Keith x Shiro
En la base Garrison, todos sabían quiénes eran Shiro y Keith. Eran muy famosos, aunque por razones muy diferentes.
Shiro, era el cadete que todos aspiraban a ser, y el piloto que todos los instructores soñaban tener.
Había sido aceptado en la academia a una edad ridículamente temprana, luego que se plantara una semana entera fuera de la academia, a exigir que le dejaran hacer los exámenes de admisión, y todo porque por su fecha de nacimiento, en vez de poder dar las pruebas a los 15, se vería obligado a retrasar su postulación hasta casi los 16.
Al final, le dieron permiso de postular, sólo porque la opinión publica estaba tomando partido por el chico y porque estaban seguros que fracasaría.
Entro a la academia con 14 y medio años.
Una vez dentro Shiro comenzó a brillar con la intensidad de una súper nova, ascendiendo, ascendiendo entre los rangos tal como subía la espuma en un vaso de cerveza.
Siempre el primero en todas sus clases.
Rompiendo todos los records inimaginables y posibles a su corta edad.
El alumno más joven, él más querido por sus compañeros, el piloto graduado más joven en la breve historia de la academia. El primero en romper el record de velocidad en la atmosfera suborbital de la tierra.
Todos tenían claro que Shiro sería el primero en poner un pie fuera del sistema solar, y que llegaría a comandante antes de los 30.
Era amistoso, honorable, serio y comprometido con la carrera espacial como nadie.
Él fue el que, sin proponerlo, les dio la idea a los altos rangos de reclutar chicos más jóvenes, o por lo menos ver cómo iban los futuros reclutas en el tramo de 10 a 13 en las primarias del país. Y como los chicos lo veían como a un hermano mayor cool, casi saltaban ante la oportunidad de impresionarlo.
La mayoría tenia habilidades normales, unos pocos eran francamente mediocres, y uno que otro mostraba talento para pilotear.
Y fue justo así, como Shiro conoció a Keith, el otro chico más famoso de Garrison
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Keith tenía 13 años cuando Shiro lo encontró en el colegio al que asistían los niños huérfanos a cargo del estado.
Tenía carácter impulsivo, terco, obstinado, problemas para socializar, y era considerado uno de los cadetes más problemáticos y complicados de la academia.
Lo que nadie podía negar era que tenía una habilidad para pilotear lo que le pusieran por delante, que casi sobrenatural... ¿Un avión del '47 para su mantención mensual del museo? Perfecto. ¿Un helicóptero para dos personas? Pan comido. ¿Un nuevo prototipo para la atmosfera suborbital? Como si lo hubiera diseñado y construido el mismo. ¿Un avión Hércules de miles de toneladas para transporte de suministros? Como si fuera veterano de guerra.
También era el recluta con mejor condición física de Garrison, y pasaba los exámenes y pruebas más difíciles que los instructores pudieran diseñar- No importaba que tan sádico, extremo o difícil fueran las simulaciones de climas, Keith aprobaba todo con notas excepcionales y casi sin transpirar. Si todos resistían 5 kilómetros corriendo, el hacia 15 km. Si la prueba era aguantar todo lo posible el calor dentro de un sauna, y todos hacían una hora, Keith hacia 3.
Sus pruebas en el simulador de vuelo, eran absolutamente imbatibles para todos en la academia, excepto tal vez Shiro y el chico cubano llamado Lance, que si bien lograba llegar a segundo lugar, aún así se generaba un trecho grande entre él y Keith.
El mayor problema, era su mal carácter, y su nula capacidad de trabajar en equipo, lo que le impedía convertirse en el alumno estrella de Garrison, casi como un sucesor de Shiro para su generación.
Pero por sobre todo, eran famosos porque todos sabían, que donde estuviera uno, estaría el otro.
Shiro fue el que actúo como aval de Keith para que lo aceptaran en la academia, y hasta le consiguió una beca para costear su matrícula, y otros gastos por ser huérfano, y no tener nadie que lo apoyara económicamente.
Era una amistad extraña por decir lo menos. Sobre todo por la facilidad con la que Keith hablaba con Shiro, quien para el resto era una súper estrella, y la inspiración de muchos de los que estaban ahí, y la razón por la cual se habían enrolado en Garrison.
Lo que nadie estaba acostumbrado a ver, era una pelea entre ambos, porque venía con la misma fuerza que las tormentas del planeta Júpiter y arrasaba con todo a su paso. Afortunadamente, sólo pasaba, como decían los supersticiosos, en una luna azul.
Nadie sabía que había encendido y caldeado los ánimos entre ambos, pero sus reacciones eran muy diferentes
Keith explotaba como un volcán en erupción, destruyendo todo a su paso, por lo que todos lo evitaban para no ser blanco de su ira.
Shiro, explotaba hacia adentro, y si bien no se desquitaba con nadie, si lo mirabas directo a los ojos, podías ver una furia terrible latente, con la misma fuerza de un terremoto esperando suceder. Él era del tipo que cuando se enoja, prefiere retirarse para tratar de calmarse y luego retomar la discusión con más calma y sin tanto animo volátil.
La teoría más popular tenía que ver con el viaje a Kerberos, en Plutón, lo más lejos que una misión había pretendido llegar jamás. Todos creían que Keith quería ser parte de la tripulación, como piloto o al menos co-piloto, y que estaba celoso de que prefirieran a Shiro.
Lo cierto, es que Keith estaba preocupado por Shiro. Había descubierto hace no mucho de la enfermedad degenerativa que lo afectaba, y que le había comenzado en el brazo derecho, y que lo tenía tomando medicamentos muy serios y tuviera que usar una pulsera que le daba impulsos electromagnéticos para contrarrestar el avance de la enfermedad y terapias físicas dos veces a la semana.
¿Qué pasaría con Shiro durante el viaje?
Entre la ida, la estancia, y el regreso, el viaje iba a durar entre 12 a 18 meses. Claro que llevaba sus medicamentos, la pulsera y que era lo suficientemente responsable para hacer sus ejercicios, pero había tantas cosas que podían salir mal durante el viaje, y Keith las había listado todas en su cabeza al menos dos veces por lo menos.
Además con Shiro a millones de kilómetros se quedaría solo de nuevo.
Keith sabía que era difícil de tratar, por su personalidad, y el hecho de que le hicieran burlas por vivir en un orfanato tampoco ayudaba con la situación.
Keith quería poder apoyar a Shiro en sus sueños de viajero espacial, sin sonar egoísta o como niño mimado, pero cuando la única persona en el mundo que te apoyaba, se iba a miles de millones de kilómetros, era difícil no sentirse abandonado, sobre todo cuando, literalmente no tenías más familia en el planeta.
Al final Keith había hablado con Shiro, para disculparse, y le había preparado sopa de miso como ofrenda de paz. Shiro aceptó gustoso prometiéndole que trataría de mandarle mensajes tan pronto como pudiera, una vez instalado en Kerberos.
Después de eso, la misión a Kerberos despego con éxito
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