LA PROMESA
Sentía la humedad en mis pezones y un cálido aliento golpeándolo causándome estremecimientos. Hace tiempo que no estábamos así, porque él se había marchado después de su secuestro tomando el bando enemigo: Aogiri. Yo en ese momento lo odie, no era capaz de entender el porque lo estaba haciendo. Nos había traicionado.
Y desapareció.
Tuvieron que pasar tres meses para que nos volviéramos a encontrar. Todo lo que yo sabia acerca de el era a través de las noticias.
Yo estaba realmente decepcionada, no quería verlo; si quería verlo pero para darle su merecido. Pero por sobre todas las cosas lo extrañaba muchísimo.
No paraba de preguntarme y cuestionarme el porque te olvidaste de Anteiku, porque te olvidaste de mí y de nuestra relación. Nuestro gran secreto, aquellas tantas noches en tu departamento, entre las sábanas blancas de tu cama, mientras el aire se volaba a través de la ventana.
No sabía que ibas a volver, no estaba preparada para verte, pero un día te apareciste frente a mí. Yo me encontraba terminando mi turno, solo me faltaba sacar la basura y fue cuando te vi. Me estabas mirando fijamente sin moverte.
Mi corazón palpitaba fuertemente pero intentaba permanecer lo más fría posible. Cuando pasaron al menos 10 minutos sumidos en un profundo silencio, son un solo movimiento de su parte. Me doy la vuelta para irme.
- Touka-chan, perdóname pero era necesario.
Yo sigo dándole la espalda.
- Vete de aquí.
No quiero verlo.
Acaso pensaba que con eso se iba a justificar.
- No quiero que les hagan daño.
- Eso es mentira, tú lo que tienes miedo es a estar solo.
Estoy dispuesta a irme.
- No te quiero perder.
Y en ese momento me toma del hombre y me besa. Por más que intentaba resistirme al final no pude.
Tome su cabello con mis manos jalándolo un poco mientras el beso se torna más y más apasionado.
Siento como me toma de las piernas y las enreda alrededor de su cintura y me eleva.
Por suerte no había nadie en el piso de arriba de Anteiku porque el jefe Yoshimura había salido por unos días junto con Yomo. Mientras que Hinami se había dormido hace una hora.
Con el mayor silencio posible pero desesperados a la vez subimos hasta mi habitación sin soltarme de su cintura. Cayendo en la cama y devorándonos como hace tiempo no hacíamos.
Y así fue como llegamos a la humedad que siento en mis pezones cuñado pasa su lengua y lo succiona.
A estas alturas ya nos encontramos desnudos y nos frotamos ambos temblando por el deseo. No hay protección pero eso no nos importa en el momento en el que él me penetra y toma un ritmo lento pero firme que me hace gemir.
Aferrándome a él en el momento en que mi cuerpo alcanzó el orgasmo y notando como se estremece mientas un gemido roño escapa de sus labios sintiéndolo palpitar y despues un calor invadiendo mi interior.
Acomodado en mi pecho nos quedamos alrededor de media hora sin decir absolutamente nada.
- Te he extrañado tanto. Volveré pronto, lo prometo.
- Te daré una golpiza si no lo haces.
Escucho tu risa y sumidos de nuevo en un silencio poco a poco el sueño me va arrastrando y todo se vuelve negro.
En cuando despierto sé que te has marchado. No se cuándo volveré a verte pero confiaré en ti porque lo que he aprendido es que no importa cuánto tiempo pase, siempre cumples tus promesas.
