Disclaimer: es mío, mío y mío.
The bad guy
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Nueva ciudad. Nueva casa, nuevos amigos. Todo nuevo. Y eso era lo que no me gustaba. El barrio al cual nos habíamos mudado era bonito. Por lo menos mi mamá estaba feliz y eso era lo que importaba. Hacía cuatro meses atrás se había casado con el Señor Lee. Que para mi suerte, tenía el mismo apellido de mi difunto padre. A este último le recordaba mucho, había fallecido cuando yo tenía catorce, ahora tengo diecisiete, y bueno mi madre había cargado con el duro trabajo de criar sola a un adolescente, claro que le hago el trabajo fácil, ya que no soy de salir mucho.
La ciudad nueva, era bastante moderna, luces por doquier. Era como una ciudad futurista. En dos días más conocería también, mi nuevo colegio. Esperaba que mis compañeros fueran amables conmigo.
Mientras comenzaba a desempacar en mi nueva habitación, golpearon mi puerta. Mi mamá asomó su cabeza y me sonrió. Acto seguido, entró.
— ¿Cómo estás, cariño? —preguntó sonriendo. Sus ojos brillaban por la felicidad, y es que hacía mucho que no la veía así. Le sonreí fingidamente, como lo venía haciendo desde que comenzó a salir con él. No es que no estuviera feliz por eso, pero tenía la sensación de que a ella ya no le importaba mi padre, a pesar de que él no estuviese con nosotros.
—Sí, todo va perfecto. Me encanta la habitación —y esto último era verdad. La habitación era bastante espaciosa, más que la antigua. Me quedaban algunas cosas más por desempacar, pero ya tenía casi todo ordenado. Mi cama estaba tendida, ya había pegado pósters de mis ídolos favoritos, los libros estaban en el estante junto a mi armario. Mi portátil yacía sobre el escritorio que hacía unos días los hombres de la mudanza habían armado aquí.
—Gracias—me dijo acariciando mi cabello. La miré sin comprender. Ella me regalo una de sus amables sonrisas. Y suspiró antes de contestar:
—Por todo. Por aceptar a SungHo, por aceptar de buena manera la mudanza—besó mi frente —, eres muy bueno hijo.
Se levantó sin decir nada más y salió de la habitación. Me tiré bocabajo sobre mi cama. Estaba cansado. Me levanté nuevamente, y abrí otra caja para seguir.
Una hoja de papel doblaba prolijamente cayó al suelo. Al tomarla, delineé los pliegues de esta con mi dedo índice. Finalmente la abrí. Era su letra. Sonreí con tristeza.
—"Hola extraño" —reí ante la primera frase. Siempre me llamaba así de cariño. Seguí leyendo la carta.
"No me imaginé haciendo esto, nunca lo pensé siquiera. Jamás he sufrido tanto al despedirme de alguien. Eres el primero, deberías sentirte afortunado. Los años han pasado rápido, ¿no crees? Ni siquiera sé que decirte, tan sólo que aunque estés lejos, siempre estaré ahí. En las flores, en el cielo, como un árbol, en el mar. Donde sea que quieras que esté. Gracias por estos años de amistad, que quedaran grabados en mi corazón. Te amo amigo. Te esperaré hasta que el último latido de tu corazón cese.
Dongie"
—Amigo…—repetí aquella palabra con dolor. Siempre había estado enamorado de Dongwoon, pero nunca me había armado de valor para decírselo. No es que a él no le gustasen lo hombres, sólo que yo no quería perder nuestra amistad. Además, presentía que Dongwoon estaba enamorado de otro y ese otro no era yo.
Doblé la carta meticulosamente, y la guardé en un cofre que estaba sobre mi nuevo escritorio.
Caminé hasta el gran ventanal que poseía mi habitación. Lamentablemente este daba con la casa de mis nuevos vecinos.
Abrí la ventana e inhalé una gran bocanada de aire puro. El verde paisaje de la otra casa me gustó. Mis ojos se desviaron a la ventana de mi vecino y deseé nunca haberlo hecho.
Había un chico con aspecto rudo, al parecer acaba de salir de la ducha, su cabello estaba totalmente mojado, su torso desnudo y una toalla blanca lo tapada de la cintura hacia abajo.
Me sentí avergonzado. En eso el muchacho quitó su toalla para secar su cabello. Dios, había quedado completamente desnudo en frente de mí. Me Salí de la ventana, y cerré las cortinas.
Me apoyé contra la pared. Mis ojos seguían como platos por la sorpresa. Nunca había visto a un muchacho desnudo, ni siquiera había tenido ese tipo de experiencias todavía.
En eso golpearon mi puerta, era mi padrastro. Me miró de forma preocupada.
— ¿Estás bien? Te ves pálido…—comentó. Negué rápidamente con la cabeza, y le dije que estaba perfectamente bien. Él sólo se limitó a asentir —. El almuerzo estará listo en unos minutos más.
Cerró la puerta y sentí sus pasos bajar. Antes de poder cantar victoria, sentí unos ruidos provenientes de mi ventana.
Corrí hasta la ventana y abrí la cortina. Alcancé a echarme hacia atrás, ya que un chico había entrado a mi cuarto, produciendo un fuerte ruido.
Elevé mi vista para verlo. ¡Era el chico de la otra ventana! Sentí como mis mejillas se coloraban rápidamente.
El chico inspeccionaba mi cuarto con la miraba, y caminaba lentamente. Temía a que me fuera a golpear, pero dijo algo que me descolocó totalmente.
— ¿Te gustó lo que viste? —preguntó con una sonrisa burlona en su rostro. Tierra trágame, quise gritar, pero me hice el desentendido — ¡Vamos! Esto —dijo señalando su entrepierna. ¡Dios no podía ser tan grosero!
—N-No sé a qué te refieres... —comenté nervioso. Él rió, comenzó a acercarse a mí. Tomó mi rostro, su mirada me perturbaba. Su perfume era algo cítrico, me gustaba su olor.
—Lo dejaré pasar por esta vez…—comentó muy cerca de mis labios. Su aliento mentolado golpeó con fuerza mi rostro —, nos vemos.
Camino con estilo hacia la ventana, y de ahí saltó al vació. Lancé un gritó ahogado, y corrí a ver si estaba bien. Al llegar noté que ya se estaba subiendo a la reja de su casa.
Sentí el grito de mi madre llamarme. Bajé corriendo. La comida estaba lista. Me dirigí hasta el baño para lavar mis manos, y de pasada mojé mi cara, ya que aún me sentía ruborizado.
Al regresar comenzamos a comer en silencio, hasta que mi padrastro preguntó:
— ¿Pasó algo? Oí un fuerte ruido, —su voz tenía un deje de preocupación. Negué rápidamente diciéndole que se habían caído algunos libros cuando los acomodaba nuevamente. La conversación quedó ahí.
—Oh, sí —comenzó mi madre —. Los vecinos de la casa azul nos invitaron mañana a cenar, qué amables ¿no?
En ese momento había perdido totalmente el apetito. Sentía mis mejillas ruborizadas y un frío se apoderaba de mi espalda.
Esa era la casa del muchacho que había entrado hacia unos minutos a mi habitación.
El destino me odiaba.
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LOL. Aquí les traigo un nuevo fic. Espero que les guste. RR para mi persona: c xD. Ah sí "SungHo" es un producto de mi retorcida imaginación, ni siquiera sé si el nombre es válido xDDD. Y no sé, dudas en su RR :B xdd
LiahDragga.
