Bleach no me pertenece es propiedad de Tite Kubo.
no se porque se me ocurrió hacer estas historias si aun tengo algunas pendientes... pero no pude evitarlo :(
Aclaraciones: este es un conjunto de one-shots con diferente temática, que va desde UA hasta el universo de bleach. este one-shot tiene contenido lemmon (mi segundo intento).
Existen situaciones en las que debemos tomar una decisión... pero elegir una opción significa abandonar la otra y entonces solo si la decisión que has tomado no te causa ningún tipo de remordimiento significa que has elegido de manera correcta...
One-Shot. 1 Deseos reprimidos.
.
.
.
Mirándose al espejo se acomodó el cuello de la camisa blanca sin ningún tipo de arruga en él, el ultimo botón sin abrochar le daba un aire mucho más fresco y juvenil del que quería aparentar, lo hacía más por costumbre que por otra cosa, de manera inconsciente vio el reloj de la pared marcando las siete con cincuenta y cinco minutos, faltaban solo cinco minutos para que su próxima sesión diera inicio, el quinto es ese pesado día y que para su fortuna era también el último, de inmediato verificó que todo en el lugar estuviese en perfectas condiciones ante todo estaba la comodidad de la persona, ¿de quién se trataba en esta ocasión? Revisó su pequeña agenda que reposaba sobre su escritorio, abriéndola en la página correcta pudo percatarse del nombre escrito en aquella inmaculada hoja "Rukia Kuchiki" era el nombre de la joven que como cada semana desde hacía ya ¿Cuántos meses? A si… casi tres meses, había requerido su ayuda profesional, no pudo evitar que de sus labios se escapara un leve suspiro ¿frustración, cansancio, molestia, resignación? no lo sabía con exactitud, esa mujer era un dolor de cabeza andante y una patada en la espinilla ¿la razón? Aquella mujer era demasiado impredecible, con cada sesión que tenían se daba cuenta de la cantidad de facetas que ella tenía, echando por tierra el posible avance que pudiesen obtener en ese reducido lapso de tiempo. Pero no podía culparla, las cosas eran así, no podías esperar que la persona llegara con algún problema o asunto y que al término de esos cuarenta y cinco minutos saliera sonriendo y siendo alguien mejor, libre de todo pesar y con todo resuelto, no se trataba de eso, era un proceso que podía llevar meses e incluso años, era de soñadores pensar que se tenía la solución a la vuelta de la esquina y en tan corto tiempo ¡por favor!
Unos tenues golpes a la puerta lo sacaron de sus cavilaciones por lo que se dispuso a levantarse de su cómodo asiento con la intención de abrir, y al hacerlo la visión frente a él le pareció difícil de digerir, una menuda mujer pelinegra yacía de pie aun sin atreverse a entrar a la sala en la que ya había estado incontables veces, más por cortesía y por apresurar las cosas el pelinaranja le indicó que entrara y tomara asiento en uno de los cómodos sillones de esa estancia, lo cual hizo de inmediato la mujer optando por aquel que ya era prácticamente su puesto por excelencia, algo alejado de la puerta pero lo suficientemente cerca del hombre para que éste le escuchara con claridad, dándole la posibilidad de mirarlo de manera directa y que en ningún momento esa visión se entorpeciera.
— ¿Entonces quieres decirme a que se debe tu apariencia Rukia?— mientras él imitaba el acto de la recién llegada, el hombre de extravagante cabellera señaló el atuendo de la pelinegra que solo consistía en un vestido negro demasiado ceñido, estaba de más decir que venía descalza y con el par de zapatos en manos y el maquillaje levemente corrido ¿pero en que se había metido esa mujer? Distaba demasiado de todas las veces anteriores en las que la vio con atuendos más sobrios que se adecuaban a su personalidad y edad, y no es que no se le viera bien aquel atuendo era solo que parecía demasiado extraño que llegara con semejante pinta.
Se mantenía cabizbaja, tal vez apenada por algo que el pelinaranja no lograba entender, debió pasar algo en el transcurso de esa semana y era mejor hablarlo de una vez por todas, de todas maneras era algo que saldría a flote durante la plática que tendrían y era mejor iniciar con aquello a esperar al término y guardarla durante otra semana más en la que otro asunto podría surgir complicando así más las cosas. Estaba a punto de hablar cuando la tenue voz de la mujer al fin hizo acto de presencia, susurrando algo apenas audible para el hombre.
—He terminado con Renji, le he dicho que no—en su tono de voz no había vacilación alguna ni tampoco remordimiento o dolor ante la inminente ruptura.
— ¿Quieres que hablemos hoy de eso… te parece bien?— así que era eso, no le sorprendía la noticia ya lo veía venir desde que empezaron las sesiones, Rukia evidentemente no sentía más que afecto por aquel hombre llamado Renji, un sentimiento de apego debido a la seguridad que le propinaba, confundiendo eso con "amor" y en incontables ocasiones él trató de hacerle ver aquello usando las propias palabras de la pelinegra para que ella les diera el sentido correcto, no podía decirle "en verdad no lo amas así que es mejor terminar con ello de una vez" siendo así no hubiese tardado ni dos segundos en abandonar la sala para jamás volver. Sin embargo el intentar decir cosas como "entonces dices que el estar agradecida con Renji es lo que te hace amarlo" o "es acaso esa sensación de protección lo que te hace permanecer a su lado" en ocasiones la ponía a pensar sobre ello.
Rukia se cruzó de brazos en clara señal de resistencia, ese en verdad era un tema bastante delicado que implicaba un nuevo descubrimiento del que no estaba dispuesta a compartir con el hombre frente a ella que la miraba de manera fija sin perder detalle de ella, eso la puso aun más nerviosa de lo que ya se encontraba. Así permaneció por varios minutos, bien podía hacerlo hasta el final de la sesión si quería, el tiempo no se detendría o apresuraría solo por su decisión, el pelinaranja se llevó la mano a la nuca rascándose esa zona con premura, definitivamente esa mujer le sacaría canas verdes uno de esos días.
— ¿Y bien?— insistió nuevamente el hombre pero al no recibir respuesta alguna decidió utilizar otra táctica— ya que no piensas hablar de ello me temo que debo dar por concluida la sesión Rukia, ahí está la puerta que pases buenas noches— se disponía a levantarse pero la repentina voz de la joven ordenándole prácticamente que no lo hiciera se lo impidió.
Rayos como detestaba llegar a eso, era la segunda vez que caía en algo como eso con él, aun un poco reticente comenzó con lo que la aquejaba ese día, su novio Renji le había propuesto matrimonio veinticuatro horas antes y ella sin ningún miramiento le dijo que no, un seco y directo "No".
—Simplemente al tenerlo frente a mí con ese brillante anillo en mano no pude más que rechazar la oferta—
El sujeto era un buen tipo por lo que ella le había contado, con una buena posición socioeconómica, que cumplía con sus deseos siempre, pero eso no era más que una fachada, lo que Rukia sentía por el pelirrojo era solamente una inmensa gratitud y cariño que con el tiempo y la costumbre se había confundido con algo más. En sesiones anteriores y en breves lapsos de tiempo la verdad había salido a la luz, Rukia pareció comprender ese pequeño detalle sin embargo no desistió de su relación alegando que aun no podía darla por terminada sin antes comprobar que eso era cierto. La etapa de negación a veces cegaba a las personas a lo más evidente, envolviéndolas en una fina capa que los protegía de ellos mismos en momentos adversos. Pero algo en esa semana había cambiado para que ella decidiera poner fin a todo.
— ¿Tienes idea del por qué no pudiste decirle que si? La semana anterior me decías que no importaba si era gratitud o costumbre, entonces dime qué fue lo que propició ese cambio tan repentino y brusco de esa semana a esta—debía ser algo de vital importancia para llegar a semejante cambio—Rukia lo que digas en estos momentos no lo sabrá nadie más ni siquiera Renji… tenemos un contrato de confidencialidad ¿recuerdas?—
Claro que lo sabía y era por el mismo motivo que no podía revelar lo que llevaba dentro pues al hacerlo de inmediato aquel dichoso contrato quedaría anulado, y siendo honesta con ella misma eso era lo último que quería, si bien era bastante tedioso ir cuarenta y cinco minutos cada semana a ese lugar bien valía la pena.
—No puedo Ichigo— enseguida desvió la mirada viendo hacia cualquier punto de la habitación pero sin enfocar su atención en un lugar en especifico.
— ¿No puedes o no quieres?—poder y querer eran dos términos muy diferentes desde la perspectiva en las que se les mirase, era demasiado evidente que la pelinegra no quería revelar lo que la aquejaba, esa barrera que edificaba se hacía presente en esos momentos.
—Tú no entiendes… si te lo digo entonces ya nada será igual— ¿Cómo podía hacerle entender a ese cabeza de zanahoria que no debía hablar de ello? Rayos ese día no tuvo por que presentarse en aquel lugar, bien podía cancelar la maldita cita, posponerla hasta aclarar su mente.
—Entonces hazme entender Rukia es bastante simple… no puede ser tan grave—
La mujer pareció pensárselo un poco ¿Qué debía hacer? Por un lado en verdad quería sacar de una vez lo que llevaba dentro sin medir las consecuencias de sus actos, tirar por tierra todo y arriesgarse, pero por otro ¿Qué tal y todo salía terriblemente mal? No solo cabía la posibilidad de estar terriblemente avergonzada sino de terminar de hundirse.
—Me he enamorado de otro hombre— soltó ella después de pensarlo mucho, y en verdad fue como si un gran peso se esfumara de sus hombros dejándole una sensación de bienestar-por el momento claro estaba- no supo cuando fue que comenzó a sentir aquello ¿semanas tal vez? Quién sabe, pero en esta ocasión por lo menos no tenía la certeza de que todo saliera a su beneficio como lo hacía con Renji y eso le aterraba, esa incertidumbre la había carcomido por las noches pensando en los "tal vez" "pros y contras" y siempre todas terminaban en un inminente fracaso.
Bueno eso si que no se lo esperaba el pelinaranja, no lo había visto venir debía revisar de nuevo esos malditos apuntes. De cierto modo al parecer ella al fin se dio cuenta de que ese vínculo con el pelirrojo no era más que una mera ilusión y forma de protección, pero algo no cuadraba en todo aquello, y al mismo tiempo, algo dentro suyo que no supo qué era comenzó a moverse. Trató de encontrar las palabras adecuadas pero por más que intentó no lo logró ¿Qué estaba pasando? Permaneció en silencio por unos minutos, debía decirle algo a Rukia pero qué, ¿Que sabía que tarde o temprano se daría cuenta? ¿Qué era una excelente decisión?
—Hablemos un poco más de este hombre Rukia ¿de dónde lo conoces, desde cuándo y cómo es él?—Ichigo estaba dispuesto a comenzar con aquello, conocer un poco de este "nuevo" hombre serviría para poder comprender un poco mejor la situación de la pelinegra, tomó su pequeño cuaderno de notas para anotar los puntos importantes que pudiesen surgir.
Rukia por su parte soltó un largo y cansado suspiro, estaba tratando a toda costa de evadir lo más posible el tema pero al parecer sus esfuerzos no estaban dando resultados, no le quedó de otra que comenzar con lo que más adelante seria su problema y dolor de cabeza—no puedo decirte mucho de él, hasta para mí me es un completo misterio ese hombre, no puedo negar que despierta sentimientos que ni con Renji llegué a sentir alguna vez, él es alguien maravilloso pero poco efusivo con sus sentimientos, es muy responsable y se preocupa por lo demas aunque no lo demuestre, es un maldito gruñón de primera y suele sacarme de mis casillas. Lo conozco hace apenas unos tres meses cuando mucho si puedo decir, y te puedo decir que desde la primera vez que lo vi me llamó la atención, es bastante guapo aunque ese maldito ceño que se carga arruina un poco esa impresión— en todo momento la pelinegra no le quitó de encima la mirada a Ichigo, esperando alguna reacción por parte de él, pero al parecer él solo se limitaba a escribir quien sabe qué cosas en esa estúpida libreta del demonio.
Cada palabra fue escrita, hasta ahora solo tenía algunos datos, ese hombre había captado la atención de Rukia por algún motivo, era obvio que estaba impresionada, que al parecer llevaba de conocerlo el mismo tiempo en el que ella empezó a acudir a sus sesiones pero era hasta ahora que sacaba el tema a relucir. De repente sintió un poco de incomodidad, era la sensación de que era observado, levantó la mirada para encontrarse con que efectivamente así era, Rukia le miraba muy fijamente pero su mirada ahora era muy distinta a la que estaba acostumbrado a ver en esos enigmáticos y bellos ojos. Lo siguiente que supo fue que tenia a la pelinegra sentada sobre él y con los brazos de ella enredados en su cuello, masajeando su nuca en una suave caricia ¿Cómo había llegado a eso? Y más importante aun ¿Por qué rayos no estaba haciendo algo por evitarlo? Su maldito cuerpo se negaba a moverse de aquella tan comprometedora posición, y su corazón latía desbocadamente.
Intentó quitársela de encima pero cada vez ella afianzaba más el agarre a su cuello y el pequeño vestido subía un par de centímetros más dejando así a la vista sus hermosas y torneadas piernas.
— ¿Sabes por qué llegue así el día de hoy?—ella se refería a la pinta que traía cuando entró, la ropa maltrecha, el maquillaje corrido, los zapatos en mano y el cabello revuelto—anoche cuando Renji se me propuso y lo mandé al diablo decidí salir a algún lugar a despejar mi mente, lamentablemente no sé cómo fue que llegué a un maldito bar, me tomé unos cuantos tragos, todo iba bien hasta entonces sin embargo comencé a sentirme bastante mareada y decidí salir de ahí, y justo antes de lograrlo un hombre me lo impidió ¿sabes por qué?—Ichigo negó lentamente pero en realidad ya tenía una idea de cómo había terminado aquello, una leve sonrisa se formó en el rostro de Rukia—quería que tuviéramos sexo en el baño del bar y yo acepté, pero sabes qué fue lo más gracioso de todo eso… que aun cuando ese hombre estaba por hacerme suya no pude dejar de pensar que el que lo hacía era el hombre del que estoy enamorada, sonara bastante patético lo sé, pero fue justamente por ese motivo que no lo hice, le golpee y Salí corriendo de ahí—
Bueno al menos sus suposiciones habían sido erróneas con respecto a Rukia y el rumbo que tomaría esa historia. Casi empezaba a sentir un poco de rencor hacia ella por optar por semejante actitud ¡vaya que irse a tomar y casi tener sexo en un baño cuando recién había rechazado la propuesta de Renji! Estaba seguro que no podía entender a esa mujer. El pelinaranja le pidió de nueva cuenta a Rukia que se levantara pero está de nuevo se negó, estaba comenzando a ponerse nervioso por la cercanía de sus cuerpos, no podía negar que él era un hombre joven y que ella muy a su pesar era hermosa, si no entendía por las buenas entonces tendría que ser por las malas, iba a tener que utilizar la fuerza con ella -tratando de no pasarse claro- a duras penas alejó las manos de la pelinegra de su cuello pero antes de que pudiese hacer lo mismo con el menudo cuerpo que yacía a horcajadas sobre su regazo, fue ella la que tomó la iniciativa, una muy distinta a la que Ichigo pretendía.
Rukia impactó sus labios sobre los de él en un intenso beso que a cada segundo se hacía más exigente, lo que surtió efecto de inmediato pues el pelinaranja soltó sus muñecas para posar sus manos en la espalda de la chica con la intensión de pegar más sus cuerpos y así profundizar más el contacto de sus bocas que pedían a gritos mucho más del otro, y fue Ichigo el que lo logró, mordiendo el labio inferior de Rukia haciendo que ésta soltara un leve gemido y que abriera la boca sólo para que él introdujera su lengua, saboreando cada espacio de esa cavidad. Esto sorprendió a Rukia, él estaba bastante receptivo con ella, todo lo contrario a lo que creyó y demostró en un principio, al parecer ella no le era totalmente indiferente.
El cerebro de Ichigo no daba para más, solo sentir esa inexplicable necesidad de tener a esa mujer entre sus brazos, profanando su boca cada vez más en un beso exigente que le hacía perder el aliento, recuperándolo cada tanto cuando atacaba su cuello sin piedad alguna ¿de dónde venía esa actitud de él? No lo sabía, lo único de lo que estaba seguro era de que ya no podría seguir reprimiendo aquello por más que lo intentara, sus manos vagaban sin rumbo fijo por el menudo cuerpo de la chica, explorando y palpando cada parte de su anatomía con vehemencia, pero en esa posición sin duda se sentía demasiado incomodo, sin pensarlo mucho se levantó llevándose a Rukia con él, aun sin romper el beso, haciendo que ella enroscara sus piernas en su cadera. A penas lograron llegar a unos de los sofás que tenían al lado, uno lo suficientemente grande para poder estar cómodos en su labor, con mucha delicadeza la dejó caer al mullido sofá mientras él se posicionaba sobre ella. Ese pequeño gesto del pelinaranja le pareció bastante tierno a Rukia ¡dios, podía comerse vivo a ese hombre en ese mismo momento! Y estaba segura de que así seria, ahora era él el que dominaba la situación, Rukia no era de esas mujeres que se dejaban controlar por un hombre pero ahora solo por ese momento dejaría que él lo hiciera, que hiciera lo que quisiera con ella.
A comparación de ella, el pelinaranja era bastante más grande y pesado, pero en esos momentos, cuando él la cubría con su cuerpo y su rodilla se encontraba separando sus piernas demasiado cerca de su intimidad todo lo demás carecía de importancia, poco a poco los besos de Ichigo fueron descendiendo de su cuello hasta uno de sus pechos, éstos no tardaron en ser atendidos mientras gritaban por sus besos, los cuales no se hicieron esperar, primero por encima del estorboso vestido que no tardó demasiado en desaparecer, con urgencia él dejo al descubierto esa parte de la pelinegra, el pudor había sido desechado desde el momento en el que probo de esos labios que ahora estaba hinchados y rojos. Se dedicó a mimar cada pecho con tal delicadeza sin descuidar en ningún momento al otro, no podía decir que era un experto con las mujeres, por lo general tendía a mantenerse alejado de las relaciones sentimentales o de cualquier otro tipo de contacto con el sexo femenino, no podía negar que en esos momentos se sentía increíble, sentir de esa manera a esa mujer le hacía perder la cabeza y a experimentar sensaciones que jamás pensó llegar a sentir.
—¡oh Ichigo!— alcanzó a decir ella en algo que pareció más bien un gemido, por fin tenia a Ichigo de esa manera con ella, ni siquiera con Renji sentía lo que en ese momento estaba sintiendo, su piel parecía erizarse con cada rose de las manos de él, que si bien eran algo torpes eso no impedía que sintiera ese inmenso placer por el hecho de ser él quien la tocaba y no otro hombre, por más que trató de negar todo lo que estaba sintiendo no pudo hacerlo, se había enamorado de él con el pasar de los días sin poder evitarlo.
La manera en la que lo pronuncio sonaba tan sensual, aun con su inexperiencia parecía estar haciendo un buen trabajo, sus cabellos eran halados por ella cada vez que él succionaba o lamia, la sentía estremecerse con cada caricia; aun ante la queja de Rukia por dejar de atender uno de sus pechos, hizo descender su mano hasta una de sus piernas, acariciándola y levantando más del vestido hasta enrollarlo en su cintura, no quería ningún tipo de estorbos en su camino.
—Eso es Rukia— medio gruño él antes de que sus dedos buscaran un lugar dentro de ella acariciando y apartando la tela que había de por medio, rasgándola y tirándola por algún lugar de la habitación, casi por instinto fue ella la que empujó la cadera contra las manos del pelinaranja buscando más contacto al mismo tiempo que esa sensación de placer crecía ferviente dentro de ella aprisionando así los dedos de Ichigo en un abrazador primer orgasmo.
—Ichigo por favor solo tómame ahora no puedo más— con la respiración entrecortada y los ojos nublados de un placer indescriptible para ella misma, trató de hablar, más su voz apenas salía en un hilillo cargado de ruego y necesidad, y viendo que el pelinaranja no pensaba dejárselo tan fácil fue que decidió cambiar los papeles, de un solo movimiento cambio las posiciones dejando al hombre a su merced, tomando ahora ella el control de la situación al tiempo que sonreía perversamente.
La vista que ahora tenía él era maravillosa, el hermoso cuerpo de ella sobre el suyo, ahora eran sus menudas manos las que tocaban su torso y desabrochaban con insistencia los botones de la camisa que hasta hacía unos momentos atrás no tenía ningún tipo de arruga. Él la anhelaba más de lo que podía imaginar sin saber desde cuándo fue que eso comenzó a pasar, pero algo dentro suyo le decía que aquello no era correcto, no era ético lo que estaba por hacer pero a pesar de eso él no quería dar marcha atrás a lo que estaba haciendo. ¿Qué tal y Rukia estaba confundiendo sus sentimientos hacia él? Y si era solo la transferencia lo que había ahí, todos esos sentimientos y deseos no eran por y para él sino solo el reflejo de otra cosa, algo que simplemente estaba atribuyéndole, depositando en su persona tal como lo había hecho con Renji, Rukia no le era indiferente, desde el momento en el que la vio le pareció bastante atractiva y su sola presencia le hacía estremecerse de maneras que ni él mismo podía imaginar, pero fuera de eso, se vio forzado a empujar aquellos impulsos lejos para evitarse problemas. No se percató del momento en el que desvió la mirada de la mujer que tenia sobre él hasta que sintió sus manos posarse a cada lado de su cara para que volviera a mirarla, fue entonces que notó la mirada de la chica, casi rogándole con esos ojos que terminasen de una vez lo que estaban haciendo, lo besó, ya no de manera demandante como antes sino más bien de manera casi tierna, moviendo con delicadeza sus labios sobre los de él para luego romper ese contacto.
La camisa de Ichigo estaba desabotonada en su totalidad y abierta permitiendo admirar su bien formado pecho, uno bastante escultural si se podía decir. Poco a poco las manos de Rukia fueron dibujando un camino cuyo destino era el cierre del pantalón del pelinaranja, con algo de torpeza sus dedos encontraron ese molesto botón el cual no tardo en desabrochar para posteriormente bajar la cremallera de él, hurgando dentro y acariciando al mismo tiempo, no se sorprendía de las proporciones del cuerpo del hombre, de cierta manera eso la excitaba aun más, fantaseando en como seria el tenerlo dentro suyo arremetiendo cada vez hasta dejarla sin aliento, haciéndola gritar su nombre una y otra vez. Se inclinó para comenzar con un camino de besos a través del vientre del pelinaranja mientras el profería palabras incoherentes e inentendibles a la vez que soltaba leves gemidos ahogados, lo estaba gozando de eso estaba más que segura, pero no era suficiente, quería darle más, mucho más, una vez que llegó a su destino palpo por sobre la tela del bóxer el miembro del pelinaranja que ya estaba más que abultado debido a los estímulos que estaba recibiendo, pero antes de lograr su cometido fue tomada de la cintura para después sentir como su espalda se estrellaba de nuevo sobre el sofá.
Adivinando las intenciones de Rukia, Ichigo se cernió sobre ella de nueva cuenta, por más que le agradara la idea de la pelinegra no sentía prudente aquello, estaba por retirarse y detener aquella locura de una vez por todas, aun si estuviese muriéndose de ganas sentía que de alguna manera se estaba aprovechando de la situación y confusión de la mujer, había una gran posibilidad de que ella se arrepintiera una vez que terminaran y honestamente no quería eso.
—Rukia no… para, esto está mal, solo estás confundida con respecto a todo esto, en verdad no sientes nada por mí, solo estas depositando esos sentimientos en mi persona—se separó un poco de ella tratando de levantarse y acomodarse de nuevo la camisa que estaba muy arrugada y con unas cuantas manchas de lo que parecia ser el maquillaje de la pelinegra.
—Desde que te conocí no he deseado estar con otro hombre que no fueras tú, ni siquiera he vuelto a tener sexo con Renji, solo soporto que me bese pensando que eres tú quien lo hace, esto no tiene nada que ver con la ayuda que me brindas— sus palabras sonaban tan sinceras y desesperadas, cabía la posibilidad que de ahora en adelante todo cambiara y no precisamente para bien, en un último intento tomó de su muñeca y lo jaló hasta que él quedo a escasos centímetros de su cara, quería volver besarlo, si era la última vez que lo vería al menos quería tener esa enorme satisfacción, sin embargo todo lo contrario a sus deseos optó por pegar su cabeza a su pecho para que así él pudiese escuchar el sonido del palpitar de su corazón, no estaba mintiendo en ningún momento lo había hecho, si era solo una confusión o no, quería ser ella la que comprobara aquello, al menos quería tener esa oportunidad con el pelinaranja.
El frenético palpitar podía competir con el suyo, parecería que en cualquier momento se le saldría del pecho y fue entonces que algo se le paso por la mente, la única opción que tenia y la única solución por así decirla, pero por otro lado quería disfrutar tanto como pudiese, ser un egoísta que por primera vez en su vida pensara en él y no en los demás, sin fijarse en lo correcto, romper las reglas. Y tal vez lo hiciera, sacar esos deseos reprimidos que por tanto tiempo tenia dentro suyo, así beso tras beso fue aprisionando a Rukia debajo de él reviviendo de nuevo lo que hasta hacía unos momentos tenían, el deseo y la pasión brotando de cada poro de su piel, quemándoles y clamando por ser calmada de una vez por todas. Aun sin romper el beso fue él el que ahora quitó el último obstáculo que le impedía tomar de una vez a esa mujer que se retorcía de placer con cada beso y caricia que le propinaba. Dándole una última mirada de confirmación ante lo que venía, tomó de las caderas a la pelinegra y lentamente fue introduciéndose en ella, sin vacilación y sin intención de retroceder una vez que la llenara por completo, esa sensación de calidez estaba nublándole los sentidos, la estrechez de la mujer estaba llevándolo al mismo cielo tan solo con el simple roce de sus intimidades, amoldándose perfectamente dando paso a un goce mucho mayor que la primera vez, entrando y saliendo, las embestidas se hicieron cada vez más fuertes y rápidas, los gritos ahogados eran callados por la boca del otro robando así su propio aliento, dejando salir solo el nombre del otro.
Era un total frenesí lo que estaban viviendo ¿Cómo algo podía sentirse tan bien en compañía de la persona correcta? Nadie lo sabía, era parte del misterio de la vida, pero de algo estaban seguros, estaban a punto de llegar, el clímax estaba cerca y no podían negar lo inminente solo tratar de prolongar el momento de gozo del que eran cautivos, friccionando más sus cuerpos y profundizando los apasionados besos. Fue Rukia la primera en llegar, su mirada de innegable placer fue suficiente para Ichigo, la había llevado al mismo cielo y la clara señal fue el escuchar su nombre salir de la pequeña boca de la pelinegra mientras se retorcía y aferraba más a él, clavándole las uñas en la espalda dejando marcas que seguramente le dolerían luego, pero no le importaba pues esa acción solo consiguió que él también alcanzara el orgasmo en unos cuantos segundos, vaciándose dentro de ella y profiriendo un leve gruñido de placer.
Se dejó caer sobre el pecho desnudo de Rukia al tiempo que salía de ella, quien lo acogió de manera protectora mientras le acariciaba el cabello empapado de sudor, sus respiraciones acompasándose con el correr de los minutos y tratando de calmar sus agitados corazones que palpitaban de una manera casi inhumana, eso había sido por demás maravilloso. Una vez ya más calmados, el pelinaranja se alzó para ver a su compañera, en su semblante se dibujaba una gran sonrisa y en sus ojos un nuevo brillo y esa mirada que le estaba regalando, no sabía bien qué significaba pero planeaba averiguarlo más adelante, por ahora todo a su tiempo. De manera casi delicada fue el pelinaranja el que le acomodó de nueva cuenta el vestido a Rukia, tapando así sus antes desnudos pechos y su intimidad, era una vista bastante hermosa pero no podía mantenerla así por siempre, el tiempo se les estaba acabando. Él tan solo con la maltrecha camisa se levantó del sofá para buscar sus pantalones y su bóxer que yacía a un lado de la habitación, una vez que se los puso se dispuso a decirle a Rukia lo que traía en mente.
—Como comprenderás Rukia, no puedo seguir dándote ayuda— el tono de su voz era bastante calmado, mientras la pelinegra al escuchar aquello se alarmó—es por ello que tendré que canalizarte con un colega mío— se volteó para ver a Rukia quien solo lo veía con los ojos muy abiertos y aun asimilando el significado de dichas palabras, en verdad esperaba que pudiese entenderlo.
¿Era eso lo que estaba diciendo? Después de lo que acababa de pasar él pensaba desecharla así nada más, deslindarse de ella aun sabiendo sus sentimientos por él, una leve opresión se formó en su pecho, lo que era felicidad pronto se convirtió en decepción ¿Qué esperaba realmente? Que la recibiera con los brazos abiertos y la amara de manera inmediata, quien sabe, pero muy en el fondo sabia que lo que estaba escuchando era lo más sensato y lo que se esperaba en situaciones como estas "que tonta que eres" pensó ella con algo de amargura. Debía salir de ahí inmediatamente mientras le quedara algo de dignidad, se levantó precipitadamente del sofá y comenzó a buscar su bolso y sus zapatos cuando por fin los halló, se dispuso a marcharse y jamás volver ¡al diablo con las malditas sesiones, con Renji y con Ichigo que se jodieran!
—Hey ¿A dónde crees que vas?— la detuvo Ichigo a un paso de la puerta, al parecer Rukia no había captado la idea principal de todo eso.
—Me voy a casa, no tengo nada que hacer aquí, ya me has dejado en claro que vas a deshacerte de mí—
—Rukia estas entendiendo mal las cosas—pero aun con estas palabras ella no estaba decidida a ceder ante él—escucha… mientras tú seas aun una paciente mía no puedo involucrarme contigo, aunque creo que en eso ya es demasiado tarde, es por ello que debo dejar de ser yo tu terapeuta, siendo así no habrá problema alguno— después de pensarlo un rato, la pelinegra al fin pareció entender todo aquello, el maldito contrato había sido anulado de cierta manera por lo que de ahora en más la relación profesional de ambos se vería entorpecida, fue por ello que ya no podía seguir tratándola y debía darle el caso a un colega.
—Entonces tu y yo…—los ojos se le iluminaron de la emoción, había una tenue posibilidad de consolidar sus anhelos con el pelinaranja.
Ichigo afirmó ante la especulación de la menuda mujer dejándole en claro algunos detalles de vital importancia, como el hecho de que por el momento no comentaran con nadie más sobre lo que había pasado en aquel cuarto, más que nada para evitar algunos problemas con los demás, además de que ya no tendrían más las dichosas sesiones, que hablaría con su colega Ishida para que fuera él el que se encargara de ella de ahora en más, y por último pero no menos importante estaba el hecho de que podían tener una relación como tal en un lapso de cuatro años, un detalle que Ichigo omitió fue el hecho de que en esos años no debían tener contacto alguno, ningún tipo de comunicación o vinculo, pero no creía poder lograr aquello por mucha fuerza de voluntad, además de que estaba el asunto de que aun sabiendo de ese pequeño detalle le hizo el amor en esa habitación, la había hecho suya en esas cuatro paredes y después de esto no creía poder estar sin dirigirle la palabra o ignorar sus llamadas y evitarla, sería demasiado cruel, la haría sentirse usada.
Una vez fijados los términos tanto él como ella se dedicaron a verse lo más decentemente posible, fuera actuarían como si nada hubiese pasado y para su desgracia serian pocas las veces en las que se verían, las cuales aprovecharían al máximo.
—Hasta luego Ichigo que pases buenas noches, déjame felicitarte por la sesión de hoy fue maravillosa— le guiñó el ojo mientras le desabrochaba el ultimo botón de la camisa tal como la tenia al inicio, le dio un corto beso en los labios y salió del lugar dejando al pelinaranja hecho un estropajo, en verdad esa mujer le sacaría canas verdes y aun así no pudo borrar la enorme sonrisa que surcaban sus labios en ese momento.
De ahora en más debía pensar muy bien en qué hacer, sin embargo de lo que debería de preocuparse en esos momentos era en cambiar esa arrugada y manchada camisa por una limpia antes de salir de la sala, no sabrían que contestar antes las preguntas que de seguro le haría Ishida al respecto. Por suerte en el pequeño semi armario tenía un cambio, se quitó la que tenia y se puso la nueva y limpia camisa, no había diferencia alguna entre ambas, bueno al menos antes no la había, con mucho cuidado recogió la que recién se quitó y la envolvió con mucho cuidado para meterla entre su pequeña mochila, aquella en la que llevaba solo lo esencial -según él- a partir de ahora esa camisa seria su favorita.
Una vez que estuvo listo salió para encontrarse con el susodicho Ishida que lo esperaba en el estacionamiento, éste se extrañó al ver al pelinaranja algo diferente, no metería las manos al fuego por él, pero el imbécil algo se traía entre manos. Bueno ya lo averiguaría en otro momento por ahora solo quería ir a casa y dormir lo suficiente, si eso haría. Con una mirada cómplice ambos subieron a sus respectivos autos para dar marcha a sus hogares, el final de ese día había llegado y con él cosas que a la larga tomarían su debido lugar… todo a su tiempo.
.
.
.
hasta la próxima... dudas... aclaraciones... comentarios...criticas... se acepta todo =)
