Bienvenido
En las frías noches de invierno, quizás, podremos encontrar al melancólico chico de cabello azul cuyo nombre es Kaito, no es precisamente el chico mas afortunado del mundo, verán; su casa se incendio por su fatal torpeza al aplicar desodorante ambiental en la cocina mientras hacia un rápida y eficiente sopa causando una explosión que destruyo su casa por completo, el chico no conocía a nadie en la ciudad por lo tanto no tenia a donde ir mas que quedarse en la calle con el mortal frió.
Si había algo que rescatar de esta situación es que aun tenia lo mas preciado:"su vida" y lo material podría recuperarlo, pero por ahora solo le quedaba morir de frió y hambre, eso pensó cuando de la niebla apareció una luz brillante," debe de ser un shinigami que viene por mi, al menos no tendré frió" pensó, pero se desilusiono al ver que era una pequeña niña de cabello rubio y ojos azules," mi suerte es tan mala que viviré " repetía una y otra ves, mientras su lagrimas caían:
-Oiga señor, usted esta muy viejo para llorar-dijo la niña sonriéndole.
-¡! ¿Como que señor?!! Si no lo ves aun soy muy joven y tu solo eres una mocosa-contesto.
-¡! No me gusta que me griten!! Y no soy una mocosa, soy Rin.
-¿Rin? Para tener tan feo carácter tienes un lindo nombre,¿ y que haces a estas horas de la noche en la calle? y peor aun con este frió-pregunto curioso el chico.
-Es que perdí a mi perro…-contesto triste Rin.
-¿Enserio? Y ¿como es?-Pregunto Kaito
-Es como de mi porte y es igual a mi-Contesto feliz Rin.
Al escuchar tal absurda respuesta hubo un silencio, Kaito dio media vuelta y camino hasta alejarse de Rin, al notarlo la chica corrió tras el, pero Kaito caminaba mas rápido para evitar que lo alcanzasen , cuando sus piernas no pudieron mas se detuvo y ya no había nadie siguiéndolo, eso pensó hasta que se dio cuenta de que había otra luz brillante ante el "Este si debe ser el shinigami que me libre de mi penosa existencia" pensó , pero rápidamente se dio cuenta de que era Rin…pero al ver dos veces noto que no era ella sino alguien parecido que lloraba, y se acerco a ver.
-¿Niño por que lloras?-pregunto culpable por que el chico le recordaba a Rin.
-(sollozando) Por que me perdí…-respondió
-¿Y como te llamas? –pregunto Kaito
-Mi hermana y Mama me han dicho que no hable con extraños-contesto entrecortado.
-Pero yo quiero ayudarte, ya que estas perdido-insistió Kaito.
-Len, ese es mi Nombre.
Antes de que Kaito pudiese seguir averiguando mas del chico, apareció Rin exhausta de correr, se detuvo para poder recuperar el aire y cuando lo logro le lanzo una mirada asesina a Kaito, pero al ver a Len sus ojos brillaban de alegría.
-¡¡¡Perro!!!-grito de emoción Rin y abrazo a Len.
-Riin! Ya te he dicho que no quiero volver a jugar al paseo, siempre me toca ser el perro y me pierdo-respondió Len llorando de la emoción al ver a Rin.
-¡¡¡ESPERA UN MOMENTO!!! , tu niñita me dijiste que se había perdido tu perro y resulta ser que tu perro es tu hermano, ¿estas loca o que?-dijo Kaito furioso.
-¿Cómo sabes que es mi hermano?-respondió Rin desafiante.
-¿He? Es obvio…mmm ambos tienen el mismo color de cabello, ojos, piel y son de la misma contextura y estatura, esta claro que son hermanos y gemelos.-concluyo Kaito.
-Hermana ¿tu lo conoces?-preguntó curioso Len.
-Si, pero no del todo, solo lo seguí por que huyo de mi.
-¿Señor usted no tienen casa? , lo pregunto por que a estas horas todos están en sus casas- dijo Len.
Al escuchar la pregunto Kaito se desahogo explicándole lo que había sucedido a ambos niños, cada detalle y lo patética que era su existencia según el, al escucharlo algo brillo en sus infantiles corazones y decidieron ayudarlo.
-Señor venga con nosotros, de seguro en nuestra casa podrá hospedarse, se lo aseguro, Miku tiene un gran corazón, y… nos va a castigar por escapar para jugar-propuse Len.
-Tienes razón hermano, es una excelente idea, tendremos un hermano mayor para jugar –Dijo Rin animada.
-¡!!Venga con nosotros!!-Dijeron en unísono.
Kaito pensó y dada su condición no podía rechazar tal oferta, no tenia a donde ir y acepto, Rin y Len lo tomaron de la mano para guiarlo hasta casa ,ambos sonrientes , y Kaito feliz al ver que su suerte cambiaba también se contagio del entusiasmo y corrieron tras la luz de la luna , que también parecía sonreírle.
