mía. Estaba oscuro, eran las 4 de la mañana. Subí a la habitación con una única misión.

Estaba dormida, me arrodille junto a la cama, escuche su dulce respiración y presione sus labios con los míos, suavemente.

Ella no se movió, pero no me importo, estaba ahí para convencerla, no sería divertido si fuera fácil.

- Mmmm – reflexioné, sabía que me escuchaba – si te saco un gemido, preciosa, harás lo que te pida – por un momento se detuvo su tranquila respiración y supe que aquello era una afirmación.

Estaba seguro de que sintió mi peso a su lado sobre la cama. La tomé por la cintura y mi boca capturó la suya, explorándola con la lengua. No se movió, no hizo nada, de acuerdo, preciosa, si quieres fingir estar dormida yo no tengo problema.

Deje sus labios para recorrer su cuello, deje un camino de besos, bajando cada vez más, la sencilla blusa de tirantes de su pijama dejaba entrever un generoso escote. Bese lo que se asomaba por él, y se le escapó un gemido.

- Vamos, nena, no me lo dejes tan fácil – la anime y sé que si hubiera podido leer sus pensamientos, hubiera escuchado un "púdrete"

Recorrí con mis dedos su brazos y baje de nuevo por su cuello y en un movimiento rápido, apreté sus senos. Gimió, aunque trató de no hacerlo, estaba casi seguro de que estaba húmeda.

Me reí de placer, pase mi boca por sus pezones y apreté uno de ellos. Intentó morder la almohada para no jadear. Sabía que estaba cediendo a mi deliciosa tortura. Liberé sus senos de la playera y empecé a lamerlos, en todas partes, menos en los pezones. La iba a enloquecer. Sabía que estaba frustrada.

Baje hasta sus pies y agradecí que la pijama estuviera compuesta de un diminuto short que dejaba entrever su trasero. Osé deslizar mi mano en medio de sus muslos encontrado su centro de placer, la acaricié como no queriendo la cosa. Sentí cómo enterró las manos en la sabana. Como sospeché estaba goteando. Volví a sus pies y los besé, justo como había hecho con su cuello, deje caminitos de besos, rodillas, muslos, un poco más arriba, solo un poco y pude besar sus labios inferiores. Levanto las caderas.

- ¡Estás en tu punto, preciosa! – me debatía entre introducir mis dedos o mi lengua, me decidí por lo segundo y comencé a lamer su excitación. La sentía resistirse, así que me fui sobre su clítoris y cuando supe que estaba cerca del orgasmo, me la cogí con la lengua y los dedos.

Gritó de placer, le sonríe de autosuficiencia y ella me lanzo una mirada asesina.

- Hicimos un trato, ¿recuerdas?

La bese nuevamente mientras mis manos se plantaron en sus durísimos pezones, masajeándolos, en los labios llevaba el aroma de su sexo y eso me volvió loco.

Ella acaricio el bulto en mi entrepierna. Rogué al cielo que pronto lo metiera en su boca…

- Me estorba – me dijo y procedí a quitarme la ropa, ella hizo lo propio y cuando se quitó la diminuta tanga de encaje totalmente mojada, me regalo una perfecta vista se su sexo y su culo.

Se bajó de la cama y yo me senté, estaba arrodillada frente a mi falo, como yo hiciera antes, acarició mis piernas, subió por mis muslos y cuando estaba cerca, desvió sus manos a mi abdomen, me estaba regresando el favor de la tortura.

- Preciosa, por favor.

- ¿Se le ofrece algo? – fue lo primero que me dijo después de nuestro encuentro en el callejón.

- Que lo metas en tu boca y me lo mames – ordené, regresarme el martirio no era parte del trato.

- Un hombre directo, me gusta – la miré con los ojos entrecerrados.

Metió mi pene en su boca, estaba caliente, relajó la garganta y lo metió hasta el fondo, solté un suspiró de puro placer, enrede mis dedos en su cabello, lo hizo lento, pasando su labios por todo mi largo, moviendo su lengua en la punta y en mis testículos. La miré y ella a mí, quería venirme dentro de su boca.

Mis gemidos le dieron a entender que estaba a punto de terminar, sí, un poco más, solo un poco, pero entonces ella se alejó.

¿Qué estás intentando hacerme?
Es como si no pudiéramos parar
Somos enemigos
Pero nos llevamos bien cuando estoy dentro de ti

Eres como una droga que me está matando
Te despedazo por completo
Pero me siento tan drogado cuando estoy dentro de ti.

Me recostó sobre la cama y se sentó a horcajadas sobre mí, dándome la espalda, poniendo su centro húmedo y delicioso al alcance de mi boca. De inmediato entendí lo que quería.

Metió de nuevo mi miembro en su boca, antes de siquiera llegar a su clítoris, eche la cabeza hacía atrás y solté un gruñido. Le lancé una lamida, estaba mojada, muy mojada, la escuché gemir y ella acarició mis testículos, mientras mi lengua jugaba con su manojo de nervios haciendo círculos, metí mis dedos en ella y los moví rápido ocasionando que su respiración se entrecortará, se levantó y gritó mi nombre. Quite mis dedos de su coño hinchado, estaban cubiertos por sus jugos y se corrieron por toda mi mano.

- ¡Estás muy mojada, preciosa! – se recostó sobre mí, totalmente satisfecha.

La abracé así y apretuje sus pechos con una mano, adoraba lo duros y rojos que estaban sus pezones, pasaría la vida succionándolos. Metí los dedos de la mano que la había follado en mi boca para probarla. Qué sabor.

La giré de frente a mí y puse mis dedos aún empapados de ella en su boca, frotando sus labios y luego los mamo probándose a sí misma, su lengua se arremolinó en ellos. Aquello logró endurecerme mucho más. Al sacar mis dedos de su boca, metió la punta de mi erección en su entrada. Lo metió centímetro a centímetro. No pude resistir más y levanté la cadera, arqueando la espalda para introducirme profundamente en ella.

Sabía que estaba tan desesperada como yo, se movía de arriba abajo, estaba gozándolo porque sus jugos comenzaron a empaparme.

- Quiero chuparlos – dije y me permitió alcanzar uno de sus pezones y lo chupé y luego me fui sobre el otro. Gimió fuerte.

- Por favor, más rápido – pidió – más rápido.

Y no pude negárselo. Ella gemía con cada embestida. Los ruidos que hacían nuestros cuerpos al chocar, estaban enloqueciéndome, mi miembro se agrandó dentro de ella.

- ¡Estás apretada, nena!

Coloque mis manos en sus caderas para controlar más los movimientos.

- Sí, así – jadeo – no pares – ella aumentó el ritmo y sus músculos se contrajeron, yo estaba a punto de explotar. Tomando de nuevo uno de sus endurecidos pezones metí mi mano entre nosotros y alcancé su clítoris. – Oh, Dios mío – exclamó y luego volvió a gritar mi nombre. Me enloqueció que se corriera con mi nombre en sus labios y sus músculos se contrajeron, temblado alrededor de mi pene, la penetre con más rapidez y profundidad. Estaba cerca, pero quería que ella terminara de nuevo, su respiración se hizo pesada y pude ver que ella estaba igual de cerca que yo. Moví mis caderas y aquello logró estimular su clítoris, sentí como se tensó al borde del orgasmo – me voy a venir… ah… me estoy viniendo… - sus paredes se contrajeron y aquello me hizo vibrar, gemí y aumente los movimientos bruscamente, me hundí hasta el fondo en ella, explotando en su interior. Mi orgasmo fue intenso, por un momento olvidé quién era y el mundo a mi alrededor. Su cabeza se desplomó sobre la almohada y cubrió mi cara con sus pechos. No podía quejarme.

Me quede con ella ese día, no nos duchamos pese a nuestras energéticas actividades. Después de todo quería quedarme con su olor a sexo, a sudor, aquel simple aroma despertaba mi lujuria.

Sí, puedes empezar de nuevo
Puedes correr libremente
Puedes encontrar otro pez en el mar
Puedes fingir que significó algo
Pero no puedes estar lejos de mí
Todavía puedo oírte haciendo ese ruido
Derribándome
Arrastrándome por el suelo
Puedes fingir que era yo
Pero no

- Adiós, preciosa – le di un largo beso que casi termina en algo más, pero ella me despidió, su esposo llegaría pronto – esperaré ansioso la noche de chicas.

/o.O/

Llegue a mi casa y de inmediato me inundó el olor. Él había estado aquí.

Subí a mi habitación y vi todo ordenado, Candy estaba en el baño con una bata, preparándose para borrar las huellas del otro.

- ¡Candy! - grite asustándola. No me esperaba hasta dentro de un par de horas. Me miró y estoy seguro de que la dureza de mi rostro la hizo retroceder - ¿dónde está? – entre al baño, empujándola un poco.

- ¿Quién? – su voz sonaba nerviosa.

- Tú sabes quién – dije en voz baja y severa.

- No entiendo…

- ¡Cállate, Candy! – grité, pesé a sospecharlo jamás la había enfrentado, estoy seguro de que no sabía cómo reaccionar, me acerque – No sé cómo no me di cuenta de que era una zorra traviesa – le susurré con la voz ronca y afectada.

- ¿Cómo…?

- Dije que cerraras la boca, Candy o tendré que tapártela – gruñí cerca de su oído. Vi que traía su pijama – seguramente aún estás mojada de tu encuentro con él.

- N… no sé… de qué hablas.

Deshice el nudo de la bata y sin ningún tipo de tacto baje el short y su tanga, la tome en mis manos y la olfatee, estaba mojada.

- ¡Eres una sucia mentirosa! Estás completamente empapada y hueles a él.

- No, por favor, solo tú me pones así.

- Ni siquiera te he tocado, Candy. No me mientras, eres una zorra.

- Pero…

- Pero ahora mismo voy a borrar sus caricias y su olor en ti…

Quité la pinza que sostenía su cabello y cayó en una cascada, rozando sus pezones, endureciéndolos ante la pequeña caricia, era obvio que estaban deseosos de tener más atención. Me coloque detrás de ella y besé su cuello y sus hombros, se le escapó un leve gemido, junté su cuerpo junto al mío, sé que sintió mi erección en su espalda. Le saque la playera de tirantes por encima de la cabeza, dejando libres sus senos, posé mis manos suavemente sobre sus pezones duros y luego apretuje sus pechos, llenándome las manos de ellos. Seguí bajando por su vientre, sentía su cuerpo arder ante mis caricias.

- Por favor… - me suplicó con un resquicio de cordura. Detuve mi avancé.

- Ponte de rodillas y chúpamelo duro y profundo – me desabroche el pantalón mientras sacaba mi duro y palpitante miembro.

Candy me obedeció y lo metió a su boca, me chupo fuerte y hasta el fondo. Deslice mis manos sobre su cabeza y la moví, adelante y atrás, sabía que eso le disgustaba, pero no me importo, si otro la había usado, yo tenía más derecho de hacerlo. Ella gemía y mandaba vibraciones placenteras que no hacían otra cosa que engrosar mi pene.

- Ven – ordené antes de que me hiciera explotar con su lengua – la senté en la cama y me puse de pie frente ella – Junta tus pechos – obedeció y lo metí en medio de ellos – aprieta tus pezones, así, eres una chica sucia – jadeé mientras me masturbaba con sus suaves pechos, ella se retorcía, sabía que me necesitaba, pero no le di importancia, quería castigarla.

Antes de venirme, lo saque y apunte a su rostro, mi semilla se derramó en su cara y luego por sus pechos.

Nena, voy a aprovecharme de ti esta noche
Te capturaré, te comeré viva
Como animales, animales
Como animales
Tal vez pienses que puedes esconderte
Puedo oler tu aroma a kilómetros
Como animales, animales
Como animales
Nena, voy a...

- Mi semen en tu cara luce mejor que el maquillaje que usas – mi voz era ronca, jamás había hecho eso, tome unos pañuelos del buro y limpie mi descarga de su piel. Me llamo por mi nombre para que la mirara.

- Por favor… - estaba suplicando.

- ¿Qué?

- ¡Sabes bien a qué me refiero! – gruño, le entrecerré los ojos, si alguien iba a dar las órdenes sería yo.

- Ruégame - mi voz fue un susurro cargado de placer ante su cara de sorpresa.

- Quiero que me toques, quiero sentirte dentro de mí.

- Arrodíllate – la vi abrir los ojos como platos y la intención de hacerlo – Así no – mi mirada, con una ceja levantada, la hizo comprender, no estaba pidiendo que me rogara de rodillas, sino que se me entregará así.

Me puse detrás suyo y la tome por la cintura, apretándola contra mi cuerpo. Mi miembro se posó arriba de su trasero.

Le abrí las rodillas y pase por debajo de ella, Candy me miró en medio de sus piernas.

Agarré sus glúteos y lleve mi boca a su centro, inhale su olor a sexo, gruñí al reconocerlo a Él, pero pronto sustituiría aquello. Con mucha calma lamí su clítoris y sentí su humedad, di lengüetazos en sus labios, lamiéndolos de arriba abajo, luego introduje mi lengua en ella. Después regrese a su punto más sensible y bombeé mis dedos en su vagina. La sentí contraerse y estaba seguro de que iba a venirse. Hice círculos en su clítoris, mientras con mi lengua seguía follándola. Presione un poco con mi dedo. La vi apretujar sus senos, pellizcando sus pezones, como cuando me había masturbado entre ellos. Invertí los papeles deslizando mi lengua en ese pequeño botón de placer que estaba totalmente erecto y metí mis dedos en ella. Sabía que estaba cerca, solo necesitaba un empuje más para llegar al borde. Me quite y ella me miró con una mezcla de fastidio y frustración.

- Aún no, no lo mereces. No lo harás hasta que te lo ordene – gruñí y ella bajo la mirada.

Me senté sobre mis rodillas y la jale de las caderas contra mi torso, colocando su espalda contra mi pecho, sentándola a horcajadas sobre mí y apretando sus glúteos con mi erección.

No mientas-tas-tas-tas
No puedes negar-gar-gar-gar
La bestia de mi interior-rior-rior-rior
Sí, sí, sí
No, nena, no mientas-tas-tas-tas
No puedes negar-gar-gar-gar
La bestia de mi interior-rior-rior-rior
Sí, sí, sí

- Dime que eres mía, dime que eres una zorra y que solo yo puedo cogerte – ordene, gritando como un loco celoso, después de todo eso es lo que era.

- Soy tuya – gritó – por favor, por favor, métemelo.

- Ningún otro hombre va a tocarte nunca más.

- No, ninguno, solo tú, por favor, cielo, me estoy volviendo loca – lloriqueó.

La rodeé con mi brazo, atrayéndola más a mí y la levanté con cuidado para que mi pene estuviera a la altura de su entrada. Despacio invadí su cuerpo, clavándola en mí por completo.

Comenzó a mover las caderas de arriba abajo, ayudándose de sus piernas, nunca antes habíamos hecho esa posición, nos costó encontrar el ritmo, pero con mis manos en sus caderas la ayude a aumentar la velocidad entre cada embiste.

Le bese el cuello, mientras mis manos se movías por su cuerpo, recorriendo los terrenos bien conocidos por ellas. Fui más al sur y tome su clítoris con mi pulgar e índice, pellizcándolo.

Sabía que estaba desesperada por venirse.

- ¡No te corras, Candy! – rugí.

- Te lo ruego, estoy tan cerca – imploró casi sin voz.

- Suplícame. Dime que jamás volverás a verlo.

- Te pido que me dejes venirme, por favor, soy una zorra cualquiera y solo tú me haces vibrar, déjame venirme en ti – gritó al borde del llanto y el éxtasis.

Mantuve mi mano en su pelvis y la otra la puse en medio de sus pechos, pude notar que sudaba porque la apreté aún más contra mi pecho.

- Córrete, Candy, córrete para mí – le murmuré suavemente.

Me apretó con sus paredes alrededor de mi virilidad aumentando la presión y liberándolo, una y otra vez, jadeé. Estaba tan cerca de la venirme.

Nuevamente apreté su botoncito y ella se apretó más alrededor mío, se tensó por completo, mientras el placer de su orgasmo la lleno y escurrió sobre mí.

- Grita mi nombre, Candy, grítalo – y lo hizo. Aquello fue suficiente para que explotara, solté un gemido ahogado y sentí mi simiente desbordarse dentro de ella, cayendo sobre mis piernas, mezclándose con sus líquidos.

Aflojé el agarre y me deje caer soltando un suspiro, ella hizo lo propio cayendo boca arriba a mi lado.

Ese fue el mejor sexo que habíamos tenido… hasta ahora. Cuando mi respiración volvió a la normalidad, me levanté de la cama y preparé la tina del baño. Cuando estuvo lista, lleve a Candy en mis brazos y la deje caer en el agua y me metí también, quedando frente a ella.

- ¿Eres feliz, Candy?

- Mucho – me sonrió - ¡Feliz cumpleaños!

- Te amo.

- Yo también, amor.

- ¿Aunque me haya salido del papel? – ella rió con esa risa melodiosa que inundaba mis sentidos.

- Fue… interesante.

- ¿Qué canción te gustaría interpretar la próxima noche de chicas? – y me miró como lo había hecho en el callejón, o al despedirme antes de volver a casa y jugar al esposo celoso.

La canción Animals de Maroon 5 sonaba de fondo y junto con sus notas solo podía sentir la felicidad de estar con ella, de aventurarnos, de probar y no pasar por algo ninguna sugerencia.

Candy era la cosa más exquisita que había visto y tenía la suerte de que fuera mi esposa. Mi único y verdadero amor, como sé, yo soy de ella.

FIN

Espacio para charlar

Este fic nació como un reto de mi esposo, estaba escribiendo la escena de pasión entre Terry y Candy para UN DÍA A LA VEZ y a él le pareció que no era lo suficientemente buena, jajaja, le dije que esas escenas son más de relleno que centrales. Así que me reto a escribir un fic que tuviera como idea central la pasión, así que aquí esta, no sé si gritar reto superado o no, pero de menos espero que lo hayan disfrutado.

La razón de hacerlo desde el punto de vista del personaje masculino es que no le di un nombre, puede ser cualquier personaje y eso lo dejo abierto para que ustedes le den un rostro y un nombre.

Me inspiré para algunas escenas en el video de la canción Animals de Maroon 5. La idea de la noche de chicas y el vestido de rojo de Candy me los robe de un capítulo de la Teoría del Big Bang, jajaja, aunque ahí era más inocente.

Ah, no sé qué más decirles, supongo que GRACIAS POR LEER es lo más adecuado y espero de verdad que no crean que soy tan retorcida, jajaja, solo quería saber si era capaz de crear este tipo de historias cuando tengo dos que son rosas, rosas, rosas, jajaja.

Nos vemos en mis demás historias.

23 – agosto - 2017

Ceshire…