Bueno aca es donde explico como escribo para que les sea mas facil leer la historia.
Siempre que haya un guión (-) en frente es diálogo.
Si esta con esta letra es recuerdo o sueño.
Uso esta separación para saltos temporales o cambios de ambiente:
Si no hay guión (-) es narración o pensamiento. Tambien excluyo los guiones cuando hay dialogo entre un Jinchuriki* y un Biju**.
*Jinchuriki: humanos que sirven como contenedores especiales para los Biju.
**Biju: criaturas gigantes de chakra que se caracterizan por el numero de colas que poseen, van desde una cola hasta nueve colas.
Disfruten...
Lluvia de Sangre
La gente nos llamaba gemelos terror, nuestra historia se hizo leyenda en poco tiempo. Nadie sabía en verdad de nosotros porque nuestras características físicas no son similares, pero al luchar nuestra identidad era inevitablemente revelada. Eso no nos molestaba, no pensábamos dejar a nadie con vida de todas maneras.
Muchos terratenientes acudían a nosotros para deshacerse de algún enemigo ó requerir nuestros servicios como guardaespaldas para viajes de comercio importantes. Éramos verdaderos sicarios, aparecíamos cuando queríamos y tomábamos los trabajos más complicados, esos que nadie quería hacer, esos que poseían alguna dificultad en particular, esos eran los que nos complacían más.
El mito crecía conforme el tiempo pasaba, nos negamos a prestar asistencia a las aldeas ninja. De más está decir que experiencia, capacidad y propuestas no es lo que nos faltaba, el dilema consistía en que nos reusábamos a adherir a una tierra que nos había rechazado u a otra que jamás los amparó.
Éramos nómades por naturaleza, jamás permanecíamos mucho tiempo en un mismo lugar. Nuestros corazones no podían ser encadenados, nuestra esencia era la libertad pura y así pasamos juntos un maravilloso año. Nuestro viaje nos condujo por todos lados, visitamos lugares inimaginables, vimos cosas asombrosas y disfrutamos de bellísimos momentos. No importaba lo que dijera la sangre, éramos hermanos.
Mi arte había sido despreciado infinidad de veces en el pasado pero eso ya no me importaba. Incluso si nadie más lo volvía a apoyar, el hecho de que mi hermana lo entendiera era suficiente motivo para sentirme feliz. Habíamos entrado al país de la Lluvia hacia una semana y debo admitir que el clima ya me estaba poniendo los pelos de punta. Pase los últimos siete días quejándome de que el desagradable clima mojaba mis figuras de arcilla.
-Odio este clima –repetí por enésima vez.
-Lo dijiste ya muchas veces pero eso no hará que pare de llover –esa mujer que respondió con calma es mi hermana.
-Este maldito lugar arruina mi arte –insistí como si el cielo se fuese a intimidar.
-Explotará de todas formas –acotó la pelirroja.
-¡Ese no es el punto!, pierde genialidad –refuté molesto.
-¿Estás diciendo que tu arte no es genial? –preguntó ella buscando irritarme, cosa que lograba a menudo.
-Tsk… ¡claro que no! No la escuches Chicha.
-¿Le pusiste nombre a ese búho? –preguntó sorprendida y un poco risueña por el apodo escogido.
-Claro que sí… mira, me salieron muy bonitas las alas –justifiqué mientras admiraba su maravillosa creación como un niño admira una paleta detrás de una vidriera.
Katsu estaba por estallar en risas cuando una gran correntada de agua ascendió a los cielos por detrás de una colina y luego bajo impulsada por la gravedad, llamando nuestra atención.
-¿Viste eso? –indagué extrañado. Afortunadamente no mojo más a Chicha pero fue muy impresionante.
-Sí, fue un Jutsu de Agua.
-Bueno, fue interesante –exclamé saliendo de mi sorpresa para posar la mirada nuevamente en mi creación.
-¿No quieres ir a ver qué pasa? –preguntó incrédula de que el yo no sintiera curiosidad.
-Claro que no, de seguro encontraremos incluso más agua allí y no voy a arriesgar a Chicha.
-¿Sabes una cosa? Si eso fue realmente un jutsu de Agua significa que hay una batalla allí.
-¿Y?
-Chicha jamás ha visto una batalla antes.
-Oh tienes razón, deberíamos ir a ver para Chicha se familiarice con el ambiente que frecuentamos.
-Eres brillante –soltó la pelirroja sarcástica pero yo ni me enteré, estaba demasiado ocupado con mi magnifica figura de arcilla, así que Kasumi prosiguió– ahora vamos.
Nos asomamos con precaución por sobre la lodosa loma, escondiendo nuestro chakra tanto como pudimos.
-Parece que las cosas están animadas haya afuera –opiné al ver a tres shinobis de la Lluvia pelear contra todo un batallón de ninjas de la Nube.
Miré a Katsu de reojo sin esperar ninguna reacción por parte de ella. No era la primera vez que nos topábamos con una situación de este estilo y a ella siempre le era indiferente los problemas ajenos. ¿Por qué sería distinto ahora? ¿Por qué su fría alma se apiadaría de la suerte de tres débiles seres? Pero esta vez había algo distinto en los ojos de la dama que me acompañaba, así que murmuré.
-Quieres ayudarlos ¿verdad? –pregunté sin estar muy seguro de su posible respuesta.
-Solo son unos niños, no tiene oportunidad contra todos ellos –sentenció al ver los movimientos de los tres shinobis frente a los experimentados ninjas de la Nube– y no es que me importe, sin embargo…
-Es verdad no tienen oportunidad, mejor dejémoslos –sugerí pero había algo distinto en ella ese día. No sé bien que pasaba por su mente en ese momento pero fuera lo que fuera estaba seguro de que mi arte no se apreciaría como debía.
-Voy a ayudarlos –respondió firmemente saltando por encima de la montaña para ver mejor, revelando nuestra posición.
-¡Katsu por Dios! Ni si quiera los conoces –exclamé exageradamente queriendo hacerla entrar en razón.
-Tampoco te conocía a ti… sé que es diferente pero quiero ayudarlos ¿qué dices vienes?
-No, no me interesa ser niñero de unos mocosos de la Lluvia –expuse dando media vuelta y recostándome contra una roca– pero tú has lo que quieras, yo esperaré aquí.
No es como si ella necesitara ayuda de todos modos pero la vida se define por esas pequeñas decisiones que tomamos a diario, esas elecciones sin importancia se juntan con otras igual de insignificantes y terminan determinando nuestra existencia. Sería tonto preguntar porque lo hizo, ¿un impulso? ¿una corazonada? ¿un estado de ánimo pasajero? Al final, francamente ¿qué importa?
-Aguanten ahí, de seguro ya nos enviaron refuerzos –alentaba un niño de cabello naranja en picos y ojos café a sus compañeros.
-Ya hemos estado peleando por varias horas, ellos no vendrán Yahiko –refutó su compañero de cabello rojo y extraños ojos.
Fue entonces que el grito del tercer miembro del singular grupo llamó su atención. Una niña de cabello azul y ojos brillantes estaba siendo sujetada desde el pelo por un hombre que amenazaba su garganta con un kunai.
-¡Konan! –gritaron los otros dos al mismo tiempo temerosos por perder la vida de su amiga.
-¿Qué pasa mocosos? –Preguntó burlonamente el hombre mientras acercaba más y más el kunai a la yugular de la dama– ¿por qué tan serios? Nos vamos a divert…
El hombre no pudo completar la frase y todos se quedaron inmóviles al ver que el lateral izquierdo del cuerpo del sujeto comenzaba a petrificarse y desmoronarse, haciéndose extensivo este efecto hacia el resto del cuerpo hasta que lo que quedó fueron tan solo rocas fragmentadas.
-Jutsu de Roca Agravada completado –dijo Katsu liberando a la enigmática de cabello azul.
-¿Estás bien niña? –le preguntó mi hermana a la peliazul mientras esta última se ponía de pie.
-Sí, gracias. ¿Te enviaron para ayudarnos? –examinó mientras se ponía a la defensiva ya que varios ninjas comenzaron a rodearlas.
-No. Es solo una coincidencia, soy una viajera –explicó la dama de ojos celestes mientras invocaba su hoz.
-Entonces… ¿por qué…?
-¡Oye! A ti nadie te invitó a la fiesta niña –exclamó otro de los shinobis que combatían contra los de la Lluvia.
-Oh ¿en verdad? –Respondió irónicamente con una sonrisa de lado– es una pena porque tenía pensado traer más invitados –declaró realizando un jutsu de invocación doble, transportando a dos lobos llamados Okami y Koinu hasta el lluvioso campo de batalla.
-Kasumi, no me gustan los climas lluviosos –bromeó Koinu al sentir como la intensa lluvia empapaba su bello pelaje.
-Esos lobos son enormes, me harán un buen abrigo –amenazó uno de los hombres casi como burlándose de las bestias.
-Aunque prefiero que se lave la carne de este tipo antes de devorarlo –completó el lobo gris mostrando sus colmillos.
Los ninjas de la Lluvia estaban renovados, la pelirroja había traído la esperanza que se les había esfumado y con la mirada llena de esplendor los tres se sumaron a la batalla con valentía. Ese era el verdadero poder de mi hermana, te hacia sonreír incluso en la situación más desfavorable. Atacaron en equipo y se protegieron mutuamente. Se sentían impregnados por la esencia de Kasumi.
La muerte no la asustaba puesto que estaba de su lado, ella sentía el éxtasis de aniquilación que se le presentaba ante sus ojos, era una cazadora, era una guerrera, era un kunoichi. No temía a la derrota, los tenues movimientos ofensivos de aquellos que recelaban su vida ante su presencia no llegaban a afectarle, los enjuiciaría por su cobardía y los despojaría de su miseria arrebatándoles el aliento.
En un instante vislumbró todo lo que amaba en esta asquerosa y pestilente vida. Y casi como por arte de magia, visualizó con exaltada fascinación el momento posterior a la sublime batalla que libraba junto a desconocidos. Ese agradable momento en el que caminas hacia la victoria entre cuerpos desangrados y moribundos, mientras el olor a la sangre se impregna en tus huesos y volteas a ver con espléndida gracia para notar que tú y los tuyos son los únicos que siguen de pie y con vida.
El enemigo esta aterrorizado. La bravura de los niños a los que pensaban vencer con facilidad era ahora tan feroz, tan fulminante y tan brutal como los movimientos de esas dos bestias que con garras y colmillos despedazaban a sus compañeros. ¿Qué era esta mujer y cómo había logrado impregnar de valor sus corazones?
-Esa lava que expulsa de su boca como si de un dragón se tratase, es como el fuego del infierno sobre nuestros compañeros –soltó aterrado un shinobi.
-He oído leyendas sobre una mujer como ella pero no creí que fuesen ciertas –agregó otro esquivando el jutsu de Agua de Yahiko.
-Sé a lo que te refieres, yo también he oído de una mujer de cabello castaño rojizo con ojos más oscuros que la sombras y aun así tan desquiciantemente calmos como los de un depredador al momento de cazar.
-¡Cálmense! –Gritó el líder perdiendo los estribos y luego declaró– ella no es esa mujer, los rumores dicen que ese ser perverso está siempre acompañada por otro igual de tenebroso, un demonio rubio de mordaz humor.
Oh ¿están hablando de mi? ¿Mi público me espera? Entonces serán testigo de algo único, algo maravilloso, algo fugaz pero sublime.
Un selló de manos acabó con todo el pelotón que estaba detrás de este grupo de shinobis. C1 había detonado. Para cuando el comandante volteó a ver, divisó varios clones suicidas que se dirigían hacia ellos y detrás de estos, mi figura emanaba del humo, mi sonrisa siniestra y mirada maligna se clavaron en sus corazones a medida que yo avanzaba caminando hacia ellos.
-¡El arte es una explosión! –dije cuando estuve cerca.
-No… ¡no pude ser! –Gritó un hombre despavorido– son… ¡son…!
-¡Los gemelos terror! –completó el comandante mientras veía como un búho blanco se posaba en el hombro de un shinobi que esta a varios metros de él. E intentando advertirle gritó con todas sus fuerzas– ¡cuidado!
-Algunas personas no reconocería el arte aunque este le mordiera la cara –solté con un hondo suspiro al ver que todos huían alborotados.
Pero era demasiado tarde, los hice estallar al instante y maravillado observé con singular alegría mi arte desaparecer en un efímero momento– ahora eres realmente hermosa Chicha –pronuncié antes de unirme a la batalla.
-Pensé que no eras niñero –me recordó la pelirroja.
-Mi hermana se llevaba toda la diversión así que tuve que intervenir en nombre del arte –respondí él modelando más arcilla explosiva.
-¡Ja! Debo admitir que no era lo mismo sin ti –reveló Kasumi sonriéndome– ¡ahora, adelante!
-Mostrémosles el verdadero sabor del miedo –exclamé y sincronizadamente comenzamos a exterminar hombre tras hombre– liberemos el infierno sobre esta odiosa lluvia.
Son hermanos… –pensó Yahiko y luego vio el despliegue de habilidades. Ni con las mejores destrezas del mundo podrían vencer en un terreno tan hostil, pero ellos no solo atacaban el cuerpo del enemigo. Ellos lograban despedazar su mente– Casi obtienen la victoria sin utilizar la fuerza –notó cada vez más fascinado– Al avanzar tan decididamente ponen en manifiesto que no temen morir. Este detalle hace que el adversario se inquiete y, al perder la calma, realizan movimientos excesivos y poco precisos, convierten nuestra debilidad en una ventaja –el niño de ojos café estaba impactado por el nivel estratégico que cada ataque tenía.
No estoy seguro de que la presencia de los shinobis de Lluvia hubiese alterado algo, realmente lo disfrutábamos. Amábamos sentir el duro choque de nuestras armas contra la carne, los gritos despavoridos, el aturdidor sonido de las detonaciones y la inútil resistencia de aquel que busca prolongar un poco más su vida, respirar un minuto más. El caos se extendía y las vidas se iban, los moribundos cuerpos se arrastraban y retorcían en el suelo, acompañados por las constantes quejas y clamados dolientes. Para cuando se detuvieron y miraron a su alrededor las vertientes de agua que se producían con frecuencia producto de la lluvia estaban completamente ensangrentada.
La sangre se ha derramado como la lluvia… –pensó Konan luego levantó la vista hacia el cielo nublado dándole la cara a las gotas que golpeaban su rostro y sonrió agradecida de que esos misteriosos shinobis aparecieran– ellos hacen llover sangre… al menos, todos estamos a salvo.
Katsu deshizo todos los jutsus de invocación, tanto su guadaña como los lobos desaparecieron. Los tres ninjas miraban incrédulos el derramamiento de sangre que se había producido. En algún punto estaban felices de que fuera la de sus enemigos y no la suya propia pero, realmente, no creyeron que iban a salir de esa. Despegaron la vista del mar de sangre y cadáveres para observarnos mientras nos acercábamos.
-Es como si nubes rojas hubiesen lanzado su llanto sobre este lugar –comentó Yahiko sorprendido pero no menos impresionado que sus compañeros quienes cubrían su narices para evadir el fétido hedor de la muerte que se deslizaba entre sus pies.
Cuando quedaron cara a cara, Kasumi se asombró por la singular forma de los ojos de Nagato. Mientras que yo se extrañé al ver que el trío no estaba compuesto por unos chiquillos, sino más bien, adolescentes de nuestra misma edad.
-¿Cómo te llamas? –le preguntó abiertamente la dama de ojos celestes al pelirrojo.
-¿Humm? Bueno… yo soy… –balbuceó sonrojado al mal interpretar las intensiones de la Katsu.
-Su nombre es Nagato, yo soy Konan y este es Yahiko –respondió la peliazul y luego inclinó un poco la cabeza– gracias por salvarme antes.
-Soy Kasumi y él es mi hermano, Deidara.
-No creo que tengas motivos para alegrarte tanto –opiné mirándola sin interés alguno, los días de esta gente estaban contados para mí– vendrán muchos otros a vengar a estos.
-¿Otros? –indagó Nagato preocupado.
-El ser humano es egoísta por naturaleza, vendrán otros para cobrarse la vida de estos –acoté el y luego resolví– es la excusa más cómoda que las grandes Naciones Ninja tienen para disputarse el poder.
-Deidara tiene razón, esto siempre será así mientras permanezcan en este sitio –explicó la dama de ojos celestes.
-No podemos abandonar este lugar, es nuestro hogar –replicó Yahiko.
Es noble –pensó Kasumi evaluando sus posibilidades– además… aquel otro –caviló mirando nuevamente a Nagato– Esos ojos… me recuerdan a la vieja profecía del Sabio de los Seis caminos.
-Tu hogar esta junto a tus amigos, no importa el lugar –decreté queriendo hacerlos entrar en razón y luego sugerí– deben mudarse y entrenar más… reunirse con otros como ustedes.
-Podemos ir con ustedes, no seremos una carga –propuso Nagato al entender mis palabras.
-No –sentenció la pelirroja– es peligroso. Su propósito es el de sobrevivir y junto a nosotros estarán en constante riesgo.
-Ya hemos sufrido demasiado y entendemos los riesgos –replicó Konan insistiendo.
-Veo por sus bandas que son ninjas de la Lluvia –manifestó Kasumi y luego pensó en la situación política del país– viajar de un lado a otro requiere una entrada de dinero constante, ninguna aldea nos paga por nuestros servicios así que a veces realizamos trabajos… complicados.
Konan lo entendió de inmediato. Un shinobi perece sino está equipado, si no tiene provisiones o no tiene dinero. Su nivel actual no estaba ni cerca del mío ó del de Kasumi, no podrían afrontar una vida nómade, pero si se quedaban como shinobis de Lluvia tendrían una oportunidad.
-¿Si son ninjas de la lluvia por qué no pidieron refuerzos? –indagó curioso el rubio.
-Lo hicimos pero jamás llegaron –explicó Yahiko mientras observaba con sorpresa que los emblemas de las aldeas de los gemelos terror estaban tachados– ¿a qué se debe esa marca? –preguntó señalando las respectivas placas.
-Este es el símbolo de que hemos abandonado nuestras aldeas –mencionó la Terumi.
-¿Y eso por qué? –inquirió sorprendido Nagato.
-Eso no es asunto tuyo –respondí fríamente.
-Deidara… –me regañó Katsu.
-¿Podemos saber que hicieron? –preguntó Konan sin entender lo que Nagato comprendió al instante.
-Nosotros no hicimos nada –repliqué cada vez más molesto.
-Pero entonces…
-¡Konan! –llamó la atención Yahiko y luego agrego con voz más apacible– es suficiente, no seas descortés con nuestros salvadores.
-Mejor vamos a nuestro escondite, si se siguen mojando atraparan un resfriado –acotó Nagato aunque a mí me importaba mas el estado de mi arcilla explosiva.
Con condujeron hasta su refugio. Al parecer los tres llevaban un buen tiempo juntos. Konan preparo sopa de tofu y nos reunimos alrededor de una fogata para cenar.
-Tengo curiosidad, sus técnicas no son propias de la aldea de la Lluvia –acoté después de un rato.
-Eso es porque nuestro sensei pertenece a la aldea de la Hoja –respondió Yahiko y los ojos de mi hermana se abrieron de par en par, esto fue notorio no solo para mí sino también para todos los presentes.
-¿Sucede algo Kasumi? –preguntó Nagato observándola minuciosamente.
-No nada –negó ella rápidamente bajando la mirada como hundiéndose en sus pensamientos y luego inquirió– ¿cómo es que terminaron con un sensei de Konoha?
-Él es uno de los tres sannins, después de la cuarta guerra se quedo para entrenarnos para enseñarnos a cuidarnos los unos a los otros –explicó Konan con melancolía.
-Nosotros nunca tuvimos contacto con un shinobi de Konoha en nuestras vidas –establecí esperando la aprobación de Katsu pero me llevé una sorpresa cuando escuche su respuesta.
-De hecho yo si vi a uno una vez y él sabía más de mí de lo que yo hubiese deseado –aclaró y todos nos quedamos expectantes pero ella nunca volvió a hablar de eso.
-Creo que ahora puedo responder tu pregunta Nagato–solté intentando desviar el tema. Además parecía ser que habíamos encontrado aliados.
-No tienes que hacerlo si no quieres –manifestó él pero yo sentí la necesidad de depositar mi confianza en ellos tal como ellos lo había hecho con nosotros.
-Sí tengo que hacerlo. Onoki, el Tsuchikage era mi sensei pero criticaba mi arte diciendo que mis habilidades eran las de un cobarde –expliqué conteniendo mi furia al recordar aquellos tiempos–por esa época yo estaba en el Cuerpo de Explosivos de Iwagakure y mi pasatiempo era moldear figuras de arcilla. Mi arte no era muy recocido pero tampoco era difamado. Necesitaba llevar mi don a otro nivel, convertirlo en algo de lo que mi sensei se pudiese enorgullecer, así que robe un jutsu prohibido de mi aldea y este es el resultado –dije mostrando las palmas de mi manos y sacando las lenguas.
-Vaya que historia ¿qué hay de ti Kasumi? –indagó Yahiko con precaución, solo yo conocía la historia de Katsu y estaba seguro de que eso seguiría siendo así.
-Asesiné a las personas que más quería y para proteger a mi hermana me exilié –manifestó ella aun indignada por el recuerdo.
-¿A quiénes asesinaste? –preguntó la peliazul un poco temerosa de la respuesta.
-Eso ya no importa –respondí rápidamente Deidara sabiendo el dolor que la pelirroja experimentaba cada vez que se tocaba el tema– el punto es, que su Aldea puede estar planeando traicionarlos también.
-Es verdad que no llegaron refuerzos pero eso no significa que nos traicionaran –expuso Yahiko queriendo creer en su tierra.
-Si van a quedarse tendrán una ventaja al conocer el terreno, eso les permite maniobrar mejor cualquier táctica que vayan a realizar –indicó Kasumi dándose por vencida, era obvio que ellos no abandonarían su patria– no olvides que todos somos simples mortales, ya seas un niño pequeño ó el líder de una aldea.
-Lo tendré en cuenta, pero hay algo más que quiero preguntarles –respondió el sujeto de cabello anaranjado.
-¿De que se trata? –cuestioné.
-Un hombre antes los llamó… gemelos terror –estableció él y luego nos miro fijamente –solo hay una leyenda sobre los gemelos terror.
-Deberías saber ya frente a quien estas –señalé contestando la pregunta que él no se atrevía a formular.
-Kasumi y Deidara… –soltó Yahiko pensativamente para luego admirarnos en toda nuestra gloria–…los inolvidables gemelos terror.
Gracias por leer :D
comenten si les gusto o si tienen alguna queja
saludos ^^
