Los personajes no me pertenecen...


Los pétalos de sakura flotaban sobre el agua con un vaivén que invitaba a la calma. El aire fresco y los últimos trinos de los pájaros en el atardecen inundaban los sentidos. La primavera era palpable en cada rincón de Tokyo mientras la luz anaranjada tocaba los rascacielos y el rostro de Makoto. Se recostó mas cómodamente en la banca mientras miraba a su mejor amigo echar brazadas en el agua casi helada de la piscina, definitivamente se iba a resfriar pero esa la menor de las preocupaciones de Haru; él nunca le hacía caso si el agua estaba involucrada del alguna forma, era un caso perdido el intentar rogarle, siempre se iba a quitar la ropa y correr hasta zambullirse a riesgo de enfermarse o parecer demente frente a otros. A pesar de todo le tranquilizaba el verlo nadar, su estilo inigualable, salvaje y libre le recordaban la calidez todos los preciosos momentos que habían compartido hasta el presente; tantos los tristes como los alegres, todos y cada uno de ellos tenían un valor incalculable. Sonrió con agrado.

-Haru-chan, se está haciendo tarde – lo llamó con afecto – Tenemos que estudiar – obviamente no recibió respuesta, el pelinegro ni siquiera lo miró, pero él sabía que en unos 5 minutos el muchacho saldría del agua y Makoto estaría gustoso de ofrecerle una toalla seca. Los minutos pasaron mientras se extinguía el rastro de luz solar dando paso a la oscuridad de la noche. Cuando vio que Haru se acercó al borde de la piscina, él corrió a extenderle la mano para ayudarlo a salir mientras le regalaba una sonrisa. – hace mucho frio hoy, no creo que te puedas duchar aquí, vamos a mi apartamento que está más cerc… – Haru lo haló del brazo con una fuerza descomunal, Makoto cayó dentro de la piscina, empapándose por completo y quedando totalmente desconcertado-¡¿Haru?!

Haruka aún lo tenía tomado de la mano, lo miraba fijamente, no pestañeaba, no respiraba, en lo único que se centraba su atención era el muchacho de ojos verdes. Sin darle tiempo siquiera de registrar en su mente lo que pasaba, el pelinegro acortó peligrosamente la distancia entre los dos y estampó sus labios contra los suyos…

Makoto abrió los ojos, aún estaba oscuro, estaban en su apartamento con los libros regados a su alrededor, todo había sido un sueño. Haru se había quedado dormido junto a él en la alfombra. El reloj marcaba las 4 de la madrugada, faltaban 4 horas para el examen por el que se habían desvelado, debían levantarse en 2 horas para ir a la universidad. Makoto suspiró…estos sueños se estaban haciendo más recurrentes con el pasar de los días, ahondando cada vez más su incertidumbre. Sabía que Haruka lo quería como amigo pero no sabía si podía quererlo como algo más a pesar de que lo conocía muy bien, lo conocía de toda su vida. En ese momento solo podía admirarlo mientras dormía con tanta serenidad…volvía a suspirar desconsolado porque el vacío en su pecho nunca se llenaba, ni siquiera con la presencia del muchacho, ni siquiera con su cercanía…

Makoto sabía que estaba perdidamente enamorado, sentía que podía disimularlo, pero algún día el sentimiento iba a estallar y no iba a poder controlar todo eso que estaba por brotar de su alma. Le dolía que el objeto de su amor y adoración siempre estuviese tan cerca y tan lejos. Que fuese su mejor amigo y no tuviese el valor para declarárselo por miedo a alejarlo de su lado. Podía vivir sin su amor pero no sin su presencia….

Makoto, tomó a Haruka entre sus brazos y lo depositó en su propia cama con cuidado de no despertarlo. Se aseguró de que estuviese cómodo y bien arropado. En la oscuridad, le echó una última mirada, antes de susurrar una pequeña frase y cerrar la puerta…