Disclaimer: Todo esto es de la asombrosa Rowling, yo sólo invento situaciones nuevas para entretenerme.
El secreto de Ginny
Prólogo
Hermione caminaba desde la cocina al cuarto que le habían acondicionado en La Madriguera. Tenía sed, así que llevaba un vaso con agua. Al pasar por la pieza de Ginny, algo le llamó la atención, una de esas cosas que ves por el rabillo del ojo y simplemente no están en su sitio. Se detuvo y entró, encontrando a su ahora amiga y confidente llorando al pie de su cama en la oscuridad. Sorprendida, se acercó a ella y se sentó a su lado, no sin antes acomodar el vaso en el velador de su amiga.
"Ginny¿Qué pasa?" por toda respuesta ella le pasó una bolsa. Hermione miró su contenido y se sorprendió.
"Oh" fue lo único que pudo decir.
"No puedo hacer esto ahora, simplemente no puedo. Voy en sexto año, no puedo Herms" sollozó Ginny, llevando sus manos a la cara. "¿Qué voy a hacer?" Hermione no contestó inmediatamente, parecía perdida en sus pensamientos.
"Tranquila" contestó por fin "Conozco un hechizo que puede hacer que se vaya"
"¿Que se vaya?" preguntó Ginny, perpleja. Luego abrió enormemente los ojos y pareció comprender "No, Hermione, no, esa no es la idea."
"Lo sé, no es la idea." La tranquilizó su amiga. "Sólo va a alejarla de ti para que alguien más se encargue de ella. Hay una lista oficial de personas que la aceptarían, pero tú puedes incluso elegir a quién quieres pasársela"
"Elegir a alguien" murmuró Ginny, pensativa. "Creo que ya sé a quién elegir ¿Estás segura de que funcionará?"
"Sí, lo vi en un libro de la sección prohibida, no es muy difícil. Funciona, siempre y cuando la persona que la va a recibir no se oponga al traslado"
"No se opondrá" declaró su amiga, muy segura. "Espera" dijo de repente, como dándose cuenta de algo "¿Tiene que saberlo?"
"No es necesario, sólo tiene que aceptarlo" contestó su amiga. "Y si es quién creo que es, dudo que lo rechace"
"No, no la rechazará" Ginny parecía más tranquila. Se mordió el labio e hizo otra pregunta. "¿Estás segura que puedes hacerlo?"
"Sí." Hermione la abrazó y Ginny apoyó su cabeza en el hombro de ella. "Estoy segura"
"¿Lo has hecho antes?" volvió a preguntar. Hermione sonrió, recordando la primera vez que había hecho ese hechizo. Ginny lo notó y se separó de ella. Hermione se acomodó con la espalda en la cama y empezó a contarle.
"Lavender" empezó. "Ella llegó llorando a la pieza, seguida de Parvati y Padma. Yo estaba leyendo en mi cama y me desconcentré al escucharla llorar. No alcancé a preocuparme, Lavender siempre está haciendo escándalo y las gemelas están ahí dándole ánimos. Pero esa vez fue diferente, Lavender abrió los doseles de mi cama y me contó todo, entre lágrimas, pidiéndome ayuda. Recuerdo que dijo que si alguien conocía un hechizo que pudiera servirle, esa sería yo. Estuve una semana entera buscando en la sección prohibida, Madame Pince siempre me deja entrar, ya me tiene confianza," explicó al ver la cara de asombro de Ginny, luego continuó. "Finalmente encontré el hechizo apropiado, lo estudié y esa misma tarde lo hice en Lavender"
"¿No tuviste problemas?"
"No, ninguno. Lavender dijo que le había dolido un poco, pero nada no soportable." Su amiga la miró con preocupación. "No hay efectos secundarios, sólo que sentirás cuando… cuando termine el proceso."
"¿Me va a doler?"
"No tanto, pero lo vas a sentir, vas a saberlo" le explicó Hermione. "¿Estás segura que quieres hacerlo?"
"Sí, no tengo otra opción." Ginny ahora estaba tranquila y segura. "¿Cuándo podemos hacerlo?"
"Apenas lleguemos al colegio" Hermione le palmeó el brazo y se levantó "Tranquila, no pienses en eso ahora, ya está solucionado"
"Está bien." Murmuró Ginny y se levantó del suelo. Hermione esperó que se metiera dentro de la cama para irse a su habitación. Antes, la arropó con cariño y tomó su vaso del velador de su amiga. Salió sigilosamente, seguía preocupada, esperaba que Ginny supiera lo que estaba haciendo. Cuando llegó a su pieza, se sentó en su cama, tenía mucho que pensar y casi no durmió esa noche.
No sabía que, dos pisos más abajo y tres habitaciones más a la derecha, un hombre cansado tampoco podía dormir. Le habían hecho una increíble propuesta, y él la había aceptado. A pesar de no saber si era una buena idea, a pesar de estar ya cansado, no del día a día, sino de vivir. Ese hombre cansado, sólo tenía una imagen en su mente. Una imagen de una joven de cabello castaño y alborotado, que le sonreía detrás de un libro de texto. La única imagen que le hacía seguir despertando cada mañana, seguir trabajando en un trabajo que no le gustaba y seguir yéndose a dormir cada noche, a pesar de odiar su vida. Sabía que no debía pensar en ella, pero no podía evitarlo.
