Nota de autora: El siguiente fic y sus personajes están basados en la saga de libros "Cazadores de sombras" de Cassandra Clare.

Viernes día 11

20:30h

-No Jace, no pienso ir y vosotros tampoco deberíais hacerlo-.

-Ya les has escuchado Alec el único que puede romper el hechizo es el que lo puso allí: Magnus Bane-.

-Me da igual Issy, no me presentaré en la fiesta de un Gran Brujo sin ser invitado rompiendo varias normas de la Clave para ayudar a una simple mundana que no significa nada para mí- dijo con todo el desprecio del que era capaz sin importarle que Clary estuviera allí escuchándole.

-No soy una mundana- le plantó cara ésta.

-Yo si lo soy y no me importa-. Simon intentó sacarle importancia y apaciguar la tensión que se estaba creando.

-Alec tiene razón- le defendió su parabatai- no es algo que debamos hacer y mucho menos sin permiso pero no nos queda otra. No vengas. Quédate aquí y cúbrenos las espaldas-.

-¿Me vas a dejar aquí como si nada?-

-¿Y que otra opción nos dejas? Tú no quieres ir y nosotros tenemos que hacerlo. Sé lo poco que te gusta saltarte las normas y meterte en líos Alec, no te pediré que lo hagas-.

-¡Sí! Serás nuestro aliado en las sombras-. Dijo ilusionada Isabelle.

-Esto no es un juego Issy. Podríais necesitar mi ayuda- no se creía lo rápido que Jace lo quería dejar atrás. – Magnus Bane no es un brujo cualquiera, lo han nombrado Gran Brujo porque es más poderoso que los normales-.

-Tranquilo iremos en son de paz. Tan solo queremos hablar con él-.

-Soy la única que puede encontrar la Copa Mortal debemos desbloquear mi mente- intentó convencerle la pelirroja.

-Los cazadores de sombras llevan años resolviendo sus propios problemas sin tu ayuda, no te creas tan importante- le contestó el mayor de los Lightwood.

Y así fue como aquella noche Alec vio desde la ventana como su hermana y su parabatai se iban a una misión que se acababan de inventar con dos desconocidos mundanos y dejándolo encerrado en casa, sin ni tan siquiera girarse para mirar atrás mientras abandonaban el instituto.

04:15h

Había sido un día duro para Clary, no podía dormir y no dejaba de darle vueltas a todo lo que el Gran Brujo Bane le había contado. Desde que le hizo mirar la runa de la memoria algo se había activado en su cabeza y cada vez que cerraba los ojos líneas y figuras le venían a la mente. Dibujar siempre la relajaba así que salió en busca de algo que plasmar en su cuaderno. Su modelo sería la gran estatua del Arcángel Raziel, en particular la copa que sujetaba. Una vez finalizado el dibujo sacó su estuche de ceras y empezó a colorearla a su gusto. Cuando acabó se dio cuenta de que la copa que acababa de crear era idéntica a la que había dibujado su madre en la baraja del Tarot que regaló a su vecina Madame Dorothea. Su madre había dibujado la Copa Mortal ¿Por qué habría hecho esto?

Mientras estaba pensando en alguna explicación lógica para todo eso, su subconsciente la traicionó e inconscientemente empezó a dibujar encima de la goma de borrar esa runa que no paraba de repetirse en su mente y de repente: ¡Zas! Milagrosamente la goma de borrar se introdujo dentro de la hoja de papel desapareciendo la runa que había dibujado. A esas alturas ya nada la sorprendía así que dibujó de nuevo la runa y sacó la goma de borrar de allí dentro.

-¡La copa!- chilló mientras salía corriendo hacia la habitación de Jace.

Domingo día 13

11:15h

-Deja ya de comportarte como un niño pequeño Magnus. Todos hemos tenido algún encontronazo con los nefilim alguna vez pero ahora tenemos que pensar en hacer lo mejor para el submundo y esto es aliarnos a ellos-.

-¡¿Encontronazo?! Intentaron matarme Ragnor ¿A eso llamas tú encontronazo? ¿Alguna vez han intentado matarte?-

-No ¿Y sabes porque? Porque siempre he estado donde debía y no he ido dando vueltas por el mundo en busca de absurdas aventuras-.

-Oh, claro que lo has hecho amigo- sonreía Bane con picardía- yo estaba contigo. Mira – se puso serio nuevamente – estoy a favor de firmar acuerdos con ellos pero no pienso formar parte de esa alianza para buscar la Copa. En busca de la Copa perdida. Pare el título de una película, es ridículo- con desesperación.

-A mí tampoco me gustan los engreídos de los hijos del Ángel pero sé que están de nuestro lado, y prefiero que la encuentren primero ellos que el malnacido de Valentine que nos quiere a todos muertos-.

-Tendré que aceptar que en parte tienes razón. Iré a esa convocatoria y ayudaré en lo que pueda pero te advierto que no pienso fingir amabilidad ni simpatía por nadie-.

Martes día 15

9:00h

Toda la sala eran gruñidos y protestas contra los hijos del Ángel y aunque Magnus sabía que el motivo del enfado general era algo muy serio, no podía evitar sentir satisfacción cuando a los nefilims se les torcían las cosas: habían perdido la Copa Mortal. Clary y Jace fueron a buscarla pero resultó ser que Dorothea tenía una especie de pacto con Valentine e intentó robársela, así que la pelirroja en un intento desesperado de proteger la carta que contenía la copa la tiró a través del portal, y como Jace mató a la bruja ahora no sabían donde había ido a parar el instrumento mortal.

-¿A quién se le ocurre mandar a dos adolescentes inexpertos a tal misión?- Se quejaban todos.

-Nadie se lo ordenó, fueron por su cuenta- respondieron avergonzados altos cargos de la Clave.

-Si los nefilims la han perdido que vayan ellos a buscarla- protestó un vampiro.

-No pueden hacerlo solos por eso nos necesitan – sonreía victorioso el Gran Brujo de Brooklyn- creo que hablo en nombre de todo el submundo cuando digo que antes de embarcarnos en semejante búsqueda quizá sería hora de revisar esos acuerdos que tenemos-. Sabía que tenía la sartén por el mango ya que los cazadores de sombras estaban en serios apuros, era el momento de exigir.

-Sabíamos que pediríais esto- le reprochó Robert Lightwood- mi hijo ha ido a buscar el sagrado libro de los Acuerdos-.

-¿Tú hijo ha ido a por el? Entonces ya me quedo más tranquilo – se bufó Bane- revisar el libro cuando lo traiga, que no haya ninguna modificación de última hora-.

-No te permito que desconfíes de mi parabatai- se enfadó Jace.

-No estás en situación de poder hablar de confianza jovencito- le espetó Ragnor Fell.

-Alec es un buen chico- le defendió Hodge- pondría la mano en el fuego por él. Es el más noble de todos nosotros incluso quizá de toda la sala.

Y entonces entró él, cargado con el libro y con la respiración acelerada de tanto correr y a Magnus le pareció ver un ángel.

-Lo siento mucho-se disculpó- los Hermanos Silenciosos me han hecho leer y firmar varios documentos antes de entregármelo-.

-No pasa nada hijo- le miró con orgullo Robert. Alec le sonrió y Bane se enamoró de esa sonrisa y de ese bello rostro pero rápidamente hizo callar a su corazón: era un nefilim y encima un Lightwood nada bueno podía salir de allí.

Miércoles día 16

13:00h

Al otro lado del portal el aire era tan caliente que te quemaba por dentro al respirar. Era muy desagradable estar allí. Clary tiró la carta por allí en un acto reflejo pera impedir que se la quitaran pero no se concentró pensando en un destino en concreto, así que creyeron que probablemente la carta fue al último sitio al que se viajó a través del portal.

-¿Dónde estamos?- Le preguntó Gabriela, una joven nefilim con una larga y rizada melena.

-¿No lo sabes? Muy típico de los de tu especie: hacer las cosas sin saber el por qué-. Contestó Bane con malas formas.

-Parece una dimensión intermedia entre nuestro mundo y el infierno- intervino Ragnor mirando mal a Magnus.

-Pues si esto es tan solo una zona intermedia no quiero ni pensar como será el infierno- la chica tuvo un escalofrío.

-Pues no mucho peor que estar aquí con vosotros- volvió Bane al ataque.

-¿Por qué no intentas ser un poco menos sarcástico y miras de ser más positivo?-

-¿Positivo? Si nos aferramos a las leyes mundanas esto es un secuestro querida, me tenéis aquí en contra de mi voluntad. ¿Has visto alguna vez algún secuestrado feliz? No entiendo vuestra insistencia en que yo esté aquí-.

-Porque eres el brujo más poderoso que tenemos a nuestro alcance y te necesitamos-. La voz de Robert Lightwood que acababa de entrar por el portal sonó autoritaria. Le acompañaban otro grupo y su hijo mayor que hoy parecía ser más guapo que ayer. De repente a Magnus ya no le parecía tan mala idea estar allí. "Es un Lightwood, es un Lightwood" su cabeza tuvo que recordar a su sobresaltado corazón y a las mariposas de su estómago que tras años adormecidas parecían querer despertar.

-¡Sí! Tus poderes podrán curarnos cuando sea preciso-. Un hada reafirmó la teoría de Robert.

-¿Curaros? ¿Os habéis pensado que soy vuestra enfermera? Vamos a dejar las cosas claras: no estoy aquí por ningún tipo de acto benéfico, yo cobro por mis servicios y que sea poderoso no significa que podáis poner mi vida en peligro cuando se os antoje-.

Sintió como todos los allí presentes lo juzgaban con la mirada, todos menos Alec.

-Magnus tiene razón papá, no podemos obligar a nadie hacer algo que no quiere y que ponga en peligro su propia seguridad- comentó Alec.

Le estaba defendiendo. De entre todos los subterráneos que había allí incluidos viejos amigos tuvo que ser Alexander, uno de los Lightwood, quien le defendiera.

-El plan está diseñado así hijo- dijo molesto su padre.

-Pero se puede modificar-.

-Ya basta chico. El plan lo han diseñado tu padre con otros grandes guerreros no se modificará por nada ni por nadie-.

-Pero no me parece correcto…- no pudo terminar porque Magnus le interrumpió viendo que la situación empezaba a ponerse tensa y no quería que Alec saliera perjudicado.

-Está bien así Alexander, no pasa nada, total ya estoy aquí… muchas gracias-. Se miraron mutuamente e intercambiaron una sonrisa. Antes de que el nefilim avergonzado desviara la vista, clavó esos grandes ojos de un color azul tan precioso que Bane jamás había visto unos de más bonitos, y su mente ya no tuvo fuerza para impedir que las mariposas del estómago emprendieran el vuelo.

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