APRENDIZAJE SILENCIOSO
No puedo entender porque las personas dicen por ahí
Que tu eres un ser sin alma ni corazón
No comprendo porque el mundo te ha de tener miedo
Ni siquiera el deseo de verlos tenerlo
Aun si tú sientes que eres malvado
Yo te puedo asegurar, que tus ojos no me pueden engañar
Delatan aquella parte buena que los demás no encuentran
Y que tú mismo niegas tenerla
No era de sorprender que aquel pelinaranja en ese punto fuera una de las personas más queridas en ese instituto, siempre brindando su ayuda si los demás la requerían, o encantando a todos aquellos que podían notar la forma cautivadora en que trataba a los demás. Todos estaban conscientes de que era un alma aventurera y nómada, una persona que era incapaz de mantenerse tranquila o en un solo sitio pero que era capaz de darlo todo por tan solo ayudar a otros y mostrar que en cada uno existía bondad, que todo mundo tenía un lado bueno sin importar que tan mala fuese o pareciera.
Era la fe en ese sitio, era la esperanza en carne y hueso.
Aunque las consecuencias de eso era que tendía a ser bastante distraído, un poco ingenuo y confiado, tan cambiante de humor extremo, inocente y otras cosas pero para eso estaba Sylvia, cuidar que ninguna de esas cosas lo afectara o que otras personas tomaran ventaja sobre eso. Por algo eran mejores amigos aun si sus actitudes no fueran exactamente similares.
Pero Sylvia era la fuerza que él no tenía y Wander la calma que ella podía perder fácilmente.
Y eso era así, las cosas tenían su forma de mantenerse en calma pero en ocasiones, cuando a ellos los separaban podía surgir el caos por algo tan insignificantes…o alguien que tenía toda la importancia de su curiosidad.
-Oye, Peepers, oye- hablaba en bajo intentando llamar su atención sin verse a la necesidad de interrumpir a otros –Peepers ¿Me escuchas?-
Al ver al más bajo no hacer ninguna señal de entendimiento o el de tan siquiera darle la indicación de si escuchaba o no termino por aventarle varias bolas de papel hasta que finalmente lo miro, con la misma cara de molestia que siempre recibía de su parte.
-¿Qué es lo que quieres ahora?-
-¿Cuánto falta para acabar esta clase?-
Y se vio nuevamente ignorando teniendo que hundirse en hombros, tal vez podría preguntarle al de al lado pero Peepers le agradaba, le parecía divertido cuando se molestaba a la vez que le era adorable. Nunca podría verlo con la misma seriedad que este demandaba probablemente por eso siempre se encontraba irritado por algo siempre trataba de hacerle sentir contento y para nada fastidiado.
-Pueden retirarse pero no olviden que hoy hay junta para todos en el auditorio principal, intenten no llegar tarde saben bien que el director no soporta el retraso- miro a cada uno antes de apuntar con su mirada a cierto chico que se encontraba jugando con su lápiz –Va dirigido principalmente para ti joven Yonder, intente ser puntual esta vez y evite tener problemas con el director-
-Haré mi mejor esfuerzo señor Wock-
Solo pudo observar como las personas empezaban a retirarse teniendo que seguirlas para ir a buscar a Sylvia y poder retirarse juntos a donde de vez en cuando todos se encontraban reunidos para recibir noticias importantes.
De vez en cuando saludaba a las personas que mencionaban su nombre para llamar su atención, algunos iban y lo abrazaban solo haciendo que correspondiera alegre, a veces teniendo que decir que no era necesario que le agradecieran y como era comúnmente siempre preguntaba por ellos. No era de hablar de sí mismo, sentía que eso estaba fuera de lugar por eso prefería concentrarse en los demás; siguió saludando hasta sentir que chocaba con algo, teniendo que distanciarse unos centímetros para ver con quien tuvo ese pequeño accidente.
-Lo lamento mucho, yo no quise…-
Termino sin concluir la frase, solo teniendo que encontrarse con aquellos orbes tan brillantes y llamativos. Le distraían mucho, eran tan deslumbrantes que le gustaba e ignoraba mucho que los demás estuvieran viendo eso escena con cierto terror y asombro, aunque bueno, Wander no tenía ni la más mínima idea de con quien había chocado.
-Son bonitos-
-¿Qué?-
Pudo sentir como alguien colocaba una mano en su hombro teniendo que despertar y alzar la vista un poco más para encontrarse con su amiga quien solo lo hacía caminar hacia atrás.
-Lo lamento mucho, el es un poco distraído pero no volverá a pasar- comento antes de obligarlo a caminar en dirección contraria de donde se encontraban –Vamos Wander, será mejor que nos vayamos-
-De acuerdo- no se opuso, ni le complico el hecho de llevárselo pero no podía dejar de mirar hacia atrás intentando encontrar entre sus pensamientos esa mirada pero no llegaba a nada, era como si nunca se hubieran encontrado, no podría olvidar esos ojos -¿Quién era él?-
-Alguien a quien debes evitar si no te quieres meter en problemas-
No comprendió, no parecía ser alguien malo como para estar adecuado a esa advertencia.
-No parecía ser malvado-
-Pero lo es, amigo, estamos hablando de Hater, el odia todo lo que tenga que ver con la música alegre, o la esperanza y las buenas acciones cosa que eres tu- se detuvo cuando sintió que ya no era necesario seguir caminando –Quiero mantenerte a salvo, aléjate del director-
En realidad, eso explicaba mucho, nunca supo quien dirigía a toda la preparatoria, o si el retrato de esa persona que se encontraba en el pasillo de los trofeos era quien estaba encargado de ese lugar. Ahora esas dudas eran correspondidas y se reemplazaban por unas nuevas.
-Pero se ve muy joven…-
-Tomo el puesto de su padre cuando falleció, en esos momentos el lugar era un poco más apagado y temeroso por eso nadie se acerca a la dirección o desea acercarse a este, la perdida lo afecto demasiado y se convirtió casi en un tirano por eso es mejor que lo evites, las personas se han animado un poco desde tu llegada y nadie quisiera verte en detención-
-No es su culpa, solo necesita alguien que lo intente animar-
-No seas tú esa persona o te meterás en problemas-
Tal vez debería escuchar a su amiga, tal vez debía obedecer a Sylvia y dejar las cosas tal y como estaban…
Pero eso le quitaría una nueva aventura.
-Todo saldrá bien, ya lo veras-
Wander era muy bueno ayudando a las personas como a la vez era excelente metiéndose en problemas que lo llevaran a detención donde de vez en cuando podía estar cerca de aquel hombre que tanto atraía a su ser, las personas no comprendían el por qué hacia un esfuerzo enorme por lograr estar cerca de su lado. Pero deseaba entender porque este odiaba tantas cosas o la razón de que se comportara de esa forma tan compulsiva que lo dejaba con una reputación para nada deseable; no podía dejar que otras personas lo definieran cuando este mismo ni siquiera podía describirse y eso no era justo.
No era una autoridad para declarar que cosas lo eran o que cosas no, pero dejaba guiarse por su instinto y estaba consciente que cosas no permitiría.
-Vamos, solo quiero que me diga quién es usted Don Odion-
-Deja de molestar con eso Wander y te lo he dicho miles de veces, no me llames de esa forma-
-Dejare de llamarlo así cuando usted admita que solo quiere a alguien que lo haga sentirse feliz-
-¿Por qué siempre quieres meterte en problemas para molestarme con esto? ¿Qué tan difícil era ser como los otros?-
-Otros lo juzgan yo no quiero hacer eso aparte dices que odias muchas cosas ¡Queda perfectamente que te diga Odion!- defendió las razones por las cuales se encontraban en ese lugar –Y, me gustaría ser la persona que le haga comprender que no todo es malo y si la única forma de que me haga caso es terminando aquí pues bien ¡Espero que tenga un lugar especial para mí!-
Frunció el ceño, teniendo que rodar los ojos y tomar la punta de su nariz para suspirar –Eres irritante- sintió su mirada sobre el teniendo que mirarlo fijamente y torcer la boca -¿Qué?-
-Me siguen gustando tus ojos, son muy lindos-
Tuvo que mirar a otro lado, cada vez que decía aquello, cuando el otro empezaba a decirle todas las cosas que e parecían atractivas de su persona su rostro empezaba arder. Estaba tanto tiempo con el menor, pasaba tanto rato junto con el más bajo que por momentos el mismo muy en el fondo se encontraba confesando que era lindo, un algodón de azúcar andante. Le molestaba un poco, quería molestarse siempre por eso pero después de un punto, de verlo siempre sonreírle fue imposible odiarlo.
No sentía la necesidad de detestarlo como a la gran parte de la existencia.
-Eso no cambiara nada, sigo molesto por encontrarme siempre aquí intentando corregir algo que no es malo ni un caos, solo haces que mi trabajo como director y maestro se complique ¿No quieres hacerme un favor e irte ya a ser normal? ¿Qué tan difícil es eso?-
-Por favor, quiero ayudarlo ¡Quiero hacerlo sentir feliz! Deme la oportunidad de mostrarle que no todo es amargura y maldad, permítame enseñarle las cosas que se puede perder si decide amargarse-
-¡Tu no me harás sentir feliz, ni hoy ni nunca! ¿Esta claro?-
Le reclamo llegando a sonar exagerado, pero no estaba acostumbrado a tanta atención, a tanta ternura y delicadeza y que alguien de repente se interesara en el era incomodo y raro, no tenía ni idea de cómo reaccionar o actuar, por todos la galaxia ¡Si había veces en que tenía que apoyarse de aquel estudiante que parecía estar enterado de más cosas que él en todo su vida! ¿Cómo esperaban que enfrentara eso solo?
-Mientes- sentenció, teniendo que pararse de su asiento –No hay necesidad de hacerlo conmigo, no lo culpare por sus acciones- dijo con más suavidad, con una voz baja y calmada
Solo tuvo que mirarlo avanzar hacia su dirección para alzar una ceja –Yo no miento, y deberías volver a tu lugar ya conoces las reglas- ordeno, pero solo pudo darse cuenta que el otro lo iba a ignorar por lo cual hizo un bufido
-Claro que lo haces, tus ojos me lo dicen, no quieres estar solo pero está bien, no lo estás aquí estoy yo-
-No sé de lo que hablas-
-Por supuesto que sí-
-Wander por última vez ¡Regresa a tu lugar!-
Sintió como aquellas manos pequeñas y suaves tomaban las suyas, haciéndole sentir un extraño cosquilleo teniendo que mostrar incomodidad ante esas acciones. No podía darle importancia a eso pero lo hacía, y aquello era lo que complicaba tanto esa escena, trataba por no sentirse raro ni mucho menos que su rostro empezara a adquirir color, pero esa irritante sonrisa del otro, esa mirada ilusionada solo ocasionaba disgusto, apaciguaba todo lo que era.
Apagaba su ira y disgustos, controlaba todo aquel odio que deseaba tener en esos instantes.
-Si tú quieres que me vaya quiero que me lo digas ahora, quiero que me mires a los ojos y me digas lo que realmente deseas-
Tenía la oportunidad de tener paz en esos instantes, podía conseguir calma en un futuro con algo tan simple, algo tan sencillo.
Solo se necesitaban un par de palabras.
Entonces ¿Por qué no podía pronunciarlas?
-Yo…-
Le desconcentraba aquella seguridad que el otro transmitía, ese brillo único que no podía encontrar en otras personas, que nunca se topo en su vida y ahora en sus 25 años aseguraba que ni siquiera en un futuro podría encontrar algo tan ilusionado como esos orbes esmeralda.
-Yo quiero…-
No podía pensar con claridad, su rostro era aquel gran distractor que lo desconcertaba en cada segundo, no lograba ni siquiera estar seguro de lo que era o debía sentir, era como si aquel chico de 17 años pudiera jugar con él como si fuera algo de todos los días, como si en realidad aquello valiera la pena. Y en ese punto no sabía si en realidad el llegaba a valer la pena para que el otro pusiera tanto esfuerzo en lo que ni el mismo podía asegurar.
-Quiero arrepentirme de esto-
Dejo de pensar y se dejo controlar por sus acciones, solo teniendo que levantar a este para besarlo de una forma brusca y desesperada, como si con ello pudiera callar todo lo que le molestaba de su persona y extinguir las cosas que realmente le gustaban, tratando de encontrar coherencia en ese mar de desastre.
Quería saber si con este finalmente podía dejar de estar perdiendo los estribos.
-Sera mejor que vuelvas a clases, ha sido suficiente por hoy, no quiero que la gente se preocupe y piense que algo ha pasado-
No espero ni un segundo, solo lo bajo y salió de aquel sitio tan rápido como el ritmo en el que ahora se encontraba su corazón.
-Supongo que de estos problemas hablaba Sylvia- comento en bajo, sintiendo su rostro caliente y un dolor en el pecho –Me pregunto si soy el único en sentir esto, tal vez sea algo malo y él un poco mayor pero…se sintió real, sentí que puedo hacerlo feliz- estaba animado, tan confundido y sin idea de que hacer, estaba nervioso, en ese punto no sabía si estaba haciendo bien o mal –Sylvia me va a matar si se entera-
Y a pesar de eso su cabeza insistía en volver a repetir eso, en mostrar que tal vez, aquello era mejor para ambos y probablemente para todos.
Aun si resultaba extraño.
