Bien.. este fic no supe como jodidos me llegó a la cabeza..xD pero obtuve la aprobación de mi loca Parabatai así que lo hice.. espero les guste..! tiene referencia a otros Fandom.. así que creo que les parecerá divertido..! Disfruten..=D

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Los Demonios Leen Demasiado..!

Gobernar el Infierno es un arduo trabajo. Teniendo cientos de miles de demonios a su mando e infinitas dimensiones que vigilar, los Príncipes del Infierno tenían las manos muy ocupadas la mayor parte del tiempo. Pero hasta un Demonio de tan prestigioso rango llegaba a hartarse. Lucifer, El Ángel Caído, aun siendo demonio tenía una belleza espectacular. Se encontraba en ese momento sentado frente a su escritorio, los cuernos rojos sangre que salían de su frente hacían que su tez palideciera aún más, y sus ojos completamente negros resaltaran como dos lagos de petróleo rodeados de fría nieve. El largo cabello negro le enmarcaba el rostro y rozaba sus hombros.

Lucifer estaba cansado de tantos problemas estúpidos: que si los demonios Kappa acaparaban toda el agua y no dejaban nada a los Hydra. Que los Kuri estaban acabando con la población de Drevaks de los que los demonios Ravener se alimentaban. Que si las dimensiones colapsaban por sobre población o por algún hechizo mal realizado por un Brujo inexperto. Todo eso llevaba tiempo y energía. Bufó estirando sus enormes alas negras, sacudiéndolas y causando que una ráfaga de viento moviera violentamente las cortinas.

-Lucifer- Beelzebub, uno de sus seguidores más leales, con su cabello blanco que parecían espinas y el robusto cuerpo que lo caracterizaba, entró en el lugar en donde sabía podía encontrarlo. Beelzebub, también iba con un traje que parecía hecho a medida, tenía las rodillas dobladas hacia atrás, como las piernas traseras de un animal, y las manos no tenían dedos, sino finas y alargadas garras. De la parte baja de su espalda salía una larga cola muy flexible que terminaba en un aguijón, parecido al de los escorpiones. Ingresó en la sala levantando su larga cola para no golpear algo accidentalmente. Lucifer, con su pulcro traje negro y larga cabellera, levantó la mirada para verlo y se dio cuenta que Beelzebub no iba solo.

-Amigos, a que debo tan placentera visita?- preguntó Lucifer, había estado observando una de sus dimensiones en las que dos razas de demonios bastante avanzadas estaban por iniciar una guerra, era lo más entretenido que había tenido en décadas.

-Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos reunimos- dijo Asmodeous, caminando lenta y gatunamente hasta uno de los sillones- creo que hasta ya comenzaba a extrañarlos.

-Por favor, no exageres- dijo Leviathan, sacudiéndose el verdoso cabello, como algas, con un ademan de la mano. También era uno de los más fieles seguidores de Lucifer, y al igual que Beelzebub, también había levantado su cola, larga y escamosa, para no golpear nada. A diferencia de sus compañeros, él solo llevaba puesta una larga gabardina negra, que le cubría todo el cuerpo, le era practico llevar eso, podía unir sus piernas y convertirlas en cola para nadar mucho más a prisa- no ha hecho falta que nos reunamos por motivo alguno... y eso comenzaba a preocuparme.

-Preocuparte?- preguntó Lucifer en tono divertido mientras se cruzaba de brazos, curioso.

-Claro, como no ha pasado absolutamente nada relevante en más de un siglo, pensé que tal vez estábamos perdiendo nuestro caótico toque- explicó Leviathan alzando una ceja. Lucifer rió.

-Estoy seguro de que aún lo tenemos- dijo Lucifer, divertido.

-Claro que lo tenemos- clamó Beelzebub- y es por eso, que se nos ha ocurrido algo bastante bueno.

-En serio?- preguntó Lucifer, interesado. Usualmente ellos no compartían ideas, ni se daban el tiempo de planear las cosas. Así que suponía que una idea proveniente de esas retorcidas mentes sería de lo más interesante.

-Hace tiempo ya que los humanos se están haciendo menos idiotas- dio Asmodeous cruzándose de piernas- antes nos vendían sus almas a montones, teníamos bastante de donde elegir. Ahora las personas ya no creen en nosotros.

-Estúpidos- murmuró Leviathan, rodando los ojos.

-Ya no tenemos tantas almas, ya no tenemos tanta energía- siguió Asmodeous- necesitamos algo que, si bien no nos dará almas, al menos podremos sacar una deliciosa tanda de emociones y divertirnos un rato.

-Bien, estoy escuchando- dijo Lucifer con curiosidad.

-Haz visto últimamente a los humanos?- preguntó Belphegor, que hasta ese momento se había mantenido oculto entre las sombras. Salió de la esquina donde se ocultaba para acercarse a Lucifer. Él no lucía joven como sus compañeros, parecía un anciano con larga barba y cabellos blancos, en realidad no era cabello, era una especie de alambre de púas color gris. Parecía estar montado sobre un tipo de aparato mecánico, con cuatro patas moviéndose en sincronía para avanzar, pero no hacía ningún ruido de metal. Caminó hasta el escritorio mientras se rascaba la barbilla con sus largas y gruesas uñas- se han puesto bastante creativos.

-Ya sabes que no me interesa lo que esos pequeños insectos hagan- declaró Lucifer, sacudiendo la mano como si quisiera espantar una mosca.

-Sé que son absolutamente inútiles- dijo Beelzebub- pero una de las historias que traen ahora nos dio una idea.

-Y esa es?- preguntó Lucifer, odiaba que tocaran el tema de los humanos, en cualquier dimensión existente.

-Una pelea- dijo Asmodeous emocionado.

-Una pelea?- preguntó Lucifer, los otros asintieron- sé que los humanos no son lo suficientemente interesantes como para inspirar nada, pero pensé que al venir todos era por algo realmente bueno, no una miserable pelea.

-No es solo una pelea- aclaró Leviathan acercándose al belicismo escritorio de Lucifer e inclinándose sobre el- una pequeña guerra entre Nefilim.

-Nefilim?- preguntó Lucifer, su curiosidad avivándose de nuevo.

-Solo imagínalo- dijo Belphegor- Nefilim muertos luchando por poder vivir nuevamente.

-Mmm, continua- murmuró Lucifer entrecerrando los ojos.

-No solo Nefilim- aclaró Beelzebub- niños, Nefilim. Luchando entre ellos para conseguir su vida de regreso.

-Imaginas lo que sentirán al tener que asesinarse los unos a los otros?- preguntó Leviathan sintiendo que se le hacía agua la boca, sus compañeros demonios hicieron sonidos de deleite.

-Suena... apetitoso- dijo Lucifer con una cruel sonrisa en los labios- pero no podemos simplemente lanzarlos a la batalla y ya, no durarán mucho.

-No, claro que no, ya planeamos eso también- indicó Asmodeous.

-Tendremos Brujos que nos ayuden a prepararlos, ya sabes, para que duren un poco más y nos entretengan- dijo Leviathan.

-Esta idea me está gustando- dijo Lucifer poniéndose de pie y dirigiéndose a la ventana- hace tiempo ya que no tenemos algo de entretenimiento para nosotros.

-Solo necesitamos a los Brujos para que hagan de niñera, traer a los niños de vuelta no será problema- dijo Belphegor. Lucifer se quedó en silencio, pensando, los demás esperaron pacientemente a que su líder tomara una decisión.

-Cada uno de nosotros elegirá a sus hijos más poderosos para el trabajo, máximo tres, no más- indicó Lucifer sin quitar la vista de la ventana. Todos los demás demonios presentes sonrieron emocionados- cada uno tendrá un niño Nefilim.

-Suena bien- dijo Leviathan dando una palmada.

-Perfecto- comentó Belphegor.

-Llamemos a los que faltan para planear este evento- dijo Lucifer girándose para mirarlos- tenemos que sacar el mayor provecho que podamos.

-Esto será emocionante- dijo Asmodeous mirando a Leviathan, quien asintió mirándolo con una sonrisa.

-Vayan pensando en sus Brujos, compañeros- dijo Lucifer antes de abrir la ventana, preparándose para llamar a los tres demonios faltantes- quiero iniciar con esto lo más pronto posible.

Los otro cuatro asintieron rápidamente. Asmodeous se puso de pie y se dirigió hacia la otra ventana, sabía perfectamente a quien iba a llamar, solo los más poderosos había dicho Lucifer, era obvio para él quien era ese Brujo. Solo tenía que pensar la forma correcta de llamarlo y pedírselo, si ese Nefilim se daba cuenta, seguramente nunca lo dejaría participar.

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Magnus despertó de golpe, jadeando y mirando al rededor para asegurarse de donde se encontraba. Estaba en su habitación. Respiró profundo un par de veces intentando calmarse, había sido solo un sueño. Se talló los ojos con las manos y suspiró una última vez antes de volver a abrirlos. Sintió una mano en su hombro y pegó un brinco girándose rápidamente.

-Magnus?- el Brujo respiró tranquilo, reprendiéndose internamente cuando miró los preocupados ojos de Alec- estas bien?

-Sí, estoy bien, no te preocupes- le dijo tomándole la mano- fue solo una pesadilla.

-Ayer te despertaste también- Alec se sentó en la cama, sobándole los hombros a su novio para tranquilizarlo.

-He estado teniendo pesadillas, es todo- le dijo el Brujo con una sonrisa.

-Quieres hablar de eso?- preguntó Alec, Magnus se apresuró a negar con la cabeza.

-No, no te preocupes, es algo estúpido- dijo Magnus sonriéndole antes de besarlo- estoy bien, volvamos a dormir.

-Bien- dijo Alec no muy convencido, pero se recostó nuevamente junto a Magnus y se giró para abrazarlo. El Brujo suspiró y se acomodó en los brazos de su Nefilim, recargando su mejilla en el pecho del ojiazul.

La noche anterior había soñado lo mismo, su padre, llamándolo hacia un portal escondido en un callejón. Usualmente un sueño tan simple no lo asustaría, el problema era que él sabía dónde estaba ese lugar, el callejón estaba solo a unas calles de su departamento. Y con todo lo ocurrido con Simon, no estaba seguro de si su padre se había enterado de algo, y no quería arriesgarlo.

Magnus pasó el día en casa, se sentía extraño, observado, había hecho aparecer persianas en todas las ventanas y había cerrado todo con hechizos extra. No se sentía cómodo, cosa que jamás le había pasado estando en su departamento. No podía dejar de pensar en su sueño, dos días seguidos del mismo sueño era algo normal, pero ese no parecía un sueño, tenía toda la finta de ser una visión. Estaba sentado en el sillón con una taza de té en las manos, mirando fijamente la mesa de centro, pensando en si debía ir al callejón o no.

-Vamos a hibernar?- Magnus se giró al escuchar la voz de Alec. El Nefilim estaba en la entrada, quitándose la chamarra y mirando las gruesas persianas que cubrían todos los ventanales.

-No tenía mucho ánimo de iluminación natural- le dijo Magnus sonriéndole levemente.

-Te la pasaste en pijama todo el día?- le preguntó al verlo en pantuflas y su bata de seda favorita.

-No me siento muy bien- le dijo, los ojos de Alec se llenaron de preocupación y se acercó a su novio casi corriendo.

-Cómo te sientes? Tienes fiebre? Tu garganta esta irritada?- le preguntó poniendo su mano en la frente del Brujo, quien se limitó a soltar una risita.

-Alexander, a mí no me da gripe- le dijo tomando la blanca mano y besándole el dorso- pero gracias por tu preocupación.

-Entonces por qué te sientes mal? Qué pasa?- Alec se sentó junto a su Brujo sin dejar de mirarlo fijamente. Magnus dejó la taza de té en la mesita de centro y se inclinó, acomodándose entre los brazos de su Nefilim, recargando la cabeza en su pecho, Alec lo abrazó por instinto y le acarició el cabello.

-Ya me siento mucho mejor- susurró Magnus, Alec subió las piernas al sillón, acomodándose mejor para apretar a Magnus contra él.

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Magnus despertó nuevamente del sueño con su padre, sin recordar que Alec y él se habían quedado dormidos en el sillón, su brusco despertar causó que cayera de boca al suelo.

-Magnus!- se sobresaltó Alec, despertando de inmediato, inclinándose para asegurarse que su novio estuviera bien- te lastimaste?

-Ouch- murmuró el Brujo dejando que el ojiazul lo ayudara a ponerse de pie.

-Que fue eso?- le preguntó Alec, preocupado.

-Me giré, creo que no recordaba que estaba en el sillón- mintió Magnus rápidamente con una sonrisa tonta. Alec rodó los ojos.

-Seguro que no te lastimaste?- le preguntó mientras le tomaba la mano para dirigirlo a la habitación.

-No te preocupes, estoy bien- le respondió Magnus dejándose llevar, agradecía que la oscuridad del lugar no le permitiera a su Nefilim mirar la preocupación que lo invadía. No podía estarse despertando así todos los días, no podía estar soñando con su padre todos los días! Tenía que acabar con eso de una vez por todas, solo estaba preocupando a Alec.

-Ven, aún es temprano- le dijo Alec recostándose en la cama, Magnus lo siguió y se apretujó contra él. Suspiró al tomar la decisión. Ese día iría al callejón.

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Una vez que Alec había salido al Instituto, Magnus se preparó. Se vistió y se paseó por todo el departamento preparándose mentalmente. Pensó en pedir ayuda a Caterina, pero no, no quería involucrarla en nada con respecto a su padre, ni a ella ni a nadie. Armándose de valor, salió de su departamento con paso firme, el cual fue bajando de intensidad conforme se acercaba al callejón con el que había soñado, justo antes de dar vuelta en la esquina, se detuvo, respirando profundamente para tranquilizar su desesperado corazón, latía a mil por hora. Apretando fuertemente los puños ingresó al callejón.

El lugar estaba desierto, caminó hasta el fondo donde reinaba la oscuridad, a pesar de ser de mañana, el sol no daba en esa parte. Magnus se removió incomodo, escudriñando con la mirada buscando cualquier indicio de peligro, algún pentagrama, incluso algún tipo de olor. Pero no había nada más que contenedores de basura vacíos y montones de periódico.

-Padre? Estas aquí?- preguntó Magnus hacia la oscuridad. Sus ojos de gato le permitían observar que en efecto no había nada ni nadie en ese lugar. Estaba por convencerse de que en verdad había sido solo un sueño cuando una luz color azul se observo en el fondo del callejón. Magnus pasó saliva pesadamente.

-Vaya! Al fin te dignas a aparecer. Te estuve llamando por los últimos dos días!- se quejó Asmodeous apareciendo en mitad del callejón con los brazos cruzados- por qué tardaste tanto?

-De veras pensaste que vendría a verte así de fácil? Conociéndote?- le preguntó Magnus con ojos entrecerrados.

-Oh, vamos, no me conoces tan bien- le dijo Asmodeous con un ademan de la mano antes de sonreirle- estoy seguro que no te imaginas por qué estoy aquí.

-N... no, la verdad no- mintió Magnus, rezándole a Lilith por que su padre no se hubiese enterado de Simon.

-Bueno, pues es una sorpresa!- le dijo, Magnus no se sintió para nada más tranquilo- tendrás que venir a la reunión para enterarte.

-Reunión?- preguntó Magnus, confundido.

-Así es, veras, los Príncipes del Infierno llegamos a un acuerdo- le explicó y Magnus palideció, nada bueno podía salir al combinar las ideas de los Príncipes del Infierno- cada uno está eligiendo a sus hijos favoritos para... oh, no puedo arruinarte la sorpresa.

-Y por qué iría a reunirme con ustedes? Como sé que no es una trampa para tenernos a todos nosotros en un solo lugar y...

-Y qué? Matarlos?- lo interrumpió Asmodeous burlonamente- Magnus, por favor. Te digo que elegimos solo a los favoritos. Nada ganamos con matarlos.

-Entonces para que nos quieren...

-Eso lo descubrirás en la reunión- le dijo Asmodeous alzando una ceja, Magnus frunció el ceño- no me mires así, te prometo que te sorprenderá!

-Lo que me preocupa es que será una sorpresa de mal gusto- dijo Magnus.

-Nada de mal gusto, es una oportunidad única- le dijo Asmodeous con un ademan de la mano- no te preocupes, solo necesitas escuchar lo que tenemos que decir, después todos regresaran a sus respectivos hogares.

-Solo escucharlos?- preguntó Magnus sin creerle.

-Tienes mi palabra de Demonio- Magnus rodó los ojos al verlo levantar la mano izquierda a modo de juramento.

-Eso no me ayuda- le dijo Magnus.

-Prometo que nada pasará- le dijo el demonio con una sonrisa, mostrando sus afilados dientes- te veo dentro de dos días, aquí mismo a las nueve de la mañana. No llegues tarde.

-No dije que asistiría- le dijo Magnus cruzándose de brazos.

-Pero lo harás- aseguró Asmodeous- no me querrás rondando por tus sueños por el resto de la eternidad, o si?

Magnus pasó saliva y Asmodeous se despidió con la mano antes de desaparecer. Magnus se dirigió a la pared más cercana para recargar su espalda, soltó un profundo y largo suspiro, pensaba en sus posibilidades. Podría no asistir y atenerse a tener que vivir el resto de su existencia con pesadillas protagonizadas por su padre, o podría asistir a esa reunión de la que no tenía idea de que trataba pero que estaba seguro que los Príncipes del Infierno estarían presentes. Se estremeció de solo pensarlo.

-Esto es una locura- murmuró para sí mismo ocultando el rostro entre sus manos. No tenía idea de que era lo que querían, pero para tomar su inmortalidad, los Brujos debían de estar dispuestos a darla, aparte de que no había ninguna cosa para la cual los Príncipes del Infierno necesitaran ayuda de un Brujo. Esa reunión lo tenía más que intrigado. Tenía que ir, si no lo hacía se arriesgaba a que su padre estuviese rondando por su vida y que se enterara de lo de Simon. Gruñó golpeando la pared antes de salir del callejón dando grandes zancadas.

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Dos días después, Magnus se dirigía al mismo callejón en donde se había reunido con Asmodeous. Estaba total y completamente decidido a asistir a la reunión, escuchar la locura que tendrían que decirles, negarse a cualquier petición u oferta que le hicieran los demonios, y salir de ahí lo más rápido que le fuera posible. Sabía que era arriesgado, estaría en otra dimensión a merced de los siete Príncipes del Infierno, pero la palabra de Asmodeous valía algo, le había dicho que simplemente tendría que escuchar y después podría irse. Además no podía simplemente ignorarlo, si lo hacía, su padre no dejaría de molestarlo en sus sueños todos los días por el resto de la eternidad.

-Magnus, bienvenido- el Brujo alzó la mirada para ver a su padre, de pie junto a un portal, el otro lado era todo completamente blanco- pasa, pasa.

-A dónde iremos?- preguntó Magnus quedándose en donde estaba. No quería por ningún motivo llegar a Edom o alguno de los terrenos de su padre. No pretendía quedarse sin magia e indefenso.

-No te preocupes, vamos a otra dimensión en la que ninguno de los Brujos que vayan resultaran dañados- le explicó Asmodeous con un ademan de la mano- no nos conviene que estén débiles y no presten atención.

-Y cómo es posible que a ninguno de nosotros nos haga daño?- preguntó Magnus cruzándose de brazos- si somos hijos de un Príncipe del Infierno eso significa que esa dimensión debe ser reino de alguno de ustedes. Terminará por afectar al menos a uno de nosotros.

-Vamos, Magnus, que poca confianza tienes en tu padre- dijo Asmodeous con una terrorífica sonrisa en los labios, después gesticuló hacia el portal. Magnus suspiró y caminó lentamente. Al salir del portal, se encontró de frente con otro de los Príncipes del Infierno, lo reconoció de inmediato, Mammon, "El Lobo Avaricioso" como lo describían varios de sus libros, su aura canina lo incomodaba demasiado. Vestía un antiguo traje de vestir a rayas con montones de cadenas de oro colgadas al cuello. El cabello rubio peinado hacia atrás dejaba ver unas puntiagudas y grandes orejas. Le sonrió a Magnus dejando ver sus afilados colmillos.

-Al fondo están los demás- le dijo, Magnus pasó a su lado alejándose de él lo más posible y caminó por un pasillo completamente blanco y brillante, rápidamente llegó a una habitación donde había otros nueve Brujos esperando, todos parecían incómodos y forzados a estar ahí. Junto a ellos estaba un enorme y corpulento demonio, su piel era completamente roja con gruesos cuernos negros saliendo de su frente. Tenía las rodillas apuntando en dirección contraria y en lugar de pies tenía grandes pezuñas negras. Era el demonio que menos se preocupaba por lucir humano, con los colmillos sobresaliendo de su boca y tenía los ojos completamente blancos. Era musculoso y no llevaba nada más que unos pantaloncillos color negro. Todos los Brujos, excepto uno, igual de piel roja, estaban evitando siquiera mirarlo.

-Cuantos más?- preguntó el demonio rojo, Satán, pensó Magnus con un escalofrío, apresurándose a pegarse al grupo de Brujos en la esquina.

-Solo faltan tres- dijo Asmodeous, acercándose a él- faltan dos de Beelzebub y el de Lucifer.

-Tardan demasiado- se quejó Satán cerrando los puños con coraje, Magnus pasó saliva pesadamente, eran demasiados demonios poderosos, ellos no tendrían oportunidad para defenderse si decidían atacar.

-Hola- Magnus se giró hacia la voz. Era una Bruja, con cabello morado y ojos completamente amarillos, en realidad parecía oro líquido, extendió su mano hacia Magnus– me llamo Dora.

-Magnus- respondió el Brujo tomando su mano.

-Tienes idea de que hacemos aquí?- preguntó la chica, cruzándose de brazos.

-No, solo vine porque si no lo hacía no me quitaría a mi padre de encima en siglos- le respondió Magnus echándole una mirada a Asmodeous.

-Lo sé, yo también- dijo la chica mirando hacia el pasillo, donde Mammon seguía esperando a los Brujos que faltaban- espero que termine pronto.

-Atención- dijo Mammon entrando en la sala, seguida por otros tres Brujos que lucían alerta- póngase en una línea, frente a sus respectivos padres.

-Dense prisa!- exclamó Satán cruzándose de brazos- mientras más rápido obedezcan más rápido saldrán de aquí.

Los Brujos se movieron rápidamente, Lucifer, Leviathan y los demás que faltaban aparecieron de la nada y se pusieron también en línea junto a sus compañeros. Magnus se puso frente a su padre y enseguida de él se pusieron un Brujo y una Bruja, ambos color verde lima y cabellos negros, hijos de Leviathan. A su otro lado estaba una Bruja, alta y delgada, vestida con un traje de vestir negro. Tenía facciones finas y delicadas con expresión dura, y unos labios gruesos coloreados de labial rojo. Unos largos cuernos negros le salían de la cabeza haciéndola lucir aún más alta. Ella estaba de pie frente a Lucifer.

-Se preguntarán por que los hemos convocado el día de hoy- comenzó Lucifer una vez que todos estuvieron alineados- mis compañeros y yo hemos tomado la decisión de hacer un pequeño... concurso, para entretenernos.

Los Brujos se miraron entre sí. Un concurso? Acaso los podrían a jugar o los utilizarían de peones para algo?

-No se preocupen, ustedes no tendrán que hacer mucho- les dijo Beezelbub al ver la preocupación que invadía al grupo frente a ellos- de hecho, ustedes solo estarán como entrenadores.

-Entrenadores?- peguntó uno de los Brujos frente a Beelzebub, eran tres en total.

-Así es, haremos una competencia y queremos que ustedes ayuden a los participantes- explicó Leviathan. Los dos Brujos que estaban frente a él se miraron y comenzaron a cuchichear.

-Es un juego simple- les dijo Lucifer- nosotros les daremos la oportunidad de ayudar a un niño que está muerto a recobrar su vida.

-Cada uno de ustedes tendrá un niño, al que podrá entrenar y ayudar todo lo que pueda para que gane el concurso y pueda llevarse el premio mayor!- dijo Mammon, emocionado, pero ninguno de los Brujos compartía su emoción. No entendían por qué los habían llevado ahí para algo tan estúpido. Si querían devolverle la vida a un niño podían simplemente hacerlo y listo. Magnus negó con la cabeza, eso era una locura, quería salir de ahí inmediatamente.

-No comprendo- dijo una de las Brujas frente a Belphegor, ellos también eran tres.

-Miren, el punto es que los necesitamos porque nosotros no tenemos el tiempo ni la paciencia para hacer a esos niños más fuertes- dijo Satán- el concurso trata de que los niños luchen entre ellos. El último que sobreviva será el que gane su vida.

-Acaso han estado leyendo los Juegos del Hambre?- preguntó la Bruja de cabello morado, Dora. Ella estaba frente a Mammon.

-Silencio!- exclamó Lucifer, un silencio mortal se apoderó del lugar- el concurso no será solo de eso, habrá diferentes pruebas y los niños tendrán que pasar todas, los eliminaremos de tres en tres. Y en total serán cuatro pruebas.

-Y si no queremos participar?- preguntó Magnus, los demás Brujos asintieron, apoyándolo.

-Oh, hijo mío, créeme, querrás participar- dijo Asmodeous con una sonrisa burlona.

-Lo dudo mucho- dijo la Bruja enseguida de Magnus, la que estaba frente a Lucifer- no veo ninguna ganancia para nosotros.

-Pero claro que la hay- dijo Leviathan- un premio que ninguno de ustedes puede dejar pasar.

-Y ese es?- preguntó el enorme Brujo de piel roja, hijo de Satán.

-Si su niño gana, él ganará su vida, ustedes, ganaran un favor- explicó Lucifer, todos los Brujos lo miraron sin entender.

-Tendrán en su poder un favor de su respectivo padre- siguió Mammon- lo que ustedes quieran se les concederá. Sin condiciones, sin excusas, sin daño colateral.

-Y nosotros no les deberemos nada?- preguntó uno de los hijos de Beelzebub, sorprendido.

-Absolutamente nada- le respondió su padre. Todos los Brujos comenzaron a murmurar, emocionados. Ese sí que era un premio enorme. Magnus miró a su alrededor, no estaba para nada convencido de eso, y aparentemente no era el único, otros tres Brujos también lucían incómodos y desesperados por irse.

-Digamos que aceptamos- dijo uno de los hijos de Belphegor- que se supone que debemos hacer?

-Les daremos un niño, ustedes se encargaran de enseñarles a luchar lo mejor que puedan, pueden darles indicaciones, aconsejarlos, los dejaremos utilizar un poco de magia algunas veces, no es mucho trabajo y ustedes no perderán nada- dijo Leviathan. Los Brujos comenzaron a hablar entre sí, Magnus se giró hacia la Bruja hija de Lucifer, ella simplemente lo miró, alzo una ceja y se encogió de hombros, aparentemente participaría, al igual que la mayoría de ellos.

-Si no queremos, podemos retirarnos?- preguntó el hijo de Satán. Los demonios miraron fijamente a cada uno de los Brujos. Asmodeous fijo su vista en Magnus, notó la incomodidad del Subterráneo, sabía que no podía esperar a salir de ahí.

-Olvidamos mencionar un detalle- dijo Asmodeous mirando fijamente a Magnus, este le sostuvo la mirada firme- el niño que podrán ayudar a revivir, será Nefilim.

Magnus abrió los ojos a más no poder. Un niño Nefilim? La versión miniatura de Alec le vino a la mente. Solo había visto al pequeño de ojos grises un par de veces, pero había visto como su muerte había afectado a su novio. Asmodeous lo sabía. Sabía acerca del pequeño hijo de los Lightwood y sabía que Magnus nunca se perdonaría si dejaba pasar esa oportunidad. La oportunidad de regresarle a Alec su hermanito. Magnus desvió la mirada pensando en sus opciones.

-Un niño Nefilim?- preguntó Dora, confundida.

-Es solo capricho nuestro- le respondió Mammon- aunque si revive no podrá ser Nefilim.

-Cómo?- preguntó Magnus levantando la mirada de golpe.

-Bueno, seríamos tontos si regresamos a un Nefilim al mundo, es un peligro para nuestros demonios- explicó Leviathan encogiéndose de hombros- así que si el niño gana, será Mundano.

-Con la visión, es lo mejor que podemos darle- aclaró Mammon. Los Brujos hablaban entre sí, compartiendo ideas y opiniones, algunos no estaban seguros de aceptarlo, otros estaban más que dispuestos. Magnus se mordió el labio. Podía decir que no y volver a casa, y vivir el resto de su vida probablemente arrepintiéndose de no haberle dado la oportunidad a Max. O podía aceptar el reto y ayudar al pequeño a hacer tantas cosas tan terribles. No sabía cuál era peor.

-Entonces, sus decisiones?- preguntó Lucifer extendiendo su mano hacia la Bruja frente a él. Los demás demonios lo imitaron. La Bruja junto a Magnus se adelantó unos pasos y tomó la mano de Lucifer, los demás la siguieron. Magnus avanzó lentamente hasta su padre.

-Si tienen algún niño Nefilim o alguna familia en particular en mente, sus peticiones son bienvenidas- dijo Beelzebub, mutando y sacando un brazo extra para tomar las manos de sus tres hijos al mismo tiempo. Magnus llegó frente a la mano extendida de su padre y la tomó. Sintió una pequeña presión en su muñeca y observó que había aparecido una pulsera color azul. Era lisa y suave y le quedaba perfectamente justa. Levantó la mirada para encontrarse con sus mismos ojos, rodeados de un mar negro.

-Un pequeño Lightwood? Supongo bien?- preguntó Asmodeous con una cruel sonrisa en los labios. Magnus pasó saliva pesadamente preguntándose si había tomado la decisión correcta.

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Déjenme saber que es lo que piensan..=D Dejen Review..! Ya vendrá Max en el siguiente capitulo..!=D