Ningún personaje "conocido" me pertenece, a excepción de los que yo inventé. Todos ellos pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia es absolutamente mía.
CAPITULO 1
"Profesionalismo"
—Yo… Max, yo no… -la chica bajó la mirada, con duda y sin saber qué decir.
—No digas nada. No ahora. No hace falta, Lucy. –Interrumpió el chico rubio mientras posaba sus manos sobre los hombros de la chica peli-azul que tenía en frente- Pasé lo que pasé, escúchame, estés con quien estés, te enamores de quién te enamores… yo siempre te estaré esperando.
—Max, yo… -balbuceó a la vez que levantaba la mirada para perderse en ese cielo azul que él tenía por ojos.
—Shhh, -le volvió acortar el rubio- No digas nada… por favor, no digas nada. –susurró, mientras que en un acto lento y desprevenido, el chico se iba acercando a ella, hasta posar su frente con la suya; hasta quedar a centímetros de poseer sus tiernos, lindos y carnosos labios.- Tan solo… tan solo déjame ser el primero… el primero en besar tus perfectos labios; el primero en probar tu dulce aliento; el primero que tenga el privilegio de profanar tu boca; déjame ser… aquel hombre que robe tu primer beso.
Y sin más, el chico deshizo el poco espacio que los separaba, para juntar sus labios con los de la chica que, aun sorprendida, no lo rechazó.
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—Y… ¡CORTE! –Gritó un hombre desde su asiento que decía "Director"- ¡Perfecto! ¡Les ha quedado de maravilla, chicos! –sonrió, más su buen humor se fue al caño cuando vio que los jóvenes actores protagonistas lo estaban ignorando por el simple hecho de que seguían compartiendo saliva… o, más bien, comiéndose "delicadamente" entre ellos. – Esto no puede ser posible. –susurró con una venita en la frente.
El hombre se levantó de su asiento, e ignorando los suspiros risueños de las mujeres de la producción que ahí se encontraban, se dirigió hacia el par protagónico que estaba dando tremendo espectáculo en su estudio. Se colocó detrás del chico rubio y, con toda la amabilidad de la que era capaz, le tocó el hombro, sin embargo, el chico no hizo ni la finta de separarse, por lo que el señor tuvo que tomar medidas drásticas y tomarle (para nada gentilmente) el cabello de la nuca y jalarlo hacia atrás, ganándose un quejido del joven.
—Naruto, -se acercó al oído del susodicho y gritó- ¡desde hace HORAS que terminó la escena del beso!
El chico, sobándose el cabello adolorido, se talló la oreja ya también adolorida por el grito de su "jefe", y con una sonrisa mediamente inocente y absolutamente sonrojado, contestó:
—Ah, ¿sí? Creí que aun seguíamos filmando, por eso no me separaba ´ttebayo.- mintió, puesto que si había escuchado el "corte" que había dicho el director, pero prefería hacerse el ingenuo y sordo, sin importar los golpes y gritos que le lanzara su jefe, con tal de seguir disfrutando de los dulces labios de su compañera de reparto, la que por cierto, al mirarla, se le podía ver lo sorprendentemente roja que estaba.- Perdón, Hinata, creo que me pase de tiempo. –se disculpó, aunque realmente no se arrepentía.
—N-No t-te pre-preocupes, Naruto, t-tu solo estabas haciendo tu trabajo. –sonrió amablemente la chica, aun roja de pies a cabeza.
El rubio se limitó a sonreír y a mirarla un buen rato.
Si bien, la primera vez que vio a Hinata fue en el cine, cuando él tenía apenas 8 años, y ella hacia su primera aparición en la pantalla grande con un papel secundario de la sobrina que a veces salía jugando con la tía-protagonista. Desde ese día él había sentido algo extraño en su estomago al verla, como si unos bichos raros estuvieran jugando en su interior, y desde entonces, su deseo de conocer a la misteriosa niña de la película, nació. Por lo que Naruto no se perdía cualquier película, por mínima actuación que fuera, donde salía ella. Incluso, se la había pasado pegado a la televisión día con día, cuando tenía 12 años, para no perderse la serie de "Mi hija, su hija, y el perro" en donde Hinata salía de la hija de la nueva esposa del protagonista… aquella hija que no paraba de hacerle diabluras a la hija mayor del protagonista.
Sin embargo, tal era el afán de Naruto por la joven actriz, que, a la edad de 14 años, hizo tal berrinche, e incluso llegó a chantajear a sus padres, para que lo llevaran a un casting que tenia buena pinta, en donde, por cierto, le dieron un papel pequeño en una película, pero por ahí empezó su exitosa carrera de actor.
Y, por si fuera poco, su personalidad parlanchina había hecho que se hiciera amigo de uno de los organizadores de los premios Oscar, por lo que, contando con la edad de 17 años, casi 18, fue como invitado a dicho evento, en donde por primera vez en su vida, vio muy MUY de cerca a la chica que admiraba; a Hinata Hyuga, la cual, por cierto, estaba nominada en la categoría de "Mejor actriz juvenil" debido a su primer protagónico en películas no infantiles, en la filmación de "Domina" de la escritora Barbara Wood y de un productor del cual Naruto ya había olvidado el nombre; en esa película, Hinata había salido como la ingenua, valiente, lista y luchadora Samantha Hargrave, en la época de mil ochocientos y tanto; Naruto, en cuanto se enteró del nuevo proyecto de la Hyuga, se había puesto a leer el libro, terminándolo meses antes del estreno de éste; y cuando por fin fue al estreno de la película, simplemente se agarró llorando al ver lo excelente que le había salido a Hinata hacerla de Samantha, con el cabello ondulado y el espíritu firme de estudiar medicina; lo único, lo ÚNICO malo de esa cinta, en el que Naruto tuvo que cerrar los ojos para no ver, fueron eso besos castos que Hinata se vio OBLIGADA a darle a esos hombres, que bien, estuvieron relacionados con Samantha. Sin embargo, ella había sido perfecta… más en aquel entonces, aunque era muy impulsivo y quiso ir a pedirle un autógrafo, su mamá lo regañó, diciéndole que no hiciera uno de sus "papelitos" pues ahuyentar a la chica, lo cual fue un gran consejo, puesto que, según palabras de su madre, él parecería un acosador.
Ese día, Hinata había ganado su primer premio Oscar, y, aprovechando el acontecimiento, Naruto le rogó y le suplicó a su nuevo "jefe", productor de la película para la cual Naruto ya había firmado, que le presentara a Hinata Hyuga. El productor, ya harto de los chillidos del rubio, le hizo el favor, presentándolos al final de la ceremonia, en donde Naruto no perdió la oportunidad de felicitarla y darle un beso en el dorso de su mano, como buen caballero que era, provocándole un pequeño sonrojo a la chica.
No le fue fácil, pero después de insistirle durante meses, el productor que los presentó le facilitó el número privado de la chica, a la cual ya había tratado cuando ésta era niña. Y así, después de tremenda sorpresa cuando la chica contestó el teléfono y escuchó la voz de él, fue como comenzaron a hacerse amigos.
Solo amigos y nada más que amigos.
Por lo que cuando le ofrecieron el papel protagónico de la adaptación de una novela de la escritora "Kinara", y al saber de boca propia de Hinata que ella seria Lucy, la protagonista mujer, aceptó de inmediato.
Y si que no se perdía la oportunidad de aprovechar una situación.
Hinata le gustaba… ¡no! ¡Estaba enamorado de ella! Y besarla… era el paraíso.
—Bueno, supongo que es todo por ahora. Pueden irse a sus casas, ya mañana le seguimos. –dijo el director. Pero, de repente, su mirada se posó en ambos chicos protagónicos, y les dijo:- Ustedes, a mi oficina, ahora. –ordenó.
Los dos jóvenes se miraron desconcertados… ¿qué habían hecho ahora? O ¿por qué motivo, razón o circunstancia los iban a regañar?
—Iruka, por favor, si te vas a quejar por el tiempo del beso, mejor solo regáñame a mí, que fui el que no te escuchó dattebayo.
—No es por eso. Es un asunto más… delicado. Los espero a ambos en una hora en mi oficina, después de que se quiten el vestuario y maquillaje. –y sin más, dio media vuelta y desapareció.
Naruto se colocó las manos en la nuca, en pose despreocupada, y miró de reojo a su amiga, la cual seguía roja.
—En serio, Hinata, perdón si te incomodé. –Se disculpó, nuevamente.- Ya sabes… solo actuaba.
—Lo sé… no te preocupes, Naruto, yo entiendo. –sonrió.
—Oye… ¿qué harás después de salir?
—Pues… realmente nada en especial; Neji y Hanabi fueron a un partido de hockey, y papá y mamá están en Francia arreglando unos asuntos de la empresa. ¿Y tú?
—Mamá y papá están, otra vez, en su luna de miel, por su aniversario, así que también estaré solo… ¿T-te parece si vemos películas hasta noche y comemos pizza? –dijo, sonrojado.
—Me parece una idea excelente. –La chica volvió a sonreír, más abiertamente, para después dar media vuelta.- Si no te importa, iré a mi camerino a arreglarme.
—Ok, nos vemos en la oficina.
—Hasta entonces.
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El director Iruka estaba caminando con desesperación de un lado a otro, esperando a que sus dos estrellas llegaran de una buena vez.
Lo que les iba a decir no era nada fácil de digerir.
Los iba a traumar, eso era seguro.
Miró el reloj: 9:22 pm.
¿Por qué se tardaban tanto esos mocosos?
De repente, la puerta se abrió, dejando escuchar a su paso las risas de la ojiperla al ser atacada por el ataque sorpresa de cosquillas de Naruto.
—Haber, niños, ya siéntense. –les dijo, sobándose las sienes. Esos dos parecían niños pequeños.
Ambos chicos tomaron asiento frente a Iruka, el cual se sentó atrás del escritorio.
— ¿Y qué cosa "tan importante" nos quería decir ´ttebayo?
Iruka los vio con detenimiento, poniendo su semblante más serio, para después suspirar y comenzar.
—Chicos, lo que les diré no será fácil, pero no he podido rechazar la propuesta; verán, -volvió a suspirar, cansado- el hijo de uno de los patrocinadores del filme, me hizo la "sugerencia" de una escena… mmm… ¿cómo decirlo?... un tanto comprometedora, que en el libro de Kinara tan solo viene mencionado, más no descrito como tal; cuando me dijo de qué se trataba, yo me negué rotundamente, pero el joven amenazó con convencer a su padre para retirar los fondos invertidos, y eso no nos convenía en lo absoluto, por lo que al final accedí.
—No te vayas con rodeos, viejo, y ya dilo.
—Naruto. –le regañó Hinata; en ocasiones su amigo era muy desesperado.
—Bien, pues, he accedido a meter la escena propuesta en la película. –soltó en un suspiro aun más agotado.
—Y ¿qué hay de malo en eso, Iruka? –preguntó esta vez Hinata, intrigada.- Si es por los diálogos, no te preocupes, que Naruto y yo nos lo aprenderemos de inmediato.
—No es por los diálogos… eso, créanme, que ustedes solitos los improvisaran. –se sonrojó a la vez que buscaba entre los cajones del escritorio unos papeles. Cuando los encontró, volvió a mirar a los chicos, ahora con cara de preocupación.- Díganme, ¿cuántos años tienen?
— ¡Qué pregunta tan más tonta, jefe! –Se burló el rubio- Eso usted ya lo sabe.
—Pero quiero que me lo repitan antes de arrepentirme de haberlos elegido para los papeles que tienen.
Naruto y Hinata lo vieron curiosos… ¿de qué hablaba? Si los había elegido a ellos era porque sabían actuar y los personajes les caían como anillo al dedo.
—Pues Naruto tiene 22 años, -contestó la peli azul- y yo tengo 20. En un mes cumpliré los 21.
—Bien, pues ambos ya pasan de los 20 años y son mayores de edad, así que supongo que no estaré corrompiendo las leyes. –dijo más para sí que para los presentes- Así que tengan, lean la nueva escena. –les entregó las hojas que la autora, Kinara, le había entregado a él por petición del hijo del inversionista.
Ambos chicos tomaron desconfiados las hojas y comenzaron a leer.
A media página Naruto ya estaba sonrojado hasta las orejas, y Hinata, bueno, ella estaba a punto del colapso.
—Esto… es un broma ¿verdad? –preguntó entre nervioso, asustado y medio alegre el rubio, volteando a ver a su amiga.
La chica no podía ni pronunciar palabra.
—No. –Contestó el director- Lamentablemente no es ninguna broma, chicos.
-Pe-pero e-esto po-podria con-contar c-como una violación a nu-nues-nuestra persona. –tartamudeó la chica con los ojos totalmente abiertos de par en par, sin contar que poco le faltaba para que le saliera humo de las orejas por lo roja que estaba.
—Eso ya lo sé, Hinata, pero si perdemos a éste inversionista, el presupuesto no nos alcanzaría ni para sostener la mitad de la producción.
— ¡Al diablo la producción! –Se exaltó el rubio- ¡Esto no estaba en el contrato, Iruka!
—Ya lo sé. –El nombrado se sobó por enésima vez las sienes ese día- Pero no puedo hacer nada al respecto. Ya pensé en todas las posibilidades para no hacerlo y seguir filmando, pero sin el dinero de éste accionista, estaríamos endeudados aun después de estrenar la película, especialmente por los vestuarios de época.
— ¡¿Y eso qué?! –Gritó el chico, levantándose de su lugar y azotando el escritorio con sus manos- ¡La mitad de la película está basada en la época actual!
—Pero la primera mitad se basa entre el siglo XVI al siglo XVII aproximadamente, Naruto. Y esos vestidos, los que utiliza Hinata y las demás mujeres de reparto, no son exactamente muy económicos, especialmente en nuestros días. Incluso la ropa y los cambios que tú usas son bastante caros. Necesitamos ese dinero para que ésta producción salga. Además, ya he hablado con la autora, con Kinara, y fue ella la que escribió eso… -señaló las hojas- dijo que en la pantalla se vería grandioso, más es una escena que desde el principio ella imaginó, pero no puso en su libro porque hasta a ella le contaba trabajo escribir esa clase de cosas.
— ¡Pero…!
—Y ya no se pueden echar para atrás. –Le interrumpió- Tengan en cuenta que de éste proyecto no solo dependen sus sueldos, sino también el de todo un grupo sofisticado y humilde de personas trabajadoras que esperan llevar un poco de pan a su mesa para alimentar a sus hijos, hermanos o padres. Así que, por favor, tengan algo de consideración.
Naruto bufó, volviéndose a sentar en el cómodo sillón de una persona; y no estaba molesto con la escena, claro que no, pues eso alimentaria una de sus fantasías más perversas, pero si se sentía mal porque Hinata, su niña bonita, también tendría que participar en algo tan… inmoral.
—Está bien. –Dijo la chica- Lo haré, Iruka, pero solo por esos compañeros y amigos de trabajo que necesitan el dinero.
Tanto el nombrado como Naruto miraron sorprendidos a la chica tímida y sonrojada que tenían al frente/al lado, y no pudieron evitar abrir la boca.
— ¡Pe-pero Hinata, ¿en verdad…?!
—Tan solo es actuación, Naruto, -respondió aun sonrojada, sin verlo a los ojos- no es como si lo fuéramos a hacer de verdad.
— ¡Pero ¿en dónde tienes la cabeza hoy?! ¡¿Has leído bien, acaso?! ¡Nos están pidiendo que tengamos SEXO! ¡Tú y yo!
—Pero solo tenemos que actuar. –Se respaldó Hinata- Tan solo tenemos que fingir que lo hacemos, y listo.
— ¡Pe-pero…!
—Es como cuando en escena me besas. –Se justificó- El beso tan solo es fingido. No es real.
Y, como si hubiese sido un golpe bajo, Naruto se entristeció. Le dolió. Para él los besos sí eran más que reales… pero para ella, tan solo era trabajo.
Por supuesto.
—Además, esto aumentaría nuestro estatus como actores, Naruto. Demostraría nuestro profesionalismo.
El chico miró hacia el suelo, huyendo de la mirada de la ojiperla, para después decir:
—Sí, supongo que tienes razón. Aceptó.
Hinata iba a decir algo más, cuando Iruka la interrumpió:
—Pues ya que aceptaron, ya no me siento como un maldito pervertidor de niños. –Sonrió.- Ahora tan solo espero que sepan cómo hacerlo para que salga lo más extremadamente perfecto posible, porque supongo que saben cómo hacerlo ¿verdad? –Pero ninguno de los chicos dijo nada, tan solo se limitaban a pestañear, confundidos- Me refiero a que si saben el… mmm… "ambiente" que tienen que crear para hacernos creer que lo están, bueno, que lo están haciendo. –más ninguno de los dos contestó- ¿En serio que quieren que lo diga? –No hubo respuesta- Quiero decir que si saben los movimientos y ruidos que tienen que producir para que sea creíble. –Naruto y Hinata inclinaron la cabeza hacia un lado, con una ceja alzada, sin entender el punto, lo que provocó que Iruka se sonrojara- Por favor, díganme que alguna vez en su vida, por mínimo que fuera, han tenido… bueno… am…
— ¿Tenido qué? –cuestionó ingenuamente el rubio.
—Relaciones sexuales. –susurró, como si decir esas dos palabritas fuera el peor crimen de todos. Sin embargo, fue lo suficientemente alto y claro para provocar que a los jóvenes se les subiera toda la sangre del cuerpo a la cara- Esperen… ¿son vírgenes?-soltó entre asombrado y curioso.
—Esa, mi querido viejo, es una de las pocas preguntitas que NO SE LE HACE A LAS PERSONAS. –Terminó gritando el rubio, quien más rojo no podía estar.
— ¿Es en serio? –preguntó aún incrédulo el director.
—Si piensa que le vamos a contestar esa pregunta ¡está loco! –Vociferó- Eso es algo muy personal, y que para varear, no le incumbe ´ttebayo, ¿verdad, Hinata?
—Es… es un asunto muy privado, Iruka. –concordó la chica, intentando no desmayarse.
—Ambos son vírgenes. –susurró el director, provocando mayor enojo en Naruto.
— ¡Si hubiera querido personas que tuvieran experiencia en esas cosas, hubiera contratado artistas porno! ¡No a nosotros dattebayo!
—Créanme cuando les digo que los escogí porque eran los mejores para los personajes; yo nunca creí que esto pasaría. Sin embargo, ya aceptaron, y no pueden retroceder. Aunque véanlo por el lado amable, Hinata, Naruto, podrán aprender juntos. –Ambos chicos se congelaron en sus asientos- Necesitan práctica para que la escena les quede fenomenal, así que pónganse manos a la obra para…. Am… practicar entre ustedes dos.
El silencio se hizo presente, hasta que Naruto fue el primero en reaccionar. Se levantó de su asiento y prácticamente brincó hasta donde estaba el director de la película para, después, tomarlo de las solapas de la camisa y sacudirlo con tal fuerza que estaba mareando al pobre Iruka.
— ¡¿Es que ustedes están locos?! –Se exaltó- ¡Es la dignidad de Hinata y la mía la que están en juego, malditos depravados! ¡Y seguro que ni Hinata ni yo permitiremos que jueguen con nosotros de esta forma, ¿verdad, Hinata?! –Sin embargo, no obtuvo respuesta- ¿Hinata? –volteó a ver a la susodicha, descubriendo que ésta estaba totalmente desmayada en su asiento de piel. -¡Hinata! –soltó a su jefe y fue directo a la chica, preocupado- Despierta, Hina, tenemos un asunto muy importante que tratar.
Pero la chica definitivamente no tenía ni una pisca de conciencia despierta.
—La escena la grabaremos en más o menos un mes, después de la vacaciones de navidad, para que tu y ella se vayan preparando. –dijo el director, recargando la cabeza en el escritorio para evadir un poco el mareo.
— ¡Esto aun queda pendiente, Iruka! –atacó antes de cargar a su amiga entre brazos, para salir y subirla al asiento trasero de su auto, con rumbo a la casa del rubio.
Acostarse con Hinata era uno de sus deseos íntimos más oscuros, pero no quería hacerlo de ésta forma… él creía en el amor, en que algún día Hinata pudiera sentir por él algo más que amistad, y de esa manera, entregarse el uno al otro, por amor, no solo por trabajo o deseo carnal.
El día en que Hinata se enamorara de él, él no tendría sexo con ella, sino que él le haría el amor.
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N/A: Hola personas lectoras!
Ya sé que me van a regañar por subir un nuevo fic y no haber actualizado mis otros dos fics, pero les prometo que todas mis historias se seguirán actualizando, solo que no pude aguantar a subir esto q apenas se me ha ocurrido hace unas horas.
Espero que lo disfruten! Y por favor, déjenme sus preciados reviews! Son de suma importancia para mi!
Hasta la próxima! Si es que quieren próxima, claro.
