Nota de Traducción: Esta historia no nos pertenece (ya quisiéramos), es de parma-violets y la pueden encontrar aquí: fanfiction . net/s/3917875/1/One_Week removiendo los espacios. O bien, pueden encontrarla listada en nuestro perfil bajo la categoría de historias favoritas.
Notas de parma-violets: ¡Mi primer fic de varios capítulos! Esta historia se sitúa... aproximadamente diez años después de la segunda película. Sólo que en esta versión, Syaoran no llegó a tiempo y la carta Void obtuvo su pago de Sakura. Por lo tanto, ella no recuerda a Syaoran o lo que siente por él. Pueden encontrar algo de Tsubasa: Reservoir Chronicles aquí. No fue intencional, pero la semejanza es realmente inevitable.
Disclaimer: Supongo que ya debería acostumbrarme a decir esto. No me pertenecen, jamás lo harán. ¿Ok?
Lunes
Él odiaba estar en Tokio.
Suponía que estaba siendo un poco injusto con la ciudad al hacer esa afirmación - después de todo, el clima era templado, el verano había provocado que las plantas florecieran, y las personas de aquí eran las más amigables que había conocido. Pero nada de eso cambiaba el hecho de que odiaba estar en Tokio.
Viajaba mucho por su trabajo, por todo el mundo inclusive. Pero los ancianos, para los que él trabajaba tanto por complacer, sabían que no debían enviarlo a Tokio a menos que fuera una emergencia del Clan.
Aparentemente, esta era una emergencia.
Un director ejecutivo había realizado varias violaciones de contrato que lo habían llevado de su mansión en Hong Kong a una suite penthouse en uno de los hoteles más finos del centro de la ciudad de Tokio. Era por este ejecutivo que se encontraba la ciudad que mas odiaba, paseando por una calle mientras buscaba algún lugar que sirviera una taza de café decente.
Estaba totalmente seguro de que el ejecutivo en cuestión ya no tenía un trabajo.
Finalmente un lugar llamó su atención. Era exigente cuando se trataba de café - Starbucks nunca cubría sus expectativas. Desafortunadamente, uno no podría decir por la fachada de una tienda que tipo de café podrían servir.
Le dio una oportunidad a un lugar de tamaño moderado en la esquina de la calle por la que había estado caminando. El interior era cálido y acogedor, lleno de mesas de caoba, sillas y blandos sofás que no combinaban. No tenía ni idea de por qué había elegido este lugar. Usualmente le gustaban las cosas limpias, frías y brillantes.
Se unió a la cola, mirando su reloj impacientemente aún cuando no tenía a donde ir por una hora. Ordenó un café negro simple para evitar cualquier conversación, sin siquiera mirar al chico detrás de la caja registradora mientras garabateaba su orden, la apuntaba en un vaso de poliestireno y se la alcanzaba a la chica que trabajaba en las máquinas de café.
La chica, sin embargo, llamó su atención.
Era pequeña, con el cabello castaño cogido detrás de su cabeza para mantenerlo fuera de sus ojos. Hablaba con un colega, luego con un cliente (haciéndoles reír a ambos), y luego sólo sonreía, sonreía a la nada mientras preparaba su bebida.
Él conocía a la chica... pero ella a él no.
Se movió al final del mostrador para esperar su bebida, mirando cada movimiento de la chica. Manejaba las máquinas con bastante facilidad, traqueteándolas y tarareando alegremente para sí misma. Finalmente puso la tapa en su café y se giró hacia él, con los ojos verdes brillando alegremente.
"¡Aquí tiene!"
Ella no lo reconocía. ¿Por qué había sido tan estúpido al esperar que lo hiciera?
Tomó la taza lentamente, deseando decir algo, cualquier cosa. Pero cualquier palabra que se le venía a la boca estaría fuera de lugar, extraño para ella. Él no podía pensar en que decir a una chica que evidentemente no le conocía, pero que aún hacía que su garganta se estrechase, que su respiración se acelerara y que su corazón doliera.
Él sonrío a su razón para odiar Tokio. Ella le sonrió a él.
