Disclaimer: Los personajes corresponden en derecho de propiedad a sus respectivos autores, esta historia es sin fines de lucro. Solo con el único fin de entretener a un público lector; de una fan para fans.
Quédate a jugar
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— Ash por favor, necesito esos documentos —. Ahí estaba por fin, esa era la voz de su pelirrojo jefe, comenzando a presionar.
La tarde caía y podía calcular que eran más o menos las seis de la tarde en la Liga Pokémon. 6:13 corroboró en el reloj de pared que yacía frente suyo. No podía creer lo rápido que la noche comenzaba a caer; había pasado todo el día y él seguía ahí revisando documentos por montón, plasmando su firma en cada una de ellas.
— Justo acabo de terminar —, respondió poniéndose de pie, con la intención de ir hacia la puerta donde Lance lo esperaba, pero le sorprendió notar cierta humedad en toda su espalda, incluida la parte baja; cuando despego su cuerpo de la silla de piel en la que había pasado sentado. Sintió una leve pero refrescante brisa cuando despego su camisa azulada de su sudada piel.
Aquellos días la temperatura había subido intensamente, consecuencia de una temprana llegada del verano a la región. Aún con el aire acondicionado del edificio encendido, su cuerpo resentía el bochornoso clima.
Después de estirarse para recuperar su postura habitual, tomó el último trio de hojas engrapadas que había estado revisando y las depositó dentro de un folder tamaño carta de manila, para después tomar un bonche más de folders similares y llevarlos donde el alto hombre aún lo esperaba.
— Aquí esta, justo como los necesitas ¿Puedo irme a casa ahora? — Preguntó con un evidente tono de cansancio.
No sabía de dónde rayos podían salir tantas peticiones. Si no era un líder de Gimnasio solicitando días de asueto o cuotas extras para mejoramiento de los gimnasios; era la Meseta añil pidiéndole aprobación para este o aquel evento. Cual fuere la petición, debía ser respondida por el actual Maestro Pokémon. Y eso era él. Ash Ketchum, Maestro Pokémon y representante de Kanto. Así era, y es que después de tanto tiempo había logrado terminar de viajar para regresar por su revancha a la Liga de su región natal. Ganándola.
No podía negar que le había tomado varios años lograrlo, pero había conseguido ser el mejor; como prueba estaban sus seis años invictos, y era más feliz de lo que pudo haber imaginado aquella lejana mañana cuando obtuvo un Pikachu desobediente. Sin embargo, nunca, nadie le dijo que cumplir su sueño le traería también este tipo de tediosas obligaciones. Él debería estar afuera entrenando, teniendo batallas pokémon, persiguiendo especies legendarias; cualquier otra cosa, pero no sentado con una pila de papeles que revisar.
Al menos su consuelo es que podía decir que su tortura ese día había terminado.
— Eres libre Ketchum —, le respondió el pelirrojo hombre quién recibía la torre de papeles. — Recuerda que debes traer el reporte que el profesor Oak y su nieto te entreguen acerca de su investigación —, le volvió a decir mirándolo con seriedad para después dar media vuelta y retirarse.
El pelinegro suspiró pesadamente, no entendía por qué eran tan importante esas investigaciones, por lo que había escuchado de Gary, la última vez que visitó la reserva Oak y a sus Pokémon; sólo intentaban averiguar algo acercar de unas huellas que habían encontrado, pensaban en un nuevo tipo de Pokemon. Al menos eso le había dicho. Y no es que no fuera importante pero de eso solo había pasado un mes, y no entendía por qué necesitaban de la presencia de un representante de la Liga. Incluso Lance le había dicho que solo Oak podía informarle y que debía ser personalmente. En cualquier otra situación habría venido Gary directamente a dejar los dichosos reportes.
Pero no se podía quejar, tanto. Tenía toda la semana libre para ir. Después de eso tendría que comenzar a revisar cada uno de los gimnasios y evaluar el desempeño de los líderes, antes de que los nuevos novatos salieran de viaje, y eso significaban batallas y él, encantado. Además aprovecharía el viaje y visitaría a su madre en Pueblo Paleta.
Dirigió su mirada al ventanal que se encontraba atrás de su escritorio y observo como era que la noche había terminado de caer y el Bosque Verde en esas circunstancias se sumía en una oscuridad total. Sin pensar en más, tomó su chaqueta de la silla que había estado ocupando a lo largo del día, y de ella sacó las llaves de su auto; esperando llegar a Celeste antes de la cena.
Salió de su oficina después de haber apagado las luces dentro de esta y revisando que estuviera todo en orden comenzó a recorrer, con pasos rápidos; los largos y solitarios pasillos del décimo piso en el que se encontraba. Notando como las luces se encendían ante cada paso que daba.
Justamente hacía aproximadamente cuatro meses que el presupuesto de la Liga había permitido una restauración a la infraestructura del edificio central, y con dicha renovación llegaron esas luces sensibles al movimiento, con la justificación del ahorro de energía; observó el final del pasillo y la oscuridad que rodeaba al piso en general, ya que la mayoría de los empleados, a esa hora, se habían retirado ya. Una vez que entro al ascensor, y aún con las puertas metálicas abiertas notó la luz encendida en un par de oficinas, además de la de Lance.
Y así, el elevador no tardo en bajar hasta el recibidor, dónde las luces totalmente encendidas lo recibieron—. Buenas noches Andrea, espero Lance no te deje salir muy tarde —. Saludo. Ahí, solo se encontraba la recepcionista, la cual era una chica joven, rubia. A la cual en realidad no le prestaba especial atención pero con la que había mantenido una cordial convivencia laboral. Se detuvo un momento frente al mostrador, dónde ellas se encontraba.
— Buenas noches Ash, no se preocupe —, le sonrió, mientras guardaba en su bolso color rosa el pequeño espejo con el que intentó arreglar su cabello momentos atrás. — Saldré antes que el jefe hoy —.
— Que bueno, en ese caso yo también me retiro.
— Salude de mi parte a su esposa y a los pequeños — se despido la rubia al ver a Ash a punto de salir por la puerta principal hecha de cristal pesado, él regresó la mirada y le sonrió.
— Claro, le pasaré tus saludos y los de Lance a Misty —. Sin una palabra más que decir salió del amplio lugar directo al estacionamiento y dándole una última mirada a la imponente construcción, subió a su coche de tono oscuro.
El calor aún se sentía en el ambiente, pero le era grato sentir el viento pegarle en la cara debido a que traía la ventana del coche abajo. El aroma a hierba comenzó a hacerse más notorio, pronto una pequeña llovizna, la cual refresco mínimamente el ambiente; lo sorprendió, pero sin dejar que esto lo molestara disfrutó de la fragancia de la tierra humedecida. Ahora era claro que ya había dejado la Calle de la Victoria y su alumbrado público acercándose cada vez más al Bosque Verde, el cual se conectaba a un atajo que poseía la ruta 22, evitando así pasar por Ciudad Verde. No tardo en sentir el camino terroso, confirmando así el lugar en dónde se encontraba. Aunque la urbanización actualmente era muy diferente a la que recordaba de cuando era niño, agradecía que se había evitado invadir innecesariamente lugares como lo era ese bosque, respetando así el hogar de muchos pokémon.
Así, atravesaba el lugar con solo las luces altas de su coche, las cuales alumbraban el camino, dónde un letrero era el que le devolvía el reflejo.
'Ruta 2, Bosque Verde - Ciudad Plateada 30km'.
Ash comenzó a bajar un poco la velocidad, pronto llegaría a la entrada de la nueva autopista que salía de la Ruta 2 y bajaba por el Monte Luna para de nuevo subir en desviación a Ciudad Celeste.
Aunque había sido una buena idea ese camino, generalmente pocos autos la recorrían debido a que el Bosque Verde últimamente había sido protagonista de diversos cuentos de terror contados por las nuevas generaciones de entrenadores que hacían su viaje como entrenadores. Para muchos no eran más que simples tonterías, seguramente solo era algún tipo fantasma haciendo bromas a los niños. Como fuere, aun así el bosque era muy oscuro, mucho más de lo que él lo recordaba de su propio viaje hace años, tal vez se debía a la gran espesura que ahora poseía el lugar.
'Ruta 2, Bosque Verde - Ciudad Plateada 10km'
Leyó el cartel pasándolo de largo. Fue en ese momento que vio de reojo la pantalla de su pokegear resplandecer. Había recibido un mensaje, seguramente de Misty, así que bajando las luces del coche decidió orillarse, para detenerse a responder; con solo las direccionales y el limpiaparabrisas en modo intermitente funcionando, el cual limpiaba las gotas de la pequeña llovizna que aun caía sobre él.
"¿Crees que llegues pronto a casa? Los niños no quieren cenar sin ti."
Fue el mensaje que leyó, y con una sonrisa intento responder y decirle que llegaría en al menos una hora, pero inmediatamente el aparato le regresó el mensaje. Intentó marcar, pero jamás hizo contacto, ahí notó que su señal era inexistente y solo para emergencias.
— Esta es una emergencia —, se dijo a si mismo mientras recordaba diversas ocasiones en las que el Gyarados pelirrojo que tenía por esposa estallaba. Suspiró. Sin alguna otra alternativa, que la de pisar un poco más el acelerador, aventó el aparato al asiento del copiloto. De todas formas no tardaría en llegar a la ciudad y en cuanto tuviera señal el mensaje saldría automáticamente.
Encendió el motor, el cual hizo eco, le extraño pero no le tomó realmente importancia, ni al hecho de que no se escuchaban los habituales murmullos de los pokémon tipo insecto que invadían esa zona del bosque. Ahora que lo pensaba, no se había topado con ninguno. Es decir, era común ver pequeños Ratattas cruzar la carretera rápidamente, alguna vez tuvo que esperar a que un Farfetch'd, con sus calmas y modestia nata; cruzara mientras marchaba y jugueteaba con el cebo que siempre carga. Fueron los diez minutos más largos de su vida. Pero ya no podía darse el lujo de tardar días para llegar a las ciudades, a pie; mucho menos viajar de Ciudad Verde a Celeste tantas veces en un mes.
Volvió su mirada al camino y con ella subió de nuevo la intensidad de sus luces delanteras notando que debido a la lluvia una pequeña neblina comenzaba a esparcirse por encima del suelo. Dispuesto a marcharse y quitando el freno de mano dirigió inconscientemente sus ojos hacia la oscuridad del bosque que nacía al lado derecho del camino, dónde el pasto y la vegetación no se habían visto afectadas por el constante paso de coches o personas.
Y entonces lo vio, frente a él, dónde la luz de su coche apenas podía llegar levemente dejando ver un extraño contorno. Vio una forma humanoide. Encorvada. A lado de la carretera; sí, esa que planeaba transitar; tan cerca de él. E identifico un brillo singular por el rabillo del ojo, el cual llamó su atención completamente y al escudriñar un poco aquella oscuridad descubrió un par de ojos, los cuales miraban en su dirección. Y se asustó. ¿Qué diablos era aquello?
Entonces su mente comenzó a jugarle mal, porque recordó todas esas películas que Misty odiaba ver. Esas dónde un asesino serial aparecía y se llevaba a los protagonistas. En el mejor de los casos un fantasma se manifestaba, y les daba un susto de muerte. Esas de las que él se burlaba por ser exageradas y con una banda sonora escandalosa.
Esperen... ¿Fantasma?
¡Pero claro! Sí, eso debía ser, un Gastly haciéndole una broma. Muy pesada por cierto. Aunque aun así resultaba incómodo, pero con ese pensamiento intento relajarse. Es decir, solo debía conducir y alejarse de una vez del bosque. Mala suerte la suya de no traer a ningún pokémon consigo. Pikachu había decidido quedarse a descansar a lado de la piscina de batallas debido al calor de los últimos días, y pensando que estaría toda la tarde en el edificio de la Liga tampoco tomó ninguna pokébola. Era en ese momento que comenzaba a recordar y valorar intensamente las sabias palabras de Oak — "Nunca salgas por ahí solo y sin un Pokémon que te cuide." — ¡Qué descuido el suyo!
Aspirando aire profundamente y metiendo el pedal al fondo para después con un poco de fuerza meter la primera velocidad de su coche, comenzó a conducir cuidadosamente, y las luces empezaron a abarcar nuevo espacio alumbrando así más y más pero en realidad nunca alcanzaron a lo que sea que estaba ahí parado. Esos ojos aún lo observaban sin inmutarse ni un poco. Ash exhaló fuertemente, dejando salir todo el aire que había estado conteniendo debido a la incertidumbre. ¿Cómo podía asustarse? seguramente solo era un inofensivo pokémon. Ya escuchaba las risas de Gary cuando se enterara. "El gran campeón de la Liga, había sido asustado por un inocente pokémon salvaje. ¡Qué idiota!"
Relajando su cuerpo, por fin subió la velocidad de su coche, dejando de lado a aquel ser. Con curiosidad dirigió su mirada al espejo retrovisor una vez que lo dejo un poco atrás y pudo observar como el pokémon, o lo que fuera, había cambiado de posición y observaba como se alejaba. Le pareció creer por un instante que sus miradas se habían topado. Eso le causo un escalofrío el cual le recorrió toda la espina.
Sí, seguramente podría ser un pokémon, pero lo que acababa de suceder asustaría a cualquiera. La próxima vez agradecería toparse solo con un Caterpie. Aunque... Aunque...
— ¿Y si no era un pokémon? — Se preguntó de repente, pero de inmediato agito su cabeza para intentar despejar sus pensamientos y sin más acontecimientos, lo cual agradecía; el pelinegro no tardo en pasar por la caseta de cobro e ingresar a la autopista que lo llevaría a su hogar en Ciudad Celeste.
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Muy bien, no sabía el por qué, pero llegar a Celeste le había tomado más del tiempo previsto.
Cuándo termino de girar la perilla de la puerta principal pudo escuchar claramente la última campanada de las nueve que debió tocar el reloj de corte antiguo que se encontraba en la sala. Odiaba ese reloj. Le tomó bastante tiempo acostumbrarse al sonido que hacía cada media hora, porque sí, marcaba las horas completas y como bonus también las medias, y si eso no era suficiente, en las noches si prestabas atención solo escuchabas el sonido del ir y venir del segundero. Resultó desesperadamente aterrador los primeros tres días.
Misty lo había comprado a buen precio en una venta de garaje con la que se habían topado. A ella le encantaba por el detalle en los grabados curvilíneos que tenía en la madera, además de su color caoba con tonos dorados que poseía, y que según ella combinaban perfecta y armoniosamente en la sala. Y Ash, bueno, él odiaba el reloj. Aún casados, resultaba gracioso que a pesar de los años les era fácil tener diferencias tan notorias con cosas tan simples.
— Es solo un maldito reloj —, se recordó, mientras terminaba de ingresar a su hogar.
Caminando hacia el interior se detuvo mientras observaba hacía la entrada que se situaba a su lado derecho. Se encontraba a oscuras, pero más allá se podía observar un leve destello proveniente de la luz nocturna que se filtraba por el enorme traga luz y se reflejaba en el agua de la piscina. El gimnasio se había mantenido cerrado la última semana. Misty había pedido un período de vacaciones antes de que los entrenadores novatos comenzaran a retarla para obtener la tan, ahora; famosa y preciada medalla cascada.
Pero continuó caminando por el largo pasillo que conectaba la parte del gimnasio con el living de su casa. No tardo en que un dulce aroma le invadiera su sentido del olfato, haciendo así reaccionar su estómago, el cual comenzó a demandarle alimento.
— ¡Papá! — Escuchó el grito infantil de un pequeño niño acercarse corriendo por el mismo pasillo, directo hacia él. — ¡Qué bueno que llegaste!
— ¡Hey! Aaron ¿Qué tal el día, todo bien? — Preguntó Ash mientras dejaba las llaves del coche, que aun sostenía en la mano derecha, en una pequeña mesa que se encontraba cerca, para después agacharse a la altura de su pequeño hijo de seis años. El niño asintió enérgicamente, con una pequeña sonrisa. — ¿No le causaste problemas a tu madre? — volvió a preguntar.
— No —, negó moviendo su cabeza y cerrando sus celestes ojos. — Estuve toda la tarde jugando con Pikachu y los pokémon de mamá en la piscina —. Dijo entusiasmado.
Ash sonrió enternecido, su hijo adoraba a los Pokémon y para Ketchum eso era una de las cosas más maravillosas que le podían pasar, porque sabía perfectamente que su hijo se convertiría en un gran entrenador. Podía apostar las medallas de gimnasio de todas las regiones que había visitado y todos sus títulos, solo para afirmar lo anterior dicho.
"Sacó tu amor por los pokémon", era lo que su esposa y madre le decían constantemente. — Entonces me imagino que Pikachu quedo rendido ¿Verdad?
— Solo poquito —, el niño rascó su cabeza apenado; y es que aunque Pikachu seguía siendo uno de los pokémon más fuertes del maestro, el ratón eléctrico ya no le hacía tanta justicia al calor y a la energía del niño. Ash le volvió a sonreír y revolviendo los azabaches cabellos de su pequeño se puso de pie siguiendo su camino hacia el interior de la casa.
Con Aaron contento caminando a su lado, pronto el aroma dulce se intensificó y con el su hambre. No hubo puesto un pie en la habitación, cuando una pequeña niña corrió hasta él desde la cocina, Ash al verla llegar de tal manera, simplemente decidió alzarla y sostenerla en brazos para después darle un sonoro beso en la mejilla.
— Hola preciosa, ¿Qué haces? — Le preguntó cuándo notó una polvorienta mancha blanca en el rostro de su hija, y en varia partes sus brazos y su vestido color amarillo.
— Hola papi, hago galletas. El tío Brock llegó a visitarnos —. Señalo la pequeña niña con su mano hacia la cocina de dónde atinadamente el moreno hombre aparecía en el umbral, utilizando un mandil color blanco y limpiando sus manos con una franela húmeda.
— Hola Ash — Saludó, — pensábamos que no llegarías hoy —. Sonrió para después acercarse. Brock no había cambiado a pesar los años. Creció lo suficiente manteniéndose aún más alto que su menor amigo, y a pesar de haberse convertido en un gran criador y doctor pokémon, sus habilidades culinarias también habían mejorado, por lo que Ash se encontraba especialmente feliz de verlo.
— Se me adelanto la noche, eso es todo —. Sonrió de vuelta el maestro estrechando fuertemente la mano del moreno, saludándose. — ¿Cómo estás?
— Muy bien. Tracey me llamó diciéndome que estaba ocupado con unas investigaciones ayudando al Profesor Oak y Gary, así que me pidió venir en su lugar a dejarle comida especial a los Pokémon de Misty y para el equipo que entrenas aquí —. Contestó justificando su presencia de inmediato.
— Gracias — Le sonrió Ash al criador mientras bajaba al suelo a su pequeña hija. — Pero no era necesario, mañana iré a Paleta a visitar a mamá. — continuó poniéndose de pie.
— ¿Irás a visitar a la abuela? ¿Podemos ir? — Se escuchó de inmediato a los niños decir al unísono interrumpiendo la conversación de ambos adultos, los pequeños miraban a su padre con sus expresivos ojos aquamarinos, brillándoles de la emoción.
— Claro, iremos todos —. Ash les dirigió una sonrisa a sus hijos, los cuales dieron un salto de felicidad seguido de un abrazo a su padre, claro que sus pequeños brazos solo pudieron rodear una porción de las caderas del hombre; para después observar como ambos niños corrían felices escaleras arriba a darle las buenas noticias a su mamá.
— ¡No corran, o se caerán! — Gritó intentando llamar la atención de sus hijos, y en respuesta solo recibió un "sí". El pelinegro dio un pequeño suspiro mientras rascaba su cabeza aun observando hacía las escaleras por dónde habían desaparecido su pequeña descendencia. Al menos lo habían escuchado, Brock solo observo complacido la escena.
— Entonces será una salida familiar. Delia estará feliz, ¿Puede el tío Brocky acompañarlos? — Preguntó el criador señalándose, con un leve tono infantil en su voz.
— Sabes que sí —. Contestó de inmediato Ash volteando hacía él, después de haber soltado una carcajada, divertido.
La noche siguió avanzando y después de una amena plática con el moreno de unos veinte minutos, sentados ambos en el sofá, Misty bajo con el par de niños al frente de ella.
— Lo siento — Se acercó a ambos hombres —, pero Daisy no dejaba de parlotear por el teléfono, y termine colgándole —, dijo casualmente mientras se masajeaba la sien de su cabeza. Su hermana realmente podía destrozarle la paciencia.
— Tranquila cariño —, Ash se levantó de su asiento y rodeando el sofá se acercó a su esposa y la abrazo para después darle un beso cariñoso en la comisura de los labios.
— Ya, yo también te extrañé —, sonrió con un suspiro la pelirroja.
— Mamá —, el pequeño niño llamó tímidamente la atención de sus padres quienes bajaron la vista hasta él. — ¿Podemos cenar? Tengo mucha hambre.
— Digno hijo tuyo Ash —, mencionó entre risas el moreno quién se había mantenido al margen de la pareja, y en ese mismo instante el estómago de Ash afirmaron las palabras de Brock, y ante una nueva carcajada el entrenador intentó disimular un pequeño sonrojo mientras desviaba la mirada y carraspeaba la garganta.
— Veo que ambos tienen hambre, cenemos entonces —. Respondió Misty divertida. Padre e hijo se observaron, uno más apenado que el otro pero al final se sonrieron.
— ¡Yey, yo también quiero! — Fue entonces cuándo la pequeña niña, ahora con un corto short azul y blusa a juego corrió alegre hacía la cocina para alcanzar a su madre. — No te olvides de mis galletas mami.
Y en cuestión de instantes los presentes se sentaron alrededor del comedor de cristal con ocho piezas, que se encontraba en la estancia de la casa; después de haber ayudado cada uno en poner la mesa, a pesar de lo tarde que ya era. Los niños felices y con todo el ánimo que poseían comenzaron a contarle todas las cosas que hicieron en el día a su padre, eventualmente, se retiraron de la mesa, sin embargo se habían negado en ir a dormir hasta asegurarse de que los pokémon principales de sus padres los acompañaran, así que sin más salieron a buscar a ambos ratones.
— ¿Entonces iremos a ver a Delia el fin de semana? — Preguntó la pelirroja mujer mientras le servía un plato más a su esposo y veía como sus hijos se alejaban por el pasillo principal.
— Sí, además debo ir a visitar a mis pokémon e ir por asuntos de la Liga —, explicó para después comenzar a comer de su nuevo plato.
— Me parece bien, nos hará bien salir—. Dijo Misty un poco pensativa, lo cual llamó la atención de su esposo.
— ¿Estas bien? — Curioso Ash notó la preocupación en la mirada de la pelirroja, ella solo asintió y en cambio le dirigió una sonrisa que intento ser sincera. El hombre solo la observo mientras tomaba un poco de agua. — Bueno, no me digas que no quieres pasar por el Bosque Verde —, dijo esta vez, tratando de aligerar el asunto riéndose de su esposa. Era un método infalible para recuperar el ánimo de Misty, y Ketchum lo sabía a la perfección. — Sigues con tu fobia. No te preocupes yo te protegeré a ti y a los niños de los Weedle que nos encontremos.
— ¿Estás diciendo que no soy capaz de cuidarnos? — La mujer levantó la voz indignada mientras le lanzaba una mirada asesina a su marido.
— ¡Eso es exactamente lo que digo Waterflower! — La acuso señalándola con la cuchara, acompañado de una extensa sonrisa divertida. — ¿Recuerdas aquella vez cuándo fuimos de día de campo con los niños? — Se metió la cuchara ahora llena de comida a la boca antes de continuar con la anécdota. — Dime, ¿Quién era la que estaba corriendo aquí y allá huyendo de los Caterpie que se acercaban? Peor aún, chocaste contra un nido de Bedreel, y ¿Quién crees que tuvo que hacerse cargo de ellos antes de que nos mataran con sus aguijones? ¡Pues Pikachu y yo! — Finalizó con dramatismo pero a la vez con un triunfante tono de voz, mientras Brock comía tranquilamente las galletas que habían sobrado, presenciando la escena y viendo como Misty fruncía cada vez más el ceño, enojada. El moreno contó desde tres con sus dedos y después apunto disimuladamente hacia la chica.
— ¡Para tu información, señor Maestro Pokémon, yo también tengo un equipo fuerte que son lo suficientemente capaces de protegerme! — Alzó la voz parándose esta vez de su asiento. Y Brock sonrío satisfecho mientras tomaba una galleta más.
— Oh, yo no digo que no. Pero... — Ash imitándola también alzo la voz dispuesto a seguir discutiendo con su esposa.
— Ya, ya niños. Aaron y Ashley ya regresaron —. Interrumpió por fin Brock metiéndole las galletas que restaban en el plato, a la boca a Ash para que se callara de una vez. — Ustedes no cambian, no sé cómo se aguantan —, se rio abiertamente. Ambos chicos se miraron para después suspirar resignadamente y asentir al mismo tiempo.
El criador sabía que el pelear era el pasatiempo favorito de la pareja, pero también había aprendido a cortarles la inspiración para que la situación no durará horas o días saliéndose de control.
— Ganaste esta vez Ketchum — Misty se alejó de la mesa — vamos niños, es muy tarde para que sigan despiertos —, y tomando a ambos niños en cada una de sus manos, dio media vuelta para emprender su camino escaleras arriba, con Marril y Pikachu por delante.
— Yo siempre gano señora Ketchum — Fanfarroneo, Misty solo movió su cabeza hacia los lados. Ninguno de los dos tenía remedio.
— Buenas noches papi — se escuchó de inmediato las vocecitas agudas al unísono. — Buenas noches tío Brock.
— Duerman bien —, se despidió el criador mientras Ash solo observaba y se despedía agitando su mano. Se recargo en su asiento cuando ya no los vio más. Al menos la mirada de preocupación que tenía Misty momentos antes había desaparecido, y eso lo tranquilizaba a él también.
— Yo sabía que eran el uno para el otro, cuando los conocí —. Escuchó la voz de Brock lejana, proveniente de la habitación contigua. Volteando notó que varios platos de la mesa ya no se encontraban y rápidamente lo vio pasar del otro lado de la barra que se encontraba a un costado del comedor en donde él aún seguía sentado. Ash solo se limitó a asentir, acostumbrado a la anterior afirmación de su amigo, mientras tomaba los platos restantes y seguía al moreno a la cocina.
Pero la verdad es que "extraño" era la mejor forma de describir el hecho de que terminarán juntos. Ya que su relación amistosa se había enfriado con el tiempo. Misty lo recordaba bien, cuando ella tuvo que tomar responsabilidad del gimnasio después de la Liga Johto, le había parecido que Ash simplemente desapareció de su vida, de un día al otro, sin anestesia. Seguían siendo buenos amigos, al inicio, pero él en algún pueblo de Hoenn y ella en Kanto hizo que la distancia comenzara a sentirse, sumado el hecho de que era muy difícil encontrar al entrenador, peor aún contactarlo. Las veces que se vieron después de su regreso de Hoenn y partida a Sinnoh fueron todavía menos. Con el pasar de los años se convirtieron en conocidos que alguna vez compartieron un viaje Pokémon, viaje que con el pasar del tiempo se confundía con un sueño, lejano y cada vez más intangible.
Por su lado Ash conoció a todo tipo de personas, hizo amigos en cada rincón de cada región, haciéndose así mismo de experiencias inolvidables. Eventualmente Brock decidió seguir su propio camino reconociendo que Ash podría continuar solo. Las experiencias del entrenador aumentaron y conforme iba creciendo su sueño de convertirse en Mestro Pokémon se arraigaba cada vez más dejando paso así a los diferentes tipos de intereses que un chico común de su edad debería tener. Ketchum dejo de observar al frente y comenzó a notar su alrededor, y se encontró con Iris. Le divertía la personalidad cambiante de la chica; pero aquella vez que peleo fuertemente con ella fue cuando recordó a Misty, recordó a la que alguna vez fue su mejor amiga, esa chica temperamental que le enseño cuándo él no sabía actuar ante una batalla pokémon, y se preguntó cómo estaría, si seguiría igual, cuánto habría cambiado. Pero una nueva aventura y en la puerta una nueva región esperándolo siempre le hacían olvidar su nostalgia, postergando así la llamada que Misty en realidad jamás recibió.
— ¿Todo bien? — Peguntó cuando la vio salir del baño, Ash ya se encontraba acostado en la cama mientras esperaba a su esposa, acariciando a un Pikachu exhausto, quién cómodo comenzaba ya a dormitar .
— Es lo que yo pregunto. ¿Pikachu estas muy cansado? — El pequeño roedor asintió entre sueños con la cabeza para después sentir una caricia más, ahora proveniente de una mano pequeña notando así como el lado derecho de la cama se hundía, respondiéndole con un alargado y casi inaudible "chaa" el pequeño ser amarillo se talló su ojo para después con un brinco bajar de la cama y dirigirse a su lugar asignado, dispuesto a dormir profundamente. Evidentemente una pokebola jamás sería su opción.
—Antes de salir mañana lo llevare con la enfermera Joy —, dijo Ash observando aun hacia la puerta por dónde segundos antes había salido su mejor amigo. — De todas formas creo que se sentirá mejor una vez Este en la reserva — sonrió —, últimamente creo que preferiría estar ahí con los demás.
— Oh, ¿Podría ser que Ash Ketchum por fin esté pensando en separarse de su "ratita cuqui"? — Exclamó divertida la pelirroja. — Esto debe saberlo el Equipo Rocket — y tomando su pokegear, el cual se encontraba en la mesita de noche, color blanco a lado de ella, comenzó a tipear.
— ¿Qué estás haciendo? — Sin aviso Ash quito de las manos de su esposa el aparato, — ¿Por qué tienes el número de Jessie aquí? — Se quejó cuando observo el nombre de contacto reconociendo la foto del destinatario.
— Te dije que la encontré el otro día en Ciudad Carmín — Misty tomo de nuevo su pokegear y lo dejo en el mismo lugar dónde había estado momentos atrás. — Resultó ser bastante divertida. Después de que los corrieron de su organización ya no habíamos sabido de ellos.
— ¿Y cómo no los iban a correr? Solo a ellos se les ocurre irrumpir en la liga cuando esta la Elite y al menos cinco Jennys ahí. Era obvio que eso iba a terminar mal. — continuó Ash mientras ingresaba al baño dispuesto a cambiar su ropa.
— Pues mira, resulta más triste darte cuenta que pasaron como diez años intentando capturar a Pikachu —. Alzo un poco la voz para que su esposo aun la escuchara. — ¿Qué esperabas?
— ¡Oye, mi Pikachu es especial! — Misty rio ante el tono de indignación que soltó el hombre. — Recuerdas cuando aparecían con sus robots. De verdad no entiendo de donde sacaban presupuesto para eso.
— Y siempre explotaban —. Lo vio regresar y acomodarse de nuevo en la cama. — E igual se empeñaban en seguirte por todos lados.
— Hay que darles crédito, son buenos disfrazándose —. Ash se acercó más a ella y le beso la mejilla, mientras la abrazaba dispuesto a acurrucarse para dormir.
— Eso no te lo voy a discutir —. Finalizó accediendo a las intenciones de su esposo.
Ash entonces oprimió el interruptor que se encontraba en su cabecera y así apago las luces, era noche de luna llena, así que aun podía observarse lo que había alrededor debido a la luz que se filtraba por el balcón de la recamara que se encontraba al frente de ellos.
— Ahora, ¿Me dirás qué te preocupa? — Preguntó en un susurro minutos después cuándo notó que Misty seguía despierta, la abrazo con un poco más de fuerza. Ella tardo algunos segundos en responder.
— ¿Recuerdas a Lissie? — Dijo por fin, pero sin moverse de su posición.
— ¿La amiga de Ashley? — Misty asintió.
— No la encuentran — soltó sin más. — Hace como tres días que la niña no aparece.
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¡Hola! ¿qué tal?
Si llegaste hasta este punto, ¡felicidades! acabas de darte cuenta que tal vez podrías comenzar a considerar la idea de odiarme(?) Nah, la verdad no, pero gracias por llegar xD
Dentro de las historias (de diferentes fandoms) que tengo esta es el segundo proyecto de long shot que realizo, porque no se me dan mucho, y como tal me estoy esforzando, se los prometo. Por cierto, ahí van mi agradecimiento eterno a Lauriel que es la que funge como mi beta (corazón, corazón). xD
Así que si les apeteció saber más, aunque sea un poco de curiosidad o cualquier cosa ya saben como pueden hacérmelo saber :)
Por otro lado, esta historia esta planeada para terminar el 31 de Octubre, ¿por qué?, bueno creo que ya pueden darse una idea, espero. xD Así que verán las actualizaciones a lo largo del mes.
Y creo que eso es todo, por ahora. Gracias por leer.
