FrikiLove
1-Super Moe
Tokio es moderno. Es tecnología de punta y aparatos extraños que uno jamás llego a imaginar. También es un lugar de historia y tradiciones: de sacerdotisas y templos budistas. Nacen los cerezos y las señoritas van en las calles con kimonos de hermosos colores. Es todo y un poco. Pero si vas más allá, si te adentras a la verdadera cultura-según unos dicen-, veras el verdadero corazón de Tokio. Es fácil, solo debes preguntar donde esta Akihabara, no hay pierde. Solo te advierto, puede que al que le pidas la referencia de cómo llegar te vera muy extraño: te dará la bendición o te pasara de largo, murmurando algo como "jodido otaku".
Exacto, Akihabara resguarda toda aquella tribu de frikis y viciosos. Pero sigo diciendo, que sin ellos Japón no haría nada. Si, si, si…hay mucha tecnología, son bien ricos y sacan cada cosa apantallante… ¿y eso qué?, como si de verdad importara tanto…Me estoy colgando de las ramas, yo no voy a contar la historia de Japón, ni la de los otaku…bueno, tal vez un poco. Pero será de algunos. La del mejor cosplayer de Akihabara. Japón. Bah, el mundo…
ÉL
El aeropuerto estaba lleno, apenas y uno podía escuchar sus propios pensamientos. La gente pasaba y golpeaba con las maletas a quien se cruzaba con su camino, era una suerte si alguno reparaba en que había hecho daño y decía "lo siento". Y era una mala suerte si después de ese golpe tu cartera se había perdido. Y a cierto chico castaño le había pasado eso.
No solo estaba molesto por la razón por la cual estaba en el aeropuerto, si no que ahora habían robado su cartera. La credencial de estudiante, y el dinero para regresar a su casa estaban en manos de un extraño. Maldijo un millón de veces, nadie pudo calmar su mal estado de animo.
-Syaoran, ¿podrías aunque sea sonreír? No me veras hasta las vacaciones.
-Oh, cállate, Mei-ling. Tú eres el principal motivo de mi mal humor.
Mei-ling estuvo a punto de abalanzarse sobre el cuello de Syaoran, rodearlo con sus manos y estrangularlo como su madre le dijo que hiciera a los chicos imbéciles, pero una mano la detuvo por los hombros y se obligo a contar hasta un millón…o hasta que anunciaran su avión.
-¿Entiendes que no me voy por gusto?-dijo Mei-ling, masajeando el tabique nasal. Ese niño era serio, ¡Dios sabia cuan serio podía ser!, pero mira que era terco y resentido como él solo- Si fuera por mí, me quedaría contigo…
-Parece que acabas de terminar conmigo-la vio de reojo-. Ya te dijo que "está bien" ¿no? Pero eso no quiere decir que me haga muy feliz la idea.
-Oh, Syaoran-se abalanzo sobre él, y empezó a restregar su mejilla contra la de él-. Hong Kong será aburrido sin Akihabara, además que se tardara mucho cuando saquen animes y mangas nuevos… ¿prometes enviarme el que quiera en cuanto salga uno que quiera?
-Tú pon el dinero en la cuenta y con mucho gusto lo hare-dijo en tono aburrido.
-Mei-ling-san, ¿no quieres nada para el viaje?-el chico que la detuvo para ahorcarlo la llamo, con esa sonrisa imborrable.
-No, no te molestes Eriol….llevo una dotación de Pocky's y me prepara unos onigiris. Prométeme cuidar a este cabezota, ¿de acuerdo?
-¿Cabezota?-replico Syaoran, molesto.
-Lo hare, vete sin cuidado.
-¡No apoyes sus ideas! Rayos, que pareces más mi novia que mi prima…
-Pues soy lo más cercano que tendrás a una novia si sigues con tus hábitos de ot-…
Syaoran se apresuro y tapo la boca de Mei-ling con ambas manos. Le hizo una cara fulminante, pero ella no inmuto, todo lo contrario…la hizo enojar más, por lo que saco su lengua y lamio las manos de su primo.
-¡Eres una asquerosa!
-¡Y tu un grosero!-le señalo-¡A ver si encuentras a otra que te soporte! Y ya me voy, que acaban de llamar para mi vuelo.
Agarro una pequeña maletita, y ondeando su mano desapareció tras la puerta para tomar el avión a Hong Kong.
-Syaoran-llamo Eriol. El aludido solo hizo un ruido-¿quieres que te preste dinero para el pasaje?
Syaoran Li se paso sus manos desde la cara hasta revolverse su rebelde cabello castaño, exasperado. Este era el principio de los desastres…
Un día en la escuela era aburrido, y tener que pasar ahí todo un ciclo escolar era agobiante. Syaoran estaba convencido que la preparatoria iba a ser aun más insoportable de lo que fue la secundaria: tediosa y llena de niños bobos. Era el primer día de su vida como estudiante de nivel superior y ya quería tirarse de la torre de Tokio. El tenía una personalidad bastante extraña:
Era todo un holgazán, de esos que se sientan en la última silla del salón, al lado de la ventana y pegado en la pared para poder cabecear a gusto. Pero tenía notas bastante notables, era el quinto lugar. También tenía una mirada bastante fría y de esas que dan miedo, en un rostro bastante andrógeno…pero un cuerpo muy escuálido, de esos que parecen que el aire se los llevara en el primer ventisco. Y no hay que hablar de su carácter, porque es de los peores: gruñón y todo le vale. Syaoran Li es todo un caso.
¡Y qué caso! En su casa él es el próximo sucesor de la compañía Li, el próximo en estar en la cabeza de la familia. El manda más. Su madre lo ve como un ejemplo a seguir para los chicos menores, puesto que nunca ha dado problemas, y sus hermanas mayores lo adoran por la forma tan masculina que es. Pero Mei-ling Li sabe que su primo, el jefe, no es lo que aparenta, y que estar a cargo de la casa Li no es lo que desea. Sabe que Syaoran es la deshonra de la familia entera, y solo por ser una insignificante cosita: otaku. Y no uno cualquiera. Él gana concursos de cosplayer, de videojuegos, y demás concursos que vayan sacando. Y lo sabe porque ella también es otaku, pero cuando solo se es una integrante equis y puede hacer lo que quiera no es tan grave.
Y es aquí donde retomamos el porqué Syaoran estaba tan molesto porque Mei-ling se fuera. El no hace cosplay. Desde que inicio en este mundo del anime, lo ha hecho junto con su prima, sin importar que tipo de traje o anime sea. Han pasado (según él) desde los más vergonzosos hasta cosplay realmente geniales (Gundam Seed la lleva). Pero por alguna los padres de Mei-ling querían que ella volviera a casa para la preparatoria (Syaoran no se terminaba de tragar el cuento de "no la dejaremos lejos de nosotros a esta edad, que es cuando las niñas se vuelven locas"). Y los cosplay se habían acabado…y se volvía frustrante.
Eriol (el mejor (y casi único) amigo de Syaoran) ya no le daba mucha risa la situación. El disfrutaba de ver como a su amigo se le iban frustrando los planes, pero porque siempre al final de algún modo se resolvían y todo quedaba con un drama innecesario que se había formado. Pero esta vez no le veía una solución rápida. Podría pensarse que Syaoran empezara a hacer cosplay solo, pero era un chico extremadamente tímido como para aparecerse en la Comiket e ir disfrazado sin un acompañante (aun que Eriol se canso de decirle que hay muchos que van así). También estaba la opción de pedirle a una chica otaku que fuera su acompañante, pero el factor timidez volvía…y la parte perfeccionista de Syaoran. Ninguna chica le parecía lo suficiente. Mei-ling tenía lo que se le llamaba el lado tsundere, y eso le parecía a Syaoran suficiente como para ser una buena cosplayer.
-Tengo una idea-empezó Eriol-. Busca una y yo le pido que sea tu acompañante.
-De ninguna manera. Además, me niego a hacerlo con una extraña-Eriol suspiro-. Demonios…creo que este año me puedo ir olvidando del concurso. Y de aparecer en la Comiket.
-Esto me está aburriendo, ya no eres divertido.
-Lamento ser aburrido-Syaoran frunció el ceño y se engullo su onigiri.
-Anno…
Ambos chicos voltearon y se encontraron con una chica. Una jovencita de cuerpo menudito y cabello castaño, con unos sobresalientes ojos verdes. Tenía las mejillas entintadas en rosado y sus manos se revolvían y estrujaban algo. Levanto la vista y la poso sobre Syaoran, el cual se puso rojo al verla bien. ¡Era tan moe!
-¿T-tú eres Li Syaoran?
La chica tenía un extraño tono de japonés.
-Eh, si.
Eriol parpadeo confundido. Syaoran a pesar de no ser conocido ni popular en la escuela, se sabía que no era bueno dirigirle la palabra, pues resultaba ser una persona fría y algo desagradable (como la vez que hizo a esa niña llorar porque le dio un chocolate de San Valentín). Y lo más raro de todo el asunto, es que Syaoran no la estaba viendo con ojos asesinos.
-Ah, que alivio encontrarte a la primera, creía que iba a tener que buscarte de salón en salón y hubiera resultado ser agotador, la verdad es que, ¡ah!-se tapo la boca de golpe- Perdón, hablo demasiado. S-solo quería entregarte esto-extendió su mano.
Una cartera negra con una elegante L en blanco (un articulo oficial de Death Note) fue extendida a las manos de Syaoran. Syaoran la tomo y bendijo a todos los Dioses que existían.
-¿Dónde la encontraste?-preguntó mientras revisaba que sus credenciales e incluso el dinero estuvieran ahí.
-En el aeropuerto. La encontré tirada y una amiga me dijo que tú estabas en la escuela. Tuve suerte que estuvieras aquí.
-Al contrario, Syoaran-kun fue el suertudo-agregó Eriol, sonriéndole a la chica.
Syaoran solo asintió por reflejo, con una mirada seria. La chica revolvió sus dedos nerviosa, Syaoran parecía desconfiar de la honestidad de ella.
-Etto…no le saque nada, solo la abrí para ver de quien era-se sonrojo-. Todo está ahí.
-Ah, si…pero no sabes si alguien la agarro antes que tú lo hicieras-guardo la cartera en la mochila-. Gracias, me has salvado.
-No fue nada.
La chica sonrió, solo como Syaoran ha visto sonreír a las chicas en los animes. Angelicales y hermosas. Se quedo embobado con la chica hasta que la campana para entrar a clases tocó y ella tenía que marcharse.
-¡Hoe, es tarde! Debo volver a mi salón-dio media vuelta y empezó a correr.
-Oye, ¿cuál es…-y la chica desapareció por la puerta-tu nombre?
-Fyuu-Eriol silbó-. A Syaoran le gusto la chica.
-¿No lo notaste?-volteo a verla-. ¡Ella es perfecta!-Eriol le vio confundido- Ella es quien debe ser mi acompañante cosplay.
ELLA
Tokio parecía aterrador. Tan solo llevaba diez minutos en el aeropuerto y ella estaba horrorizada de cuanta gente podía haber en un solo lugar. Se suponía que su hermano la iba a recoger temprano, pero era más de la hora y el muy ingrato no llegaba…Ya le tocaría escucharla.
Estaba tan cansada. Viajar de EUA a Japón no era precisamente un viaje muy relajante. Ni algo que le fuera muy cómodo. Ni siquiera algo que la tuviera muy feliz. Porque era cierto que amaba su natal Japón, que adoraba el sushi y el pocky, leer mangas y todo eso, pero ella quería seguir viviendo en Toronto, el lugar donde prácticamente creció (desde sus cinco años). El lugar que inesperadamente tuvo que dejar puesto que a su padre lo iban a trasladar de nuevo a Japón, y al cual ella tuvo que volver antes con su hermano para empezar el ciclo escolar.
-It's too late…-dijo por lo bajo, deseando que su hermano llegara pronto. Quería un baño y tumbarse en la cama a leer algún libro (en su mente se peleaba Amanecer y Las reliquias de la muerte).
-Hey, monstruo. Si no estás pendiente te robaran-un chico alto de cabello negro le dio un ligero golpe en la cabeza.
-¡Es tu culpa, Touya-onii-chan!-Se defendió ella, estirándose de puntillas-¿Qué horas son estas? Te retrasaste diez minutos.
-Tuve que pasar por alguien.
-¡Sakura-chan!
Una hermosa chica de largo cabello negro se abalanzo sobre ella sin ningún aviso. La estrujo y casi lloro al verla.
-¡Tomoyo-chan, cuánto tiempo!-recuperada de la impresión, también la abrazo. Tomoyo Daidouji era su prima favorita, aunque solo la veía en navidad y verano.
Los tres chicos empezaron a salir de la sala de llegada. Tomoyo iba a hablando de lo emocionada que estaba por que fueran juntas a la misma escuela, sobre presentarle amigos y enseñarle como vivir de nuevo en Japón. Touya y Tomoyo se adelantaron por las maletas de Sakura, mientras esta iba para el baño. Y algo llamó su atención. Levanto del suelo una cartera negra con un L en blanco.
-¡Qué bonita, es de Death Note!-justo cuando iba a abrir la cartera llego su hermano a apresurarla. Guardo la cartera en su bolsa y entro rápido al baño.
No había pasado ni una hora y ya varios chicos le habían dicho que tenía un acento extraño. Suspiro. Por supuesto era extraño, ella era más americana de lo que podía ser japonesa. Diez años hablando diariamente ingles eran lo suficiente para que su japonés se escuchara desgastado. Al menos las amigas de su prima Tomoyo no eran tan impertinentes como lo eran las otras.
Cuando iba a sacar su lapicera para cuando empezara la clase, encontró la cartera que había encontrado el otro día en el aeropuerto. Ya ahora sabía quién era el dueño: Syaoran Li. Pensó que el pobre chico debía estar más que desesperado por haber perdido algo tan importante, aun cuando la credencial que llevara ahí fuera de secundaria. Pero había otras identificaciones y algo de dinero ahí.
-¿Es tuya? Esa serie me gusta, he hecho todos los trajes de Misa Amane- dijo Tomoyo.
-¿Enserio? Qué envidia, me gustaría tener un vestido de ella.
-Puedo darte uno-sonrió-. Pero no sabía que estas carteras llegaban hasta haya. Esta la dieron en la compra del último tomo del manga, fue algo único, no lo encuentras en las convenciones.
-No, no, lo encontré ese día en el aeropuerto. Aquí está el nombre del dueño, me gustaría regresárselo-hizo una mohín.
-¿Y ya viste si tiene algún numero para llamarle?
-Ah, no.
-Déjame ver.
Tomoyo le quito la cartera y en cuanto la abrió vio el nombre del dueño. Observo bien la foto y no hubo duda de quién era.
-Este chico va en esta escuela, no te será difícil hallarlo.
-¿Es tu amigo?-sonrió.
-Amigo de un amigo. Íbamos juntos en la secundaria-se le escapo una pequeña sonrisa-. Procura que nadie vea la cartera y no digas nada. De por si será vergonzoso para él que una chica linda haya visto como es su cartera
Tomoyo no sabía dónde estaba Li, por lo que Sakura tuvo que buscar sola el salón donde debía estar. Y sola, porque Tomoyo fue llamada por el consejo estudiantil. No le hizo mucha gracia pasearse por los pasillos, donde todo mundo la veía raro.
El primer salón donde entro por impresión estaba solo, pero en una esquina estaban dos chicos: uno sentando sobre el mesa banco, de manera informal (de cabello castaño), parecía enojado, y otro sentado correctamente, de cabello negro y lentes delgados, parecía aburrido. El chico de la foto de secundaria se veía como el que estaba en el salón, pero no se veía con esa cara tan infantil.
-Valor, Sakura-se dijo mentalmente.
-Anno…
Ambos chicos voltearon y ella dio un sobresalto, parecían sorprendidos que alguien les llamara.
El chico de cabello castaño casi lanzo una mirada furica, como si fuera un gran atrevimiento hablarle. Y extrañamente, aunque se sentía intimidada y con un cierto miedo que le empezara a decir que quien era para hablarle, el joven se veía bien. Más que bien, tenía facciones delicadas. Como el protagonista rebelde de un manga de Mayu.
Discretamente, tomo aire y le hablo.
-¿T-tú eres Li Syaoran?
Ambos chicos hicieron una mueca. Genial, cacharon su acento.
-Eh, si.
Dio un suspiro. Syaoran no le contesto de mal modo, es más hasta le sonó amable. Aunque el otro chico se veía algo sorprendido. Aun así, le dio confianza.
-Ah, qué alivio encontrarte a la primera, creía que iba a tener que buscarte de salón en salón y hubiera resultado ser agotador, la verdad es que, ¡ah!-se tapo la boca de golpe. Se sintió tan aliviada que se había soltado a hablar como si los conociera de toda la vida. Era un mal habito en ella- Perdón, hablo demasiado. S-solo quería entregarte esto-extendió su mano.
Cuando Syaoran tomo la cartera, pudo jurar que vio al cielo y los ojos le brillaron. Debía tener algo importante ahí. Aunque también era el hecho que era una cartera única.
-¿Dónde la encontraste?-
-En el aeropuerto. La encontré tirada y una amiga me dijo que tú estabas en la escuela. Tuve suerte que estuvieras aquí.
-Al contrario, Syoaran-kun fue el suertudo-el chico de lentos hablo, sonriendo.
Sakura solo vio que Syaoran asintió minuciosamente. Por un momento se sentía ofendida, tal vez Syaoran pensaba que le había tomado dinero, o robado alguna cosa.
-Etto…no le saque nada, solo la abrí para ver de quien era-se sonrojo-. Todo está ahí.
-Ah, si…pero no sabes si alguien la agarro antes que tú lo hicieras-guardo la cartera en la mochila-. Gracias, me has salvado.
-No fue nada.
Ella le sonrió. Definitivamente el chico que estaba enfrente de ella parecía sacado de algún manga. O tal vez ellos los veía todos así por ser japoneses. No importaba mucho, tenía unos bonitos ojos.
Salió del mundo de sus fantasías cuando la campana toco para la próxima clase.
-¡Hoe, es tarde! Debo volver a mi salón-dio media vuelta y empezó a correr. Sin detenerse en ningún momento.
El profesor aun no llegaba al salón, y Tomoyo estaba hablando con sus amigas.
-Tomoyo-chan dijo que le entregaste la cartera a Li-hablo una chica de trenzas- ¿Cómo te fue?
-Hoe? Bien, ¿cómo me tenía que ir?
-El es un poco tosco-dijo una de lentes.
-¿En serio? Pues me pareció muy amable-sonrió tiernamente. Tomoyo dio una risita discreta.
El profesor llego y todos se fueron a sus asientos. Mientras Sakura tomaba asiento, las demás chicas se quedaron extrañadas.
Notas de autora:
No se que tanto les llegue a gustar la historia. Pero al menos a mi me gusta la trama que estoy manejando.
Espero la hayan disfrutado...dentro de la proxima semana subo el siguiente capitulo.
XOXO
