"Para Hermione Granger:
Nunca pude decírtelo, nunca tuve oportunidad y ahora ya es demasiado tarde, ahora que me he casado con otra mujer y tú con otro hombre. Lo nuestro es imposible, es como un amor prohibido que llegaría a ser real. Pero nunca podre imaginar la primera vez que te vi, todo fue tan rápido y raro a la vez. Te acercaste a mí para decirme que si podías sentarte, pero no te conocía y tu a mi tampoco aquello fue lo más agraciado que me sucedió en el expreso de Hogwarts. Luego cuando me salvaron de la sala incendiada, sentí que eras como mi ángel de la guarda y podrás pensar que no creo en los ángeles, pero te conozco a ti. La última vez que te vi fue en la estación de Kings Cross hace diecinueve años atrás y ahora espero verte este uno de septiembre de nuevo, me haces mucha falta y no es mentira nada de lo que he dicho, espero me creas.
Pd: no me falles por favor.
-Draco Malfoy."
Aunque aquella carta nunca llego a su destinatario, pues quedo guardada bajo llave para siempre en la habitación de Draco. El joven Malfoy sabía que la joven Granger sentía algo por él, pero no le importaba que fuera aceptaría el amor o el odio de igual manera como todo un caballero. El joven había escrito la carta para desahogarse, no para enviarla su secreto debería permanecer secreto hasta que el muriera, enviar esa carta era dar esperanzas a una relación que no podía ser era como jugar con fuego. Incluso sabiendo que puedes terminar quemado.
