Control.

Ruby sonrió descaradamente al ver que el último sello que traería a Lucifer al fin se había roto, con la intervención de Dean y todo, lo logró. Lucifer pronto estaría en la tierra, recibiendo el contenedor de Sam gustosamente; él no podría negarse, estaba debilitado al usar todo su poder en Lilith y asustado, muy asustado.

— ¡Hasta tú debes admitir que fui asombrosa! —se jactó en su cara.

El rostro de Sam se descompuso, sin poder creerlo. Una parte de ella se sintió bien al verlo, era como un pequeño niño que se acercaba a un extraño con un caramelo, a pesar de las negativas de sus padres y después se sorprendía de que fuera malo.

— ¡Eres una maldita mentirosa!

Intentó hacerle daño, pobre niño indefenso, terminó en el suelo.

Sam Winchester era muy fácil de manipular; con unas palabras bonitas de este lado, frases adornadas, una venganza por allá y dándole su sangre no fue más que un perrito faldero detrás de ella. Era gratificante. No mentía, le agradaba el menor de los Winchester, era mucho más atento y amable, Dean en cambio era insoportable queriendo frustrar sus planes a cada maldito paso que daba.

Así que tenía que seguir convenciéndolo para lo que venía. Redacto más palabras adornadas, más consuelo para el pobre Sam Winchester; él, estupefacto, intentaba que su mente trabajara en una solución para lo que ya no tenía. Sus ojos vidriosos le causaban malestar, sus balbuceos y nerviosismo hacían que lo quisiera consolar. Debía mantenerlo bajo control como antes hasta que Lucifer apareciera, convencerlo de quedarse a su lado un poco más de tiempo.

Sam era su bicho raro. De ser posible lo quería toda la eternidad atado a ella. Aunque sabía que sería imposible, no costaba nada imaginarlo.

Él que usaba ropa sencilla, él que nunca soltaba su laptop, él que en la cama era todo caricias y besos tranquilizadores acompañados de un instinto bruto al beber sangre de demonio. Ella tenía el derecho sobre Sam, a ella fue quién le costó lograr que se pasara de su lado, por encima de Dean.

Ruby lo quería a su lado.

Debía haber algo malo con ella. Porque cuando Dean se acercó y Sam la sostuvo de los brazos para que su hermano le hundiera el cuchillo, le dolió. Y no físicamente. Recordó entonces su cara angelical cuando lo conoció, su olor interno a demonio, su cuerpo, sus enojos, sus tristezas y… sus sonrisas.

Al final, se imaginó vistiendo un vestido de boda con su cuerpo real al lado de Sam Winchester.

Oh, por favor. ¿Alguien podría llamar a un doctor?


Lo sé, Ruby es taaan 2008. Pero una parte de mí quiere creer que le tomo apreció a Sam, aunque igualmente la odio por traicionarlo (traicionarme xp). Sip, le tenía afecto al personaje, pero ya no más.

MCD.