Título:  Después del Holocausto

Por Josephine78

Introducción

Toda había terminado. Su propio padre había jalado el gatillo que le diera la muerte. La estación de pronto parecía muy grande y su vida demasiado pequeña al pie de una promesa.

Sin poder evitarlo, las lágrimas seguían rodando por sus mejillas  y el dolor en su pecho era cada vez más intenso. Según su padre, ella había nacido para ésto; aunque irónicamente tuvo que renunciar a todo lo que amaba  para poder cumplir con su destino.

Destino... que extraña palabra es ahora para ella.  Lo que siempre contemplo como su destino se había ido; había cruzado la puerta del andén hace unos minutos, después de decirle por primera vez que la amaba, para nunca más volverlo a ver.

Nikita sacó de su bolsa un par de anteojos negros, y después de colocárselos trató de tranquilizarse. En el fondo, detrás de todo el dolor que sentía, sabía que ahora él estaría a salvo... libre... y con la vida que siempre debió tener y la cual le fue arrebatada por la Sección.

Una vida. Sí. Definitivamente valía la pena seguir adelante sabiendo que al menos uno de los dos tendría una. Adam al fin crecería con su padre, no le haría falta como a ella le hizo falta el suyo.

Pero lo más importante... Michael estaría ahí para verlo crecer, para ver como la vida les brinda una nueva oportunidad. Para ver el amor de su hijo reflejado en sus ojos y hacerlo olvidar más de 12 años en un lugar donde esto era imposible.

Una leve sonrisa se dibujo en sus labios. Casi podía imaginarse la risa de Michael jugando con Adam. Feliz, total y puramente feliz. Una felicidad que ella nunca alcanzaría a ver, pero que llevaría presente a donde quiera que fuera.

Las lágrimas cesaron por un momento, y respirando profundamente giró a la derecha y comenzó a caminar hacia la salida. Tenía que volver y ocupar su nuevo cargo... un cargo que ella nunca pidió, pero el cual marcaría su futuro.

 Sabía perfectamente que a partir de ese momento no podía ser la misma. No podía permitir que los sentimientos la debilitaran. Tenía que seguir adelante. Michael así lo hubiera hecho.

En su memoria giraba un consejo que éste le había dado años atrás... "Sé dura... pero si no lo eres, entonces aparenta serlo"; sólo que ahora tenía miedo... miedo de finalmente convertirse en alguien como Madeline o Paul... miedo de que llegara el día de no aparentarlo, sino serlo en realidad.

Con las manos en los bolsillos del abrigo negro que la cubría y respirando de nuevo, salió a la calle. Se detuvo un momento.

La gente caminaba animadamente. Todo parecía tranquilo y sabía que ahora dependía de ella preservar dicha tranquilidad.

Un niño pasó corriendo a su lado y una mujer le perseguía gritándole preocupada que  no corriera tan rápido. Nikita sonrió momentáneamente; pero de pronto un pensamiento cruzó por su cabeza...Ser madre era otra de las cosas que había perdido el día de hoy. Nunca viviría una escena parecida con su propio hijo; nunca tendría la dicha de vivir su sueño. Un sueño que por momentos parecía haber tocado con las manos.

Pero no. Ya no había que pensar en eso. Debía volver al trabajo y esconder sus anhelos. Debía jugar ahora un nuevo papel y éste no toleraba sueños ni recuerdos.

Nikita siguió caminando tratando de evitar más lágrimas ... ya no podía seguir llorando ... Después de todo ... ese día comenzaba el resto de su vida.

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El tren estaba casi vacío. Adam se había quedado dormido, desde hace más de dos horas, con la cabeza apoyada sobre las piernas de su padre.

Michael le acariciaba el cabello mientras permanecía con la mirada fija en la ventana. Tenía un pequeña vida en sus manos que ahora dependía de él y que merecía lo mejor que pudiera ofrecerle. Pero no estaba seguro de conseguirlo.

¿Cómo explicarle a un niño que su padre había regresado de la muerte  sin que preguntara si su madre volvería también? ¿Cuál sería su reacción si algún día le contase cuantas personas murieron en sus manos y cómo él era el resultado de una fachada que le ordenaron sostener por más de cuatro años?

No.  No sabía como decirle esto a un niño que lo amaba tanto, que lo veía como el más grande de los padres; y que ante sus pequeños ojos amaba a su madre.

¿Cómo confesarle que la única mujer que amó y ama no era Elena? Michael cerró los ojos al sentir que un vacío le invadía de pronto. Nikita. ¿Cómo se supone que iba a seguir adelante sabiendo que ella todavía permanecía dentro de ese infierno? Definitivamente tenía muchas preguntas sin una respuesta.

Hasta hace un día, pensaba que por fin iban a estar juntos; que había valido la pena el dolor que sintió cuando ella le dijo que nunca lo había amado. Pero nada se comparaba con este nuevo sacrificio.

Era preferible creer que ella lo había traicionado por que así, al menos, el orgullo le haría olvidarla... pero ahora, nada podría conseguirlo.

Mientras ella lloraba y pronunciaba las palabras que el tanto quería escuchar, tuvo el impulso de pedirle que abandonara todo, que viniera con él. Pero algo lo detuvo; no podía pedirle semejante cosa después de que su padre había muerto a cambio de su vida y la de Adam. No podía ser tan injusto, tan egoísta. Aunque hubiera deseado ser el más egoísta de los hombres.

Tenía al menos que dejarle su dignidad. Pero el dolor seguía siendo demasiado grande. Sí el estuviera sólo permanecería con ella, y no le importaría pasar el resto de su vida en la Sección.

Sin embargo no lo estaba; Adam no podía crecer dentro de ese mundo frío y sin esperanza. Por él, también tenía que hacer ese sacrificio; aunque nunca imaginó que le costara tanto el hacer feliz a su propio hijo.

Michael abrió de nuevo los ojos al sentir que Adam se despertaba. Sus pequeños y negros ojos se dirigieron rápidamente  a su padre y le regaló una sonrisa.

--- Pensé ... que era un sueño ...

Michael acarició sus mejillas; y lo miró directamente a los ojos por unos momentos.

--- Todo esta bien Adam. Ahora estoy aquí y siempre estaré. Vuelve a dormir.

Adam sonrió y acomodó de nuevo su cabeza en el regazo de su padre. Estando con su papá siempre se había sentido seguro, protegido.

Michael apartó la vista de su hijo y la volvió a la ventana. Diferentes paisajes habían recorrido ya, y la distancia entre él y Nikita era cada vez mayor; pero nada hacía que doliera menos.

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Capítulo I

Dos años después...

--- Hey, Walter. ¿tienes en existencia más controles PDA? --- Jason gritó poco antes de llegar al área de abastecimiento.

Walter, quién estaba ocupado con la nueva mirilla que había inventado, se limitó a contestar con un gruñido y no apartó la vista de la gran lupa de verificación que tenía delante.

Jason permaneció quieto por un momento mientras miraba a su amigo. En los dos últimos años él y Walter se habían convertido en buenos camaradas; tal vez no como con su hermano pero tenían una relación parecida.

Caminó con las manos en los bolsillos hasta su amigo, y una vez cerca de la mesa se reclinó ligeramente para ver lo que éste estaba haciendo. No era que Jason no supiera de armas... simplemente no le parecían tan interesantes como a Walter. Lo suyo, al igual que Birkoff, era la informática.

--- ¿No es una preciosura? --- al fin dijo el orgulloso creador de la pieza.

--- Mmmm... si tu lo dices.... te creo.

--- Me tomó casi tres meses acabarla ¿y es todo lo que dices 'amigo'?

--- Esta bien. Esta bien. Felicidades. ¿contento ahora?

Walter volvió a gruñir pero esta vez se apartó de la mesa para mirar a su interlocutor. Jason era tan parecido a Symour que a veces le costaba mucho trabajo no tratarlo como a él. Pero la personalidad le recordaba de quién se trataba y ésta era totalmente opuesta a la de su hermano.

--- Aunque sé que no lo entiendes... gracias Jason.

Jason dejó escapar una leve sonrisa como respuesta y luego volvió a recordar su asunto.

--- Y bien ¿tienes o no?

--- No. Pero voy a pedir unos la próxima semana.  ¿Los necesitas?

--- Realmente no, pero ya sabes que Nikita siempre quiere tenerlos por si acaso.

--- Sí, ella es así... Por cierto, ¿dónde es la misión?

--- Sudán primero y luego Polonia. ¿Por qué?

--- Para que se tome unas vacaciones. Realmente las necesita.

Jason soltó una carcajada que no pudo contener. Era gracioso lo que Walter decía. Nikita nunca había tomado tiempo libre en los dos años que llevaba al mando y aunque la situación fuera estable, y Walter le recordara constantemente que necesitaba descanso, ella permanecía trabajando. Nunca cedía ni por un momento, aunque Jazmin, ahora su segundo al mando, era un muy capaz.

--- No te rías, Jason. Estoy preocupado. No hace otra cosa que no sea trabajar... es más, incluso hay noches que las pasa aquí en su dormitorio y no en su casa. Nikita solía odiar quedarse aquí.

Walter realmente estaba preocupado. Nikita ya ni siquiera platicaba con él como antes. Pocas veces conversaban realmente. Tal vez ella acudía a él por un consejo, pero siempre con relación a una toma de decisión en el trabajo; nunca sobre su vida.

De hecho Nikita ya no tenía una, todo era la Sección y nada más. Había cambiado tanto en tan escasos dos años, que a Walter le era a veces muy difícil reconocerla.

La Nikita alegre y optimista hace mucho tiempo que se había ido. La sección era un lugar mejor, eso no estaba en duda. El 98% de las misiones eran exitosas; se había eliminado la lista de operativos en suspensión y cancelación, y cada uno de los que ahí trabajaba tenía más una vida que antes; sin constante vigilancia y con el permiso de mantener una relación amorosa ocasionalmente.

Pero ella... ella ya no mostraba expresión alguna en su rostro. Ni tristeza, ni enojo, ni mucho menos felicidad. Su semblante ahora era frío y ausente.

En ocasiones cuando platicaba con él permanecía con la mirada perdida y absorta por un momento, pero Walter había aprendido a no perturbarla preguntándole el por qué. Él sabía perfectamente dónde y sobre todo con quién permanecía su mente.

--- ¿Walter? --- dijo Jason por tercera vez sin que el otro le contestara, pero logrando en esta ocasión traer de regreso a la conversación a su amigo.

--- ¿Eh? ... ¿qué?

--- ¿Qué si pasa algo?

--- No... bueno... no. Es sólo que estoy preocupado Jason, eso es todo.

--- Bueno, entonces me voy Walter... pero recuerda pedir los PDA, ok?

--- Ok, no te preocupes 'amigo'.

Jason se alejó rápidamente de la estación de Walter, quién por un momento dirigió su mirada hacia arriba, hacia el loft de Nikita. Ahí estaba ella, observando a todos trabajar con la mirada perdida, las manos cruzadas por detrás y vestida en su ya acostumbrado negro. "Sí... --- pensó --- definitivamente hace mucho tiempo que se ha ido".

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            --- Vamos, Ruffi atrápala.

Adam corría y gritaba por todo el jardín. Era una tarde soleada y se divertía jugando con Ruffi, un gran San Bernardo al que le encantaba jugar con la pelota.

Hacía mucho tiempo que no se divertía tanto. Hace uno o dos meses aproximadamente le habían diagnosticado diabetes infantil, y su padre lo mantenía en extremo reposo después de cada visita a los médicos.

Adam no entendía el porque de tantas precauciones y medicinas,  sólo sabía que lo que tenía era grave y tenía que obedecer a su papá en todo. Y no es que no quisiera obedecerlo algunas veces; era simplemente que muchas de las cosas que le gustaban, como los dulces, ya no los podía comer.

Además; si un día su papá lo descubría comiendo alguno de éstos, se molestaba mucho. Nunca le pegaba, pero no hacía falta hacerlo. Con tan sólo una mirada, su padre podía hacer que dejara el caramelo al instante.

Esa mirada siempre le daba mucho miedo. Era una mirada fría y parecía que lo iba a matar con ella. Para Adam era como si su padre tuviera todo el poder en ese momento.

Pero debía reconocer que, en algunas ocasiones, prefería ver esa mirada y no la otra que casi todas las noches reflejaba el rostro de su padre. Era una mirada triste, ausente, como si un gran dolor lo embargara. Todas las noches después de cenar y poner a Adam en la cama; bajaba al  estudio y tocaba por horas el Chelo.

Las primeras noches, Adam lo seguía a hurtadillas y escuchaba esas hermosas melodías, como cuando era más pequeño. Pero después se acostumbró y prefería escucharlas desde su cama hasta que el sueño le venciera; pues su padre nunca acababa de tocar antes de que ésto sucediera.

Nunca se ha atrevido a preguntarle el porqué lo hace, pero tiene el presentimiento de que su tía Nikita es la respuesta. Tampoco le pregunta porque en su estudio tiene una foto de ella y no de su madre.

Adam sí tiene una de Elena en su cuarto, pero su padre al parecer prefiere tener la de Nikita. Y eso no le molesta. Adam quiere tanto a Nikita como él. Era muy divertida y jugaba mucho con él cuando estuvo en su casa años atrás.

Algunas veces la extrañaba mucho y le preguntaba a su padre cuando vendría ella a visitarlos; pero su padre sólo desviaba la mirada y decía que pronto. Algo le decía que era lo que más deseaba su padre. Y Adam también.

--- ¡Adam! --- se escuchó una voz masculina que gritaba desde la casa. --- Deja a Ruffi un momento. Tienes que tomar tu medicina.

--- Sí papá, ya voy.

Adam detestaba esa medicina, y mucho más las inyecciones, pero era algo que no podía discutir con su padre porque éste siempre le decía que era necesario si quería ponerse bien; y Adam quería ponerse bien.

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            Todo estaba callado en la Sección, era de madrugada y casi todos  se habían ido ya. Quinn caminaba hacia la oficina principal de Operaciones, pero no apresuraba mucho su paso, al contrario, ella hubiera deseado estar más tiempo afuera pues las noticias no eran favorables.

            Una vez que llegó a la oficina principal, habló sin mayor preámbulo.

--- Llegó el Intel que necesitabas pero... no muestra nada que nos sugiera las coordenadas de La Colectividad.

Quinn dijo esto sabiendo que no era lo esperado por la mujer delante de ella pero era la verdad y no acostumbraba andarse con rodeos.

Nikita, quién se encontraba mirándola directamente a los ojos, desvió su mirada un momento y al regresarla, ésta mostraba una ligera indignación.

--- ¿Estás segura de ello?

--- Sí. Tendremos que seguir buscando.

Nikita se dirigió rápidamente a su panel, apretó un par de botones y en la pantalla aparecieron varias fotografías a la vez, distribuyéndose simétricamente en ella. Quinn se dio cuenta de que Nikita estaba más que enojada. Estaba seriamente preocupada.

--- ¿Ves estas imágenes, Quinn?... No son farsa, son reales. Hay gente muriendo allá afuera por La Colectividad y ... ¿me dices que tenemos que seguir buscando?.

Quinn permaneció un momento observando las imágenes. Sabía perfectamente que lo que decía Operaciones era verdad. Más de diez ataques se habían perpetrado en los últimos meses; y cada vez era más difícil prevenirlos.

Todos los recursos humanos y materiales con los que contaba la sección se habían venido empleando para atraparlos, pero La Colectividad siempre les llevaba la delantera.

Después de un par de minutos, Quinn dijo:

--- Creo que hay otra alternativa.

--- Sabes que esa no es una opción. --- dijo Nikita mirándola intensamente --- Ya hemos hablado de ésto.

--- Te equivocas, no hemos hablado. Ni siquiera lo has considerado, sólo te niegas rotundamente a oír del tema.

Durante un momento el silencio se apoderó de la habitación. Ambas mujeres permanecían mirándose a los ojos y ninguna de las dos cedía. Finalmente Nikita rompió el silencio.

--- ¿Es todo lo que tienes que decir Quinn?

--- No. Pero supongo que no quieres oír el resto.

Nikita siguió mirando a Quinn fríamente, pero antes de que pudiera contestarle, el comunicador emitió dos pequeños sonidos. Era Jason.

--- ¿Operaciones? --- dijo la voz del otro lado del comunicador.

La mujer al cargo sólo se limitó a apretar un botón y contestó no apartando la vista de su interlocutora. 

--- Sí, Jason

--- Otro ataque sucedió en el norte de Asia.

--- ¿Status?

--- 133 muertos y 23 heridos, hasta ahora.

Nikita cortó la comunicación con Jason y Quinn se apresuró a decirle:

--- ¿Necesitas más pruebas de que es la única opción?

--- Retírate Quinn

--- Sabes que tengo razón, Operaciones. Michael debe regresar; y en éste instante la seguridad de él o Adam no deberían de importarte. La Colectividad debería ser tu prioridad.

--- ¿Qué parte no escuchaste cuando dije que te fueras Quinn?

Quinn salió de la oficina, dejando a Nikita con la mirada perdida por un momento. Caminó lentamente a su escritorio y de su computadora bajó una fotografía reciente de Michael y Adam.

Los había estado vigilando desde hace algún tiempo aunque no sabía detalles de sus vidas. Al principio no quería hacerlo, pero sabía que era la única forma de  mantener su seguridad.

Adam estaba creciendo rápidamente aunque parecía enfermo y Michael lo atendía a altas horas de la noche. Nikita no sabía porque. Había dado la orden de que no se le informara de nada al menos que fuera algo que pusiera en peligro la vida de los dos. Ellos tenían que enfrentar sus problemas solos.

Nikita sabía que desde hace unas semanas, una mujer iba continuamente a visitarlos. Era una mujer atractiva según le decían sus informantes, pero nunca quiso entrar en detalles de cómo lucía en realidad. No quería averiguar más, habría resultado doloroso e inútil. Michael tenía su vida,  de la cual ella ya no formaba parte. Además, Adam necesitaba una figura materna y que mejor ahora que todavía era pequeño, con tan sólo pocos años de edad.

Pero no importaba todo el razonamiento y objetividad que tuviera al respecto. El imaginarlo realidad dolía mucho y era como si la última esperanza muriera. Pero... ¿qué esperanza?. Nikita ya no tenía ninguna y no podía ser tan egoísta al respecto. Michael merecía ser feliz ... aunque no fuera a su lado.

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Michael preparaba el desayuno para Adam. Éste había pasado la noche enfermo y su padre permaneció despierto a su lado. El cansancio se reflejaba claramente por debajo de sus ojos, pero el amor por su hijo lograba poner a un lado cualquier indicio de sueño.

Hoy eran waffles; los favoritos de Adam, y los más fáciles de hacer en una mañana ocupada de invierno. Había nevado toda la noche y en esa época del año las temperaturas siempre oscilaban entre los -20 y -10 grados centígrados. Era gracioso ver a Adam metido todo el día bajo una colcha eléctrica; a penas y se le veía la cabeza cuando miraba la televisión, a veces Michael tenía que buscarlo debajo de ésta cuando el pequeño se quedaba dormido.

Terminó rápidamente de preparar el desayuno y los colocó en una pequeña charola para subirla al cuarto de su hijo, quién todavía estaba débil y no podía bajar  al comedor. Una vez que éste terminó el desayuno y volvió a dormirse, Michael bajó las escaleras apresuradamente. Tenía una cita muy importante para la comida y antes debía hacer algunas llamadas a sus clientes.

Desde que salió de la Sección, Michael eligió trabajar como consultor de seguridad de empresas reconocidas dentro de la localidad y con gran rapidez se convirtió en alguien muy respetado en su área.

Además de este trabajo; que lo remuneraba bastante bien; tenía un hobbie: compraba arte para algunas galerías del país y era algo que de verdad disfrutaba.

Tomó el teléfono de su despacho y marcó 10 dígitos, luego de un momento fue contestada su llamada.

            --- "Soy yo" --- dijo --- "llamaba para preguntar si podía cuidar a Adam por mí un par de horas...... si necesito salir un momento y no confío en nadie más..... Gracias, aquí estaré".

            Colgó inmediatamente y fue a su recamara a prepararse, iba a comer con uno de los dueños de las galerías que representaba y seguro iba a pasar horas platicando de arte y los nuevos prodigios en ella.

            Adam dormía placidamente cuando Michael dejó la casa poco después de que la niñera llegara. Era una señora afable que él mismo investigo bien antes de dejarla entrar a su casa hace casi ya un año. Su hijo la adoraba y ella, aunque a descontento de Michael, lo consentía mucho. Demasiado según su opinión. Pero Adam ya había sufrido por la muerte de su madre y merecía ahora todos los mimos posibles.

            Mientras conducía su auto hacia la urbe mas cercana, meditaba al respecto. Adam necesitaba una familia y por más que él se esforzara, el cariño de su madre no podía ser remplazado. La señora Thomas era un encanto, y de cierta forma cubría un poco esa necesidad, pero no estaba las 24 horas del día; sólo era su niñera y no era parte de la familia.

            Michael suspiró profundamente, el sabía lo que era quedarse huérfano muy niño y comprendía a su hijo a la perfección. Desgraciadamente no podía hacer nada al respecto, no podía estar con una mujer sólo para darle a Adam un a figura materna a la  cual aferrarse, y tampoco esa era la única razón. Temía involucrarse con alguien por la posibilidad de que fuera una trampa o alguien tuviera más armas para dañarlos a él y Adam.

            Era increíble ver como habían pasado ya dos años y a pesar de que había tenido la oportunidad de conocer a varias mujeres en ese tiempo, ninguna de verdad le interesaba, algunas eran  muy pretenciosas, otras eran atractivas pero no tenían la calidez que el buscaba para su hijo y otras simplemente repugnantes en su forma de ser.... pero además a quién iba a engañar, la verdad era que nadie era 'ella'; la única persona que le interesaba estaba fuera de su alcance. No podía verla, ni hablarle y mucho menos formar una familia con ella.

Es cierto, había tenido varias citas durante este tiempo y por supuesto que algunas avanzaban hasta un plano más físico. Un hombre tiene sus necesidades y no necesariamente tener relaciones sexuales involucra al corazón. Michael siempre había tenido éxito con el sexo opuesto pero era molesto, y casi doloroso, voltear al otro lado de la cama y saber que no iba a encontrar a la persona con la que realmente le gustaría estar; es por esa razón que sus citas se limitaban a necesidades biológicas pues casi nunca pasaba una noche entera con las mujeres que elegía y por supuesto nunca las llevó a su casa.

La mayor parte del tiempo vivía inmerso en su trabajo y en el cuidado de su hijo, pues la enfermedad que al niño le fue diagnosticada unos meses atrás era bastante peligrosa y requería de cuidados especiales. El poco tiempo libre del que disponía, lo pasaba en galerías de arte de la localidad y zonas aledañas.

La razón por la que procuraba pasar casi todo el tiempo ocupado era para no pensar en Nikita y por supuesto en la Sección. No pasaba un día en que no se preguntara cómo estaría ella y qué estaría haciendo.

Era frustrante ver las noticias en la televisión y saber que en alguna parte del mundo un equipo de la sección había sido enviado y él no podía hacer nada. Tantos años de entrenamiento no se olvidan tan pronto. Sólo esperaba que ella estuviera bien, que se mantuviera a salvo. Ahora era Operaciones pero eso no le quitaba peligro a su vida, al contrario, todos los grupos terroristas darían lo que fuera por verla muerta. Además también podría ser cancelada por sus superiores ahora que su padre ya no la protegía.

            Michael detuvo el auto por un momento. Un escalofrío pasó por su espalda y su corazón se contrajo. ¿ Acaso estaría muerta ya y él no se había enterado? Muerta.... No. Esa palabra no podía ir ligada a sus pensamientos. 'Ella debe estar bien' - pensó. 'Es fuerte e independiente, sabe como cuidarse y de seguro esta haciendo muy bien su trabajo'.

            Sí... debe estar bien, tiene que estar bien, o Walter se hubiera comunicado con él como le prometió años atrás. Michael  respiró profundamente y volvió a encender el auto. Era tarde y si seguía deambulando entre sus pensamientos nunca llegaría a su cita.  Siempre que se permitía pensar en ella el tiempo parecía escapársele de las manos y ahora no era el momento. Finalmente después de unos minutos de haber parado siguió su camino, pero su mente todavía estaba llena de pensamientos.

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La Sección estaba llena. La actividad palpable. Había ocurrido un atentado en Moscú y debían actuar lo antes posible.

Desde lo alto todo parecía ruidoso y sin demoras. Nikita observaba como los operativos caminaban a grandes zancadas por el plantel. Walter se veía muy ocupado entregando las armas a los equipos que partían en las próximas misiones.

Nikita extrañaba de cierta forma la adrenalina del trabajo de campo. Ese hueco en el estómago cuando una misión se ejecuta y el retumbar de los latidos en los oídos todo el tiempo.  Pero sobre todo, extrañaba la camaradería con los compañeros de equipo; mismos que ahora la veían como la jefa de operaciones y se dirigían a ella guardando su distancia.

Apartó la mirada de la ventana de su loft y la dirigió al hombre que entraba por la puerta en ese momento. Era Steven; jefe de tácticas, un hombre corpulento y grotesco cuya mirada  siempre le había parecido esquiva y ligeramente melancólica.

Steven avanzó hacia ella y se detuvo en medio de la habitación esperando que la mujer que estaba al frente hablara primero.  La mujer  para su sorpresa no dijo nada, sólo volvió su mirada de nuevo a la ventana. Finalmente dijo:

--- ¿status?

--- El equipo uno y dos han regresado. La misión fracasó; no pudieron atrapar a Olsen .

--- ¿Bajas?

--- 5 muertos y 3 heridos .... todos de nuestro equipo.

Nikita meditó por un momento. Cada día las bajas eran más y no llegaban a ninguna parte. Si los líderes de las misiones fueran como Michael todo sería más fácil pero los nuevos tácticos sólo servían para atrasar las cosas.

--- ¿Quién era el líder? --- preguntó Operaciones.

--- Nelson

--- ¿y el estratega?

--- Brithney  ... ¿por qué?

--- Cancélalos

Steven enmudeció. No podía creer que ella había dado la orden de cancelación de dos de sus amigos y de los operativos más antiguos en la Sección.  Cruzó lentamente los brazos  al frente y bajó la mirada al piso tratando de decidir lo que iba a decir en su defensa.

Sin embargo, Nikita observó ésto y se apresuró a decir:

--- Sé que son tus amigos pero han fallado ya en tres ocasiones y ésta era una misión decisiva. Ahora gracias a ellos todo se complica.... debo eliminar elementos inservibles.

Inservibles. Esta palabra retumbó en los oídos de Nikita. Hasta hace algunos años nunca le hubieran parecido inservibles dos vidas. Pero hoy era distinto; no podía darse el lujo de pensar con el corazón. Le había prometido a su padre dirigir la Sección y lo iba a hacer aunque eso significara perder su alma en el camino.

Por su parte Steven sentía un nudo en la garganta. No comprendía a esta mujer. Desde que él la conoce muestra gran respeto por la vida de las personas; generalmente siempre es humana en el trabajo; siendo dura y decisiva cuando es necesario.

La mayoría de los que ahí trabajan la ven como alguien fría y con un temple de acero; aunque claro... mejor que el antiguo jefe de operaciones, pues ella es justa y hace muy bien su trabajo. Todos ahí la respetan y obedecen; y no precisamente por temor sino por que se ha ganado la lealtad de sus subordinados. Aunque no falta uno que otro operativo que no esta de acuerdo con algunas decisiones que toma.

Sin lugar a dudas era una mujer sorprendente; pero definitivamente hoy lo había sorprendido más que nunca, pues no se imaginó escuchar de su boca la orden de cancelación sin que hablara antes con los acusados.

Ambos pensamientos fueron interrumpidos por el intercomunicador. Nikita se apresuró a apretar los botones del aparato.

--- ¿Sí?

--- Ni-ki-ta --- la voz de Jason sonaba algo temblorosa. --- Nikita.... Es que Walter....

Nikita se congeló. Sintió como si su alma se saliera por un momento, y se apresuró a decir:

--- ¿Qué pasó, Jason?

--- Walter se sintió mal por un momento e hicimos que se sentara, pero... luego perdió la conciencia y pensamos que había muerto.

¡No! Su amigo, su confidente no podía estar muerto. Rápidamente cortó la comunicación y se dirigió casi corriendo a la puerta, pero la sombra del hombre que todavía estaba parado en su oficina la detuvo.

--- Tienes tus órdenes, Steven. Vuelve al trabajo.

El sujeto levantó la vista del piso y salió por una de las puertas laterales. Era curioso ver como su jefe inmediato podía decidir la muerte de dos personas tan fácilmente y; sin embargo, palidecía cuando un viejo enfermaba.

Aunque era considerada y atenta la mayoría de las ocasiones, nunca había visto este tipo de comportamiento en ella. Era como si le hubieran dicho que su propia vida estaba en peligro. Había muchas cosas de esa mujer que lo intrigaban; sobre todo algunos rumores que se decían en la Sección.

La mayoría había leído el expediente de Nikita Wirth, quién era una chica de la calle entrenada por Michael Samuelle, el mejor operativo que la Sección ha tenido y el más brillante estratega de quién por cierto nadie sabía su paradero. 

Según algunos rumores, ella y su entrenador  tuvieron una relación y por algunos expedientes que él mismo había leído; sabía que no fue una relación muy bien vista por los dos anteriores al mando.

En fin, tal vez algún día terminaría de entender a esa mujer pero por ahora tenía que cancelar a dos de sus amigos y eso requería de toda su atención.

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Nikita entró apresuradamente a la enfermería. Sus ojos buscaban con desesperación algún indicio de Walter. Éste se encontraba en una de las camas de la esquina de la habitación y ella se dirigió hacia su lugar.

Al acercarse la imagen que se le presentaba ante sus ojos era poco favorecedora. Walter yacía alrededor de un gran número de máquinas y tubos que permanecían conectados a su cuerpo. Los latidos de su corazón eran constantes pero débiles, según lo mostraba la máquina más cercana a él.

En ese momento Nikita se percató de algo que nunca antes había pensado. Algún día Walter se iría de su vida como todos los demás lo hicieron: Su padre, su madre, Birkoff, Michael.... y hasta Madeleine y Operaciones. Sólo que había tardado en darse cuenta de que su amigo también formaría parte del pasado algún día.

Walter dormía apaciblemente y no quería despertarlo, prefería que descansara el mayor tiempo posible. Nikita se mantuvo a un lado de su cama y después de contemplarlo unos momentos tomó su mano. Parecía tan frágil y vulnerable que tenía miedo de empeorar su situación.

Walter sintió su presencia y abrió los ojos lentamente mientras sus pupilas se acostumbraban a las luces brillantes de la enfermería. Miró hacia la persona que estaba al lado de su cama y lo que vio lo conmovió muchísimo. Ahí estaba ella con sus ojos llenos de preocupación y casi apunto de las lágrimas.

Walter no quería preocuparla más, así que se esforzó por mostrar una sonrisa pero sólo consiguió mover a la derecha los labios. Trató de hablar pero ella se apresuró a poner una mano en su boca evitando que lo hiciera.

--- No te esfuerces Walter, estás muy débil --- dijo tratando de no mostrar toda la preocupación que la invadía en esos momentos. Había hablado con los médicos poco antes de entrar a la habitación y sabía de lo grave de su situación. Al parecer todo indicaba que su corazón había sufrido un punto de infarto y necesitaba descansar.

--- Sugar.... pensé que... --- dijo Walter casi inaudiblemente.

--- Todo está bien ahora Walter, sólo necesitas descansar un poco, ¿de acuerdo?. A partir de hoy tienes 3 meses de vacaciones; no voy a correr el riesgo de que esto vuelva a pasar.

--- ¿tres meses?... No .... sólo dame un par de semanas y ... estaré bien. Te ... te ... lo aseguro.

Nikita no tenía intención de discutir con Walter, así que sólo se limitó a sonreír  y negar con la cabeza. Era sorprendente como aún enfermo Walter se negaba a dejar su trabajo.

--- Vaya --- dijo Walter --- trataré de enfermarme más seguido si eso significa verte sonreír. Es la primera vez que sonríes desde que ...

Walter se mordió la lengua en ese momento aunque hubiera deseado haberlo hecho antes. La leve sonrisa de Nikita se desvaneció al instante y sus ojos se nublaron por completo. Walter se percató de su error y se odio por haber hecho ese comentario, pero es que las palabras simplemente escaparon de su boca y no pudo hacer nada para evitarlo.

--- Sugar... no quise...

--- No importa Walter. Esta bien. Ya ha pasado mucho tiempo y debería ser normal hablar de él.

Walter asintió con la cabeza, notaba que Nikita contestaba pero su mirada seguía en el aire. Era como si fuera una parte de su vida que quisiera borrar pero por alguna razón su recuerdo se aferraba a permanecer intacto. Así que Walter decidió cambiar de tema.

--- Supe que el equipo fracasó.

--- Walter no es momento de hablar de ésto. Descansa.

En realidad tenía razón. Walter casi no tenía fuerzas para hablar , podía sentir como su cuerpo se aletargaba más pero quería seguir platicando con ella. Hacía mucho tiempo que no conversaban y necesitaba saber si se encontraba bien. Bueno, cualquier cosa que "bien" significara dentro de la Sección.

Nikita vio la mirada de Walter y sabía que deseaba seguir platicando pero asuntos internacionales requerían de su atención; así que se limitó a darle un beso en la frente y salió de la habitación ante los ojos cansados y tristes de su amigo. Su Nikita había cambiado mucho y tal vez nunca volviera a ser la misma.

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El white room  se encontraba callado mientras Nelson y Brithney  esperaban impacientemente a que su suerte se decidiera de una vez por todas. Ellos conocían a la Sección y sabían que no les deparaba otra cosa más que la cancelación inmediata.

Se habían equivocado ya varias veces y aunque la nueva jefa de operaciones era tolerante no iba a dejar pasar ésto. Nelson más que asustado estaba molesto porque no entendía que era lo que pasaba. Había hecho siempre su mejor esfuerzo y su trabajo siempre lo había cumplido al pie de la letra; así que no le parecía justo que se les condenara sin antes ser escuchados.

La puerta se abrió finalmente dando paso a Steven, cuyo rostro sombrío manifestaba la decisión a la que se había llegado y ratificaba sus temores.

Nelson en un ataque de rabia e impotencia dijo:

--- ¿Tú?... ¿Tú mismo harás esto? .... ¡¡¡¿Que no puede venir ella y hacer el trabajo sucio con sus propias manos?!!!

--- Cállate Nelson ya no hay nada que hacer. --- La voz de Brithney era tranquila y con una ligera resignación, pero esto sólo sirvió para molestar más a su compañero.

--- No puedo creer que ésto este pasando... tal vez tú aceptes fácilmente la muerte que no te mereces Brithney, pero yo no.

En ese momento todos se callaron. La puerta estaba siendo abierta de nuevo. Nikita recorrió con la mirada a cada uno de los ahí presentes antes de cerrarla por completo. Luego miró fijamente a Nelson.

Éste no sabía que pensar. '¿Acaso viene ella a deshacerse de nosotros?'---pensó --- 'No, no somos tan importantes para que se tome esa molestia'.

Cómo leyendo la mente de Nelson, Nikita dijo:

--- Tienes razón Nelson. No he venido a matarlos.

--- Entonces que cosa quiere aquí. --- dijo fríamente.

--- Nelson .... --- comenzó a decir Brithney pero fue callada de inmediato por Nikita.

--- Déjalo Brithney. Es bueno que se desahogue. Y... bien Nelson ¿a que crees que vine?

--- Usted dígamelo yo sólo soy uno más de sus sirvientes.

--- Cierto. Muy cierto. Eres uno más, pero eres uno de los mejores y no tengo intención de eliminarte tan fácilmente.

Nelson se limitó a mirarla esperando que Operaciones continuara. Nikita volvió su mirada a la mujer atada en la silla.

--- Tú... mucho me temo que estarás en suspensión un par de meses.

A Brithney eso no le importaba. Todo era mejor que estar tres metros bajo tierra y suspiró aliviada.

Un par de agentes entraron en ese momento y la liberaron, sacándola inmediatamente de la habitación.

--- Y bien... --- dijo Nelson.

Nikita lo miró de arriba a bajo, luego dirigió su mirada a un lado; a la nada para ser exactos; y comenzó a explicar.

--- Te  preguntarás porque sacamos a Brithney.

--- Es fácil suponer que no querrás que se entere de lo que vamos a hablar.

--- Correcto. ¿Por qué?

--- Porque tal vez ella tenga algo que ver.

--- Excelente. Tu sentido de deducción se está agudizando.

Nelson se limitó a mirarla. No tenía intención de preguntar nada. Si ella quería hablar entonces que ella comenzara; él no le facilitaría las cosas.

Nikita conocía esa mirada perfectamente y no le importaba el desafío. Le dio por su lado. Ella hablaría primero.

--- Tenemos serias sospechas de que Brithney trabaja para la Colectividad o Red Cell .

Nikita esperaba una reacción por parte de Nelson pero no obtuvo ninguna, su cara permanecía igual de apacible. En muchas formas le recordaba a Michael sólo que más temperamental.

--- ¿Qué tiene que ver eso conmigo?

--- Mucho. Tomando en cuenta que esperamos tú seas quién descubra la verdad.

--- Y ¿cómo esperan que lo haga? --- preguntó sabiendo de antemano a que se refería Operaciones; pero le queda la esperanza de que no fuera lo que cruzaba por su mente. Desgraciadamente lo que dijo ella a continuación vino a confirmar su temor.

--- ¿Sabes lo que es un operativo Valentine?

--- Creo que sí.

--- Bien. Entonces sabes lo que esperamos de ti.

--- No sé como hacerlo. Nunca he representado ese papel y no fui entrenado para ello.

--- No importa. Te pondré al corriente en cuanto a métodos y tácticas. Lo importante es que estés dispuesto a hacerlo.

--- ¿A caso tengo otra opción?.

Nikita sonrió momentáneamente ante la ironía de la pregunta.

--- No... no realmente.

Nelson bajó la mirada y cerró los ojos. No podía creer lo que le estaba pidiendo. Nikita tampoco. Al salir de la habitación y dirigirse a su oficina de nuevo su mente intentaba olvidar su más reciente orden.

En algún momento condenó a Michael por representar ese papel con algunas mujeres, ella entre muchas; para sacar información pero sólo hasta ahora le quedaba claro que nunca había sido por su voluntad. Simplemente nunca tuvo otra opción; al menos que la muerte se considerara como una.

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Olsen llegó a las oficinas centrales de La Colectividad. Era un hombre delgado y de baja estatura pero siempre que entraba en una habitación, el personal a su mando enmudecía. Era usual que llegara de muy mal humor y al parecer ese día no era la excepción. 

Cruzó rápidamente el pasillo principal y se dirigió a uno de los hombres que monitoreaban las computadoras principales.

--- ¡¡¡Qué demonios ocurrió allá afuera!!! --- vociferó --- ¡¡¡casi nos atrapa la Sección bola de inútiles. No puedo creer que estoy rodeado de incompetentes!!!

--- Señor --- contestó el hombre --- se que fue un error no detectarlos antes pero después de todo ganamos y no pasó nada.

Olsen se enfureció. Sacó la pistola que tenía guardada por detrás y disparó. La bala cruzó exactamente en medio de los ojos del hombre y éste cayó al piso casi inmediatamente sin mostrar señales de vida.

--- ¡¡¡Que sea la última vez que se conforman con haber ganado una batalla... ¿entendieron?!!!

--- ¡Sí, señor! --- contestaron el resto de los operativos y en seguida volvieron a sus labores. Estaban acostumbrados a que su jefe descargara su furia con ellos, así que cuando estaba molesto nadie se atrevía a contradecirlo aunque no estuviera en lo correcto.

Olsen mientras tanto se dirigió a su oficina, sentía que si se descuidaba la Sección iba por fin a ganar y eso era inaudito. No sólo por cuestión de principios sino que además él no podía perder contra una mujer.

Sabía que la jefa de operaciones era muy competente pero al fin y al cabo mujer y por ningún motivo iba a permitir que ésta le ganara. Tenía que utilizar hasta su último recurso para vencerla y así conseguir derrotar a la única organización capaz de ponerse en su camino.

Se dirigió a la computadora de una esquina de la habitación, y comenzó a leer la última información que le había llegado de sus espías. Era información valiosa, eso era de esperarse... pero nunca se imagino que resultara también muy interesante. Tal vez después de todo ésta mujer de la que tanto se hablaba, y tantos dolores de cabeza le había causado,  sí tenía un punto débil. Y él iba a sacar el mayor provecho de éste.

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El restaurante era muy elegante. Se encontraba en lo alto de un edificio de ejecutivos en el centro de la ciudad y la vista era espléndida. Michael esperaba pacientemente al Sr. Smith; dueño de la galería principal de esa ciudad y uno de los pocos en los que podía confiar.

El mesero se acercó a su mesa.

--- ¿Le traigo algo de tomar, señor ?

Michael no volteó a verlo, sus pensamientos seguían girando en su cabeza, sólo se limitó a murmurar que no y el mesero se retiró inmediatamente.

Hacía mucho tiempo que no se sentía así. Nunca había creído en la intuición, sino en los hechos, pero Nikita de cierta forma le había enseñado a confiar en sus instintos y con Adam los había reforzado.

Era un presentimiento, algo que no podía explicarse pero que lo hacía estar ansioso, mucho más ansioso de lo que podía recordar. Algo le advertía que debía tener cuidado, más no sabía exactamente de qué se trataba.

Adam estaba empeorando, eso lo sabía. Su enfermedad era algo que él no podía remediar, así que descartó este punto como su centro de atención. Tampoco era su trabajo lo que lo preocupaba, pues la verdad es que lo que ganaba le alcanzaba para llevar una vida bastante aceptable y hasta con ciertos lujos; además de disfrutar lo que hacía y ser bueno en él.

No, no era nada de eso. Era otra cosa, algo que no se puede palpar pero que se siente, que se respira sin ser visto. Latente, esperando a que te des cuenta qué es.

Michael fue sacado de sus pensamientos cuando una mano le tocó el hombro. Desorientado por un momento sólo se le ocurrió poner en práctica su entrenamiento; así que sujetó fuertemente la mano y giró la cabeza dispuesto a lanzar un golpe fatal; pero la cara del Sr. Smith era la que estaba frente a su puño y a penado bajo la mano pidiendo disculpas.

El Sr. Smith que se encontraba sumamente impresionado aceptó sus disculpas y se sentó en la silla opuesta a la de Michael.

--- De verdad que cada día que te conozco, no dejas de sorprenderme, Michael. --- dijo pausadamente mientras le pedía al mesero un coñac. --- No sé qué pensar... ¿dónde aprendiste a tener esos reflejos? ¿Tomaste clases de defensa personal o algo así?.

Michael, que se encontraba sumamente apenado contestó:

--- Algo así, recuerde que trabajo en el área de seguridad y necesito tener conocimiento de ello... pero lo siento, no era mi intención que usted resultara el blanco de mi nerviosismo.

--- ¿Te pasa algo?, ¿puedo ayudar?

--- No, gracias. No es nada, sólo ... olvídalo. Mejor hablemos de negocios.

--- De acuerdo --- dijo con cierto aire de incredulidad --- si eso es lo que quieres. Bueno, pues la próxima semana es la presentación de la exposición de nuestro nuevo escultor y de una pintora Rusa, así que necesitaré que asistas a la inauguración.

--- No hay problema. Ahí estaré.

--- Y por favor... lleva a esa hermosa dama que te acompañó la vez pasada, es encantadora.

Michael sonrió ligeramente antes de decir:

--- Supongo que te refieres a Angélica.

--- Y a quién más. Esa mujer es sumamente divina además de conocer mucho de arte. Es doctora sino mal recuerdo, ¿verdad?.

--- Sí.

--- Pues bien, tráela y te aseguro que le encantará la exposición.

Michael sonrió de nuevo y aceptó llevar a Angélica al evento. Después de todo la recomendación del Sr. Smith no era mala, y Michael ya tenía pensado llevarla como su pareja. Era una mujer agradable con la que encontraba muy interesante el platicar y últimamente se sentía muy bien en su presencia. Estaba seguro que Nikita se hubiera llevado bien con ella.

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   La semana de entrenamiento había transcurrido rápido para Nelson. Todos los días pasaba horas al lado de Operaciones siguiendo sus instrucciones al pie de la letra. Se encontraba totalmente sorprendido de los métodos y tácticas que un hombre podía utilizar para hacer que su objetivo cayera a sus pies, pero le seguía pareciendo un acto deshonorable el representar ese papel. Sentía que se estaba prostituyendo por la Sección y eso le resultaba bastante incómodo y sobre todo injusto.

Durante éste tiempo al lado de Nikita, había tenido la oportunidad de conocerla más de cerca. Ella era amable, nada fría cuando se encontraba sola y en confianza y hasta divertida la mayoría de las veces. Ahora que podía ver realmente la personalidad de su jefa, reconocía que se había apresurado en juzgarla y que estaba totalmente erróneo ese juicio.

Hoy por ejemplo, tenía una cita con ella en el comedor principal de la Torre, le había invitado a tomar el desayuno con ella para discutir los últimos detalles de la misión; pues a partir de ese día comenzaba su fachada con Brithney.

LLegó a la puerta del comedor y llamó ligeramente.

--- Adelante --- se oyó Nikita invitándolo.

Nelson entró al oírla y tomó asiento en una de las sillas opuestas a la de ella. Dos tazas de café se encontraban en la mesa, acompañadas de un plato de bizquets cubiertos de mermelada y mantequilla.

A Nelson se le abrió inmediatamente el apetito, y pudo observar lo bella que se encontraba Nikita esa mañana. Tenía suelto su cabello, que ahora conservaba largo de nuevo, y vestía un traje negro con pequeños bordados en las solapas. Se veía radiante, a pesar de que casi no usaba maquillaje.

Nikita rompió el silencio y sacó a Nelson abruptamente de sus pensamientos:

--- Hable con Steven y le dije lo mismo que te digo ahora a ti.... Por ningún  motivo se debe de enterar alguien más de esta misión. Sólo nosotros tres estaremos al tanto de lo que sucede y sólo acudirás a Steven o a mí en caso de algún problema.

--- Supongo que desconfías de el resto de la Sección como para permitirles saber tus planes.

Nikita sonrió momentáneamente, y no por lo que Nelson le acababa de decir sino por que se daba cuenta de que el joven operativo ya se sentía en suficiente confianza como para tutearla.

--- Efectivamente, no podemos confiar en nadie que más que en nosotros. Si trasciende podemos correr el riesgo de que haya otro espía y éste advierta a Brithney.

--- ¿Cuando comenzamos?  --- dijo Nelson tomando un trago de su café y partiendo un trozo de pan.

--- Ya estamos comenzando.

Nelson le dirigió una mirada extraña a Nikita. ¿Ya estaban comenzando?, ¿a qué se refería?. Según él apenas deberían de estar poniéndose de acuerdo.

Nikita vio pasar todas estas preguntas por sus ojos y se apresuró a decirle:

--- Si te das cuenta pocas personas me acompañan a desayunar. Para venir aquí tienes que pasar por una serie de cámaras. Los que vigilan te deben haber visto, y según sé son bastante poco reservados. Los comentarios no se harán esperar y pronto toda la Sección pensará que entre tú y yo existe una relación más cercana.

--- ¿Cómo... cómo ayudará en el desarrollo de la misión que piensen eso? --- dijo Nelson todavía no recuperándose de su asombro.

--- Ya lo verás. Mientras tanto sigue mis instrucciones y si alguien te pregunta al respecto no contestes, eso despertará más dudas y será un punto a nuestro favor.

Nelson seguía perplejo, no comprendía exactamente en qué iba a ayudar eso pero no dijo nada al respecto porque sabía que si Operaciones pensaba que era lo correcto entonces lo era. Él no la iba a cuestionar.

--- ¿Y que más haremos ahora?--- dijo cambiando de tema.

--- Iras a la misión que sale en dos horas, tus paneles están al corriente. Revísalos y vuelve vivo, te necesito con vida para poder vencer a Red Cell. Tú trabajo lo seguirás desempeñando exactamente igual para no despertar sospechas, y tu amistad con Brithney la profundizarás poco a poco.

--- Ya somos amigos. --- dijo Nelson con un aire ligeramente arrogante.

Nikita sonrió. De cierta forma le seguía sorprendiendo como a pesar de ser ella ya la nueva jefa de operaciones, todavía algunos de su subordinados querían seguir pareciendo más astutos que ella.

--- Lo sé Nelson; pero debes hacer que confíe más en ti. Que se interese por tus problemas y tú por los de ella. Por más mínimos que éstos sean . Si todo marcha bien dentro de poco tiempo serás su sombra y el primero al que acudirá para utilizarte en mi contra.

Nelson seguía sin entender del todo, había cabos que todavía no encajaban en su lugar y se apresuró a decir:

---  Si esperas que ella me utilice en tu contra, no creo que el que la Sección entera sepa que tú y yo tenemos una relación amorosa ayude de mucho. Ella nunca me utilizaría para traicionarte porque sabría que estoy de tu lado.

Una leve sonrisa se esbozó en los labios de la bella mujer enfrente de Nelson. A veces de verdad operativos así le recordaban a ella y Michael. Nikita solía acosar a Michael siempre que no entendía sus motivos. Nunca aceptaba simplemente que él sabía lo que hacía. Definitivamente Michael tuvo mucha paciencia al respecto, y ahora le tocaba a ella tenerla con Nelson.

--- Tú haz lo que se te he ordenado al pie de la letra. Ni más, ni menos... --- dijo Nikita levantándose de su lugar y dirigiéndose a la puerta de salida. Volteó sobre su hombro y agregó: --- Espera 1 minuto después que yo salga y cuando te vayas actúa como si la Sección te perteneciera, como si el ser cercano a mí te diera poderío. Toda esta misión es cuestión de actitud. Recuérdalo.

Dicho ésto, Nikita salió por la puerta lateral y dejo a Nelson sumergido en sus propios pensamientos.

De verdad que esa mujer lo asombraba cada día. Era hermosa, inteligente, astuta y tenía la calidez humana que a muchos les faltaba. Pero bueno --- pensó Nelson --- después de todo gracias a estas cualidades ahora ella tenía el puesto más alto en la Sección; así que obedecerla debería ser lo correcto.

Terminó de tomar él último trago de su café, y salió de la habitación decidido a convertirse en el personaje más envidiado de la Sección: el amante de la jefa de operaciones.  Después de todo... sólo era cuestión de actitud.

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Era al rededor de las 7 de la noche. La calle se encontraba tranquila y despejada de gente; mientras un ligero aire frío recorría la ciudad y los árboles agregaban un toque melancólico a la entrada de la casa de Angélica.

En su habitación, Angélica diestramente colocaba el último toque de rubor en sus mejillas, y se observaba inquisitivamente en el espejo ovalado de la pared. Era una mujer muy bella. De largo cabello negro, ligeramente rizado, de tez apiñonada y ojos color miel con pequeños destellos dorados, y un rostro tierno que evocaba simpatía a quién la conociese.

Ya era tarde y ella temía que Michael llegara antes de que terminara de arreglarse. Así que cepillo unas cuantas veces más su cabello y descendió las escaleras que conducían a la sala. En ese momento tocaron a la puerta. Ella sabía quién era, sabía que al abrir encontraría al hombre más tierno y sensible que ha conocido en su vida, y esos hermosos ojos verdes la observarían toda la noche.

Angélica caminó hasta la entrada principal de su casa y abrió la puerta. Michael se encontraba parado ahí con un hermosa rosa de color blanco en la mano.  Y la observó de arriba a abajo apreciativamente. Angélica no pudo evitar sonrojarse por el esa mirada, de alguna forma cuando él la observaba siempre la había hecho sentir importante y la mujer más hermosa del mundo; y un pensamiento cruzó rápidamente por su cabeza.

Tal vez esa noche, después de la inauguración de la galería, Michael por fin iba a hablarle de sus sentimientos. Tal vez, la mujer rubia que siempre veía en las fotografías de su casa, ya formaba parte sólo de sus recuerdos y ella ahora ocupaba su lugar. Tal vez... y sólo tal vez, esa noche cambiaría el resto de su vida.

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Jason se encontraba trabajando arduamente en un nuevo perfil que Nikita le había pedido. Los ataques de La Colectividad seguían amenazándolos pero por ahora había tiempo para actuar.

La pantalla enfrente de Jason parpadeó por un momento y luego apareció una lista interminable de números y códigos. Definitivamente esa noche no iría a la cama.  Le esperaba una tarea casi titánica el poder descifrar ese perfil.

Jason respiró profundamente y se acomodó placidamente en su silla, después de todo iba a estar ahí varias horas y que mejor que encontrarse lo más cómodo posible. Ni si quiera tenía con quién hacer plática en lo que trabajaba. Walter ya se había ido, sus ayudantes en el área de comunicaciones también. Y con los operativos del género masculino nunca se había llevado muy bien, sólo con las operativas y ellas ya se habían marchado.

Alzó la cabeza y pudo observar a Nikita en su loft trabajando todavía. Tal vez ella también pasaría algunas horas ahí, después de todo rara vez la veía descansar. Walter tenía razón, la vida de ella era casi todo trabajo y su vida personal quedaba a un lado.

Jason de verdad esperaba que los rumores, de que ella y Nelson se estaban volviendo muy unidos, fueran ciertos. A ella le faltaba tener una ilusión y si era con Nelson, mejor. Según la opinión de Jason, Nelson era un buen hombre.

En ese momento fue distraído por un sonido proveniente de uno de los comunicadores laterales. Giró su silla hacia la información que provenía de ellos y lo que leían su ojos lo dejaron atónito.

Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el loft de Nikita y sin llamar a la puerta, entró en la habitación.

Nikita quién se encontraba inmersa en su trabajo, levantó rápidamente la cabeza sin entender que era lo que sucedía. La cara de Jason mostraba suma preocupación y un ligero terror reflejado en sus ojos.

Por un momento un escalofrío recorrió el cuerpo de Nikita. Eso no podía estar sucediendo.

--- Nikita.... --- dijo Jason --- Es Michael y Adam.

Al escuchar ésto, los oídos de Nikita se cerraron a oír más. No era posible, todo tenía que estar bien, todo debía estar bien.

Sentía como su corazón latía aceleradamente, y la sangre recorría sus venas de una manera estrepitosa. Casi podía escuchar más su respiración que lo que Jason estaba diciendo.

--- Nikita ¿me estas poniendo atención?

--- Sí Jason, explícame que pasa.

--- Al parecer la Colectividad ha localizado a Michael y supongo que piensan utilizarlo contra ti. ¿Quieres que mandemos un equipo en su búsqueda?

--- No. Michael nunca confiaría en alguien que no conoce. Debo ir yo misma. Habla con sus vigilantes y averigua en donde se encuentra ahora. Si no esta en casa y Adam se encuentra ahí, recógelo por favor. Iré por mi arma, avísame cuando sepas donde puedo encontrarlo.

Y diciendo ésto se apresuró a salir de la habitación. Jason la siguió casi inmediatamente y comenzó a hacer lo que le había pedido, para cuando Nikita regresó ya preparada para salir, Jason ya tenía extendido un papel con la dirección exacta.

--- Está en una exposición de arte.

--- Bien, avisa a un equipo de apoyo, tal vez lo necesite.

Nikita volteó dirigiéndose a la salida, cuando la voz de Jason la detuvo.

--- Nikita... él no se encuentra solo.

Nikita sin voltear a verlo contestó:

--- Lo sé Jason, ya lo suponía.

Después de unos momentos, y a pesar del dolor que esta aceptación le causaba, Nikita salió de la Sección dispuesta a salvar la vida del hombre que amaba. Ya no importaba si todavía era correspondida o no.

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Marcel Bouth, un pintor extraordinario era el que presentaba su obra esa noche. La sala principal de la galería estaba llena de gente que admiraba su trabajo; y pocos minutos antes se acababa de cortar el listón rojo de la inauguración.

Michael intercambiaba opiniones con Angélica sobre el trabajo del tan reconocido pintor, y como siempre los conocimientos de ésta al respecto lo dejaban asombrado. Angélica era todo un estuche de sorpresas, pensó Michael. Era una mujer que cada día tenía una nueva faceta que mostrar al mundo, y su sentido del humor también lo cautivaba.

Volteó a ver por un momento a la concurrencia que pasaba a su lado y notó satisfactoriamente que la exposición estaba resultando todo un éxito. El Sr. Smith seguramente iba a estar complacido con los resultados.

--- Te felicito Michael, has logrado llenar la galería en los últimos meses.

Michael volvió su atención a la bella dama que lo acompañaba y con una leve sonrisa dijo:

--- Gracias, pero no todo es mi trabajo. Yo sólo consigo expositores, la promoción corre a cargo del Sr. Smith.

--- De verdad que eres modesto; pero esta bien no discutiré contigo todas tus cualidades.--- dijo Angélica tomándolo por el brazo y caminando hacia otra de las pinturas.

En es momento, Nikita bajaba de una limosina y se apresuraba a entrar a la galería. Vestía un hermoso traje de dos piezas que comprendían una falda larga hasta los tobillos, de color negro, con pequeños detalles bordados en la cintura y en el dobladillo; mientras que la blusa era de cuello halther mostrando un pequeño escote en la parte de enfrente, y uno más prolongado por atrás. Su cabello lo llevaba recogido en un pequeño broche de brillantes y su maquillaje era perfecto.

Al entrar a la galería, varios hombres de los que se encontraban ahí voltearon a verla, era una mujer hermosa y sin lugar a dudas con mucha clase.

Nikita tomó una copa de la mesa rectangular que se encontraba cerca de la entrada y miró a la multitud que se que estaba ahí. Había mucha gente esa noche y ésto iba a complicar bastante las cosas si es que había problemas.

Como si la presintiera, Michael volvió a escanear la habitación. Algo no se sentía bien; era el mismo presentimiento que tuvo toda la semana y el cual nunca pudo del todo explicar. Pero había también algo más. Un presentimiento, una ansiedad que lo asaltaba de repente y que lo hacía estar inquieto.

Angélica que conocía ya bastante a su acompañante, tomó su rostro entre sus manos y lo obligó a voltear a verla. Michael al sentir las manos de Angélica en su cara trató de encerrar la ansiedad que sentía y regresó a ella su tan entrenada y patentada mirada a la nada.

Nikita quién por fin localizó con la mirada a Michael, sintió una leve contracción en el pecho cuando notó el amor y la delicadeza con la que esa mujer tocaba su rostro. Durante mucho tiempo ella misma había soñado con acariciarlo de nuevo de esa manera, pero siempre despertaba para encontrarse sola en su habitación. Sin él a su lado.

La copa que tenía en su mano, sin darse cuenta ya se la había acabado. Así que tomó otra y respirando profundamente trató de tranquilizarse, después de todo su entrenamiento en la organización más encubierta del mundo, tenía que servirle de algo.

Caminó lentamente hacia el lugar donde se encontraban Michael y Angélica, pero su parsimonia no reflejaba el rápido latido de su corazón cada vez que se acercaba más al hombre de su vida.

Cuando llegó, Nikita se colocó junto a una pintura de colores rojos y amarillos que no entendía. La espalda de Michael estaba hacia ella, mientras que la mujer que lo acariciaba quedaba de frente a Nikita. Después de un momento de contemplar la pintura, decidió terminar el trabajo por el que había ido a la galería esa noche y tomando todo el valor que tenía se volteó hacia sus objetivos.

Angélica que había observado a la bella mujer de perfil; quedó atónita cuando la vio de frente. Era la misma mujer de las fotografías en casa de Michael y ahora no le cabía duda que era una mujer muy bella.

Michael sintió como las manos de su amiga se tensaron, y rápidamente se apartaron de su rostro. Sus ojos estaban fijos en algo detrás de él y de pronto la ansiedad regresó a su pecho. Giró lentamente sobre su propio eje y contempló por primera vez en dos años a la mujer hermosa que siempre había amado.

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CONTINÚA...