¡Holaaa! :D

Pues...pues...vengo con otra historia de SNK pero esta vez no se trata de un Levi y Eren ya que he escrito mucho de eso xD está vez es una Ereri -w- que tenia muchisisimas ganas de subirla; las que me siguen leyendo (que las amooo y las manoseo xD) sabrán que se trata de la historia que es parecida a "amor enfermizo" pero no, NO ES IGUAL. La verdad la estuve retrasando por andar distraida con mi otro fandom Tokyo Ghoul :p perooo ya le dedique su rato a está historia que, como dije en mi face quiza se lo ultimo -por ahora- de este fandom...no lo se con certeza... bueeno ya haré algunas aclaraciones al final. Espero les guste ;)

Nota: Dedicado a Emma Michaelis, y a Ashley Ocaña que aman el Ereri. Ashley, amore, se que no lo leeras porque hace rato que abandonaste este fandom pero...espero pases por aquí, por los viejos recuerdos u.u y Emma, apuesto que no te lo esperabas jajaja ¡para ti también! con todo mi cariño erotico (?) ¡Espero lo disfruten ambas! -corazoncitos gay (?)-

ADVERTENCIA: Está historia es ficticia, los personajes le pertenecen a HAYIME ISAYAMA yo solo los uso para fines perversos (?)

DISFRUTEN SU LECTURA.


CAPITULO I:

"Esto es un maldito fastidio" fue lo que pensé al sentir que recuperaba el sentido dentro de lo que me pareció una cajuela de un auto. ¿Que como llegue a esto?

Iba saliendo de la escuela cuando el chófer de mierda que pasaba a recogerme estaba demorando más de lo debido. Irritado comencé a caminar pues me sabía perfectamente el camino; grave error, al dar vuelta a la esquina fui cubierto de la boca y nariz por la mano de alguien que inmediatamente me percate que era mucho más alto que yo.

Y ahora estoy aquí.

En el coche de quien sabe quién demonios, directo a...no lo sé, pero seguro a un lugar que yo no conocía, quizá un lugar apartado de todo y de todos. ¿Me habían secuestrado? No hay que ser un genio para adivinarlo ¡por supuesto! Y no me extrañaba, mi padre era un gran empresario, era jefe de una casa de bolsa de valores y hace poco había hecho un negocio multimillonario; ¡como si no fuera suficiente lo que teníamos ya! Las cuentas en el banco a su nombre tenía más ceros que cualquier persona pudiera imaginarse y que seguro duraría para generación y generación en mi odioso apellido: "Ackerman Rivaille" ¿por qué odioso? Ellos son muy estrictos con respecto al futuro que ellos ya planearon para mí incluso antes de que yo pudiera limpiarme el culo por mí mismo. "debes estudiar mucho, debes ser como tu padre, debes casarte y heredar lo que te dejaré, debe ser una buena mujer" y bla, bla, mucha perorata inútil. Cumplir sus expectativas no había sido del todo fácil, y no es por alardear, pero soy bueno en los estudios; sin embargo no tengo amigos, o no lo que yo pudiera considerar como tales, pues me tenia a mi y a mi hermana, Isabel; de ahí en fuera era un ermitaño de él infierno. Isabel me decía: "socializa" pero eso no era relevante para mí, tenía suficiente estrés como para lidiar con adolescentes que solo les preocupaba presumir el dinero que no era suyo, el de sus padres.

Pero hay algo más.

Soy homosexual y no lo sabe mi familia, no porque me dé temor decírselos ya que muchas veces me han dado oportunidad de confesarlo para deleitarme con la cara de estupefacción y horror de mis progenitores, sino porque simplemente es mi vida y no tengo porque andar pregonando lo que quiero y pienso. No obstante, algún día tendré que hacerlo, eso es seguro.

Volviendo a donde estoy ahora; ¿Qué si tengo miedo? No, más que nada incertidumbre ¿Quién eran estos tipos? Porque estaba seguro que eran varios al escuchar las voces apagadas que provenían del coche en movimiento.

De repente se detuvo.

Venia lo peor, yo poco o nada podía hacer en mi estado; si, estaba amarrado de pies y manos, con los ojos cubiertos. No pude evitarlo, mi corazón latía por la adrenalina a la incertidumbre de lo que podía pasarme, pero es seguro que era un secuestro y por mi seguridad debía "portarme bien" seguro que estos tipos me lo dirían pero no de buena manera, si no agrediéndome para que yo les temiera y por ese temor yo los obedeciera.

Escuche un clic en el seguro de la cajuela donde estaba cautivo y pude sentir, en cuanto fue abierta, una leve ventisca de aire fresco que por un momento me causo escalofríos ya que yo iba sudando dentro de ese pequeño lugar.

-¿Sigue dormido?

-No lo sé, no se mueve...

-¡Te dije que era mala idea ponerlo en la cajuela! ¿Qué tal si ya está muerto? ¡Así no nos servirá!

-Cálmate, ni que hubiéramos conducido por mucho.

"Son dos tipos" Escucharlos conversar, con lo poco que decían me hacían saber que planeaban obtener dinero a costa de mi rescate. ¡Que miserables! Seguro no habían tenido de otra al secuestrarme, una persona no puede tener unos cuantos miles que ya te ponen el ojo para obtener algún beneficio, en este caso mi secuestro los llenaría de varios millones ¿pero para cuanto les duraría? ¡Sí que eran patéticos! "el dinero robado dura menos" decía mi abuelo fallecido. Qué fácil seguro era para estos tipos de porquería obtener dinero, sin ningún esfuerzo. ¡Escorias de la sociedad! Seguro el dinero que pidieran por mí a mi familia para que me recuperaran con vida seria para cosas tan mundanas como alcohol o drogas. ¿Qué más daba? Yo estaba secuestrado y era el rehén para obtener dinero. Sólo quería que me dejaran en paz ¿por qué yo?

-Pícalo

Escuche, y antes de poder hacer algo sentí un cuchillo quererse encajar a un lado de mi costilla por lo que me moví para darles a entender que estaba vivo.

-Jajajajaja ¿lo ves? ¡Está bien vivo!

-¿Nos escuchas? Seguro si, no creo que seas tonto para saber que esto es un secuestro. Pórtate bien o de verdad lo lamentaras. Asiente si me has entendido.

Moví mi cabeza de arriba hacia bajo afirmando; luego sentí que uno de ellos me cargo tal cual fuera un costal de papas.

El olor ha guardado y humedad invadió mis fosas nasales, haciéndome saber que me encontraba seguramente en alguna casa abandonada.

-¡Lo hicieron! ¡De verdad lo hicieron! ¡Están locos! ¿Y si nos atrapan?

Esa voz era nueva, por su tono parecía asustado, si, era chico. ¿En qué manos había ido a parar?

-No seas tan paranoico, que tú también te verás beneficiado. Te encargaras de cuidarlo mientras tanto.

-Llévalo a la habitación que ya sabes.

El que venía con el que me cargaba se comenzó a mover llevándome a lo que pude saber era un piso alto por la sensación de sus pasos. Escuche una puerta abrirse, el me dejo sobre lo que supe que era un colchón, me desamarro mis muñecas pero enseguida fue sustituida la cuerda por unas esposas que no supe bien de donde estaban sujetas a otro extremo desconocido de él cuarto, una especie de pilar, no lo supe con certeza.

-¿Cuánto pidieron por mí? Debo valer mucho ¿no?

Mi pregunta fue respondida con un golpe en mi mejilla que me aturdió de sobre manera.

-¡Cállate! Que osado resultaste ser. Pronto aprenderás disciplina.-Me coloco una mordaza tan apretada que me comenzó a doler las comisuras de mi boca:-Por si se te ocurre gritar, aunque dudo que te sirva de algo.

Tras escuchar la puerta cerrarse pude percatarme del sabor a hierro en mi boca, el muy miserable me había roto el labio. Estaba ahora solo en esa habitación.

Después de eso, pude inspeccionar el lugar solo con mis otros sentidos ya que mis ojos seguían vendados negándome la capacidad de visión. Olía a humedad, pero más concentrada, el ruido se podía escuchar abajo, pero no era claro; voces, ruido de un coche, ruido de pasos, pero nada más que pudiera decirme donde me encontraba. Los brazos me dolían, mi frente sudaba mojando la vendoleta.

Esa tarde paso convirtiéndose en noche, lo supe más que nada por el pasar del tiempo. Tenía un poco de hambre pero estos malditos ni siquiera se habían molestado en alimentarme, no es que me preocupara, pero a mi estómago no podía mentirle. Me dolía terriblemente por el hambre y fue eso mismo que me provoco que mi cuerpo optara por dormirme para olvidar por completo ese hecho.

...

...

...

...

...

Desperté repentinamente al escuchar de nuevo esa puerta que le faltaba aceite a las bisagras porque sonaban tan chirriantemente como si fuera sacado de una especie de casa de terror. Mi cuerpo estaba entumido no solo por la mala postura en la que dormí si no porque estaba esposado y eso perjudicaba el moverme con libertad.

Me fue quitada la mordaza pudiendo descansar un poco; me percate que me acercaron una cuchara con comida que rechace, pensé que recibiría un golpe por parte de aquella persona, pero no fue así, al contrario, volvió a insistirme que comiera. ¡Al diablo el orgullo! Mi hambre pudo más y a la tercer cucharada acepte el bocado que devore con ansia. Era caldo de pollo, demasiado rico para que lo hicieran estos mal nacidos. Comí todo el plato, luego me acercaron un vaso que bebí hasta terminarme toda el agua contenida. Y, de nuevo, fui amordazado dejado solo en aquel lugar.

Estar ahí a la espera de si me matarían o si me dejarían con vida independientemente si cobraban mi rescate -ya que así operaban los secuestradores-no era nada comparado con las ganas que tuve de cagar después de unas horas. La puerta fue abierta de nuevo y me obligaron a hacer mis necesidades en un pato. ¡Que humillación! No quería que esto durara tanto ¿por cuánto tiempo tenían pensado privarme de mi libertad? ¡Que no fuera mucho! Roge, porque no tener mi privacidad ni siquiera para cagar era algo que no iba a tolerar por mucho.

.

.

.

.

.

.

El transcurrir de horas, de días, ya no tenía forma ni sentido; aunque me traían comida tres o dos veces al día -o en su defecto el pato para mis necesidades fisiológicas- no sabía ni a qué hora, ni en qué momento; ellos querían confundirme y lo lograron. Me sentía a mí mismo sucio, -pues llevaba varios días sin bañarme seguramente- por lo que no soportaba mi propio olor. ¿Qué no le era más caro a estos idiotas mantenerme? Me sentía inútil, frustrado. Los ruidos se desvanecían por algunas horas, pero era seguro que no me dejaban solo.

Alguien me cuidaba.

Supuse que era el mismo que me alimentaba y se encargaba de mis eses ; ese día lo iba a confirmar.

Como todas las veces escuche la puerta abrirse en un tiempo que no me lo esperaba y brinque de mi lugar porque aquel tipo me toco las muñecas que sostenían mis brazos atrapados por las esposas.

-Tra-tranquilo...vengo a limpiarte ¿está bien?

Lo supe, era la voz del chico nervioso que escuche cuando llegue a ese lugar. Durante las veces que me alimentaba no decía ni una palabra pero... ¿qué podía decirme? Ni modo que conversáramos como si fuéramos a intentar socializar ¡que estupidez! Pero por alguna razón aquella palabra llevando una petición y un significado logro lo que hasta a mí me sorprendió; Me relaje, su voz era de algún modo cálida, dejándome algo confundido que un tipo como estos tuviera un poco de compasión o siquiera delicadeza. Fue ahí que vino a mi mente la idea descabellada de hablarle, de que tal vez, si Dios o mi destino, o lo que fuera, no me odiaba tanto, y si el karma no tenía cosas que cobrarme, podría razonar con él o en su defecto engañarlo para que me dejase escapar. Tenía que intentarlo, en mi estado no contaba con muchas opciones. En cuanto me quito la mordaza moví mi mandíbula sintiendo ardor en las comisuras de mi boca, aquel trapo sucio que me ponían, de tan apretado, ya me había hecho cuarteaduras muy pequeñas que dolía abrir la boca.

-Oi...no eres como los otros chicos, lo sé. Yo sé que no quieres hacer esto. ¿Por qué lo haces?

Ya, la idea estaba plantada en ese chico, solo tenía que esperar que decía. Escuche un suspiro, luego un quejido semejante a él dolor o la frustración.

-No, no puedo...lo siento, yo necesito él dinero que den por ti. Lo necesito en verdad.

-¿Para qué? ¿Deudas? ¿Drogas? El dinero es algo tan mundano y por el cual los seres humanos han perdido la cabeza y la decencia.

-Para ti es fácil; lo tienes todo ¿qué puedes saber? Es algo mundano, si, tal vez; pero es necesario para vivir.

-Sí, pero debes obtenerlo de la manera correcta. Trabajando.

-Tú no sabes nada. Ya no puedo volver al que era. No importa lo que digas, no puedo dejarte ir. Lo siento mucho, no me des problemas, Reiner y Berthold no tendrán piedad si intentas escapar o si yo te ayudo.

-¿Reiner y Berthold? ¿Los tipos que me trajeron aquí, no?-escuche un quejido lleno de miedo; se dio cuenta, había revelado los nombres de mis secuestradores-Jajaja eres un poco estúpido, se ve que nunca haz secuestrado a nadie ¿verdad? Tú y tus amiguitos serán atrapados fácilmente por idio~...-mi cara fue a estrellar contra el suelo en un instante por el golpe que recibí de la nada dejándome aturdido y a nada de perder la conciencia ¿él me había abofeteado? ¡Que fuerza tenia! No tenía idea a donde fui a parar, me dolía la cara por el golpe recibido cuando fui tomado de mi camisa con brusquedad y levantado al punto que sentía perder los brazos pues aún seguía sujeto con las esposas por mi espalda.

-¿Te crees muy listo no? Ya veremos cuando le mandemos uno de tus dedos a tú padre.

Me tense, ¿ya habían hablado con él? ¡Era seguro! No sé cuándo había pasado pero era acertado que ya habían pedido mi rescate ¿cuánto habían pedido? Seguro una suma exorbitante, algo que ni en sus vidas ellos podrían concebir pero que para mi padre era fácil obtenerlo; Me lo imagine, gritándole a los secuestradores, amenazándolos, él no se amedrentaba con nada; no les haría ver debilidad con suplicas de que no me hicieran daño, si no entrando en el plano de amenaza igual que los que me tenían cautivo. ¿De verdad eran tan capaces de hacer lo que fuera por obtener dinero a costa de mí?

-¡Ba-basta! Déjalo...prometiste que lo entregarías con vida.

-¡Cállate! Si se pone difícil le tenemos que enseñar quien manda y que no estamos jugando.

-Pero si lo matas de nada servirá.

-Tsch...

El tipo me soltó. Ese seguro era él tal Reiner, no sé, el nombre sonaba perteneciente para alguien de cuerpo robusto, y mal genio. Tenía que ser él.

-¡Bien!-sentencio y me soltó dejándome de nuevo sobre el colchón con ese olor a polvo que ya me era tan familiar pero al mismo tiempo no dejaba de ser asquearte-Haz lo que ibas a hacer que apesta a animal aquí.-se refería a mí, bueno, no podía rebatir aunque quisiera, era verdad.

Escuche la puerta azotarse con fuerza y luego la presencia de aquel chico cerca de mí.

-¿Lo ves? Debes portarte bien, por favor.

-¿Ese era Reiner, no?-quise corroborar, el chico tardo en responder, pero al final me dijo que si pesadamente.

-Bueno...te voy a quitar la ropa.

-¿Para qué?-inquirí lleno de miedo y desasosiego.

-Voy a limpiarte. Me costó convencerlos que dejaran que te aseara así que no te pongas necio.

-¡No! ¡No quiero que me vea un desconocido!

No, no lo iba a permitir, no permitiría que me tocaran. El insistió varias veces y yo me negué en todas ellas; Al final, el no dijo más, me volvió a poner la mordaza y me dejo solo.

La verdad, tuve que tragarme mi orgullo, porque luego de varias negativas, y de varias insistencias del chico, me deje bañar por él. Si tuviera que resumir el que alguien me bañara sin ver su rostro, una mirada desconocida juzgándome o quizá deleitándose, lo podría resumir en dos palabras.

Incómodo y vergonzoso.

Se encargó de quitarme la camisa del uniforme, él pantalón, la ropa interior -que sentí arder mi cara más que de vergüenza, era de coraje- Me indico caminar hacia una tina donde me pidió meterme. Me senté y el me echo agua caliente sobre mi cabeza y mi espalda, escuche él ruido húmedo de sus manos restregar algo; Sus manos se postraron sobre mi cabeza con miedo y delicadeza que no me supo a amenaza, si no a cuidado y atención.

Sentí una esponja pasarse por mi espalda en círculos cubierta de jabón. Mis ojos cubiertos, mis manos esposadas, mi cuerpo desnudo siendo tocado por un chico que hasta ahora me cuidaba como si eso lo fuera a salvar de ser parte de mi secuestro del cual, según él, se vería beneficiado. ¿No quería hacerlo pero tenía que hacerlo? ¿Qué diferencia había? ¿Porque eso se contradecía tanto? ¿Que lo motivaba? ¿Por qué lo detestaba pero al mismo tiempo le agradecida ser bueno conmigo? ¿Por qué YO me contradecía? Ya no sabía en que creer, o que pensar.

-¿Cuánto pidieron?-pregunte, y él detuvo su acción de lavarme la espalda.

-Mucho, suficiente para pagar lo que debo-respondió evasivamente.

-¿Qué es lo que debes? ¿Te mataran por ello?-ni siquiera sé porque le preguntaba estas cosas; no, error, no sé porque hablaba con él sobre mi secuestro como si no fuera de importancia ¡estaba en contra de mi voluntad! ¿Qué demonios me sucedía?

-No...Puedo decirte...

-¿Drogas? ¿Apuestas?-seguí insistiendo.

Me lavaba los brazos, las axilas, el pecho todo eso sin responder a mi pregunta; cuando termino echo agua sobre mi cuerpo, me tomo del antebrazo hacia arriba levantándome; intentaba decirme que me pusiera de pie -y así hice- para lavarme las piernas, mi trasero y...sentí como subía esa esponja hacia mi entrepierna.

-¡No!-en inercia acerque mis manos – esposadas- a mi pudor para evitarle tocarme.

-Lo...lo siento...no voy a hacerte nada, lo prometo; sólo quiero lavarte, es todo.

-¡No quiero que me toque un extraño!-replique, ya de por si era humillante que me viera, más si le permitía tocarme.

-Lo siento...

-Deja de disculparte y mejor haz algo de provecho ¿por qué si no quieres hacerlo, lo haces todo esto?

-Necesito el dine~...

-¡Ya lo sé!-le interrumpí rabioso- ¡Eso ya lo sé! Dime algo que no sepa...mo-mocoso estúpido...-no sabía cómo insultarlo, no sabía que decir sin perder los estribos pero mi situación me hacía ser como yo nunca supe que podía serlo.

-Lo siento...

Realmente parecía que si lo sentía. El había pedido a los otros dos que me dejara limpiarme, lo hacia por hacerme un favor -aunque yo no se lo hubiera pedido- bueno, entonces lo medite un poco esperando no arrepentirme después.

-Tsch...co-como sea...que sea rápido, si me tocas de manera diferente te patearé-No le tenía miedo, no le respetaba; él no lo hacía, solo era amable por obligación, nada más ¿A quién quería convencer? ¡Rayos! Toda esa mierda, tenía que terminar ya ¿Qué estaba haciendo mi padre?

Aunque no podía ver, ladee mi cabeza para de algún modo evitar, omitir, que sus manos tocaban mi pene flácido para lavarlo, que pasaba esa esponja por mis testículos, y en mi entrepierna. Afortunadamente no duro mucho; lo único que hizo fue disculparse una y otra vez con pesadez en su voz. Si lo sentía o no eso no me importaba, lo que si lograba era sentirme miserable.

El ruido del agua, sus manos sobre mi mitigaban el silencio abrumador. Nunca me había sentido tan humillado en mi vida; pero, debía admitir, que el chico era educado. En ningún momento toco mi cuerpo de manera morbosa, si no como si bañara a un familiar enfermo, alguien discapacitado. Yo soy homosexual, pero este chico no lo era y eso de algún modo me alivio pues estaba a salvo ¿dije a salvo? Si, sé que puede sonar estúpido, pero él no era malo, no lo era. Él no me secuestro, él solo me cuidaba, si algo había hecho mal, eran los motivos -cuales fueran- por los que cooperaba con los otros dos y que, en varias ocasiones trato de protegerme o de impedir que me hicieran más daño del que ya fui sometido.

Me puso una ropa que no pude ver, pero me quedaba algo grande. No me importo en el momento porque ya estaba limpio, estaba vestido así que daba igual que tuviera puesto; no iba a impresionar a nadie.

Luego de ese baño, por alguna razón me hablaba en ocasiones para decirme que me quitaría la mordaza, para pedirme permiso sobre tocarme cuando me lavaba, o cualquier otra cosa. Yo no tenía queja y lo obedecía; incluso intercambiamos palabras más haya, lo que podía llamarse conversaciones.

-Debo dinero a alguien muy peligroso-me dijo de pronto mientras me daba de comer y limpiaba mi boca con una servilleta.

-¿Por qué?

-Nada más eso te diré, come-y me acerco otro bocado. Ya no insistí, no sé porque pero le daba ese ataque retardado de responder mis preguntas cuando se le daba la gana.

Era consciente de que estaba secuestrado, pero por algún momento, cuando el venía a verme me sentía tranquilo de que fuera él y no el tal Reiner que solo entraba para golpearme o para pasarme a mi padre por teléfono.

.

.

.

.

.

"Ya veremos cuando le mandemos uno de tus dedos a tú padre" Esa amenaza la tome como es, amenaza; hasta ese entonces. No se porque, no se que haya salido mal; tal vez mi padre no reaccionaba como ellos querían. Sólo supe que estos chicos no jugaban a ser delincuentes ¡Iban en serio!

-¡No! ¿Estás loco?-grito esa voz que casi no escuchaba y con eso los pasos de tres personas irrumpiendo de manera violenta a donde me tenían prisionero.

-¡Tiene que aprender él padre de este niño rico que si no da lo que pedimos entonces recibirá a su hijo en pedazos!

No tuve oportunidad de preguntar que pasaba, de negarme -solo de gemir ante esas palabras y por lo certeras que sonaban- La presencia del tipo detrás de mi era abrumadora pues repentinamente un miedo desconocido y nuevo se apodero de mi calma durante este tiempo -cuanto quiera que haya pasado- ¡Algo iba a hacerme! Intente hablar, pero lo único que salia de mi boca era un sonido agónico reprimido, intente liberarme pero él ya tenia una de mis manos sujetada con fuerza.

-¡No lo hagas!-dijo él otro chico.

-¡Detente por favor!

-¡Cállense de una buena vez!

Un "no puede ser" luego de "¿Que hiciste?" y mi mano ardió, y ese dolor quemante recorrió todo mi brazo, mi hombro, hasta mi cerebro. Supe que no había perdido la mano, pues intente mover mis dedos pero estaban entumecidos. Entonces lo supe; mi dedo meñique no estaba, me pulsaba una y otra vez donde alguna vez hubo un quinto dedo que completaba mi mano.

-Oh...cuanta sangre...¡maldición!

Unos pasos apresurados se acercaron a mi mano herida y me presionaron. ¿Yo que hacia? No podía ni gritar siquiera, solo ese intento de alarido tras el trapo que me impedida emitir sonido alguno más que quejidos de dolor, de angustia. ¡El maldito había cortado mi dedo meñique de mi mano derecha!

-Dios, ¿Qué demonios te sucede?-dijo él tercero...Berth...Berthold creo se llamaba; no recibió respuesta solo un golpeo muy fuerte de una puerta azotarse.-Oye...E...-parecía que diría un nombre, quizá él del otro chico que me presionaba mi mano con fuerza para que dejara de sangrar-...Traeré un botiquín que tengo, ¿eso ayudará? No se si tenga lo necesario pero...

-Si, si...¡Traelo! ¡traelo!-pidió al borde de la desesperación. No creo que estuviera peor que yo.

Mi herida punzaba, mi mente estaba torpe, mis dedos entumecidos; no servia de nada llorar, no servia de nada pedir ayuda a él que me alimentaba. Si mi padre no les daba lo que ellos pedían, era seguro que él tal Reiner cumpliría su promesa de mandarme en pedazos no importando que los otros dos se negaran.

-Lo siento...lo siento mucho, en verdad...yo debí detenerlo, yo debí...lo siento mucho.

Si no fuera por la mordaza, no...aunque no la tuviera de igual modo ¿qué podía yo decir? Estaba hecho.

Esa vez, mientras el chico me curaba con lo que tenia a mano y me dio a tomar algo para calmar el dolor, no pude evitar sentir empatía por él. En todo momento me pidió disculpas sin parar; creo que solo era lastima, porque él solo era un títere ante los otros dos, más del tal Reiner. Yo no se lo pedí, pero al final, cuando parecía dejarme solo con mi dedo amputado, me hablo, contestándome algo que no pregunte, pero que él creyó pertinente decirme.

-Reiner enfureció y...pidió más dinero. Tu papá se negó y...lo siento mucho. Ya dejo de sangrar; vendré regularmente a revisarte, es...lo único que puedo hacer. De verdad lo siento.

Le sentí alejarse para saber que su presencia desapareció al escuchar la puerta abrirse para que saliera y cerrarse quedándome con mi dolor en mi mano, el coraje de perder una parte de mi, y la rabia contra mi padre. ¿Qué hará ahora que le manden mi dedo? Espero que encuentre su sensatez en alguna parte y les de lo que le piden si no es que quiere que me entreguen en partes.

.

.

.

.

Desde entonces él chico me trataba con mucho más gentileza. Me revisaba a cada tanto mi mano, me daba medicamento para él dolor -no se porque no dude de lo que me daba- hasta que poco a poco dejo de dolerme pero sentía la ausencia de mi dedo y algo más que eso.

Ya antes había escuchado algo llamado: "síndrome de Estocolmo" y aunque sabía lo que era, no podía evitar pensar mal de este chico que hasta la fecha no tenía idea de su nombre. Creo que ahora entendía a las personas que lo llegaron a padecer una vez. No, no era afecto, no, no era amor, solo empatia por alguien aún, incógnito para mi, que me cuidaba haciéndome sentir de manera irónica seguro dentro de ese infierno.

-Bueno, regreso al rato para darte algo de comer, pero vendré antes por si quieres ir al baño.

La puerta se abrió, y luego se cerró sabiendo que de nuevo estaba solo.

Me dije que, aunque él me tratara bien, no dejaba de ser secuestrador, no dejaba de ser cómplice, no dejaba de ser como hasta ahora había sido. ¡Tenía que salir de aquí! No podía liberarme de las esposas, ni de la mordaza, entonces me tire sobre el colchón tratando de deslizar la vendoleta de mis ojos, para ver si podía escapar por una ventana, o simplemente para saber que terreno pisaba. Tras forcejeo y quejidos pude moverla un poco pudiendo ver bajo mi nariz si levantaba la vista.

Era un cuarto vació, con fierro viejo en las esquinas, el colchón donde estaba y...nada más. No había ventanas, no sabía si era de noche o de día. No perdía la calma con facilidad, pero esto me estaba matando y volviéndome loco poco a poco.

.

.

.

.

De repente sentí mi conciencia de vuelta; no me percate que dormí sino hasta que desperté con un ruido estrépito de un carro frenando apresuradamente pues chirriaron las llantas. Aunque no había ventanas se trasminaba los ruidos a mí alrededor. Quería levantarme pero enseguida escuche unas voces tras la puerta del cuarto donde estaba por lo que solo me quede quieto tratando de entender lo que decían.

-¡Es hora de... *****! ¿me has entendido?-ordeno con enfado el tal Reiner que reconocía por su voz.

-¿Pe-pero por qué?-ese era el chico que me cuidaba, como siempre asustado.

-Oye, ¿por qué no lo llevas a ese lugar que nos comentaste? Esa ca*** que dices que eran de tus ***** y casi no *****-esa voz me costaba reconocerla, pero no escuchaba otra voz que no fuera la de los tres. Debía ser él tal Berthold.

-¿Qué? Pero...

-Sí, sí, es un buen lugar. Está lejos de ******, ¡es perfecto!

-Bueno pero, ¿qué harán ustedes?

-Berth y yo vamos a ******.

-¿Entonces para que quieren que me lo lleve a *******? No entiendo nada.

-¡Tu solo has lo que te decimos y punto!

- Si algo sale mal, y dan con este lugar, no podrán encontrarlo. Es un plan de emergencia-aclaro la otra voz perteneciente a Berthold.

Parte de la conversación no podía escucharla, justamente las palabras claves ¿Qué iban a hacer conmigo ahora? De repente me entro el pánico. Si, pánico; estar así, cautivo, sin saber qué día era, o cuánto tiempo había transcurrido me tenía muy asustado. ¿Hasta cuándo? ¿Por qué mi padre no les daba lo que pedían? ¿Qué era lo que buscaban a parte de dinero? ¿Iban a matarme? No, no podía ser; no, no podía perder la calma que hasta ahora mantuve -omitiendo cuando me cortaron un dedo- no les dejaría ver mi miedo, mi angustia; no, no lo haría. Aguantaría hasta el final.

De repente, la puerta se abrió y pude escuchar los pasos de una sola persona.

-Levi...voy a sacarte de aquí.

Fue la primera vez que aquel chico me llamo por mi nombre y aquellas palabras me llenaron de alivio ¿los había convencido? No entendía que sucedía sólo que pronto dejaría este mísero lugar.

-¿Q-qué?

Me quito la mordaza, intente levantarme del colchón y en ese instante la vendoleta callo de mis ojos pudiendo ver un par de esmeraldas mirándome, un rostro, una piel morena y un cabello castaño. ¡Era él! ¡Él que me cuidaba! Ambos nos sorprendimos pues por primera vez nos veíamos cara a cara. El me miraba asustado, creo que no esperaba que lo que me prohibía ver se cayera, y, para ser sinceros, yo tampoco. ¡Era un mocoso! No más de 18 años tal vez. Quise decir algo pero inmediatamente vi cómo me acerco un trapo a mi boca y mi nariz, -como la primera vez que me llevaron ahí- intente luchar pero seguía esposado por lo que poco a poco mi conciencia se fue perdiendo en una especie de sueño. Lo sabía, era mi fin. El no venía a rescatarme, él iba a matarme; bueno, me consolaba -en los últimos instantes de conciencia- que al menos no iba a dolerme.

Continuara...


NOTAS FINALES:

Ya se, ya se cual será los reclamos de ustedes. -se esconde- Lo que le hice a Levi y en donde lo deje u.u ¡soy una bastarda! -se pega (?)- pero me gusta hacer sufrir a Levi :v siempre hago sufrir a Eren ya le toca a este sargento x´D y pues...ya iran viendo que onda. Si no saben que es eso de "sindrome de estocolmo" les sugiero que lo investiguen, la verdad es un poco complicado plasmarlo porque mmm bueno, lo puse desde la perspectiva de Levi. Ya verán en su momento donde esta Eren (que seguro ya lo adivinaron xD) y porque hace lo que hace, y todooo esto solo es la entrada, ya vendra él platillo, y el postre (?) ¿se nota que tengo hambre? 8D xDDD Sobre la clasificación de ANGST no se angustien (!) que no terminara mal, repito NO TERMINARA MAL xD Es todo, espero no se me haya olvidado aclarar nada. Siempre me pasa -_- Me despido no sin antes recordarles que dejen un fav, follow, o review por él amor al yaoi (?) me harian feliz y pues...saber más que nada que les parecio :D siempre me gusta saber lo que piensan -w- ¡me paso a retirar! -las nalgea y huye xD-

¡GRACIAS POR LEER!

¡Saludos amorosos a todos! ;)