BRILLO

Si veía sus ojos, profundamente, la rabieta de niño enojado solo daba paso a una mirada brillante y llena de luz como él mismo nunca se veía.

Jamás.

Hace mucho tiempo, él se había visto en el espejo, para saber si no solo podían compartir la sangre, sino también el brillo que había en los ojos.

Nada.

Kasuka nunca la encontraba aún al pasar los días. Por eso, ver los ojos de su hermano mayor era, como ver vida entre los dos. Porque los ojos son el reflejo del alma.

–¿No me tienes miedo? –Era lo que Shizuo le había dicho, esa tarde en el parque.

–Para nada –había respondido tan simple.

¿Cómo temerle? Si sentía que vivía cada vez que lo veía.

Porque eran hermanos, y cada uno llena esa parte que al otro le falta. Siempre. Y entre eso nunca hay temores.

FIN