Capitulo 1 parte 1:

La sirena...

Toda mi vida siempre fue tranquila, y típica de toda adolescente común. O al menos eso pensaba hasta ahora.

Mi nombre: Phari, no hace falta dar apellidos y ceremonias de presentación total mi historia no es muy larga, aunque bastante importante al menos para mí.

Todo comenzó un día de paseo con mi hermana Kuymi. Quisimos irnos a un día de campo junto con mi hermano Yaku, pero como siempre el no fue capaz de llevarnos así que nos la rebuscamos como pudimos para llegar a un campo muy especial de nuestros abuelos-más lejos no nos daba el presupuesto-.

Fue una gran sorpresa el saber que nuestros abuelos se habían ido de vacaciones y nos dejaron la casa para nosotras solas. Aprovechamos que seria todo nuestro por unos 3 días nada más e hicimos lo que quisimos, hasta que el hambre y el sueño nos consumió y caímos rendidas ante Morfeo.

Tuve un sueño demasiado extraño, soñaba que volaba, pero luego de mi cuenta que era un espejo y delante mío un lago enorme. Mire mi reflejo en el agua, cuando salio una joven muy bonita que me sonreía y a la ves me sujetaba con fuerza del brazo arrojándome dentro del agua.

No podía respirar y mucho menos moverme. Ella me miraba con unos enormes ojos y alrededor de su cuello tenia branquias.

-¿¡Como!? Es una… ¡sirena!- Estaba estupefacta. Me gustaban las historias antiguas y eso, pero llegar a ver una real ya me superaba, creí que estaba loca.

-No te asustes…todo estará bien…-Me dije con una enorme sonrisa, mientras me besaba la mejilla y me soltaba del brazo.

Fue cuando desperté, inunde la habitación de gritos. Mi hermana se había caído de la cama y vino rápido a verme.

-¿Estas bien Phari?- Me dijo preocupada, cuando quito las frazadas y se asusta repentinamente de lo que había visto.

-¿¡Qué!? ¿Qué sucede Kuymi?-Mire para todos lados cuando observe que mis pernas tenias marcas de rasguños y estaban mojadas. Y mi brazo, el brazo que ella había sujetado, tenia una marca oscura y toda húmeda.

El tiempo ese día pasó volando. No discutamos de aquel tema extraño pero lo que si hablamos era de lo mucho que me ardían las piernas y la falta de oxigeno en mis pulmones.

No dudamos más y fuimos a la casa de un medico cercano-Estábamos casi en medio de la nada, pero por suerte lo hallamos-.

Me atendió sin problemas, pero al momento de oír mi respiración se quedo sorprendido.

-¿Hay algo malo en mi doctor?-Dije casi sin vos, mientras este de limitaba a mirarme extrañado, y a la ves las marcas en mis piernas y brazo derecho.

-Pues la verdad es que estas bien, pero tienes agua en los pulmones, como si hubieras respirado eso... ¿Estuviste nadando últimamente?.

Yo agache mi vista al suelo, algo apenada, cuando iba a responderle al doctor mi hermana me interrumpió:

-Ella no sabe nadar doctor…-Dijo mi querida hermana menor- apenas 2 años-.

-Ah…entiendo. Pues la verdad deberían vigilarla un poco, es muy raro, pues no parece causarla algún daño problemático el agua, pero…necesito hablar a sola con ella por favor.- Dijo el doctor como desconfiando de mi, y eso me asustaba mas que el agua, las marcas y aquel extraño sueño que hace pocas horas había experimentado.

Mi hermana salia de la habitación mientras el doctor me miraba de pies a cabeza. Luego él camino hacia una estantería llena de libros y saco un bastante viejo.

-Dime la verdad... ¿Tu vida es tan mala como para que trates de suicidarte?- Largo las palabras con tanta facilidad que parecía que me estuviera diciendo: "¿Qué tal te va todo?". Y eso me dolió demasiado el pecho.

-¡¡NO!! ¿¡Cómo puede pensar eso!? ¡¡Mi vida es de lo más tranquila jamás le haría eso a mi familia!!- Él me miro perplejo de mi reacción bastante exasperante, y luego sonrió abriendo el libro y buscando alguna parte en especial.

-Hace bastantes años atrás tuve una paciente igual a ti, con los mismos síntomas, y otra anterior igual a ella. Incluyendo las marcas…y seguro también un sueño ¿No es así?-

Mi boca se abrió bastante y mis ojos parecían desorbitados. Por un momento sentí que la habitación daba vuelta…

-Mira esto, aclarara tus dudas…cada 5 años pasa lo mismo y hoy te toco a ti…- Dijo mientras dejaba el libro abierto en mi regazo y yo obedientemente empecé a leerlo cuando mis manos comenzaron a temblar al entender lo que estaba leyendo.

-Una…una… sirena…- Si eso era, aquella joven con la que luego estaría reunida, era mi "madre"-no literalmente-, pero así era.

Estaba en trance, un trance tan fuerte que no note cuando el doctor agarro un collar con un cristal verde- creo que era una esmeralda- y la colgó en mi cuello y sin darme cuenta tiro un vaso de agua en mi. El cambio fue inminente mi ropa desapareció, volviéndose escamas en mi cuerpo. Por un momento fui agua mientras cambiaba, mis orejas se volvieron como mini aletas. Y alrededor de mi cuello aparecieron esas branquias.

-Esta es la nueva "tu"- Me dijo mientras que yo me sujetaba el cuello con fuerza, sin poder hablar. Me estaba ahogando….


Parte 2: ¿Que debo elegir? ¿Agua o Tierra? Es una difícil decisión.

Allí seguía yo, tendida en el suelo después de dar varios movimientos convulsivos para tomar aire -o agua, no tenía idea-. Todo era nuevo para mí, verme completamente diferente era algo que me espantaba: Tenia escamas por varias partes de mi cuerpo, tampoco pude observarlas bien pues un brillo deslumbrante me lo impedía. Pero había algunas en mi rostro sobre mis ojos y saliendo del comienzo de lo que eran mis orejas anteriormente-fue fácil verlas gracias al espejo que tenia en frente mío, pero el brillo seguía molestando a mi vista, algo mala-.

-No….respiro…- Las branquias no cesaban de moverse para tratar de "respirar". Mi cola (? no dejaba de moverse golpeteando el suelo, mientras con una de mis manos -en la cual que note que mis dedos estaban unidos por una fina capa de piel –Una membrana?-pensé esto ya era demasiado, obviamente ya era una sirena.- sostenía el pantalón del doctor que no dejaba de mirarme.

-Tranquilízate, no te ahogaras Phari- Me dijo a la ves que quitaba el collar de esmeralda de mi cuello, y de la nada mi ropa y forma "natural" aparecían como si siempre hubiera estado así.

-Este cristal era de una anciana que parecía conocer muy bien a las sirenas. Este collar brilla cada ves que una nueva sirena esta por aparecer. Y el mismo le da la forma de esta. – Me dijo como si nada, mientras yo me palpaba el cuerpo y me tocaba el rostro algo confundida.

-P…pero ¿Por qué cuando me lo quitaste volví a ser humana?- Dije mientras tomaba el collar entre mis manos y me levantaba del suelo frente a él.

-Este collar es el que comenzó todo esto de las sirenas aquí. Es como un guía o algo así. Esta esmeralda te servirá para encontrar tu cristal el cual te ayudara a mantenerte tanto en el agua como la tierra-.

-Pero ¿Para que? ¿No basta con este?¿Que me sucederá si no lo encuentro?-Empecé a hablar apresuradamente preguntando cada ves mas, pero el levanto una mano en señal de silencio para responder tranquilamente.

-El para que, te lo acabo de decir. También el porque no con este collar, es como si estuviera vivo les da el lugar que les pertenece como sirenas. No soy experto en esto todo me lo contó aquella anciana, pero desapareció hace tiempo y no pude informarme más.- Su rostro se veía apenado por no poder explicarme de una mejor manera lo que me sucedía y que tenia que ver aquel trozo de bijouterie.

-La verdad, es que lo encontraras. Espero, yo no puedo decirte donde se encuentra, aunque aparece en el mismo lugar que las anteriores dos que conocí.-

-Aun no logro entenderlo doctor…eh… ¿Su nombre?-Dije algo apenada que hizo que la sangre se fuera a mi rostro.

-Alec Bleir- Sonrió y continuo explicándome. –La parte difícil es esta, tienes que encontrarlo en 96 horas, si no lo logras la cola aparecerá sola y lo único que lograras es conoces a las otras sirenas y te desterraran.-Comenzó a leer una parte del libro.- Son muy cumplidoras con sus reglas: "Sin su cristal no tienen lugar en el agua, aunque la necesiten". Podrían llegar a matarte, o puedes terminar ahogándote si no estas cerca del lago cuando ocurra.-Inquirió con vos preocupada al tener que pensar esa opción.

-Eso significa que si encuentro mi cristal, ¿Puedo permanecer en la tierra y en el agua sin problemas?- Dije con tono de duda.

-Si, como ves el agua te transforma en sirena, ahora con el collar puedes entrar al agua y cambiar si quieres, o estar en tierra y tocar en agua sin tener el problema de que te descubran.-

Este era un momento decisivo. No importaba lo que hiciera, si o si tenia que encontrar ese cristal. Pero no sabia como ni donde empezar estaba destinada a morir sino aparecía, y tampoco tenía las suficientes pistas ni como hacerlo.

-¿Como lo encontrare Alec?-Una lagrima callo de mi rostro, estaba asustada.

El me abrazo cariñosamente, y yo me limite a secarme las lágrimas y a tragar saliva para sacarme el nudo de la garganta.

-Todo estará bien, puedo darte una pista pero tú debes averiguar como hacerlo.- Contesto Alec ante mi pregunta, la cual hizo que mi corazón estallara de alegría.

-Aunque puede que la elección que tengas que tomar con respecto a encontrarlo sea más difícil que enfrentar la muerte, espero que no.-

Casi vuelvo a llorar de lo que había dicho, asuste tanto que comencé a temblar.

-Tranquila, por favor tranquilízate por ahora lleva este collar, te ayudara a saber si vas por buen camino.-

-Si, esta bien- Respire hondo dejando paso a un gran suspiro que inundo la habitación.

-El cristal esta dentro de la persona que mas quieres, pero solo aparecerá cuando esa persona este en problemas y este pensando en ti. Si logras saber de quien se trata tienes que estar pegada a el o ella en estos 4 días que están por llegar a partir de mañana.-

Un momento decisivo en mi vida estaba por aparecer, y aunque me costo entender como debía conseguir mi cristal para vivir, comprendí que alguien tenia que morir por eso. Y lo que más temía, era que el que muriera fuera mi hermano mayor: "la persona que más quieres". –Espero equivocarme con respecto a esto.-pensé-…

-¿Te pasa algo?- Agrego Alec al ver mi cara de indiferencia.

-No, pero quiero saber algo… ¿Cómo averiguaste que yo era una sirena?, ¿Y como te metiste en todo este lío?

El solo sonrió y me miro fijamente, luego se encamino a un escritorio y saco de un cajón un portarretrato con la imagen de una joven muy bonita.

-¿Ella, quien es?- Agregue sin rodeos. Esto era importante estaba confiando todo a alguien que no conocía, y que quería conocer rápidamente.

-Ella, es Serena. Era mi prometida.-

-¿Que le sucedió?-

-Se convirtió en una sirena…-

-¿¡Como!?- Quede perpleja al enterarme eso. Era una buena razón para que el supiera tanto de las sirenas.

-Hace más o menos 20 años atrás que se convirtió.- El cerro su boca como una caja de seguridad, cuando quería que me contara más. Pero eso era difícil para él, ya que se notaba que la amaba. Su historia parecía que no iba a ser "todo color de rosa", sino que el futuro de las sirenas esta llena de dolor y soledad. Mi vida iba a estar llena de dolor y soledad…

Parte 3: Cuéntame de Serena.

Su rostro se notaba demasiado triste, rememorando aquellos momentos con su prometida Serena.

-Debió ser muy duro…pero, ¿Por qué no estas con ella? Supuestamente dijiste que se encontraban en el lago a unos cuantos kilómetros de aquí.-

El me miro fijamente a los ojos, y sentí un recuerdo de mi hermano pasar por mi mente, cuando quise que me contara una de sus historias, la cual le costo demasiado decir.

-Eh, no es necesario que me lo diga- Dije juntando mis manos y mirando hacia el suelo apenada. Note como la sangre subía hasta mi rostro.

-No, así esta bien. Será mejor que te cuenta y entenderás mejor de que va esto de las sirenas.

Todo comenzó cuando tenia 18 años. Yo era de una buena familia al igual que ella, a pesar de que ninguno de los dos nos conocíamos, nuestros padres nos comprometieron para mantener el estatus de la familia al igual que el dinero –ambiciosos-susurro.

-Ustedes ¿No se conocían?, ¿entonces no estabais enamorados?-Agregue interrumpiendo su relato.

-En parte si, pero no amor. Sino amistad, ella quería solamente amistad a pesar que yo hice todo lo posible para que se enamorara de mí como yo me enamore de ella-.

No dejo de mirar la foto en ningún momento. Aquella chica era bellísima: Un cabello de color chocolate largo hasta el final de su espalda, ojos color miel deslumbrante, y una piel cobriza que parecía brillar como el sol. Realmente bella, a comparación de lo que yo era: Una joven de 16 años cabello largo hasta por debajo de mis hombros de color castaño oscuro, ojos marrones y una altura promedio. Una chica común y corriente, en donde Serena parecía una diosa.

-Realmente es hermosa, debiste amarla demasiado-Dije con poca vos, reconociendo que yo no llegaría a ser así de bella.

-Si, aunque nunca pudo ser mía-Sujetó la foto con fuerza y la dejo de nuevo en el cajón para concentrarse en la historia.

Tuve todo un año para lograr enamorarla antes de la boda, no quería engañarme a mi mismo y menos a ella. Pero no lo logre, ella nunca me quiso mas halla de la amistad y luego del compromiso comenzó a dejar de hablarme, siquiera me miraba. Empezó a odiarme por no detener tal barbarie de juntar a dos personas sin amor-aunque solamente fuera ella quien no sentía vos parecía querer desquebrajarse y romperse en mil pedazos. Pero era fuerte y logró continuar.

-Fue el día de la boda, estábamos en el altar. No dijo nada excepto el "acepto" que tenia obligado a decir. Claro obviamente como me odiaba, tampoco tocamos la cama matrimonial, no me importo. Solamente nos limitamos a recostarnos y dormir, aunque podía llegar a escuchar sus suaves sollozos a mitad de la noche.

-Es demasiado triste lo que te toco vivir…- Admití angustiada.

-Si, pero esta no era la peor parte.

El tiempo siguió pasando, como si fuéramos dos desconocidos que tenían que compartir una habitación, una cama, una vida.

Una noche, demasiado tranquila de lo que estaba acostumbrado, ella se despertó de golpe muy asustada. Y yo, claro también me asuste por su reacción: Estaba llorando y su lado de la cama estaba completamente mojado, y tenia las mismas marcas que tu en su cuerpo. La ayude a vestirse de nuevo, ya que estaba en shock y luego la deje dormir de mi lado mientras yo me movía hacia el sillón, y así transcurrió la noche. La mañana siguiente, estaba mejor pero seguía sin hablarme- típico-. Nuestros padres nos obligaron a salir de paseo por el muelle, cosa que hicimos como adultos-adolescentes responsables que éramos.

Ese día estaba horriblemente nublado, pero fuimos igual al muelle, cuando vimos a una anciana pescando y en su caña tenia atado un collar, una esmeralda. A Serena le gusto tanto el collar, que lo quería para ella. Era algo caprichosa y luego de mucho tiempo la vi sonreír por un simple collar, pero eso no importo y quise dárselo.

-Lo siento no puedo darte este collar, es muy importante para mi- Dijo la anciana con tono amable, aunque a Serena no le gusto demasiado.

-¡Yo quiero ese collar!- Grito ella mirándome a mi. – ¡Consíguemelo!, eres mi esposo ¡as algo bueno!- Tuve que ceder y pedirle de nuevo a la anciana su collar diciéndole que le daría un buen dinero por el, aunque ella parecía estar demasiado aferrada a este.

-Lo siento de nuevo pero yo…- Su vos parecía sorprendida al ver que su collarcito brillaba mientras Serena tenia una cara de hipnotizada al ver tal belleza.

-Por favor, ¿me lo da?- Dijo ella amablemente, y por extraño que pareciera luego de "pelear" para no dárselo la anciana sonrió amable y se lo entrego

-Es este mismo ¿verdad?- Mostré el cristal mientras sujetaba la cadenita.

-Si, ese mismo… Apenas se coloco el collar su respiración se dificulto y callo al suelo, cuando debajo de su vestido parecía salir una cola que brillaba demasiado y su color era como el color ámbar pero mas claro y brillante. Imagina su expresión al verse así. Estaba paralizada, pero a la vez emocionada-eso creo-.

-La anciana le contó todo lo que debía saber sobre su cristal y donde lo encontraría.

-La persona que mas amas...-Agregue con una mirada bastante acusadora, pues por todo lo que me decía el no era su amor.

-Exacto, apenas escucho eso no dudo para nada y se quito el collar y corrió todo lo que pudo. La seguí frenético, cuando llegamos a la casa de un joven soltero. Ella entro como si fuera su casa y se paro frente a él y tomo un cuchillo y se lo incrusto en el vientre como si nada. Ella no dejaba de llorar mientras metía su mano dentro de él y saco una pequeña gema. Era justamente una piedra de ámbar.

-¿E…es…eso hizo?-Dije casi temblando de miedo, era obvio que no seria él su amado. Aunque me preguntaba quien era aquel joven que apuñalo.

-Ese joven ¿Era su hermano?- Dije dudosa, tenia una pequeña y vaga idea de quien era, pero si lo amaba, ¿como era capaz de matarlo?.

-No, era su amante…nunca entendí muy bien porque lo mato. Tal ves la idea de ser libre es lo que la impulso a hacerlo. Al menos ahora creo que es feliz, ella apenas obtuvo su cristal entro al lago y nunca salio. Yo…todos sus cumpleaños iba y le regalaba cosas arrojándolas al lago. Pero ella las devolvía a tierra, excepto unos pendientes con gemas de ámbar, esperaba que le gustara y así fue.-

-¿No ay día en el que no pienses en ella verdad?- Dije bastante entristecida, pensado que es lo que pasaría, si la persona que mas quiero es mi hermano y tenga que morir…yo no quería eso…

-En realidad aun trato de olvidarla, pero el amor es algo complicado….-

"Creí que mi vida había comenzado cuando nací. Me equivoque. Apenas esta empezando ahora que se lo que soy, y todo lo que voy a perder por culpa de ello. Espero al menos ganar algo que valga la pena tales perdidas…aunque lo dudo."