Her name is Katniss

AU antes del epílogo de Sinsajo. Disc: nada me pertenece. Esta historia participa en el reto de los mini fics del foro "El diente de leó". Personaje del mes de mayo: Katniss Everdeen.

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Pese a sentirse sola había una persona, de todas con las que tenía una relación, que nunca esperó nada de ella. Desde pequeña mostró su favoritismo hacía su hermana menor, no es que le molestara, también había una preferencia por su padre.

Pero esta vez era diferente y no sabía el porqué; estaban solas, destruidas y sin embargo, estaban juntas.

Como una familia, solía decir ella. Eso nunca terminaba de convencerla, de un día para otro pareciera que quería recuperar el tiempo perdido, una parte de ella (a la que normalmente hacía caso) le decía que no duraría, que se iría de nuevo en cualquier momento. Prim lo hubiera querido, se decía ella en los primeros meses mientras se acostumbraba a la tan cercana presencia de su madre en su vida.

Pese a todo pronóstico había pasado más de un año y su madre seguía ahí, para ella.

Vivían en el doce y una parte de ella no podía dejar de sentirse feliz de que su madre estaba de vuelta.

En cuanto cumplió dos años ahí se veía algo nerviosa, como quisiera decirle algo y no se atreviera. Esa noche dentro el sonido de los cubiertos, decidió hablar.

— ¿Hija? — le llamó ella, aunque estaban debajo de la mesa podía notar que se retorcía las manos en la blanca tela de su falda. Ella tenía una igual, a decir verdad mucha de su ropa era parecida, mayormente de colores claros y pastel, no es que le molestara pero prefería algo más oscuro.

— ¿Pasa algo?

Sabía lo que venía; un sermón de como ella ya era independiente como para vivir sola, privacidad, rehacer su vida. Un montón de palabrerías que solo servían para excusar la salida de su vida.

— Yo, bueno... antes que nada quiero que sepas que esto no es algo a lo que estés obligaba, pero... me encantaría enseñarte a tejer. La sorpresa de vio reflejada en su rostro. Hubiera respondido con un simple no, como en los viejos tiempos cuando ofrecía su ayuda. Sin embargo su compañía últimamente era tan acogedora que no pudo negarse.

Aún tenía citas por teléfono con Aurelius y un nuevo psicólogo de nombre David, que la veía los fines de semana. Al principio no asistía con cualquier excusa. Y funcionaba, hasta que Haymitch tuvo la gran idea de estar sobrio y llevarla a rastras hasta allá. Sus visitas se habían hecho recurrentes con el cambio de guardarropa hasta tal punto de ir más de tres veces al día. No es que le molestara su insistente presencia pero su madre no parecía opinar lo mismo. Él le miraba y ella instantáneamente se ponía nerviosa. Ninguno de los dos hablaban del probable problema que había entre ellos, salvo por una vez, cuando él mencionó que sería buena idea que Katniss se fuera a vivir con él un tiempo.

— Sé como cuidar de mi hija.

— Permítame dudarlo.

Mientras él trataba de acercarse más a ella su madre estaba aferrada a separarlos con la excusa de que Haymitch era una mala influencia para su hija y muchas otras más que parecían venirle por iluminación; tejer una bufanda, tomar una ducha, trenzar su cabello (porque sí, había tenido esa costumbre desde hace un año, justamente juntarlo con dos trenzas). Incluso una vez trató de hacerle ayudar con un enfermo. Era una simple inyección en el brazo a la que no pudo evitar soltar varias arcadas al ver los trozos de carne hechos jirones. Antes de terminar el procedimiento ya se encontraba en el baño vomitando.

— Es suficiente — gruñó Haymitch, después de que Katniss se sintiera mejor y su madre pidiera disculpas. —, me llevo a Katniss ahora mismo.

— ¡No permitiré que te lleves a mi hija! — le grito ella.

— Estoy bien, Haymitch, solo fue un accidente.

— No lo es, y no permitiré que alguien así — señaló a su madre—, siga cuidando de ti.

— Katniss, por favor — sollozaba la mujer —, no dejes que él nos separe. Eres todo lo que tengo.

— Usted está loca.

— ¡Haymitch!

— Tú eres un alcohólico. Y yo no estoy loca.

— Tiene razón — tomó el brazo de Katniss —, usted está enferma. Porque solo alguien enfermo haría un clon exacto de su hija muerta.

— ¿De qué está hablando?

— Tejer, dos trenzas, ropa blanca y de colores claro... ¿qué más sigue? Ah, ¡claro! Tratar de hacerla enfermera. Todo lo que compartía con Prim.

— ¿Desde cuándo es un crimen pasar tiempo de calidad con mi hija? Entonces tendrá que separar a todas las familias.

— ¿También todas las familias ponen aclarador de cabello en el jabón de sus hijos?

— No es un aclarador, son vitaminas, tiene el cabello algo dañado.

— Lo siento, pero por su bien no dejaré que siga un minuto más aquí — tuvo que jalar a Katniss para poder moverla, quien aún estaba en silencio. No podía creer que eso solo fuera para ella, un reemplazo.

— ¡No! — Corrió hasta la puerta, cubriéndola con su cuerpo como si fuera un muro — No puedes llevártela... ¡Yo amo a Prim!

Hubo silencio en toda la habitación, él la veía con ojos de furia.

— Ella es Katniss.