Llevaba un rato considerablemente largo mirándola.

Se preguntó a si mismo si no tenía otra cosa más interesante que hacer que mirar a Hiyori dormir. No, no la tenía. De hecho, no tenía absolutamente nada que hacer. Parecía un poco enfermizo. La había visto por un segundo, sentada contra la pared con restos de baba en la comisura de los labios, con una de las coletas deshechas, profundamente dormida, y se había sentado a mirarla.

Oh, si, definitivamente estaba enfermo o algo.

Pero algo andaba mal. Se movía o fruncía el ceño, muy levemente, pero lo hacía, y emitía quejidos de vez en cuando.

¿Qué estaría soñando?

Acercó una mano, y le pellizcó la punta de la nariz con dos dedos, casi sin fuerzas. No quería despertarla, sólo quería molestarla.

Escuchó un leve gimoteo, y enarcó las cejas.

Hiyori estaba llorando.

Estaba un tanto sorprendido. O bueno, muy sorprendido. ¿Hiyori, llorando? ¡Y en sueños!

Frunció levemente el ceño al ver una lágrima resbalar por la mejilla de la chica. Tenía la nariz colorada y los labios apretados, pero aún así, seguía dormida.

¿Con qué estás soñando?

—Oye, despierta, enana.

Le apretó la nariz, esta vez con fuerza, y Sarugaki se sobresaltó, abriendo los ojos como platos e, instintivamente, lanzando una patada hacia adelante, es decir, a Shinji.

Éste se encogio agarrandose el estómago.

—¡¿Qué te pasa, enana estúpida?!—gritó, pero ella todavía no reaccionaba. Estaba confundida, y tenía los ojos un tanto adormilados, aunque intentaba enfocar la vista lo más rápido que podía.

Y entonces lo vio.

Se le escapó un suspiro de alivio, y volvió a caer otra lágrima, aún sin ser conciente de ello.

¿Estaba llorando?

Funció el ceño.

—¡¿Qué crees que haces, calvo?!

—Estabas llorando, enana, así que te desperté. ¡Y así me lo agradeces!

—Callate.—estiró el pie una vez más, pero al darse cuenta de que no llevaba sus sandalias puestas, volvió a encoger la pierna. Ya lo golpearía en otro momento.

—¿Y?

Hiyori arqueó una ceja.

—¿Y qué?

—¿Qué estabas soñando, enana?

—Nada que te incumba, calvo.

Maldita enana histérica.

—Vamos, dime, te desperté, me lo debes.

—¡No te debo una mierda!

Sabía que iba a terminar contándole de una forma u otra. Siempre terminaba hablando con Shinji. Pero era algo horrible, y vergonzoso en todos los sentidos.

Luego de varios segundos, resopló.

—Te morías.

Levantó las cejas un momento, pero luego volvió a poner una expresión desinteresada, como si realmente no se preocupara por ello.

—Sigo aquí.

—Lo sé, imbécil.

Se quedaron el silencio.

Shinji se acercó un poco, sólo un poco, y la acercó a él. La abrazó, haciendo una mueca, rodeándola con sus largos brazos.

Ella se quejó, por supuesto, le dijo que era un calvo idiota, que la soltara, que quién se creía, y varias cosas más, pero sus manos se aferraron con fuerza a él, como si temiera no volver a verlo nunca más. Como si pensara que realmente, por unos momentos, Shinji había muerto.

Sintió una presión en el pecho, y volvió a llorar.

El otro pretendió no darse cuenta de ésto. Quizás era mejor así.

Los dos sabían que podía pasar, y que podía ser en cualquier momento. Preferían dejar las cosas como estaban. Dejar muchas cosas sin decir, y simplemente insultarse y gritarse como si nada, pero eso no les quitaba ningún peso de encima.

La apretó más contra él, y miró hacia un costado, mientas ella seguía murmurando insultos, con los puños cerrados sobre el pecho del otro, deseando que nunca la soltara.


Wat. Hola. Comentarios, insultos o más insultos si quieren. No se si es Ooc (Probablemente) No vi bleach. (Vi hasta el capítulo tres xD) Pero este fic es para Ror No sé nada de ellos dos, a penas sé sus nombres y eso, así que es normal que no sean ellos o que yo no entienda nada de la trama. Pero bueno, espero que dentro de todo este One-shot haya sido...soportable.

Bye bye ^^