Una pequeña idea. Sí, sí, aún no he terminado mis otros fics. Es mejor que nada, ¿no? Bueno, para este fic…sucede que Rocktulador publicó uno con trama similar xD (sólo para aclarar y que no haya malentendidos). Rocktulador, éste va para ti (:

(SPOILER 315. Dos palabras. Muérete Minerva).

Disclaimer: Todo lo relacionado a Fairy Tail es propiedad del troll Hiro Mashima.

Antes de empezar:

1.- Ubicación: Después de los Grandes Juegos Mágicos. Todo saldrá bien e.e

2.- —Diálogos normales—

3.- Pensamientos.

4.- Palabras o frases en cursiva fuera de pensamientos; resaltadas en la historia.

5.- Separador para escenas: -o-o-o-


Delirium

—¡¿Y te haces llamar un hombre?!

—Es una escoba, Elfman —contestó Gray por un lado.

La lucha había comenzado hace tan sólo unos minutos y la mitad del lugar estaba casi totalmente destruido. Lucy y Wendy se hallaban resguardadas detrás de una mesa apoyada en un costado que hacía el papel de un escudo que se vería destrozado con rapidez si los fuertes ataques continuaban.

—Mierda. No puedo tener ningún desayuno sin que me lancen una maldita mesa o una jodida silla.

—Es tu culpa por sentarte en medio del campo de batalla.

—Tch.

Gajeel miró a su alrededor. Lily tenía razón. Sentarse en una de las mesas en el centro del gremio era el peor error que se podía cometer cuando Natsu gritaba ¡Pelea! a todo pulmón y los puñetazos, patadas y demás hechizos mágicos surcaban los aires impactándose con cualquiera que se pusiera en frente.

El Redfox se levantó con fastidio, llevándose el plato que tenía con él y esquivando varios ataques y algunos pedazos de madera voladores —puede que de alguna desgraciada silla—. Se sentó en uno de los bancos de la barra, continuado desinteresadamente con su almuerzo. Aunque el Dragneel había hecho todo lo posible porque también se uniera a la primera destrucción del gremio —remodelado después de haber ganado los Grandes Juegos Mágicos—, el Dragon Slayer de Hierro estaba más concentrado en su comida en ese momento. Un trozo de hierro crujió entre sus dientes a la vez que sus oídos captaban una charla, en un lugar apartado que se había librado del lugar de combate.

—¿Y qué quieres que hagamos? —decía un pelirrojo—. Está enferma y ya la oímos, sólo quiere descansar y no vendrá hoy.

—Ya lo sé, pero… —su compañero no completó su frase.

Ambos miembros masculinos del Shadow Gear suspiraron con pesadez. Inconscientemente, Gajeel había desviado su mirada hacia ellos. Está enferma. Al instante supuso que estaban hablando de Levy. Y ahora que lo mencionaban, no había visto a la peli azul en toda la mañana. Olfateó con sutileza el ambiente, sin lograr distinguir su aroma. Chasqueó la lengua, restándole importancia y volvió a su desayuno.

—Vaya, vaya. No sabía que te interesaran las conversaciones ajenas.

Mirajane Strauss, que había visto la escena desde un sitio seguro, apareció frente al Redfox, con los ojos cerrados y una sonrisa adornando su rostro. El pelinegro alzó la vista y la observó unos segundos, levantando una ceja en señal de molestia, acompañado de confusión. Se decidió por ignorarla, mientras seguía comiendo.

—Por si te interesa saber, Levy amaneció con un fuerte resfriado. Creo que estará en cama todo el día, puede que necesite algo de compañía.

—¿Y? Yo no te pregunté nada —contestó él con rudeza.

—Lo sé.

Manteniendo su sonrisa, la maga le dio la espalda, perdiéndose entre las puertas traseras del gremio, que seguían intactas. Gajeel frunció el ceño, irritado. Inadvertido de que un par de ojos había observado la escena, el mago siguió almorzando. A su lado, después de algunos segundos, se posó una pequeña figura, tomando asiento sobre la barra. El mago volteó hacia Pantherlily, pero éste no habló hasta pasados un par de minutos.

—Así que Levy está enferma —murmuró con una sutil sonrisa plasmada en sus labios.

—Y a mí qué —contestó el Dragon Slayer masticando con más fuerza.

—¿No será que estás preocupado?

Gajeel casi escupe el trozo de hierro que estaba en su boca. Miró con el entrecejo arrugado hacia Pantherlily, que le devolvía una mirada impasible.

—¿Qué dices gato?

—Levy está enferma —repitió el Exceed.

Primero la camarera y ahora su gato. No era posible. ¿Por qué cada vez que salía algún tema relacionado con la enana, tenían que fastidiarlo tanto? Es cierto que Mirajane le parecía una verdadera entrometida y era capaz de crear los más absurdos rumores entre varias parejas del gremio, así que no le daba importancia. ¿Pero ahora Liy también? Gajeel sabía que el Exceed había empezado a molestarlo desde que comenzó a usar bandanas sobre la frente, para recoger mechones rebeldes de cabello. Y ahora no lo dejaba en paz cada vez que lo encontraba cerca de la McGarden. Apretando los dientes, dirigió la vista hacia otro lado, intentando desoír los comentarios del felino.

—¿No piensas ir a visitarla? —continuó Lily.

—¿Por qué tendría? —contestó el Redfox finalmente.

—No lo sé, tal vez, ¿la extrañes?

Gajeel observó boquiabierto a su gato. El hierro que estaba masticando cayó de su boca, haciendo un sonido metálico al hacer contacto con el suelo.

Silencio.

Uno.

Dos.

Tres segundos.

—¡¿Qué mierda?! —exclamó con voz alta.

—Puede que Levy necesite un poco de ayuda —comentó observando con disimulo una de sus patas delanteras—. No le vendría mal que le echaran una mano.

Lily se quedó callado, aún con la sonrisa socarrona intacta. El pelinegro dio un gruñido, averiguando por dónde iban los tiros de su Exceed.

—Sé lo que intentas gato —se cruzó de brazos—. No me interesa saber por qué carajo quieres que precisamente yo visite a la enana, pero no pienso ir a verla a un lugar lleno de locas.

—Bueno, pero Erza y Mirajane se encuentran aquí. No le veo el problema.

El Redfox levantó la mirada con discreción, observando a su alrededor. Localizó a Titania, que se hallaba peleando con una de sus armaduras. Había visto a Mirajane hace poco y distinguió que todas las chicas que vivían en Fairy Hills —aparte de Levy— se encontraban en ese momento en el gremio. Pero aún así, ¿por qué demonios tendría que ir a visitarla? De todas las personas que estaban en Fairy Tail, ¿por qué necesariamente él? No la extrañaba, como creía decir Lily. No comprendía por qué tanto empeño en molestarlo cada vez que estaba cerca de ella.

—No iré gato. A mí no me importa que la enana esté enferma —aclaró terminando de comer los últimos trozos de hierro de su plato.

—Bien, como quieras.

Pantherlily bajó de un salto, caminando hacia los otros dos Exceed, que se encontraban resguardados detrás de un poste. A Gajeel le sorprendió que el pequeño gato no insistiera. Arqueó una ceja, desconcertado.

—Creo que Jet y Droy dijeron que irían a verla. Puede que se queden el resto del día con ella. A solas —le dijo de espaldas mientras seguía caminando.

Gajeel apretó los puños de repente. ¿Por qué habría de incomodarle ese comentario? No le afectaba. Sus perros falderos la seguían a todos lados, pero no le sorprendería que los dos se acobardaran al momento de intentar entrar a un lugar prohibido para los hombres.

Observó a su gato alejarse y viró de nuevo hacia el gremio, que aún se veía inmiscuido en la pelea. Natsu había quemado la mayor parte de las mesas. Con el hielo de Gray, el Beast Soul de Elfman, las cambiantes armaduras de Erza y el agua de Juvia, el Redfox dudaba que el recién reconstruido gremio siguiera en pie después de los múltiples ataques de los magos.

Sabiendo que el Maestro aparecería en cualquier momento, prefirió regresar a su casa. No quería limpiar un desastre que ni siquiera él había causado. Esquivando todos los ataques y pasando sobre una Cana ebria que yacía sobre el suelo, salió con cuidado por las puertas de Fairy Tail.

Recorrió con indiferencia las calles de Magnolia. Iba ya a mitad de camino cuando recordó algo. La ruta que tomaba pasaba justo enfrente de Fairy Hills. Pero cuando estaba a punto de dar media vuelta, se topó de nuevo con la presencia del Exceed negro.

—¿Adónde vas? —cuestionó Lily con los brazos cruzados.

—Me largo a dormir.

—Te acompaño —contestó suponiendo que iría a su casa—. El gremio es un lío en estos momentos.

A regañadientes, reanudó el mismo camino. En pocos minutos divisó los dormitorios de las magas, a sólo unos metros de distancia. Intentó mantener la mirada al frente, pero no pudo contenerse de mirar de reojo hacia las ventanas de las habitaciones del segundo piso. Notando aquel gesto, Lily sonrió ampliamente, abriendo sus alas.

—Espera. Recordé que tenía que ayudar a Wendy y Charle con unas cosas fuera del gremio. Te alcanzo después.

Gajeel vio cómo el Exceed se alejaba volando hasta que desapareció de su vista. Reanudó su marcha, pero sus ojos no pudieron evitar mirar otra vez hacia el amplio edificio. Apretó los dientes y siguió caminando. En cuanto dejó atrás Fairy Hills, su cuerpo se detuvo y su cabeza volvió a girar en la misma dirección. Bufó.

-o-o-o-

Él no estaba preocupado por ella. Claro que no. Ni tampoco la extrañaba. Mucho menos, menuda tontería. Sólo le daba curiosidad ver a la pequeña maga enferma y tal vez podría burlarse de ella más tarde. Cerciorándose de que no distinguía ninguna presencia a excepción de la de Levy, permaneció oculto entre las hojas del árbol más cercano, sólo para asegurarse. Se balanceó sobre una de las ramas más cercanas a la que por suerte, era la habitación de la peli azul, y de un salto, aterrizó sobre la repisa exterior de la ventana, sujetándose con una mano. Con la otra, convirtiendo una de sus uñas en metal, logró quitar el pasador que cerraba la ventana de dos hojas, abriendo una de ellas.

La esencia de Levy lo embargó, filtrándose por completo en sus pulmones cuando logró entrar al cuarto. Caminó con cuidado entre las pilas de libros que se hallaban cubriendo gran parte del suelo. El aroma de enfermedad y algunas medicinas flotaba por todo el lugar. Dobló en una de las esquinas de un estante repleto de libros y encontró a la maga, recostada boca abajo sobre su cama y envuelta en varias cobijas. Por el ritmo de su respiración, Gajeel supo que estaba dormida.

Deseando acercarse un poco más, empezó a caminar con sigilo en su dirección. Manteniendo la mirada fija sobre la maga, no distinguió los objetos que hallaban desparramados a lo largo del mini pasillo. Sin darse cuenta, uno de sus pies terminó pisando un frasco de medicamento vacío. Antes de poder evitarlo, su bota hizo girar al recipiente a la vez que salía despedido al frente, estrellándose en una pared y rompiéndose en cientos de pedazos. Por su parte él, perdiendo el equilibrio, se sujetó a lo primero que sus manos pudieron aferrarse, que fue uno de los anaqueles de libros. Éste, sin poder soportar el peso del Dragon Slayer, comenzó a inclinarse lentamente a la vez que todos los textos caían, varios de ellos sobre el mago y otros tantos en el suelo, provocando un gran estruendo. El estante por fin se detuvo al chocar con el que tenía en frente, una vez que todos los libros yacían tirados y con las hojas abiertas.

Gajeel se incorporó con rapidez, observando por encima del desastre hacia la McGarden, que seguía con los ojos cerrados. El pelinegro suspiró con cierto alivio, creyendo que aún dormía, pero cuando vio que la maga daba un ligero quejido, su cuerpo se paralizó unos segundos a la vez que contenía la respiración.

Menudo caos que había provocado. Y para su mala suerte, Levy estaba despertando.


Se supone que esto iba a ser un one shot. Pero ya descubrí que soy un asco en resumir las cosas. Y no planeaba terminar este capítulo aquí pero bueno, ya me estaba quedado muy largo. Lo lamento. De seguro les aburrió -_-

(En otras noticias. Finalmente, después de esperar desde el 21 de Julio del 2011, ¡Gaara ha llorado en el anime! Y yo atesoraré el episodio 297 en mi corazón por siempre T_T Ya pues, mucho Naruto).

Gracias por leer. Prometo terminar esto pronto para actualizar otros fics. Hasta la próxima. Sayonara!