La puerta del elevador se abrió ante ella e inició su marcha por el pasillo en penumbras, tantas veces iluminado en el pasado y con bullicio, que hoy le daba escalofríos caminar por ese lugar.

Puertas cerradas… por siempre.

Puertas abiertas y departamentos saqueados… sin nada.

Gente sola… gente triste… gente como ella, una sobreviviente…

Cuando vio la entrevista por televisión que dio Steve Rogers al mundo, explicando lo que había acontecido, simplemente no creyó que fuera cierto… ¿Cómo? ¿La mitad del universo había sido borrada? ¿Así, con un chasquido, cual mago? No, eso era una locura, ¡una estupidez inmensa, incoherente y poco creíble! ¿Quién en su sano juicio querría asesinar a millones y millones de seres vivos?

Pero…

Eso había pasado.

Hasta hacía unos días no sabía nada de su familia, pensaba que tal vez estuviesen todos muertos o hecho polvo… así como había visto con tantas personas que desaparecieron ante sus ojos… Recordaba con tristeza que aquel fatídico día, cuando hacía clases en la escuela primaria en donde trabajaba y frente a ella despareció más de la mitad de su curso. Los niños gritaban desesperados al ver convertirse a sus compañeros en polvo… Nadie sabía qué pasaba. Y ella, desesperada, salió corriendo al pasillo para ver qué ocurría. Para su sorpresa vio que en todas partes pasaba lo mismo… sus colegas se desvanecían…. se convertían en polvo y otros niños también, algunos más grandes de otros cursos y la desesperación y el caos sacudió a todos.

A los pocos minutos comenzaron a llegar algunos padres a buscar a sus hijos… esos que ya no estaban… Ni cuerpos tendrían para sepultar, ni siquiera una madre pudo abrazar a su hijo antes de partir o un padre pudo pedir perdón por no haber estado al lado de su hijo… el escenario había sido desgarrador... parecía ahogarse en su propio llanto al ver tanto dolor alrededor suyo.

Optó por quedarse con los seis niños de su salón a quienes sus padres no llegaron a buscar, quienes sin entender lo que ocurría, lloraban abrazados a ella… sin embargo, sentía que en cualquier momento también se convertiría en polvo y tal vez eso habría sido lo mejor, porque jamás pensó llegar a sentir tanto sufrimiento, pena, impotencia… tanta ignorancia de lo que pasaba. ¿Sería acaso una guerra química? ¿Un nuevo tipo de bomba con la que se estaba experimentando? Todos se preguntaban lo mismo, pero nadie tenía respuesta.

Aquel día las explosiones se escuchaban por doquier, gritos desoladores, llantos incontenibles… unos aviones habían caído en la ciudad, matando a los que durante el chasquido habían sobrevivido… el servicio eléctrico colapsó, la Internet cayó… todo fue desconcierto… incluso varios helicópteros se estrellaron contra los rascacielos más altos de la ciudad provocando incendios y más muertes.

Cuando por fin los militares llegaron a la escuela para ayudarlos y llevarse a los que no tenían hogar, a un sitio seguro, ella pidió por favor quedarse con sus niños, que no la separaran de ellos, sobre todo de uno en especial, a quien le había tomado bastante aprecio, Benjamín Díaz, un niño de origen latino que había llegado al colegio después de haber sido víctima de bullying en otra escuela en la que había estado. Sin embargo, los militares tenían instrucciones explícitas: llevarse a los que no tenían familia, así que con el dolor de su corazón tuvo que dejar ir a sus queridos niños, pero Benjamín dijo que ella era su tía para poder quedarse a su lado. Los hombres aceptaron, tal vez entendieron que era una invención del niño, pero no había tiempo para corroborar antecedentes y lo dejaron.

Ella, en medio de todo, agradecía el haberse quedado con el niño, hasta que llegara algún familiar por él… tal vez apareciera alguien del otro lado de la frontera en su búsqueda, pero su corazón le mandaba constantes alertas de que eso no iba a ocurrir, que el niño estaba tan solo como ella en el mundo, y que en ese país como en muchos más, la mitad ya había fenecido. En algunos casos, pueblos enteros habían desaparecido… Rogers dijo que fue al azar, pero lo dudaba… a ratos dudaba de todo, porque hubo pueblos en donde el titán desquiciado ese, parecía haberse ensañado… incluso países enteros fueron borrados del mapa, y unos cuantos, los más favorecidos, no fueron tocados…

No… todo era una locura concebida quizá por la mente más desquiciada del universo. El mar de polvo esparcido por el universo, era un dolor que no se podía explicar porque no había un vocablo que abarcara todo el padecimiento sucedido, haber muerto en el momento de la ejecución, tal vez hubiese sido preferible que estar sufriendo todo aquello.

Y luego de todo, tomó la decisión de ir hasta Filadelfia, para ver a su familia o lo que de ella quedara, porque antes que las conexiones colapsaran, ya nadie contestaba a sus llamados, por eso infería que ninguno había sobrevivido, pero necesitaba verlo ella misma, ir a su casa de niña y cerciorarse de que sus padres y hermanos ya no estaban.

En el camino solo encontró desolación y desconsuelo. En su casa no había nadie… su familia no estaba... tal vez todos se hallaban en un lugar mejor en donde el dolor de la agonía de una tragedia sin explicación ni lógica que había hecho presa a todo el universo, no los tocaba.

Algunas personas que encontró en el pueblo, estaban idos… sumidos en la más profunda de las locuras, pero otros, algo más osados le preguntaban novedades de la ciudad, porque no muchos habían salido y las noticias eran escasas, pero ella respondió lo mismo: ¾No sé más que lo que ustedes saben¾. Sin embargo citó lo que Steve Rogers, el «Famoso Capitán América» (nombre que ahora no significaba nada para ella), había dicho por cadena televisiva, porque tal vez ellos no lo hubiesen visto… en relación a que un extraterrestre de nombre Thanos, había conseguido unas gemas con las cuales logró tener un poder absoluto e inusitado sobre todo lo viviente en el universo, que poseía una conceptualización bastante errónea de lo que era la supervivencia y que, según él, los recursos eran finitos en el universo así que, para evitar la escases y la hambruna, había optado por hacer un genocidio al azar.

Muchos no quedaron conformes y con muchas dudas, pero ella no tenía tiempo ni conocimiento para dar respuestas. Así que siguió con lo suyo, llegar hasta su destino trazado.

Tomó un par de recuerdos que tenía guardados en aquella casa… fotos, algo de ropa de abrigo para el regreso y una roca extraña que había recogido de unos acantilados de Noruega, aquella vez que se perdió en medio de ese prado hermoso, cuando había ido con sus hermanos las vacaciones recién pasadas y que nadie más podía cargar (o eso era lo que le habían dicho), porque no entendía cómo solo ella podía tomar ese trozo de metal, con una especie de inscripción en un costado. Parecía ser parte de algo grandioso, pero nunca se había detenido a pensar de qué se trataba. Además no era algo que le quitara el sueño, menos ahora. Así que la sacó del mueble en donde la había metido y luego revisó su antigua habitación junto con Benjamín.

Antes de irse sacó los alimentos que se hallaban en la alacena, pues no sabía hasta cuándo habría desabastecimiento porque la gran parte de las industrias no estaban funcionando por falta de empleados. Así que se abasteció de lo comestible que allí había, para finalmente cerrar la casa. La miró por última vez, ya que sabía que no iba a regresar. Tal vez alguien luego la ocupara… alguien del pueblo quizá… en fin, era lo menos importante en ese momento.

Montó su carro y regresó a Nueva York. Sí, tenía que estar ahí, en el centro de todo. Saber qué pasaba, qué novedades había, porque no era posible que ya no existiera la mitad del mundo. Incluso llegó a creer que se hallaba dentro de un mal sueño y quizá pronto despertaría, y por eso debía estar en su departamento... Sabía que no era lógico, pero en algo siempre había que creer para calmar la ansiedad y la angustia.

Tan loca resultaba la explicación, como desequilibrada se sentía proporcionándola porque ni siquiera ella misma la creía.

Así todo, tomó senda hacia Nueva York y ahí, ahora en ese pasillo en donde solo escuchaba tus tacones al caminar , el hielo en su estómago una vez más hacía acto de presencia pues la delincuencia había crecido en forma insospechada y los policías escaseaban, parecía que con el «chasquido» los buenos habían muerto y no los delincuentes… Metió la llave en la cerradura, pero antes de abrirla, una voz infantil le habló desde el interior:

—¿Eres, tú Jenny?

—Sí —respondió y el niño soltó los pasadores del interior y así ella pudo girar la llave para abrir la puerta. Benjamín se abalanzó sobre sus brazos y le besó el rostro, feliz de verla. Parecía que se había ido hacía siglos, pero solo fue media hora. Era un niño bastante delgado para su edad, pero muy fuerte y lo había probado al quedarse con Jenny y entender que ni su madre, ni su padre regresarían por él, que ella era única persona en el mundo a quien podría llamar «familia», viendo en ella a una única figura materna, pues a su madre biológica no vería nunca más.

Jenny dejó la bolsa de papel que traía sobre una mesa y le mostró algunas cosas que había logrado conseguir en un pequeño negocio de la esquina.

—Trajiste pan ―observó el niño mientras sacaba las cosas de la bolsa y olía una deliciosa hogaza de pan de molde.

—¡Ajá! Y en la nevera hay mantequilla.

—Esto es un manjar.

Sonrió al ver a Benjamín prepararse un sándwich para él y otro para ella, el que se lo comería más tarde, pues ahora quería tomarse un trago. Era lo que más había en casa de sus padres y sabía que ese anís añejado que su papá tenía, era una delicia para el paladar.

Se sirvió un poco y se acercó al balcón del departamento. El cielo estaba oscuro, parecía despejado, pero como tantas veces, las luces de la ciudad impedían ver las estrellas en todo su esplendor. Abajo divisó unos cuantos vehículos que circulaban a esa hora de la noche y a lo lejos percibió unos gritos, tal vez estaban asaltando a alguien… eso era algo que ocurría constantemente… ¡Cómo ansiaba que llegara el día! ¡Cómo odiaba la oscuridad de la noche! Era imposible seguir viviendo así. Temía que en cualquier momento alguien saboteara el edificio, que se metiera algún ladrón al departamento… que le hicieran daño a Benjamín, ¿qué haría ella sin el niño?, él era su apoyo… o peor, que le pasara algo a ella, ¿qué sería del niño?

¿Quién le daría una respuesta? ¿Quién era la clave para la salvación? ¿Existía alguna, acaso? No, los muertos no volvían a vivir…

El Presidente Interino de la Nación había dicho que debían seguir adelante, que intentaran continuar con sus vidas, que lo ocurrido no se podía borrar, que escapaba a las fuerzas humanas y confiaba en que Los Vengadores hicieran algo.. Pero, ¡¿qué Vengadores?! ¡Si estaban todos muertos! Y nadie sabía nada de Iron Man… se suponía también que un tal Doctor Strange y que el muchacho llamado, Spider Man también estaban desaparecidos pues los últimos registros televisivos situaban a los tres en Nueva York justo cuando los hijos de Thanos llegaron por una de las gemas…

Tomó otro trago y sintió que la garganta le ardió. Demasiado licor por ese día… dos tragos eran mucho. En fin, el siguiente día era sábado y no iría a la escuela porque sí, había optado por seguir trabajando porque la vida continuaba y había que enseñar y educar, pero con Benjamín a su lado, no lo dejaba. El niño siempre estaba en la sala con ella. A veces iban dos alumnos, otros días, cuatro… al final de cuentas, la escuela era el lugar más seguro para estar durante el día porque había militares custodiándola, pero cuando acababa la jornada laboral la desconfianza la embargaba. Ya ni usaba su vehículo, ni el metro tren, pues un día la habían intentado asaltar en el subterráneo y otra vez, le quisieron robar su auto, así que optaba por caminar, siete cuadras diarias que recorría lado a lado con Benjamín, porque en donde ella estuviera, el niño estaría a su lado. Excepto a esa hora, pues había visto desde el balcón que el negocio había abierto, y él ya estaba acostado. Por lo que con varias recomendaciones de seguridad que ella le dio, optó por salir sola una vez.

Luego de cenar y de volver a meter a Benjamín en la cama, Jenny encendió el televisor para ver si algún canal estaba funcionando, las noticias como siempre mostraban la desolación del mundo, lo que había ocurrido en otros países, el desabastecimiento que había en algunos sectores por la falta de empleados para las industrias, es decir, la economía estaba por el suelo.

En ese instante sintió un fuerte ruido en la ventana, parecido un estruendo producido por un rayo, pero eso era imposible pues acaba de ver que el cielo estaba despejado, o al menos eso le pareció a ella, a pesar de ser finales de octubre, el tiempo, como ayudando a aminorar la tristeza de los seres humanos, había sido clemente y no había dejado caer su manto gélido sobre la ciudad.

Se levantó rápidamente a ver qué había ocurrido, ¿quién podía trepar hasta el noveno piso por los balcones? ¿O sería que alguien se habría arrojado desde la azotea? Miró a través del vidrio de la ventana y no vio nada sospechoso, así que con sumo cuidado descorrió la mampara hacia un costado y salió, afuera había un olor como metálico muy fuerte… parecido al de la sangre, giró y lo vio frente a ella… a solo unos cuantos centímetros… Un grito reflejo se le escapó al ver a esa persona ensangrentada, con los ojos rojos, su cabello negro mojado y transpirado.

—A…ayuda… —dijo el desconocido con voz ronca y se desplomó ante ella. Vestía un traje negro con ribetes verdes, algo muy poco común. Su rostro le era familiar, pero no recordaba dónde lo había visto. Tal vez lo estaba confundiendo con alguien, porque estaba demacrado y empapado. Pero, ¿de dónde había llegado?

Se acuclilló frente a él y lo tocó, estaba frío y temblaba. Miró hacia todos lados y no había de dónde pudiera haber salido, luego dirigió su vista hasta el cielo y alcanzó a ver un pequeño rayo de luz que se difuminó sobre sella.

Tal vez… y solo tal vez… él viniera de allí…

Bajó nuevamente la mirada y se encontró con unos ojos azules intensos que la observaban suplicantes y cristalizados.

—¿Quién eres? —preguntó ella

—Ayuda… —repitió el hombre—. Soy Lok… —agregó en un susurro.

—¿Quién? —pero él había perdido el conocimiento….


Nota de la autora:

¿Les gustó? ¡Espero que sí!

Bien, como verán esto es nuevo en mis fics… hoy me adentro en una nueva historia, que pretendo tenga varios capítulos.. sí, este es un Longfic de Avengers….

Espero sus comentarios…

Abrazos,

Gin