Notas: De nuevo un fic wincest y esta vez uno largo.

En general voy a seguir el canon, salvo por momentos y cuestiones puntuales. El fin es que poner de relieve lo incestuosa que es su relación canónica. Señores, no es que las slashers nos lo imaginemos, es que la tensión sexual no resuelta está AHÍ. Un puñetero cartel luminoso.

Cada capítulo estará dividido en dos partes: un círculo y un interludio.

Espero que os guste.

Disclaimer: los personajes y la serie no me pertenecen y bla, bla, bla. Ya os lo sabéis ;)

Beta: Hermione Drake. Muchas gracias por tu trabajo, por tu tiempo y por tu dedicación.


Sammy, all I'm saying is that you're my weak spot.

You are. And I'm yours.

(Dean Winchester)

0. Prólogo.

Han pasado su vida caminando en círculos. Alejándose y acercándose, separándose y, aun así, encontrándose siempre. En círculos. A veces entrelazados, a veces concéntricos, a veces simplemente paralelos. Siempre atraídos una y otra vez por su propia fuerza de la gravedad. Orbitando el uno junto al otro, a pesar de sus elecciones, a pesar de sus trayectorias divergentes.

Dean asumió ese destino nacido del fuego hace mucho tiempo, el día que su padre le puso en los brazos a su hermano. Y fue tan natural como aceptar la responsabilidad de continuar con el negocio familiar. Lo hizo sin preguntas, sin dudas, sin miedo. Tomó la decisión y nunca más volvió a pensar en ello. Se limitó a seguir la inercia de aquel camino que había elegido, la idea de que Sam y la caza eran las líneas que definían quién era. El propósito de su existencia.

Dean siempre ha sido consciente de ello.

Sam siempre se ha rebelado contra ello.

Sam renegó de los días hechos de asfalto, de las cenas con sabor a comida basura, de los moteles desvencijados y los colegios fantasmas, de las relaciones baratas, y de los "sí, papá". Con tanta fuerza que, cuando cumplió los trece años, se juró que un día escaparía de esa vida, de su familia. Tomó la decisión y fue liberador. Pensó en ella mil veces a lo largo de los años, con la palabra normalidad escapando de su boca como una invocación. Con la convicción de que no sería una pistola la que definiría quién era.

Han construido millones de círculos alrededor de ellos, sobre sí mismos, alrededor de las mismas preguntas (¿adónde?, ¿cuándo?, ¿quién?, ¿por qué?). Girando una y otra vez para alcanzar las respuestas que nadie contestaba. Han pasado la vida enmarañados en circunferencias hasta descubrir las respuestas correctas.