Aquí estoy de nuevo con otra traducción de Merlin *yuhu*. Esta es una historia terminada de 10 capis, pero es la primera de una serie. La autora está ahora mismo con la segunda parte y me ha comentado que en principio tiene en mente hacer tres. Creo que subiré unos dos capis a la semana, pero tampoco les puedo prometer nada.

Es una traducción del fic "Miscommunication" de LadyAuroraPendragon y todo el contenido imaginativo le pertenece solo a ella. Yo sólo me dedico a compartirlo en el forum español.

Espero que la disfruten! ;P

Notas: Como saben que en inglés no se hace diferencia entre hablar de tú o usted, he visto más conveniente traducir cuando se dirigen al rey como usted, pues me supongo que es lo debido, pero a Arthur le doy la libertad de hablar de tú a todo el mundo, que para algo es el rey xD… y bueno en cuanto a Merlin, pensé que sería lógico que le hablase de usted delante de otras personas y cuando se tratan realmente como rey y sirviente, pero el resto del tiempo se permite tutear al big prat.

Capítulo 1

No quería que pasara esto, Melin estaba borracho en ese momento, siempre era un idiota cuando bebía. Esta vez fue una de las peores. Fue la noche de la coronación del Rey Arthur, había habido un banquete después de ello, con más comida de la que se podía comer, y aún más bebida. Cuando el recién coronado Rey le puso una copa de vino en las manos a su sirviente, no lo pensó. Bebieron, todos bebieron, perdidos en comentarios sobre lo buen rey que sería Arthur. No fue hasta algo más tarde, cuando Merlin seguía al Rey de vuelta sus aposentos, que notó lo borracho que estaba.

Se balanceaba ferozmente, sin conseguir equilibrarse sobre sus pies; se había chocado con una pared y se había disculpado con remordimiento con ella, ganándose una fuerte carcajada del nuevo Rey.

"Estás completamente borracho," le dijo Arthur, agarrándolo de la chaqueta y arrastrándolo con él.

"Es – tu culpa," le dijo Merlin, tratando de decidir cual de los Arthur era el real, habían al menos dos o tres rondando frente de él.

"No lo creo," remarcó Arthur, guiándolos por los pasillos hasta la cámara del Rey. "Te dije que te divirtieras, no que te emborracharas con Gwaine bajo la mesa."

"Así es- s como me divierto."

"Ya lo veo."

Cuando llegaron a los aposentos del nuevo Rey. Fue un trabajo más complicado de lo normal preparar a Arthur para acostarse; tiró los pantalones de pijama de Arthur más de una vez y se chocó con un poste de la cama. Pronto, Arthur lo sentó en una silla y se cambió solo.

"¡Gracias por nada, Merlin!" le dijo mientras el sirviente salía de la habitación. Merlin no estaba en condiciones de llevar el juego de insultos, aunque fuera uno de sus favoritos. En vez de contestar, recogió la cesta de ropa sucia que tenía que lavar por la mañana, le deseó buenas noches y se marchó.

Sucedió en las escaleras, Merlin las bajaba tambaleándose, yendo a las cámaras que compartía con Gaius. Trataba de recordar como poner un pie bajo el otro sin caerse, había mucha distancia hasta el final de estas y aún con su estado de embriaguez, Merlin sabía que una cabeza rota no sería un bonito recuerdo… si es que no se mataba. Se hacía ruidos de aprobación a sí mismo mientras bajaba paso por paso mirando sobre la cesta. Escuchó ruidos en las escaleras y se giró para ver quien era.

Pero justo cuando lo hizo, pisó mal y su tobillo se torció, se tamboleó y balanceó en el escalón, tratando de no caer. Renunciando a la seguridad de la cesta, Merlin la tiró y se agarró a la barandilla. Miró como la cesta de madera caía escaleras abajo, la ropa de Arthur por todos lados, Merlin agradeció que no fueran partes de él perdiéndose mientras caía. Pero tampoco le gustó el trabajo extra que tendría que hacer. Gruñó mientras bajaba, lentamente, recogiendo las camisas de Arthur por el camino.

Camisas, pantalones, era un incordio, recoger todo esto y ¡sin tener donde ponerlas! Se le ocurrió, en su cerebro alcoholizado, que no tenía porque hacerlo. Con un gesto de sus dedos y un hechizo murmurado, la cesta voló desde el final de las escaleras hasta su mano, se sonrió satisfecho, colocando las prendas dentro. Pero la sonrisa no duró mucho. Escuchó unos pies arrastrarse fuertemente tras de sí y tragó, con los ojos abiertos. El hombre aclaró su garganta y Merlin lo supo, había sido Realmente pillado.

Se giró para enfrentarse a su espectador, qué rápido podía desaparecer la borrachera cuando se enfrentaba a un problema real. Agravaine estaba ahí, en lo alto de las escaleras, mirando a Merlin, cualquiera podría pensar que estaba perplejo, pero Merlin sabía mejor que el hombre estaba encantado.

"¿Qué acabas de hacer?" preguntó, aunque lo acababa de ver con sus malditos ojos. Merlin jadeó, abriendo y cerrando la boca, estaba acabado, eso era todo. Agravaine se lo contaría a Arthur y Merlin estaría muerto para el amanecer. "¿Acabas de…usar magia?"

"Yo, eh…" farfulló Merlin, parecía que algo de alcohol seguía en la parte del cerebro que necesitaba para pensar. Se juró que nunca más iba a beber.

"El sirviente personal del Rey ¿un mago?" dijo Agravaine, tratando de esconder una sonrisa. "¡Guardias!"

"No, por favor," dijo Merlin, tirando la cesta de nuevo, la escuchó caer por las escaleras. "Yo sólo… yo…"

Con un pensamiento rápido, estiró su mano y lanzó un hechizo, audible, para reforzarlo, y vio como Agravaine retrocedía, pareciendo saber que iba a ocurrir, antes de que algo invisible lo golpeara en la cabeza y cayera, noqueado en lo alto de las escaleras. Merlin tomó aire profundamente, tratando de pensar que hacer ahora, no se conocía ningún hechizo de memoria, necesitaba borrar esta parte de los recuerdos de Agravaine, y sólo había un lugar al que ir para eso. Merlin se giró entonces, dejando a Agravaine en el suelo, mientras corría.

Voló dentro de la cámara de Gaius, sin importarle despertar al médico, igualmente lo necesitaba despierto.

"¡Gaius!" dijo, cayendo sobre el hombre, quien se quejaba mientras se sentaba.

"¿Qué pasa, Merlin?" preguntó, quitándose las mantas de encima. "¿Sabes la hora qué es?"

"Lo sé, pero…" Merlin se giró, sobrecogido por lo que tenía que admitir. "Algo terrible ha pasado."

"¿Qué ocurre?" preguntó Gaius, más despierto ahora.

"Agravaine me vio usando magia," admitió Merlin, sintiéndose cada vez más estúpido. Había sido un tonto. "Tenemos que hacer algo, limpiarle la memoria."

"¡Cómo has podido ser tan estúpido!" le gritó Gaius, pegándole en la cabeza con la suya. Merlin se apartó, alejándose del camino del hombre mientras éste iba al estante dónde estaban los libros. "Los encantamientos de memoria son peligrosos y requieren una gran habilidad," explicó Gaius, completamente despierto ahora, leyendo por encima los libros. "lo que para un idiota como tú, puede ser muy difícil."

"Lo siento, Gaius," dijo Merlin, casi rogando. "Yo estaba…"

Gaius le olió entonces, mirándole de arriba abajo, "¡Estás borracho!"

"Sólo un poco…" murmuró.

"¿Cuántas veces te he dicho que te mantengas alejado del alcohol?" le preguntó Gaius, sacudiendo la cabeza mientras seguía mirando entre los libros. "No puedes permitirte ser vulnerable."

"Lo sé," refunfuñó Merlin, pateando una basurilla con su bota, se sentía fatal y estúpido, Gaius sólo lo estaba empeorando.

"Claramente algo se perdió en el camino de mi boca a tu cerebro," le dijo, antes de cerrar fuertemente el libro y agarrar otro. "Realmente la has pifiado completamente esta vez."

"¿Qué voy a hacer?" preguntó Merlin. "¡Cuando Agravaine despierte, irá a decirle a Arthur que soy un brujo!"

"¿Despierte?"

"Sí, yo um…. Puede que le noqueara."

Gaius tan sólo rodó los ojos, incluso con la tenue luz de la vela, Merlin podía verle hacer eso fácilmente.

"Simplemente tendrás que ir y decírselo a Arthur antes de que Agravaine lo haga," le dijo Gaius, momentos después, mientras cerraba otro libro.

"¿Decirle a Arthur que tengo magia?" preguntó Merlin, con los ojos abiertos. ¿Gaius quería que lo mataran?

"Exactamente." Asintió Gaius, alejándose, fue y se paró en la mesa, golpeándola con los dedos. "Aún tengo que encontrar un hechizo que borré permanentemente un pedazo de memoria, al menos que quieras dejarle la mente en blanco."

"Eso no me importaría," dijo Merlin, encogiéndose de hombros.

"¡Merlin!" advirtió Gaius. "Ve y dile a Arthur la verdad."

"¡No puedo, Gaius!" replicó. "Él… me matará."

"Me cuesta creer que Arthur te sentenciara a muerte," le dijo Gaius, encogiendo un hombro. "Significas mucho para él."

"Puede que seamos amigos, pero he roto las leyes de Camelot, no tiene elección."

"Arthur es rey ahora, Merlin, puede hacer cambios en la ley si así lo considera."

"¡No puedo decírselo!" gritó Merlin. Gaius asintió entonces, dirigiéndose a su cama.

"Entonces deja que lo haga Agravaine, quien seguramente retorcerá lo que sea que hayas hecho, a algo mucho peor."

Merlin sabía que tenía razón, Agravaine vivía por este tipo de cosas, adoraba poner a los demás en apuros, era casi como si tratara de arruinar todo para todos. Merlin pensó, mientras iba a su cama, que probablemente era así. Había algo muy extraño con Agravaine.

Por la mañana, Merlin se despertó con un horrible dolor de cabeza. Gimió y maldijo mientras se tropezaba por las escaleras, donde, Gaius le tendía un bálsamo. Merlin se lo tragó, disgustado con el sabor, pero cuando el dolor de cabeza disminuyó, suspiró, preparándose para el día que le esperaba. Tendría que contarle a Arthur sobre su magia. Había trabajado tanto para ganarse la confianza de Arthur, y ahora, todo se estropearía.

"Buena suerte, chico," le dijo Gaius, con una sonrisa, mientras se marchaba esa mañana. Había una gran probabilidad de que Merlin no viera esos muros o a Gaius de nuevo. Se detuvo un momento en el marco de la puerta, mirando a Gaius por un momento, antes de salir. Paró a recoger el desayuno del nuevo Rey antes de dirigirse a sus aposentos. Abrió la puerta, en silencio, tratando de no despertar al hombre, para que así, quizás, pudiera alargar el momento de confesarse ante Arthur un poco más. Pero el plan de Merlin falló, viendo al Rey ya despierto y vestido, sentado en su escritorio.

"Te has levantado temprano," le dijo Merlin, mordiéndose el labio, mientras se adentraba en la habitación.

"Tú, tarde," replicó Arthur, mirándole con una ceja alzada. "Te ves horrible," declaró, sonriendo mientras se levantaba. "Eso te enseña a no beber tanto."

"Si supieras…" murmuró Merlin, de improviso, mientras colocaba la bandeja de comida en la mesa. Arthur lo ignoró, estirándose sobre la mesa de madera para coger su comida.

"Tengo que darme prisa y bajar al campo de entrenamiento, los caballeros están haciendo sus ejercicios," explicó Arthur. "Tengo una lista de tareas para ti, si no estás demasiado incapacitado para hacerlas."

Merlin asintió, aturdido, mientras se tropezaba al ir a buscar la armadura del Rey. Vestir a Arthur hoy, fue tan difícil como la noche anterior. Pero no porque Merlin estuviera borracho, sino porque estaba demasiado ocupado dándole vueltas al dilema en su cabeza. Si Arthur no lo mataba, sino simplemente lo desterraba, ¿cómo iba a cumplir con su destino? Y si Arthur lo mataba…

"Merlin…"

"¿Sí, Sire?" preguntó, tratando de aclarar su mente de los pensamientos de muerte.

"¿Estás bien?"

"Sí, claro, ¿por qué?" preguntó Merlin, titubeando al girar una parte de la armadura de Arthur. Estaba tembloroso y tenía la frente cubierta en sudor.

"Casi no has dicho nada en toda la mañana," explicó Arthur, girándose para mirar a Merlin con preocupación. "Y me has atado el peto cinco veces." Merlin miró abajo, dejándolo para ir a otra parte. "No se necesita ser un genio para notar que algo ocurre."

"Eso es bueno, porque tú definitivamente no eres un-"

"Merlin," dijo Arthur, mirándole con advertencia. Merlin le sonrió, o al menos lo intentó. "Bien, vamos, suéltalo."

"Arthur, yo…no sé como decirte esto," admitió Merlin, mordiendo su labio inferior. Esto era más difícil de lo que había pensado nunca. Siempre se lo había imaginado como que haría algo heroico con magia y Arthur lo descubriría, no así, no contándoselo. ¿Cómo se supone que iba a creer que Merlin sólo quería protegerle si no había nada de lo que protegerle?

"Bueno, inténtalo," sonrió Arthur, animándolo.

"No soy todo lo que parezco, Arthur," empezó Merlin y se encogió, alejándose del Rey, después de acabar con las partes de la armadura. "Soy…soy diferente."

"¿Lo eres?"

"Sí, yo…" tomó aire profundamente. "No soy como tú, quiero serlo, pero yo…" se detuvo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. "Soy especial, eso es lo que mi madre me decía."

"¿Es eso?" preguntó Arthur, cruzando sus brazos sobre su pecho, mirando a Merlin con interés. "¿Eso es todo?"

"No, yo um… no tengo una mente especial," balbuceó más Merlin. "Al menos no lo creo, sé que me odiarás cuando te lo diga, ¡pero no quiero que lo hagas!" suplicó. "No quiero que pienses nada diferente de mi, no soy un monstruo, me preocupo por ti más que nadie, sólo quiero…" se trabó, limpiando las lágrimas que empezaban a formarse en sus ojos. "Arthur, yo…"

"No tienes que decirlo, Merlin," le paró, con una sonrisa. "Sé lo que eres."

"¿Lo sabes?" preguntó Merlin, con los ojos bien abiertos, con una mezcla de preocupación y sorpresa. ¿Arthur lo sabía? Pero ¿cómo…?

"Lo he sabido desde hace un tiempo," continuó Arthur, frunciendo el ceño. "Ya era hora de que me lo contaras, no ha debido ser fácil guardarte algo así."

"Gaius lo sabe," admitió Merlin, con timidez. Pero para su sorpresa, Arthur sonrió.

"Me alegra que alguien lo haga, probablemente no podrías guardártelo para ti mismo, explotarías," dijo, girándose y cogiendo su espada.

"No me puedo creer que lo supieras," Merlin estaba perplejo, completamente. "¿Hace cuánto que lo sabes?"

"Desde que fuimos a Ealdor juntos," dijo Arthur, sonriendo entonces. "Era fácil de ver, ni Will ni tú podíais escondérmelo."

"Siento haberte mentido," dijo Merlin entonces, pero no pudo evitar sonreír. "¿Por qué nunca dijiste nada?"

"Pensé que no estarías cómodo de hablarlo con otros."

"Sólo pensaba que me odiarías si te enterabas…" fue apagándose, sintiéndose estúpido ahora. Arthur estaba siendo tan comprensivo y amable con esto, era casi demasiado bueno para ser verdad.

"¿Por qué iba a odiarte?" preguntó Arthur entonces. "No es tu culpa ser así. Creo que la gente puede nacer así."

El corazón de Merlin casi explota en ese momento, con el sentimiento de querer abrazar a Arthur. Se quedó de pie donde estaba, sonriendo como un completo idiota, mirando a Arthur terminarse su desayuno, cuando le miró de nuevo, se rió de él.

"Eres un idiota," sonrió, pellizcándole un hombro. Pero su sonrisa seguía clara en su cara. "Ahora, si no te importa… tengo caballeros a los que entrenar."

"Por supuesto," murmuró Merlin, retirándose para que Arthur pudiera ir hacia la puerta. Sin embargo, cuando el Rey iba hacia ella, no pudo reprimirse. "Arthur…"

"¿Sí?" le miró con una sonrisa.

"Gracias," fue todo lo que Merlin dijo, Arthur le asintió, abrió la puerta y se marchó.