DICLAIMER: TODOS LOS PERSONAJES EN ESTE FAN FIC SON PROPIEDAD DE JK. ROWLING, YO SOLO JUEGO CON LA HISTORIA .
EL CABALLERO ESCARLATA
PREFACIO
Fijó su vista en el horizonte aún soleado, noto que la luz del sol marcaba cada árbol de una tonalidad cetrina aún delirante y al mismo tiempo, mágica.
-Y es que desgraciadamente cambiará a su color natural, cuando la luz se escape hacia cualquier otra parte del universo.- pensó, aquel sabio anciano, de aquellas líneas de expresión que siempre reflejaban un alma soñadora, pensativa y noble.-Pero nada es lo que parece ¿Verdad?.- pensando de nuevo en la naturaleza de la vida, tal vez también en las jóvenes mentes, con un gran futuro y por último; en la última estrategia amenazante sobre el otoño de su larga vida.
Una pequeña sonrisa, se asomó sobre el sabio.
Pasaron los minutos, hasta que el atardecer cubrió todo el bosque prohibido .Tal vez contempló otros varios minutos más mientras el cielo se cubría de un rosa semejante a los vinos dulces muggles.
Leyó la carta que había escrito hacia apenas unas horas, sintiéndose satisfecho con el propósito de esta, y entonces asomó su mano diestra al bolsillo superior de su aterciopelada capa y entonces; palpó su varita.
Sonrió, con tal vehemencia. Como cuando imaginas que la persona que está al frente tuyo; guarda un secreto, un secreto único; que sin saber, sabes que cambiará un hecho importante de una batalla, quizás.
Tomó su varita, que a lo lejos notabas que incluía detalles minuciosos. Notó como brillaba aquella piedra preciosa, un zafiro tal vez; sin embargo al verla, atinó a agregar un pequeño comentario:
-Tan bella y semejante a la varita de sauco, pero tan distinta. Como el sol y la luna, aún siendo astros y residiendo en el mismo universo, tienen propósitos distintos.
Acercó la varita; a altura de la vista, exactamente a unos centímetros de las aurículas. Y extrajo un líquido semejante al plasma, las cuales eran únicas dueñas de los últimos pensamientos de Albus Dumblendore.
Colocó ciertos pensamientos dentro de un pequeño frasco en forma de cilindro, tapándolo con un gracioso artilugio Muggle llamado corcho; los situó cerca de la carta esmeralda, que se encontraba cerrada con un sello dorado, semejante a un fénix en los aires.
Se oyó un chirrido en la puerta de la entrada, con pasos sordos aproximándose al gran mago.
Silencio.
Sin embargo; un hombre alto, con una desproporcionada nariz a comparación de su rostro; se acercó a la vista de Albus. Quien en silencio le entregó la carta y el pequeño frasco lleno de memorias.
Pasaron los días, y con él, un invierno cruel e inminente.
Arrasando incluso con la vida de aquel gran mago a manos de aquel hombre con la nariz desproporcionada que mató a un sabio anciano, para salvar a un alma joven confundida al precio de un futuro distinto.
