-Station Square; Año 2031.-
Todo parecía muerto, el cielo se veía de un tono tan gris que era poco factible de creer, las plantas morían, el sol parecía apagarse y los destrozos de las ruinas que anunciaban un pasado meramente tétrico se anunciaban en las afueras de Station Square… pero dentro de la ciudad, ese ambiente no se veía de tal manera puesto que la ciudad en sí misma era progresista: los edificios rebozaban de luz, las calles se veían inundadas de carros y el bullicio de los niños corriendo llenaba de una calma aparente a los ciudadanos de esa actual Green Hill, pues no se sentían del todo seguros, puesto que el miedo invadía siempre en sus pieles, rozaba sus columnas como una exhalación fría y los mandaba de nuevo a querer huir de la amenaza más grande que tenían en esos momentos.
Blaze iba volando apoyada de un fuego que exhalaba de las plantas de sus pies mientras fungía la labor de una vigía constante de toda la ciudad. Nada parecía fuera de lo común y eso la hizo esbozar una sonrisa triunfante mientras revisaba la última columna de los generadores de fuerza que se encontraban en los límites de la ciudad, estos generadores daban una tonalidad azulada a su ciudad, una tonalidad que buscaba imitar la belleza y perfección de un cielo natural y carente, sin embargo, ayudaba a todos a fingir que el exterior no servía, y los protegía de aquella amenaza máxima que tenían todos… pues aquellos grandes pilares eran los generadores del gran campo de fuerza que protegía todo Station Square de la amenaza, del problema más grande que tenían todos los habitantes, y sobretodo ella.
Revisó el pilar y se aseguró de que todo estuviera en regla: le energía a usar y reciclar e incluso la intensidad, por lo que llamó a su jefe, Miles "Tails" Prower para darle su bitácora.
-El campo de fuerza se encuentra en buen estado –notificó la chica de fuego mientras se paraba en el balcón donde se encontraba el generador y cerraba cuidadosamente la fuente de energía. Por su comunicador de muñeca se podía apreciar a un zorro de pelaje dorado oscuro, ojos ensombrecidos, rasguños en las mejillas y manco del brazo izquierdo; su mirada delataba toda clase de sentimientos encontrados, como nostalgia, ira y melancolía, todos en una extraña mezcla que podía producir odio e incertidumbre.
-Bien hecho, Blaze –respondió mientras empezaba a teclear únicamente con su mano derecha y a preparar algunas armas –ahora quiero que vengas al cuartel y… -la transmisión se cortó de improviso y la estática llenó los oídos sensibles de la gata por un par de segundos, hasta que un par de ojos rojos como la sangre hicieron su aparición en la pantalla, delatando así la presencia de alguien indeseable para ella, para Tails y para la ciudad entera.
-Hola, Blaze –dijo aquella figura con voz gruesa y gutural, aparentemente sedienta de sangre.
-Tú otra vez… -murmulló la gata lila con mucha ira en su voz mientras le dedicaba una mirada fugaz, certera y asesina con sus orbes dorados.
-Adivinaste… y ahora con un nuevo regalo para ustedes –anunció con pretensión, pero ella no se intimidó.
-No podrás cruzar el escudo –amenazó con un trago de saliva fuerte, saliva que se deslizó temerosa por su garganta y terminó por asentarse en su estómago, el que estaba preparado para sacar todo lo que había comido por el simple hecho de que tenía miedo a aquel enemigo.
-¿Tú crees? –preguntó irónicamente de nuevo con esa voz tan horrible que podía asustar al mismísimo diablo, es más, Blaze creía que él era el diablo.
Varios rayos de colores indistinguibles empezaron a atacar los nueve pilares que rodeaban la ciudad a una velocidad impresionante. La gata, con ojos abiertos cual platos, vio impotente todo lo que estaba ocurriendo enfrente de ella, juró en ese instante que lloraría hasta que los chispazos y repiqueteos constantes del pilar en el que estaba parada amenazaron con tirarla al suelo si no se iba en ese instante.
Su balcón pequeño empezó a vencerse poco a poco, los tornillos se fueron aflojando y el temblor que ocasionaba tanta gente que corría a todos lados al mismo tiempo tampoco la ayudaba a poder sostenerse en pie.
Cayó de la estructura y casi se estampó en el suelo cuando decidió encender sus pies para volar y así ver cuánto era el saldo de desastres en la ciudad puesto que el escudo se había destruido por completo. La llamada volvió a retomarse.
-¿Te gusta? –preguntó con más ironía de la usual, la chica solo tornó su rostro a uno molesto e iracundo –le llamo: "el rayo de la muerte"
-¡No te saldrás con la tuya! –exclamó cansada y un tanto triste al ver cómo toda la gente quería correr despavorida para encontrar lugar en los elevadores que los llevarían a los refugios subterráneos. Blaze jadeó un poco y entonces vio que su conversación se había detenido.
Su rostro maduro y ensombrecido con el tiempo se había tornado a uno activo y con ganas de beber sangre por lo que estaba ocurriendo en ese instante. Siguió volando por toda la ciudad esquivando edificios que caían y amenazaban con tirarla junto con ellos. Las emociones se habían juntado en su pecho y formado un horrible nudo negro que le ahogaba la voz en cuanto pensaba en qué hacer. De la nada, pensó en buscar a Tails y fue cuando aceleró y se fue al que era su viejo taller para bajar por las escaleras subterráneas y encontrarlo en un sótano. El niño de ocho años se había vuelto un joven de buena figura, pero incapacitado por la ausencia de su brazo izquierdo, ahora tenía veinticinco años y parecía que la vida o esperanza se le hubiera succionado de una sola vez.
-¡Tails! –gritó la chica en espera de que la escuchara, pues eran los únicos en la guardia, los únicos que habían logrado sobrevivir durante todos aquellos años… los demás, cayeron como moscas -¡está aquí, está aquí! –gritó desesperada y entonces tomó sus armas que intensificaban su fuego para embolsárselas en la cadera.
-¡Dime otra cosa! –pidió el chico con voz fuerte mientras analizaba un mapa de toda la ciudad para buscar algún punto clave –no hay…
-¿Qué hacemos? ¡¿Qué hacemos?! –gritó desesperada, pues cuando se trataba de ESA amenaza, siempre que tenía una idea, no funcionaba… y ahora no tenía nada que le pudiera ayudar.
Las paredes empezaron a temblar con mucha fuerza y a agrietarse poco a poco, el techo no fue excepción a la regla dado que las luces de neón empezaron a caerse de una en una para sumergir a los dos en una oscuridad total que se vería interrumpida por algunos ases violentos de luz que entraron sin aviso alguno a los terrenos de los chicos.
Un rayo de energía logró impactar en el pecho de Tails, dándole justamente en el corazón, tirándolo al otro lado del lugar y dejando que una serie de escombros cayera sobre lo poco que quedaba de él. Cuando los restos terminaron de caer, lo único que se pudo distinguir fue una mano ensangrentada que poco podía moverse… hasta que incluso ese movimiento nervioso que anunciaba el final de una vida dejó de efectuarse.
Impotente, Blaze lo vio todo e intentó incluso acercarse, pero otro rayo le impactó en el brazo y la mandó lejos igualmente.
Una figura conocida para ella entró a pasos agigantados y mostrando sus ojos del color de la sangre de manera presuntuosa; aquella sonrisa ladina logró acabar con los últimos pensamientos de la gata sobre lograr hacer algo contra él.
-Hola Blaze… –saludó un erizo de vetas negras y ojos rojos con un ligero adorno negro alrededor… lo único que lo hacía enfermizo era aquel color azul que cubría la mayoría de su cuerpo.
Blaze jadeó por la intensidad del momento mientras buscaba ponerse en pie para luchar de manera correcta… ahora sólo quedaba ella.
-…Y adiós –dijo aquel erizo mientras le mandaba otro rayo en un intento de disparar a su pecho.
Ella logró apenas hacer una cortina de fuego para protegerse, pero sabía que eso no iba a resultar.
Sabía que nada de lo que intentara, resultaría para poder detener el poder de Sonic el erizo.
ESPERO LES GUSTE... NI SIQUIERA SÉ POR QUÉ LO ESCRIBO... XD
COMENTEN :P
