Harry Potter no me Pertenece. Le pertenece a J.K. Rowling (bueno, tmb a Hermione, je je je)
Era una lluviosa mañana del último día de Julio. Las gotas repiqueteaban alegremente en las ventanas del número 4 de Privet Drive. En la habitación más pequeña de la casa, un joven de 17 años, con cabello azabache y una peculiar cicatriz en la frente, se despertaba muy lentamente. Últimamente no había podido dormir bien, todos los sucesos de su sexto y último año en Hogwarts rondaban su cabeza como fantasmas. ¿Es qué acaso todas las personas que se llegaban a preocupar por el tenían que morir? Sus padres, Sirius, y ahora, Dumbledore. Simplemente aún no terminaba de aceptarlo, siempre había visto a Dumbledore como un mago invencible, entrado en edad sí, pero fuerte, sabio, con respuestas a todo y siempre dispuesto a ayudarlo. Su sola presencia era tranquilizante para el, y el recordar su fragilidad en la cueva del horcrux y su asesinato todavía lo hacían temblar.
Todavía estaba sumido en sus pensamientos, cuando lo recordó: hoy era el día. Sobresaltado, termino de guardar sus cosas en el baúl, reviso debajo de la tabla suelta de su cuarto y saco las cartas que desde hace mucho tiempo había guardado ahí, y las metió en el baúl. Volvió a revisar debajo de la cama y en el armario, no quería olvidar nada. Estaba nervioso. Pronto sería libre y ya no tendría que vivir bajo el techo de los Dursley.
Un singular golpeteo en la ventana fue el que lo hizo desistir de tratar de meter a Hedwig en su jaula. Volteo y se encontró con 4 lechuzas, con las plumas revueltas debido a la lluvia de afuera y con una mirada de reproche hacia el ya que aun no las dejaba pasar. Reconocío a Pig y por fin abrió la ventana. Las lechuzas entraron, se quedaron quietas mientras Harry les quitaba las cartas amarradas a sus patas, le tomaron un poco de la comida y del agua de Hedwig y después remontaron el vuelo de regreso a su casa.
La primera carta era de Ron, una tarjeta de felicitación de cumpleaños:
¡Feliz Cumpleaños Harry! Es genial, ahora los tres ya somos mayores. ¿Querrías venir a festejar tu cumpleaños con nosotros, en la Madriguera? Mamá ya ha preparado todo para tu llegada, todos te estamos esperando, bueno, en realidad papá quizá no este con nosotros, ha estado muy ocupado desde que Dumbledore se ha ido. ¿Sabes? Nunca lo había visto tan preocupado.
En fin, apúrate a dejar a esos muggles horribles y llega lo más pronto posible.
Ron.
La segunda carta era de Hagrid y también traía un paquetito con algo que Harry reconoció como un pedazo de pastel. La letra de la carta estaba emborronada, Harry suposo que al igual que el, Hagrid no había tenido noches muy placenteras después de la muerte de Dumbledore, además era la tarjeta de felicitación más corta que hubiera recibido jamás:
Felicidades Harry. Después que dejes a los Dursley mantente en alerta, no me gustaría que nada te pasara.
Hagrid.
La tercera carta la reconoció como la elaborada letra de Hermione, y para su sorpresa no era ninguna clase de felicitación por su cumpleaños, sino una simple nota:
Espérame en la casa de tus tíos, pasaré por ti a las 12.
Automáticamente vio su reloj, las 11 en punto, aún tenía tiempo.
Cuando bajo las escaleras se encontró a Tío Vernon, a Tía Petunia, a Dudly -y para su gran desagrado- Tía Marge sentados en el comedor. En cuánto vieron bajar a Harry las reacciones fueron inmediatas: la sonrisa de tío Vernon se ensancho –visiblemente feliz por librarse de el- Dudley saliendo rápidamente de la cocina, y Tía Marge, sin saber por qué, se puso blanca como la nieve, y trató de hacerse pequeña, hazaña en la que fracaso terriblemente .
Algo que desconcertó terriblemente a Harry fue la reacción de su tía: tenía los labios fuertemente apretados, los ojos hinchados y rojos, la mano con la que sostenía su taza de té no dejaba de temblar violentamente. Era casi como si estuviera terriblemente preocupada.
Cuando Tío Vernon y Tía Marge abandonaron el comedor, Harry se dispuso a hacer lo mismo, pero Tía Petunia lo agarro del brazo, e hizo lo que nunca antes había hecho: lo abrazo y le dio un beso en la mejilla y dijo:
-Prométeme que te cuidaras ¿si?
Harry estaba anonadado por lo que solo pudo asentir con la cabeza. Después Tía Petunia salió del comedor.
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Espero que les guste, es el primer fic que hago y tengo muchas ideas para el, pero porfa dejen un lindo review que no les cuesta nada y que a mi me hará super feliz
