*Disclaimer*

Los personajes originales de la serie La visión de Escaflowne incluidos en este fanfiction son creación intelectual de Hajime Yatate y Shoji Kawamori y su diseño visual realizado por Nobuteru Yuki. Los derechos de los mismos pertenecen a estudios Sunrise Japón.

Se incluyen tambien personajes originales creados por la autora (OC).

CAPITULO 1

LA NOCHE DEL DESTINO

Gaea, 12ava Luna Blanca

Desde el balcón mas elevado de la ciudad de Fanelia, en el reconstruido castillo del Samurai, un joven alto y gallardo contemplaba con melancolía el cielo nocturno, el tenue resplandor de las dos lunas que presidian el firmamento bañaba su piel bronceada.

-Van Fanel, de verdad eres un tonto, aquí como todas las noches mirando el cielo- se reprochó a si mismo el apuesto muchacho de cabellos negros.

Ese día había cumplido 20 años. Todo rastro de adolescencia se habia desvanecido ya de sus facciones y su cuerpo, dando paso a un joven varonil y bien formado cuyo rostro denotaba nobleza y serenidad.

-Ella no volverá- sus ojos se entristecieron y lanzando un suspiro resignado se dispuso a entrar a sus habitaciones, no sin antes dar otro vistazo a la Luna Fantasma.

Ya era muy tarde, la celebración que Merle le había organizado se habia prolongado más de lo debido. Pero era muy grato estar celebrando con amigos después de 5 años de trabajo incesante en la reconstrucción de Fanelia.

Estuvieron invitados a la fiesta los reyes de Asturias, Millerna Aston y Dryden Fassa, quienes seguian en contacto con Van y trataban de aconsejarle siempre que podian. La reina se había retirado temprano de la celebración ya que se encontraba esperando su segundo heredero.

Tambien se encontraba ahi el caballero Allen Shezar y su hermana Selena.

Allen se habia retirado hacia un tiempo del servicio de Asturias por decision propia, aunque el Rey Dryden le habia afirmado que no habia ningun problema ni resentimiento hacia él de su parte, despues de la situacion que habia vivido con su ahora esposa cuando ambos eran más jóvenes.

Ahora Shezar trabajaba de manera independiente a sueldo para varios reinos aliados entre ellos Fanelia y Freid, encargandose del patrullaje en las fronteras de los mismos y de llevar informacion a sus gobiernos, todo esto acompañado de su fiel equipo del Crusade, comandado por Gadeth, quienes tambien habian estado en la celebracion del vigesimo cumpleaños del Rey Fanel.

En verdad era grato convivir con los viejos amigos. Si tan sólo ella estuviera tambien ahi su dicha sería completa. Pero ya jámas podria ser feliz pues sabía que ella no volvería, quizás era mejor así. Mejor para ella.

Todos estos pensamientos surgian en la mente del joven Rey mientras contemplaba la noche, sin saberse observado desde el balcón contiguo.

-Pobre Amo Van- pensó Merle, la fiel chica gato- Parecia tan animado en la fiesta, pero solo era algo superficial.-

Merle en verdad se entristecia por su amo y lo hacia de corazón. Habian pasado y sobrevivdo tantas cosas juntos, que Van era realmente como de su propia sangre.

La joven felina seguía lamentandose por la tristeza de su amo cuando de súbito un relámpago rasgó la negrura de la noche. A la chica se le erizo el pelo desde la nuca hasta la cola por el sobresalto.

-¡Meaww! No pense que fuese a llover el día de hoy- dijo estremeciendose.

Pero no fué lluvia lo que surgió del cielo, si no un intenso haz de luz azulada que se posó en tierra en los bosques cercanos a la ciudad de Fanelia.

Merle aún no se habia recuperado de la sorpresa al ver tan increible fenómeno, cuando sintió una aún mayor al ver a su amo saltando del balcón, mientras rapidamente se quitaba la camisa y dejaba salir sus blancas alas resplandecientes, remontando el vuelo hacía la misteriosa luz.

-¡Amo Van!¿Adonde vas?...¡Amo Van!- alcanzó a gritar la muchacha, pero su amo no la escuchó.

-ooo-

Tierra, 12 de abril

La noche era lluviosa, Blaire habia salido tarde de su trabajo en la biblioteca del instituto superior. Ella aún no lo sabía pero pronto daría inicio un evento que ignoraba cambiaría su vida para siempre, se puso los audifonos y subio el volumen, esperó la luz roja y cruzó la calle...un auto se pasó la luz.

-¡Oh Dios! Estoy muerta- pensó Blaire durante dos segundos mientras se encontraba suspendida por los aires.

El auto la había arrojado hacia adelante varios metros. Al caer su cuerpo golpeó con fuerza el pavimento. Esperó sentir un dolor intenso y la helada humedad de la lluvia, pero no sintió nada. Ni el dolor, ni la lluvia, nada.

Se quedo muy quieta yaciendo de espaldas en el suelo.

¿En que momento había dejado de llover? Tenía miedo de abrir los ojos, apretó los parpados fuertemente recordando el ultimo sonido que habia escuchado y la ultima imagen grabada en su memoria, los neumaticos del auto rechinando en el pavimento mojado y las luces frente a ella, cegándola. Aguzó sus sentidos aún con los ojos cerrados. Esperaba escuchar gritos, las voces de la gente, el tráfico; pero solo había silencio, apenas un murmullo que no supo distinguir con exactitud.

Un ligero dolor de cabeza comenzó a aparecer.

¿Sería acaso por el golpe? ó la confusión que sentía en ese momento tendría algo que ver. Reunió el valor para entreabrir los ojos y lo que logró ver la dejó sin aliento

-Definitivamente estoy muerta...-

Ante sus ojos estaba un angel hermoso. Lo sabía, aunque no distiguía su rostro con claridad, solo un leve reflejo carmesí de su mirada y unas increíbles alas blancas. Ella no estaba tendida en la calle si no en un claro de bosque cubierto de hierba fina. Más arriba desde el trozo de cielo flanqueado por arboles llegaba el tenue resplandor de la luna, pero... ¿Estaba viendo dos lunas?

-¡¿Que demonios?!- exclamó.

Pero al instante se arrepintió de haber pronunciado aquellas palabras frente a la criatura celestial que estaba delante de ella.

-Lo...lo siento- musitó, sintiendose un poco tonta.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el angel con una voz varonil

Al tiempo de decir esto le tendio una de sus manos para ayudarle a incorporarse.

-Yo...¡Auch! Me...me duele la cabeza-

No habia sido buena idea ponerse de pie, el dolor se intensificó y sintió que las piernas le fallaron, se sostuvo con fuerza entre los brazos de aquel misterioso ser, tratando de mantenerse despierta, pero sus ojos se cerraban. Tuvo la extraña sensación de que sus pies se separaban del suelo suavemente, y finalmente perdió el conocimiento.